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Hoy en día damos por supuesta la navegación GPS: los aviones, los coches
y hasta nuestros teléfonos incorporan receptores GPS utilizan para orientarse.
¿Pero sabías que el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) es básicamente un gran reloj en el espacio?
Solo hay treinta satélites GPS en órbita, y solo informan sobre su posición y
sobre la hora que es.
Al GPS de tu teléfono le basta con recibir las señales de cuatro satélites para triangular
su posición en las cuatro dimensiones en las que vivimos (las tres del espacio y la temporal).
Pero en realidad no es tan sencillo. Para que la navegación funcione correctamente, los satélites incorporan
relojes atómicos con una precisión de nanosegundos (si no fuese así, tu receptor GPS te diría que
ya has atravesado medio pueblo cuando aún no has salido de casa).
La relatividad especial nos dice que los relojes en movimiento marcan el tiempo más despacio,
mientras que la relatividad general nos dice que los relojes van más rápido cuanto más intenso es el campo gravitatorio.
Estos efectos no se cancelan mutuamente, sino que se impone la relatividad general, y el tiempo pasa más rápido en órbita,
en los satélites.
Pero algunos de los ingenieros que trabajaron en el primer satélite GPS no estaban convencidos de que el reloj
fuese realmente a ir más rápido simplemente por estar a mayor altitud, así que lo lanzaron sin activar las correcciones.
A los pocos minutos, la desviación era tal que hacía imposible la navegación
y, al final del día, el error de los receptores GPS habría sido de decenas de kilómetros.
Ni que decir tiene que los ingenieros activaron las correcciones relativistas, y ahora ya sí que confían
en la relatividad general.
Ah, una última cosa: el GPS también sirve como detector de armas nucleares.
Desde cualquier punto de la Tierra siempre son visibles al menos cuatro satélites GPS y, por este motivo, cualquier
detonación nuclear será detectada por un número de satélites suficiente como para señalar exactamente dónde y cuándo
tuvo lugar.