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Realmente se necesita estar inmerso en la Amazonia para buscar soluciones
soluciones a los problemas de allí.
¿Qué nos motiva en el trabajo? Una gran pasión por el agua,
una gran pasión por los peces y ganas de entender
el funcionamiento de algo tan complejo. Este es el mayor desafío.
Sólo aquí en la gerencia son setenta investigadores dedicados exclusivamente
exclusivamente, a desarrollar tecnologías para el área ambiental.
La tecnología de construir sensores para la Amazonia es tan singular
como la Amazonia misma. Si uno intenta tratar este tema
con soluciones inmediatas, va a fracasar.
A propósito, el proceso de construcción de sensores para la Amazonia,
cuando se construyó un sensor para la erosión,
en el primer día lo comieron las hormigas.
En primer lugar, se realiza un reconocimiento más abarcador del área.
más abarcador del área. Se puede hacer por métodos,
fotografías aéreas o por satélite.
Luego se planifican las campañas que muchas veces son decenas de personas
que caracterizarán distintos ambientes:
el agua, el sedimento, cada tipo de vegetación, cada tipo de fauna.
Luego se consolida todo eso en un banco de datos
que se puede acceder de distintas formas.
El ejemplo más cercano para el público general sería un Google Earth.
Y después usamos este banco de datos para desarrollar las tecnologías
que preservarán este ecosistema.
Si uno es capaz de comprender la información que se encuentra en este flujo de datos
también es capaz de comprender las aspiraciones de la naturaleza
y entablar un diálogo con ella a través de sus emprendimientos.
Su emprendimiento, un gasoducto, debe dialogar con la naturaleza.
Debe obtener de la naturaleza soluciones consensuales
para que se pueda realizar una inserción sostenible.
Y en la naturaleza también incluimos a la población ribereña.
En realidad, la Amazonia siempre fue un sueño, un sueño de niñez.
Cuando llegué a Urucu, que específicamente
es algo grandioso, me asombré con lo inmenso que era
y como uno no es nada delante de todo aquello.
Existen comunidades a lo largo de nuestra ruta de distribución fluvial
de petróleo, que se han seleccionado como las que más pueden
sufrir impactos en caso de un derrame de crudo.
Allí, uno conoce cada vivienda antes del evento de un posible accidente
para que nos sirva de paradigma en los trabajos de recuperación
de algún ecosistema impactado, posiblemente impactado.
Cuando se trabaja con la región amazónica, hay miles de preguntas
que no se conocen las respuestas.
Muchas veces, se lleva a cabo un trabajo durante un largo tiempo
y se sigue sin respuestas. Eso es un desafío.
Seguimos buscando estas respuestas para entender cómo funciona.
Es como el caso del niño que abre un reloj para ver cómo funciona.
No logramos quedarnos mirándolo sin entender su funcionamiento
sino que buscamos la mejor manera de mejorarloo de perfeccionarlo.
Y uno lo termina aplicando a su trabajo.
Hacemos el mapeo de todas las comunidades biológicas
que hay en la región y las seleccionamos así: esa es supersensible;
vamos a acompañar a esa porque si está protegida
significa que estamos realizando un buen trabajo
Cuando uno llega allí y ve lo grande que es, ve aquella inmensidad,
la cantidad de agua, la cantidad de verde,
uno se sumerge en todo aquello y empieza a creer que es sólo
un pequeño fragmento de aquel universo, pero que es capaz
de responder, de algún modo, algunas de las cosas que son una gran pregunta para la humanidad.
Creo que eso ayuda. Ayuda y, obvio, es una gran motivación para nosotros.
Además, es muy lindo.