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Este va a morir.
Es muy joven, nació en 1980.
Esta persona está afectada de silicosis.
Es un trabajador de la industria del pantalón vaquero.
Usted no lo sabe, pero para que los pantalones que encuentra en las tiendas
estén adaptados a la moda, probablemente muchas personas han perdido la salud.
Por primera vez en el mundo, la silicosis se ha detectado en trabajadores del textil,
y ha ocurrido aquí, en Turquía.
Esto es debido a los productos usados para blanquear la ropa,
como, por ejemplo, permanganato...
Turquía es uno de los principales productores mundiales de pantalones vaqueros.
Aquí, como en otras partes del mundo, las prendas se desgastan con un chorro de arena
para que tengan aspecto de usadas.
Pero este proceso se hace normalmente en talleres clandestinos,
sin ninguna medida de seguridad.
Muchos trabajadores contraen silicosis.
Estos negocios son de pequeño tamaño,
y la gente trabaja allí por poco tiempo,
y después de tres meses se quedan sin trabajo, y buscar el mismo empleo en otro lugar.
Ibrahim Yöntem trabaja en el Comité contra el Kot Taslama,
que es como en Turquía se denomina al desgaste de ropa mediante arena.
¡Esperamos que todos vengan al documental sobre la silicosis!
Asistimos al estreno de un documental de denuncia de esta actividad.
La mayoría de los trabajadores en este sector son inmigrantes rurales
que acuden a las ciudades empujados por la pobreza.
En la aldea de Taslichay, en el sureste de Turquía, encontramos a algunos de ellos.
Tras varios años trabajando en la ciudad de Karliova, todos ellos contrajeron silicosis.
Vas allí, hay una máquina que trabaja con arena,
es un tubo que arroja arena y cuando golpea el pantalón levanta un montón de polvo.
Este es un paciente normal, este es uno con silicosis.
Mira la diferencia.
No podemos trabajar en nada
El que ha trabajado en esto, ya no puede trabajar más.
Los obreros trabajan al menos 12 horas al día, 6 días por semana.
No se ha tomado ninguna medida de precaución para protegerles del daño,
sólo en algunos talleres se les da una máscara de papel blanco, totalmente inadecuada.
¿Conocíais el riesgo?
No lo conocíamos. Si lo hubiésemos sabido, ¿habríamos trabajado en esto?
¿Teníais seguro médico?
No, no teníamos.
¿Cuándo os disteis cuenta de la enfermedad?
Un compañero del pueblo se puso enfermo y fue al médico.
De hecho, dos personas de este pueblo han muerto.
Este hombre fue al médico y al principio no sabían que tenía silicosis,
así que empezaron a tratarla como tuberculosis.
Él dejó el trabajo, y al final murió.
El otro descubrió que era silicosis, y fue a muchos médicos intentando encontrar una cura
pero no pudo, porque no hay cura para la silicosis.
Con otro colega, hemos intentado establecer un banco de datos de casos
y hemos diagnosticado unos 550 casos de trabajadores afectados de silicosis,
pero creemos que hay alrededor de 3500,
porque hay 10.000 personas trabajando en esta actividad,
y además la mayoría no tienen seguro médico.
En una sola noche, sólo en Estambul
500.000 pantalones pasan por este proceso.
En Turquía, la ley prohibe esta actividad, pero nadie se ocupa de hacerla cumplir.
Muchas grandes compañías, tanto turcas como internacionales, se benefician de ello.
El trabajo se encarga a intermediarios, que se ocupan de hacer llegar los pedidos
a pequeños talleres ilegales que abren por sólo unos pocos meses.
En algunas partes de esta cadena, no hay ningún recibo ni factura,
y por eso es muy difícil para nosotros seguir la cadena,
porque no hay ningún vínculo legal entre los pequeños talleres y las grandes compañías.
¿Conocíais al propietario de la fábrica?
Por supuesto, le conocíamos, yo sé su nombre y apellido
pero si intentábamos denunciarle, cambiaban el nombre en los documentos legales
y al final son nuestros camaradas los que son multados por denunciar en falso.
En caso de demandar a las grandes compañías, saldrán absueltas,
y esta exoneración, de algún modo será incluso una buena publicidad para ellas.
Tenemos la obligación de abrir algunos casos y mostrar cómo esta gente está siendo afectada,
y hacer al público consciente del proceso.
Esta es la forma de castigar a estas compañías, haciendo que la gente sea consciente de esto.
Mientras tanto, en Taslichay, como en tantas otras aldeas de Turquía,
los afectados de silicosis, cuya salud está dañada para siempre,
se limitan a esperar.
Ahora, la gente solamente sale de casa por la mañana, viene a la plaza, y vuelve.
No tenemos energía para nada más.