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En un segundo todo había acabado.
Hay una gran diferencia entre caerse por culpa de uno mismo
y hacerlo por culpa de algo absolutamente impredecible.
Para mi fue un golpe muy duro caerme en Flandes.
Estuve meses preparando esta carrera, pero al llegar a la zona de avituallamiento,
me vi en el suelo y todo se había acabado.
Al no haber sido mi culpa, no me vine abajo.
Intenté mirar hacia delante ya que mi segundo objetivo eran las Olimpiadas.
Gané el prólogo pero, por otra parte, no tenía las sensaciones de siempre,
a pesar de ser algo muy especial y que significaba mucho para mí.
Así que fui a las Olimpiadas. Los Juegos son una cita importantísima.
No se trata sólo de una carrera entre casas.
Es mucho más.
Estaba al 100% para las Clásicas.
Estaba bien para el Tour, y estaba en forma para las Olimpiadas.
Cuando sufrí la caída, simplemente perdí las Olimpiadas.
Cometí un error al tomar la curva.
Esa curva, ese error, fue la culminación de todo lo que me había pasado a lo largo del año,
la situación del equipo y el ambiente que rodeaba al mismo.
Aún tengo ganas de seguir.
Me siento muy motivado y estoy deseando competir porque
tengo una asignatura pendiente con estas carreras.
Mi asignatura pendiente es ganar de nuevo.
Repetir en la Roubaix.
Y así tener una piedra más para colocar en la ventana de la sauna,
ya que aún me falta una para completar mi juego de tres piedras.
Sé perfectamente lo que tengo hacer, sentar las bases del equipo,
sentar las bases en casa,
y sentar las bases conmigo mismo,
para así construir la pirámide.
Si esta es la pirámide.
Yo quiero estar aquí.
No quiero estar en el lado derecho y luego hundirme, y tener que empezar de nuevo.
Sé lo que se siente en esa situación.
Me pasó dos veces el año pasado y no quiero pasar por lo mismo.
Ahora estoy en forma y estoy entrenando duro
así que creo que puedo estar de nuevo al 100%.
Y me esforzaré al máximo para conseguirlo, y me sacrificaré para poder darle las gracias a la gente,
que tanto me ha apoyado.