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Antes de dar comienzo al acto, quisiera rendir homenaje a Nelson Mandela.
Luchó toda su vida por la igualdad para todos, porque, como dijo una vez, "ser libre no es solamente romper nuestras cadenas,
sino vivir de manera que se respete y realce la libertad de los demás".
Ojalá su ideal nos inspire a todos hoy que celebramos el Día de los Derechos Humanos.
Los atletas profesionales son héroes para sus seguidores.
Y cuando se manifiestan contra los prejuicios, son héroes para las Naciones Unidas.
Los derechos humanos solo pueden garantizarse cuando nos une la solidaridad.
Solo entre todos hemos de construir un mundo libre y equitativo.
Desde mi anuncio, el abrumador apoyo que he recibido ha sido una lección de humildad.
Estoy realmente agradecido a todos los que me han comunicado su apoyo.
Este año, cuando Jason Collins hizo pública su orientación ***, el Presidente Obama lo llamó por teléfono para felicitarlo.
En 1981, como el Presidente era Reagan, no recibí ninguna llamada.
Yo nunca mentí sobre quién soy.
Pero no podía declarar abiertamente que soy lesbiana porque me habría impedido hacerme ciudadana de los Estados Unidos.
En aquel entonces eso me habría descalificado.
Cuando volvía a casa, me dieron un botellazo, me golpearon varias veces y me violaron.
Estos ataques son moneda corriente para las lesbianas en Sudáfrica,
donde los hombres nos agreden físicamente y sexualmente.
Al día de hoy, mi agresor aún no ha sido detenido.
El fútbol se convirtió en una válvula de escape para huir de mis temores.
El equipo de fútbol Chosen Few se convirtió en mi familia, mi comunidad.
El Estado tiene la responsabilidad de proteger a todos los ciudadanos contra todas las formas de violencia
por razón de género, raza, identidad y orientación ***.
Las personas LGBTI no aparecimos de la noche a la mañana.
Siempre hemos existido, en todos los países del planeta, desde tiempos inmemoriales.
Los eventos deportivos internacionales convocan a gobiernos, organizaciones y personas destacadas.
Y pueden ser una gran oportunidad para honrar la excelencia y la diversidad.
Es muy fácil discriminar contra las mujeres intersexuales, porque ocultamos nuestra condición de tales.
Por eso, aunque el 1,7% de la población es intersexual, algo tan común como ser pelirrojo,
no todos somos conscientes de que conocemos a una persona intersexual.
Y nuestro estigma es tan grande que constantemente, todos los días, hoy mismo,
en Nueva York, en San Francisco, las ciudades occidentales más liberales del mundo, nos acuchillan.
Nos desgarran el cuerpo para borrar nuestros rasgos.
Y la discriminación es tan grande que se cree que es mejor hacerle eso a un bebé que dejarlo tener un cuerpo intersexual.
Fue Mandela quien dijo que la educación era la mejor arma contra los prejuicios.
También es evidente que no hay injusticia que dure por siempre.