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—¿Lo ves? Este es el peso que tengo que soportar cada vez que dices alguna cosa de los árbitros.
—Lo siento. —¿Has aprendido la lección?
¡Pues ya te puedes marchar! —Gracias, Pep. Gracias.
Te prometo que no volverá a pasar. —Eso espero. ¡Ah! Y Sandro,
para asegurarme copiarás mil veces "no hablaré más de los árbitros".
¡Y lo quiero para ayer! —Sí, sí.
—Chicos, podemos recortar la diferencia con el Madrid y nos tenemos que conjurar para hacerlo.
—¿Conju qué? —Conjurarse: ponerse de acuerdo varias personas para un objetivo en concreto; en este caso, la utopía de remontar la liga a los merengones.
—¡No! ¡Eso es lo que no podemos hacer: resignarnos!
—¡Vale, míster, conjuguémonos! ¿Y eso cómo moc-moc se hace?
—Con algún ritual que nos refuerce la autoestima, por ejemplo...
—¡Madrid, podrido, se caga debajo de la cama, se lava con jabón y todavía huele mal!
¿Qué, chicos? ¿Notáis alguna cosa?
—Pues una extraña sensación de vergüenza ajena. —Sí, sí, es verdad. Yo comparto lo de la vergüenza añeja esa...
—¡Muy bien! ¡Nos conjuraremos como los hombres de verdad!
¡Con un pacto de sangre!
—Pero si yo todavía me considero adolescente. ¡Mira, tengo acné!
—¡No sigáis, blandengues! Nos hacemos un corte y unimos nuestras sangres para la remontada.
¡Ten, Andrés!
¡Animal! ¿Pero qué haces? ¡Era un corte, un corte en el dedo, no en la pierna!
—¡Ay, que me habré lesionado otra vez!
—Míster, que yo cuando veo sangre me mareo...
—¡Escuchádme! Da igual el ritual, lo importante es que estemos unidos, concentrados, y sigamos trabajando como hemos hecho hasta ahora, con el Barça en la cabeza y en el corazón.
—¡Sí! —¡Porque, si no, perderéis la Liga, y la Copa, y la Champions, y las primas!
¡Y os pondréis gordos, entraréis en decadencia, os traspasaremos a equipos mediocres, y donde ahora está Shakira veréis a Falete!
—Me siento tan guapa. —Guapa.
—¡Aleluya! ¡Milagro! ¡Puedo andar! ¡Míster, eres el salvador!
—¡No! No me halaguéis, no soy ningún mesías, pero... en verdad os digo que los segundos seremos los primeros.
—¡Hostia, qué fuerte! Si no lo moc-moc no me lo creo. ¡Te ha curado!
—¡Qué va! He hecho comedia para que deje de darnos la tabarra.
—Escuchad, chicos ¿Alguien me puede decir qué canta el Falete ese?