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Existe algo por lo cual el ser humano siempre ansió por encima de todas sus aspiraciones, sus anhelos, sus deseos:
Ese algo es el saber.
Quiero saber de dónde vinimos e adonde vamos.
¿Cómo mejorar la convivencia humana?
¿Existe vida después de la muerte?
¿Cuál es la razón de esta vida?
¿Qué puedo hacer para ser feliz?
¿Qué puedo hacer para conocerme mejor?
¿Puedo mudar mi propio destino?
¿Por qué con las personas que más quiero es con quienes más peleo?
¿Existe algún lugar dónde pueda saber sobre eso?
La Logosofía no da respuestas,
sino crea condiciones para que cada uno conozca las respuestas.
Es decir, es la propia conciencia la que aprueba si esa respuesta está correcta o no.
Existen miles de formas para definir la Logosofía.
Es una ciencia con un método particular para alcanzar sus grandes objetivos:
el conocimiento de sí mismo, del mundo mental y de Dios.
Para mí, es una nueva forma de sentir y de concebir la vida.
Es un estudio para descubrir las leyes que gobiernan el universo.
Es la ciencia que lleva al ser humano a conocer su potencial interno que aun desconoce.
Sin embargo, de nada sirve si no aplicamos el método logosófico
para sentir y experimentar internamente, porque es lo que forja la propia conciencia.
La Logosofía fue creada en 1930
por el educador y pensador argentino Carlos Bernardo Gonzá*** Pecotche.
Observando la desorientación reinante, Gonzalez Pecotche dedicó
gran parte de su tiempo a enseñar el método que posibilitase al hombre
penetrar su vida interna, despertar el potencial creador de su mente
y rescatar su herencia espiritual a través del proceso de evolución de su conciencia,
evolución que también significa transformación, perfeccionamiento y renovación.
El autor pronunció centenas de conferencias,
escribió numerosos artículos y varios libros,
algunos de los cuales se encuentran traducidos para varios idiomas.
Para tornar realizables sus grandes objetivos, creó la Fundación Logosófica,
que es una institución privada sin fines de lucro, políticos o religiosos,
reconocida como entidad de utilidad pública por los gobiernos de los países donde actúa,
debido a los amplios beneficios que brindan sus enseñanzas para el individuo y para la sociedad.
En Brasil, la Logosofía cuenta con sedes en varios estados.
En Brasil, la Logosofía cuenta con sedes en varios estados.
Además, su presencia es marcante en Uruguay, en Argentina
y en varias partes del mundo.
Sus sedes culturales ofrecen un campo experimental altamente favorable
y a la práctica de esta nueva línea de conocimientos,
ya que el método logosófico recomienda como complemento del estudio
y de la práctica individual, el estudio en conjunto
en el cual se realiza un intercambio estimulante y positivo
de comprensiones y de los resultados obtenidos.
En un ambiente de afecto y de respeto, personas de todas las edades
comprueban las excelencias de las enseñanzas logosóficas
y desenvuelven un nuevo humanismo
capaz de renovar la confianza en un mundo mejor.
La Logosofía es aplicada en una red de colegios
donde son enseñadas las técnicas y el método logosófico.
Así, cualquier adulto tendrá condiciones
de comprender y utilizar los conocimientos de esta ciencia.
Con la pedagogía logosófica,
al mismo tiempo en que se va enseñando a los alumnos
todas las materias de un currículo oficial,
se le dan las condiciones de conocer su vida interna, de conocer los recursos que posee.
Aprenden naturalmente a activar la inteligencia y la sensibilidad.
La pedagogía comienza siendo para mí,
primero tengo que experimentar en mí, tengo que buscar superarme.
primero tengo que experimentar en mí, tengo que buscar superarme.
Quienes optan por realizar el proceso de evolución consciente
sienten inmediatamente los efectos positivos en todos los aspectos de su vida.
Son muchos los beneficios que la Logosofía me proporcionó,
el mayor de ellos es descubrir el significado de la vida.
Cuando se tiene un conocimiento se puede saber lo que se quiere en la vida.
La Logosofía me transformó en un ser mucho más feliz, mucho más confiante.
Me trajo principalmente la reducción de la angustia de estar perdido.
Hoy tengo una buena noción de lo que quiero en la vida.
Me di cuenta que podía perfeccionarme y no repetir los errores que cometía antes.
El mayor beneficio que conquisté fue la convicción al tomar las decisiones más importantes de mi vida.
Y con eso tuve la oportunidad de tomar por mis propias manos la conducción de mi destino.
Lo más importante es la educación de mis hijos.
La Logosofía me da elementos para educarlos.
Aprendiendo a pensar, a crear pensamientos,
comencé a construir mi propia voluntad y a tomar las riendas de mi vida.
Pasamos a ver los problemas más como un desafío.
Aprendí que la felicidad está vinculada a mi propio concepto de vida.
Necesito construir esa felicidad dentro de mi en lugar de buscarla afuera.
Por lo general queremos que los otros cambien.
Aprendí que primero tengo que cambiar yo.
Através de ese cambio individual lo acabamos expandiendo para los más próximos.
El primero que me beneficio soy yo, después mi familia,
y luego todos los que me rodean.
Lograr que las generaciones futuras sean más felices que la nuestra,
será el premio más grande a que pueda aspirarse.
No habrá valor comparable al cumplimiento de esa gran misión,
que consiste en preparar para la humanidad futura un mundo mejor.
www.logosofia.info