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El Presidente: Ahora que la temporada política está subiendo de tono,
se está comenzando a acribillar a los estadounidenses con
los acostumbrados anuncios de televisión y llamadas telefónicas de campañas en todo el país.
Pero este verano, también están viendo un mar de anuncios con ataques
por grupos misteriosos con nombres que suenan inofensivos.
No sabemos quiénes están detrás de estos anuncios
ni sabemos quiénes los están pagando.
El motivo por el cual está sucediendo esto
es una decisión de la Corte Suprema en el caso de Citizens United,
una decisión que ahora permite que las grandes empresas gasten
cantidades ilimitadas de dinero para influir en nuestras elecciones.
Pueden comprar anuncios en televisión por millones de dólares
y, peor aun, ni siquiera deben revelar quiénes
realmente los están pagando.
No se sabe si es una corporación controlada desde el extranjero.
No se sabe si es BP.
No se sabe si es una gran aseguradora o un banco de Wall Street.
Un grupo se puede esconder detrás de un nombre falso como
“Ciudadanos por un Mejor Futuro", incluso si "Corporaciones por Menor Supervisión”
sería más exacto.
Tratamos de resolver este problema el mes pasado.
Hubo una propuesta respaldada por demócratas y republicanos
que habría requerido que las empresas que colocan anuncios políticos
revelen las fuentes de fondos para sus actividades.
Cuando los intereses particulares transmiten mensajes,
quienes dirigen y financian el anuncio deben
aparecer en él y asumir la responsabilidad,
como lo haría el CEO de una empresa o el mayor contribuyente de una organización.
Y las corporaciones y entidades controladas desde el extranjero
deben estar sujetas a restricciones con respecto al dinero que gastan
para ejercer influencias en las elecciones en Estados Unidos, como era el caso en el pasado.
Hubiera pensado que estaba claro que estas reformas
tienen sentido.
Hubiera pensado que reducir la influencia de las corporaciones
y entidades extranjeras en nuestras elecciones no es un asunto partidista.
Pero los líderes republicanos del Congreso dijeron que no.
De hecho, hicieron uso de su poder para impedir que el asunto
ni siquiera se sometiera a votación.
Esto sólo puede significar que los líderes del otro partido
quieren ocultar algo del público.
No quieren que ustedes sepan qué partes interesadas están pagando los anuncios.
Las únicas personas que no quieren divulgar la verdad son aquéllas
que tienen algo que esconder.
Pues bien, no podemos permitir una toma de control de nuestra democracia por las corporaciones.
Por lo tanto, continuaremos luchando por la reforma y transparencia.
E insto a todos ustedes a que adopten la misma causa.
Exijamos que todo funcionario electo que se beneficia de estos anuncios
defienda dicha práctica o nos ayude a ponerle fin.
En un momento de tantos desafíos para Estados Unidos,
no podemos darnos el lujo de perder el tiempo en politiquería.
Millones de estadounidenses pasan penurias para que les alcance el dinero,
y sus voces no deben ser ahogadas por los anuncios secretos
y multimillonarios de los intereses particulares.
Sus voces deben ser escuchadas.
No olvidemos que hace un siglo,
fue un presidente republicano, Teddy Roosevelt,
quien trató por primera vez de luchar contra la influencia
de las corporaciones en nuestras elecciones.
En efecto, lo llamó "una de las principales fuentes
de corrupción en nuestros asuntos públicos".
Y propuso límites estrictos para la influencia corporativa en las elecciones.
"Todos los intereses particulares tienen derecho a la justicia", afirmó.
"pero ninguno de ellos tiene derecho a un voto en el Congreso,
a una voz en un tribunal o a representación en un cargo público".
Ahora enfrentamos un desafío similar y una oportunidad similar
de evitar que los intereses particulares logren tener más influencia en Washington.
Éste no debería ser un asunto demócrata o un asunto republicano.
El asunto es si tenemos o no una democracia que funciona
por el bien de los estadounidenses promedio,
un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Mostrémosles a los cínicos y a los intereses especiales que nuestra democracia todavía funciona.