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- ¿Nadie te ha visto? - Nadie.
Ponla en el lecho.
¿Vendrán nuestros compañeros esta noche?
Sí.
Aquí está el oro que te prometí.
No lo quiero; los amigos están para ayudar a los amigos.
¡Suicidio...!
En este momento de desesperación sólo tú me quedas, y tientas mi corazón.
Última voz de mi destino, última cruz de mi camino.
Un día, pasaban las horas alegres,
perdí a la madre, perdí el amor, conquisté la infausta fiebre de los celos.
Ahora caigo exhausta entre las tinieblas, entre las tinieblas.
¡Llego a mi final...! ruego al cielo para dormir en paz en la tumba.
Aquí está el veneno de Laura. ¡Estaba reservado para otra víctima!
¡Lo beberé!
Cuando venga él aquí esta noche no veré su apasionado abrazo.
¿Pero quién velará por su fuga?
¡Ah! ¡No! ¡Tentador, huye de mí!
Laura está ahí en el lecho... viva... muerta... no lo sé.
¡Si hubiese muerto!
¿Pero si está viva?
Laura está en mis manos, estamos solas... es de noche...
ninguna persona podría saberlo... la laguna es profunda...
¡Eh! El de la góndola, ¿qué noticias traes?
¡En el canal Orfano hay muertos!
¡Horror! ¡Horror! ¡Horror!
¡Voces siniestras! iluminada por la fiesta brilla Venecia a lo lejos...
En mi corazón se desata, la tempestad cruel. ¡Cruel! ¡Furiosa!
¡Oh, amor! ¡Amor! ¡Ah, Enzo! ¡Piedad!
¡Enzo! ¡Piedad! ¡Piedad de mí!
¡Gioconda!
¡Enzo! ¡Eres tú!
De la cárcel tú me has sacado y mis ligaduras desataste;
aquí estoy armado y libre. ¿Qué quieres de mí?
¿Qué quiero de ti? ¡Ah, desgraciada!
Devolverte el sol, la vida, la libertad infinita.
La alegría y el futuro.
la extática sonrisa, el extático suspiro,
¡El amor, el paraíso!
¡Gran Dios! ¡Déjame morir!
¡Mujer! Con tu delirio insultas a un moribundo,
para mí ya no tiene más dulzuras el amor,
ni alegría el mundo... ¡Adiós!
- ¿Qué haces? - No lo preguntes.
- ¡Deténte. Escúchame! - ¡Basta!
¡Tú quieres morir por ella!
Sí, si, sobre su sagrada tumba...
...quiero besar una última vez su pálido cadáver.
Bien, corre a tu deseo,
¡Héroe triste y fiel!
La tumba de Laura está vacía...
- ¡Cielos! - ¡...yo la he robado!
No, mientes, mientes...
¡Lo juro, lo juro por esta cruz!
No, la atroz blasfemia surge de tus labios impuros.
¡Dime que mientes...! ¡No! He dicho la verdad.
¡Furiosa hiena que robas en los cementerios!
¡Maldito Euménide, celosa de la muerte!
Dime dónde está mi ángel, mi ángel con su pálido rostro.
¡Habla! O morirás en este supremo instante.
¡Mira! ¡Ya brilla el acero de mi puñal!
¡Oh, alegría! ¡Me mata!
- ¡Descubriré tu misterio! Habla... - ¡No!
¡Bien... infame... muere!
¡Enzo!
- ¿Quién está ahí? - ¡Dios mío!
¡Enzo! ¡Amor mío!
Ah, mi corazón revive...
¡No deliro!
...respiro el aire Enzo, ven...
¡No deliro!
- ...ven, estoy viva - ¡Cielos!
- ¡Viva! - ¡Ven! ¡Ven, Enzo!
- ¡Laura! ¡Laura! - ¡Enzo!
¡Ocultadles, tinieblas!
¡Ay! ¡Esa sombra que allí se disimula es Alvise! ¡Huye!
No, olvida tus temores.
¿Eres tú? ¡Esta mujer salvó mi vida!
¡Santa muchacha! ¡Ah! ¡Déjame besar tus pies!
Vuela, serenata, sobre la ola encantada. Oíd sobre el mar la canción gentil.
¿Te recuerda algo esta canción, Laura? Es la canción de tu fortuna.
¡Santa muchacha!
Viene a nosotros. Escuchad con atención:
mis amigos, aquellos remeros, os pondrán a salvo esta noche.
Todo está preparado para la fuga, todo preparado cuidadosamente.
¡Bendita muchacha santa!
...que en los sueños renace, de un alma desconocida,
es el eco fiel, la última nota se pierde en el cielo.
Aquí está la barca... adiós...
¡Oh bendita! ...adiós...
...que mi manto te oculte. ¡Qué veo? ¡El rosario!
¡Oh, Dios todopoderoso! así decía la profunda profecía:
"Toma este rosario lleno de plegarias, yo te lo doy, acéptalo, te traerá suerte..."
¡Y que así sea, así sea!
Este último beso inundado de lágrimas...
...que pongo en tu frente es el pobre beso de mis labios.
Alguna vez, en vuestros pensamientos, acordaos de Gioconda, acordaos.
Amaos, sed felices.
Sobre tus manos ponemos nuestras almas que lloran.
No, nunca olvidaremos estas lágrimas.
Acordaos de Gioconda. Vivid felices... amaos, amaos.
Recordaremos a la víctima de tan santo sacrificio.
Amaos. ¡Adiós!
¡Adiós!
Recordaremos a la víctima de tan santo sacrificio.
¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós!
Ahora ya puedo morir. Todo se ha cumplido.
¡Ah, no! ¡Mi madre! ¡Ayuda! ¡Ayuda, Virgen santa!
¡Demasiados dolores sobre un solo corazón!
¡Tengo que encontrar a mi madre! ¡Mi madre!
¡Oh, terror! ¡Ahora recuerdo el pacto!
¡El miedo que me produce Barnaba me hace temblar!
¡Volver a ver aquí su horrible cara! ¡La fuga es mi salvación!
¿Así cumples tu palabra?
Sí, mantengo el pacto.
Lo habíamos jurado.
Gioconda no debe traicionar su juramento.
¡Que Dios me perdone por el gran pecado que voy a cometer!
¡Embriaguez! ¡Delirio! ¡Mi alegría soñada!
¡Te tengo, te tengo, mi alegría soñada!
¡Te tengo, y de repente en el árido corazón...
...desaparece el fastidio con los rayos del amor!
¡Deténte! ¡Refrena tu salvaje delirio!
Quiero ponerme más hermosa, ¡ja, ja, ja! todavía más radiante.
¡Embriaguez!
Quiero adornar para ti mi cabello rubio de púrpura y oro.
¡Embriaguez! ¡Delirio! ¡Mi alegría soñada!
¡Desaparece el fastidio con los rayos del amor!
Con todos los oropeles sagrados a escena...
...de los espectáculos extravagantes ya estoy cubierta.
Escucha a esa sabia sirena, escucha la dulce canción.
¡Embriaguez! ¡Delirio! ¡Mi alegría soñada!
¡Ah! mantengo mi palabra, no te traicionaré.
¡Te tengo! ¡De pronto en el árido corazón,
desaparece el fastidio con los rayos del amor!
¿Quieres mi cuerpo, demonio maldito? ¡Te lo doy!
¡Ah! ¡Detente! ¡Ironía!... bien... ahora oye esto y muere maldita:
¡Ayer tu madre me ofendió! ¡Yo la ahogué!
¡Ya no puede oír! ¡Ah!