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La justicia social comporta un modo de vida basado en los derechos humanos y la igualdad.
Ello se recoge en la Declaración Universal de los Derechos Humanos
a fin de garantizar la falta de limitaciones y temores al respecto.
Por otro lado, la ONU ha establecido un gran número de convenios en virtud de los cuales
los estados han contraído compromisos destinados a garantizar que todas sus políticas y medidas
conlleven la existencia de justicia social y respeto a la igualdad de todas las personas
Lamentablemente, ello no es así,
como he podido constatar en mi país bajo el apartheid,
por razones ilegítimas como por ejemplo el color de la piel, por el que fui discriminada.
Naturalmente, la discriminación va acompañada de pobreza,
por no poder garantizar oportunidades adecuadas en materia de escolarización
o de empleo.
Veo que recientemente,
ello obedece a la crisis financiera y económica,
en la que las políticas se formulan para favorecer a un grupo de privilegiados,
y no a la gente en general o a los ciudadanos de cada país.
En lo concerniente a la cuestión relativa
a la crisis financiera y económica
y a la posibilidad de que el crecimiento económico pueda ir acompañado de justicia social,
desde mi punto de vista ello es así,
como se ha puesto de manifiesto en la cumbre, organizada por las Naciones Unidas,
en la que todos los gobiernos acordaron trabajar para alcanzar
los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)
mediante la promoción
del desarrollo económico, que es necesario
para crear empleo y facilitar el progreso de la sociedad,
si bien las políticas formuladas no deberían privilegiar sólo a unos pocos.
Así, algunos países presumen de tener
el mayor número de multimillonarios del mundo.
Facilitan esta información como indicador
de su crecimiento económico y de sus logros.
Por otro lado, la situación de algunos granjeros
de ese país es desesperada, al no poder obtener semillas
ni vender su producción por un precio razonable,
y se ve agravada por la sequía y degradación medioambiental.
Así, a mi parecer el crecimiento económico ha de centrarse
fundamentalmente en los derechos humanos,
medida que considero acertada.
Con respecto a la justicia social para la mujer,
la situación es mucho peor,
incluso si en la cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio
se reconociera que la mujer forma parte del grupo de seres humanos más vulnerables.
Posee los niveles más bajos de pobreza
y sufre las peores consecuencias de cualquier tipo de enfermedad,
ya sea como consecuencia de la crisis bancaria o medioambiental,
o por la mera negligencia de sus gobiernos.
Desde un punto de vista económico es rentable formar a la mujer.
Ellas constituyen el 50% de la población,
por lo que no tiene sentido que no puedan desempeñar
un papel activo en los avances de la sociedad, ni que no se aprovechen
sus cualificaciones y experiencia.
Me preocupan especialmente las agresiones,
tanto de índole familiar como ***, que sufre la mujer en todo el mundo,
como los casos de violación y otros tipos de violencia ***.
Ningún país está exento de este tipo de problemas.
No se trata solamente de un derecho humano,
del derecho moral de respetar la igualdad de los derechos de la mujer,
sino también de que ello tenga sentido desde un punto de vista económico, como ya lo he dicho.
El hecho de que se cuente con la mujer
parte activa de este proceso, y no como objeto de beneficencia
o como víctima, contribuiría al crecimiento económico y,
sobre todo, a lograr la justicia social.
¿Puede alcanzarse la justicia social para todas las personas?
En primer lugar, creo firmemente en la solidaridad humana,
y tanto la sociedad en general como los gobiernos e instituciones,
y las Naciones Unidas, están muy concientizados
sobre la cuestión de la justicia social,
y procuran que los estados muestren
una mayor voluntad política al respecto.
Considero que esa mayor voluntad política, conjugada con la solidaridad de la gente,
contribuirá notablemente a lograr la justicia social y a poner fin a las privaciones y discriminación,
así como a establecer determinadas obligaciones en materia de derechos humanos.
Soy optimista al respecto debido al gran número de acuerdos
y tratados que han suscrito muchos países,
como el Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos,
en virtud del cual los estados se comprometen de forma voluntaria
a formular recomendaciones que promuevan la igualdad y los derechos humanos,
y a contar con un proceso participativo
en el que las personas puedan expresar su opinión
acerca de las políticas que más les afecten.
Considero esencial que los estados cumplan las obligaciones
que han contraído voluntariamente.
Ello no era el caso anteriormente.
Ahora sí lo es.
Por lo tanto, debemos colaborar con los estados coordinando nuestros esfuerzos
y nuestra labor con el propósito de lograr la justica social para todo el mundo.