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LAS SIGUIENTES IMÁGENES FUERON GRABADAS
POR IGLESIAS QUE AYUDAN A IGLESIAS
Y RECOPILACIÓN DE DATOS EN UNA MISIÓN DE AYUDA
A PUERTO PRÍNCIPE, HAITÍ, MENOS DE UNA SEMANA
DESPUÉS DEL TERREMOTO DEVASTADOR.
QUEREMOS AGRADECER A AMWAY E INTERNATIONAL AID
POR HACERLO POSIBLE.
POR FAVOR, USE ESTE VÍDEO Y EL RESTO DE NUESTRO CONTENIDO MULTIMEDIA
PARA AYUDAR EN LA CONCIENTIZACIÓN.
Eclesiastés dice que la tristeza del rostro enmienda el corazón.
Soy Mark Driscoll, el Pastor-predicador
de la iglesia Mars Hill en Seattle
y tengo entre manos la difícil tarea de compartir
algunos de los detalles de la devastación en Haití
en relación con la iglesia.
Lo hago a petición de los ancianos.
Hemos suspendido nuestra serie normal acerca del Evangelio de Lucas
durante 1 semana, y me han pedido que comparta lo que he visto
y cómo nosotros, con la gracia de Dios, esperamos poder servir
y ayudar a la iglesia en Haití.
Asimismo, por primera vez recogeremos una ofrenda especial
y animamos a otras iglesias a que también lo hagan.
Ha sido una semana agotadora.
Voy a contársela en detalle.
Pero, para muchos de nosotros, la información que nos ha llegado
de Haití - desde el primer terremoto a las, hasta ahora, 40 réplicas.
Terremotos de diferente magnitud y alcance -- han dominado los medios.
Es todo lo que hemos visto, domina las conversaciones
y para mí… ha sido tremendamente agotador emocionalmente.
Quizá como usted, no conocía casi nada
de la pequeña nación de Haití.
Hay aproximadamente unos nueve millones de habitantes, según he podido averiguar.
Ha sido impactante.
Fue colonizada por los franceses,
quienes arrasaron totalmente la tierra.
Una catástrofe medioambiental.
Para tener mano de obra gratuita, importaban esclavos de África
así que, la mayoría de la población haitiana
desciende, de hecho, de esclavos.
De modo que, mientras destruían la tierra y esclavizaban a la gente,
arrebatados de sus pueblos, se convertía en una de las colonias más prósperas.
Finalmente, sin embargo, aquellos que no pudieron sobrevivir
a la malaria y la enfermedad, empezaron a fallecer.
Hubo una revuelta de esclavos y obtuvieron la libertad,
al menos en teoría.
Pero con un pueblo sin educación, ni formación,
sin medios y con un medio ambiente devastado.
Lo digo tras haber estado allí recientemente.
Incluso cruzando la frontera con otro país
se puede ver la diferencia antitética del ambiente.
Lo que vemos hoy en Haití son los hijos y las hijas de esclavos.
Sus idiomas son el francés, el inglés y el creole.
La mayoría habla creole.
Este idioma no se usa para la educación, así que, si hablas creole,
en esencia, no puedes recibir educación.
Los libros no están en ese idioma.
La formación y la educación no están disponibles en ese idioma.
La mitad de la población es analfabeta.
De los nueve millones, hoy en día, unos dos millones de personas
de este país, muchos de ellos en la ciudad capital
Puerto Príncipe, están sin techo.
Allí, el diez por ciento de los niños son esclavos.
Eso suma unos 300.000 niños en esclavitud,
muchos en esclavitud ***.
Es un centro para el tráfico de drogas y de personas.
Abusan sexualmente de estos niños, repetidas veces, son vendidos
como esclavos, les llevan a otras naciones para seguir abusando de ellos.
A consecuencia del terremoto, muchos padres han muerto.
Los niños, literalmente, deambulan por las calles,
muchos están desnudos, sin ropa.
La peor clase de gente está llegando para llevarse
a estos niños, para abusar de ellos, para esclavizarlos, para abducirlos
de su país para hacerles cosas terribles.
Cuando estuvimos allí, de hecho,
nos ofrecían jóvenes, nos vendían niñas.
Antes del terremoto era la nación más pobre
del hemisferio occidental.
Ochenta por ciento de las personas viven por debajo del umbral de la pobreza,
que es unos 100 dólares al mes.
Dos tercios de la población carece de un trabajo.
No hay ningún tipo de ejército.
Y cuando la ciudad se colapsó y el gobierno
esencialmente cesó,
es increíble lo lentas que van las cosas,
la poquísima infraestructura que hay.
No existen cosas como las carreteras.
Solo un cuarto de las carreteras del país están pavimentadas.
Las calles no tienen carteles.
No hay semáforos.
Las empresas y las casas no tienen una dirección.
La gente encontraba las cosas usando puntos de referencia y ahora,
con la devastación y con, aproximadamente la mitad de los edificios
de Puerto Príncipe destruidos,
no puedes encontrar a nadie ni nada.
Aproximadamente el 80% de la población es católica, el 16% protestante,
y algunos dirían que son 100% vudú.
El culto satánico está muy arraigado.
Uno de nuestros guías, un profesor del seminario, un hombre de Dios
y un pastor, nos dijo que los brujos son
algunas de las personas más poderosas de las ciudades,
las aldeas y de los pueblos adyacentes.
Incluso hay informes de que, mediante la participación
con demonios, los espíritus demoníacos pueden entrar en los cuerpos
de los muertos, y de esta forma los brujos
pueden devolverles la vida, al menos en apariencia.
Es esa clase de influencia demoníaca. Incluso mientras me escuchan,
muchos de ustedes inmediatamente se volverán escépticos y recelosos,
que es exactamente la reacción que buscan los demonios.
Así que, quería compartir un texto y después contarles
muchas historias, porque yo sí creo que
la tristeza del rostro enmienda el corazón.
Lo encontraremos en Hechos 1:8, algunas de las últimas palabras
del Señor Jesucristo antes de regresar a los Cielos
tras su misión de rescate y salvación
por medio de su muerte, sepultura y resurrección.
Dice: "Pero recibiréis poder", le habla a la Iglesia,
"cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,
y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria
y hasta lo último de la tierra."
Las últimas instrucciones de Jesús es que fuéramos testigos.
Es decir, alguien que ve, habla y sirve.
Que ve la bondad de Dios y la necesidad del mundo;
habla de la bondad de Dios y de la necesidad del mundo;
sirve a la bondad de Dios y a la necesidad del mundo.
Y Jesús dijo que nuestro testimonio debe comenzar en casa.
Él estuvo en Jerusalén entonces fue a Judea y Samaria --
que, de hecho, eran sus enemigos-- y hasta los confines de la tierra.
Sitios como los Estados Unidos y Haití.
Y la misión de la Iglesia es la de ser fiel en esta ciudad
en este estado y nación, y en el mundo.
Y algunas iglesias son muy buenas a nivel local,
pero son muy débiles a nivel mundial.
Otros están muy emocionados con el mundo pero son débiles localmente,
y Jesús dice que debemos empezar a ser buenos testigos en casa
y que tenemos que compartir las Buenas Nuevas de Jesús
en palabra y hecho con las naciones del mundo,
esto debería sonar en las iglesias locales.
Mi corazón es para la iglesia local.
Me encanta pastorear una iglesia y mi corazón se quebranta
por la iglesia en Haití,
y para mí, mi ínfima contribución comenzó
el jueves, 14 de enero.
El pastor James MacDonald pastorea la Harvest Bible Chapel en Chicago.
Han plantado un grupo de iglesias.
También son una iglesia con multipresencia.
Tiene un ministerio radiofónico nacional.
Ha publicado muchos libros.
Es un hombre bueno y piadoso.
De hecho, nos conocimos a través de The Gospel Coalition,
una organización de la que somos miembros.
Me llamó el jueves por la mañana, me despertó y me dijo
que había hablado con varios pastores de algunas iglesias muy grandes
y que estaban analizando cómo podían servir a la iglesia
en Haití y movilizarse.
Esto ocurrió tan solo unos días después del terremoto.
Según hablábamos durante ese día,
enviándonos mensajes de texto, emails, se nos ocurrió
que podríamos viajar a Haití,
aunque parezca una locura.
Pero al final de ese día, había organizado el transporte
mediante una organización llamada International Aid.
Estaba previsto que viajásemos al país con 500 kg de suministros médicos --
unos cientos de miles de dólares en suministros médicos.
con algunos cirujanos y médicos que aman a Jesús,
y nos dieron permiso para entrar al país,
lo que, en sí mismo, era increíble porque muy poca gente
había podido acceder.
Esa noche oré con mi mujer, Grace, y escudriñamos nuestros corazones.
Desde la llamada esa misma mañana hasta el plan por la noche
todo se había movido tan rápido que no sabía
si estaba tomando la dirección correcta.
Mi mujer me preguntó -- y la quiero.
Es una mujer llena del Espíritu Santo.
Me dijo, "¿Quieres ir?" Le dije, "No."
Le dije, "¿Quieres que vaya?" Me contestó, "No."
Y le dije, "Pero siento que debo ir."
Y me respondió, "Yo siento lo mismo."
Así que oramos como una familia, para que el Espíritu Santo
nos convenciera a Grace y a mí si debía ir o no.
Evidentemente, si me muero, dejo atrás a una viuda con cinco hijos,
una iglesia a la que amo y todo el trabajo que queda por hacer.
Y acordamos, como familia, que sentíamos que el Espíritu Santo
me encomendaba que fuera.
Para serles sincero, no sabía muy bien por qué.
Así que oramos que si Dios quería que fuera, que el Espíritu Santo
lo coordinara todo para conseguir esto porque superaba completamente
nuestras capacidades organizar esto.
Al día siguiente, el Pastor MacDonald y yo estábamos hablando
y se nos ocurrió la idea de Iglesias que Ayudan a Iglesias,
una organización para recaudar fondos de las iglesias y los cristianos,
en particular por medio de ofrendas especiales los domingos,
para llevar ese dinero y movilizarlo y así apoyar a la iglesia en Haití.
No queremos, de ninguna manera, competir con las organizaciones humanitarias.
La gente necesita comida, agua, cobijo y cuidados médicos
y queremos poder destinar algunos recursos a ayudar
a aquellas organizaciones que lo hacen bien, en particular
aquellas que lo hacen bien en el nombre de Jesús,
pero también queríamos ir a Haití para conocer a los cristianos,
ver las iglesias y obtener sus historias,
y ver cómo podríamos, de alguna forma, contribuir
para auxiliar a las iglesias destruidas de la mejor forma posible.
Porque la gente también necesita a Jesús y necesitan seguidores de Jesús,
especialmente en tiempos de tragedia y de crisis.
Así que, el viernes lanzamos Iglesias que Ayudan a Iglesias.
Grabé el sermón que reprodujeron
el domingo en Mars Hill.
Pero, aún necesitaba mi pasaporte.
Estaba renovando mi pasaporte, y todavía no me había llegado.
Llegó a primera hora del sábado,
justo a tiempo para mi vuelo.
Celebré el 4º cumpleaños de mi hijo Gedeón.
Mi familia me dejó, llorando, en el aeropuerto.
Volamos hasta Chicago, donde nos informaron sobre Haití.
Nos vacunaron, tarde, esa misma noche.
A la mañana siguiente madrugamos, fuimos a la iglesia del Pastor MacDonald.
Recaudaron una ofrenda especial muy generosa para Haití.
Hicimos alguna gestión más para prepararnos
para el viaje; metimos agua, suministros,
y barritas de cereales en una mochila.
Venía con nosotros un equipo completo de grabación de Mars Hill,
un gran fotógrafo del campus Bellevue, Thomas Hurst,
que, gracias a la provisión divina, había filmado en Haití
profesionalmente hace 10 años.
Y todos decidimos ir a Haití.
Condujimos hasta Grand Rapids, Michigan, donde el dueño
de Amway nos prestó su avión privado para volar
con International Aid.
Embarcamos el avión alrededor de las 3 de la madrugada.
Y para el amanecer del lunes, estábamos en Haití.
Estábamos en Haití.
De una llamada el jueves por la noche al lunes por la mañana,
Dios había abierto cada oportunidad.
Había contestado a cada oración.
Y estábamos de pie, en suelo haitiano.
Cuando me bajé del avión, había un soldado
apostado allí, sus palabras fueron impactantes.
Me dijo, "Ahora verá una crisis de proporciones bíblicas."
Así que, les mostraré un poco de lo que vimos.
Estábamos en la pista, descargando suministros, ayudando.
Nos pusimos las mochilas, y nos adentramos en las calles.
Aquí nos dicen, "Si salen del aeropuerto, están solos.
No abriremos las puertas de nuevo."
Acababa de alzarse un disturbio.
Al final nos abrimos camino entre la multitud.
Nuestro equipo de seguridad nos estaba esperando,
gracias a Dios, con coches.
Y nos adentramos en la calle.
Miles de personas deambulaban.
Sin comida, sin agua, sin ninguna clase de techo.
Había un caos absoluto alrededor del aeropuerto.
Para serles sincero, la idea de salir del aeropuerto me generó ansiedad.
La multitud acababa de intentar atacar el aeropuerto.
No hay electricidad.
Hay agua por todas partes.
Los militares dicen, "Si sale,
no podrá volver a entrar.
No abriremos la puerta.
Está solo."
Y así, el equipo y yo salimos.
Por la gracias de Dios, teníamos a alguien en tierra que además era
personal de seguridad con vehículos y nos llevaron
por las calles de Haití.
En estos momentos no conocíamos a nadie en Haití.
Esperábamos conseguir la historia de las iglesias haitianas.
Estaríamos en tierra 32 horas, en total.
Teníamos mucho por hacer.
Mientras intentábamos abrirnos paso en Haití,
las carreteras estaban colapsadas.
Era un pandemonio absoluto.
Tuvimos que recorrer la ciudad por rutas secundarias
y teníamos una pista creíble.
Nos dijeron que había un seminario cristiano que también tenía
una iglesia y una escuela K-12 y que estaba situada en una bonita
propiedad en Puerto Príncipe que además estaba
rodeada de devastación, pero se encontraba prácticamente intacta.
Allí albergaban a unos miles de personas
y básicamente funcionaba como un campo de refugiados con gente durmiendo fuera.
Así que, teníamos que encontrar esa ubicación, pero, como dije antes,
era muy difícil porque no hay direcciones y los marcadores
y puntos de referencia para guiarse estaban destrozados.
Así que llegamos a una iglesia
que estaba cerrada y creíamos que era allí y que
estábamos condenados porque no teníamos más pistas
y nuestra única pista resultó ser un callejón sin salida.
Entonces Dios nos envió a esta mujer maravillosa.
La llamo Abuela Angelical.
Si llego al cielo y Jesús me dice que era un ángel,
no me sorprendería.
Se la presentaré.
Se me acercó y, literalmente, me tomó de la mano
y me guió, doblamos la esquina y anduvimos una o dos manzanas
con un grupo de gente siguiéndonos, incluyendo nuestro personal.
Ella dijo algo.
La gente vigilando en la verja nos dejó pasar.
Y he aquí que estábamos a unas pocas manzanas
de la escuela bíblica y seminario al que queríamos ir.
En esos momentos no tenía ni idea de hacia dónde nos llevaba.
Ni siquiera hablaba inglés.
Hablaba creole.
Se acercó a nosotros junto a la verja cerrada e intentó
comunicarse con nosotros y no tenía ni idea de lo que decía.
Ni siquiera le dije dónde quería ir.
Ella, literalmente, me tomó de la mano cariñosamente, con dulzura.
Me acarició la cara. Jamás lo olvidaré.
Nos guió por la calle hasta una pequeña verja,
habló, la verja se abrió.
los guardas nos dejaron pasar, nos llevó justo
al sitio exacto, precisamente donde teníamos que ir.
Cuando llegamos, saludé a unos pocos,
me volví y ya se había marchado.
Pero ella hizo que ocurriera todo.
Sin esa ventana de oportunidad, el viaje sería un desperdicio total.
Pero Dios se presentó y fue muy dulce.
Les diré lo que pasó entonces.
Conocimos a un hombre llamado Dave.
Es un estadounidense que sirve allí,
la 3ª generación de misioneros en el seminario.
Fue este edificio el que cayó.
¿Es aquí dónde murió el estudiante del seminario?
Sacamos a uno de allí y el otro murió allí, sí.
¿Y qué iba a ser en última instancia?
Iba a ser pastor. Los dos.
¿Fundadores de iglesias? ¿Pastores?
Sí.
Y allí está nuestra clínica improvisada.
¿Por cuánto tiempo cree que podrá albergar a miles de personas?
No tenemos ni idea. Esperamos que aumente.
El terremoto fue un desastre instantáneo.
Una catástrofe.
Se está fraguando una segunda catástrofe.
Es decir, vamos a albergar a la gente.
Les daremos de comer.
Obtendremos agua.
Les proporcionaremos seguridad.
Esas son las cuatro cosas que buscan.
Y desagraciadamente, el mayor centro de gobierno
se ha desplomado, físicamente, junto con sus edificios
y oficinas gubernamentales.
¿Cuánto les falta para quedarse sin suministros? ¿Comida? ¿Agua?
No tenemos agua potable en el campus.
-¿No les queda agua? - No.
Y en dos semanas…
...¿Dónde la encontrarán?
Bueno…
Mientras recorríamos la ciudad hacia el seminario,
tienen que imaginárselo.
Los edificios están caídos.
Gente por todas partes.
Cuerpos que se amontonan.
La basura quemándose.
Llegamos a la parte superior del seminario.
Este hombre nos dice que es Pastor Dave,
la 3ª generación de misioneros sirviendo en esta escuela.
Los restos que han visto estaban donde cayó el edificio.
Las clases acababan de terminar y los alumnos estaban
de camino a la capilla.
Más de 200 estudiantes estudian aquí cada año
para el ministerio pastoral y para fundar iglesias.
Esta es una iglesia evangélica, que cree en la Biblia y ama a Jesús.
Si las clases hubieran terminado tan solo unos segundos antes,
el cuerpo estudiantil habría estado en la capilla y estarían muertos.
Por así decirlo, aparentemente unos pocos llegaron allí temprano.
Uno murió.
Los otros cinco estaban atrapados bajo los escombros
y los rescataron.
Este seminario está dirigido por haitianos,
personas fantásticas, personas piadosas.
Con el dinero que recaudemos mediante Iglesias que Ayudan a Iglesias,
tenemos la intención de empezar aquí.
Es un complejo seguro.
Es el lugar al que han acudido 5.000 personas, hasta ahora,
en busca de seguridad, confían en este sitio.
Es una escuela que educa a 800 niños,
la mayoría pobres de los barrios bajos.
La mayoría gratuitamente.
Hay un seminario que forma a pastores.
Colaboran con un orfanato local
y también es una buena iglesia, así que sentimos que era la gracia de Dios
abriéndonos nuestra primera oportunidad.
Y entonces, conocimos a Cindy, una increíble hermana en Cristo,
que sirve también en el seminario.
Quiero que escuchen su historia acerca de plantar iglesias.
Ayer vi en Internet que el Presidente de Senegal
daba una conferencia de prensa y dijo,
Invitamos a los haitianos a volver a las tierras de sus antepasados.
Pero, no sé si esto debe anunciarse aún,
pero queremos decir que--
En estos momentos, acabábamos de comenzar.
Llevábamos en tierra unas dos horas.
Y, por la gracia de Dios, aterrizamos, pasamos por la seguridad,
evitamos el gentío, cruzamos la ciudad,
serpenteamos a través del tráfico, la devastación y el caos.
Entonces la Abuela Angelical fue tan amable de guiarnos
al sitio al que esperábamos llegar.
Solo habíamos visto escombros, ruinas, destrucción.
Vimos su clínica, que era, básicamente una carpa
sin médico, apósitos ni gasas.
Ya está. Viven niños pequeños allí.
Sin ayuda. Llevaban allí 6 días.
Mientras Cindy comparte acerca de plantar iglesias
y habla en el contexto de el libro de los Hechos de los Apóstoles cuando Dios
dispersa a su gente por hambruna, tragedia o crisis,
el Evangelio y la iglesia se extiende y ella estaba orando
y confiando en el Señor para que dispersara a Su gente,
que les dispersara para plantar misiones e iglesias.
Era una mujer alentadora de una gran fe.
Mientras hablaba,
escucharon los disparos de fondo,
Y este es el momento en el que el viaje se torna muy oscuro, muy rápido.
Junto a nosotros… le dispararon a alguien.
A un joven.
Les mostraré lo que filmamos.
A este muchacho le acaban de disparar en la cabeza.
Estamos del otro lado del muro donde hay
un seminario bíblico.
Hay un montón de niños. De hecho, acabo de comprar helados
para unos doscientos niños pequeños.
Hemos oído un pum, nos asomamos al muro
y esto es lo que ocurre en Haití.
Las calles se están volviendo violentas
y este chico ha perdido la vida a unos 20 metros
de la escuela bíblica y seminario
donde se congregan para adorar unos cientos de personas los domingos
y unos 160 estudiantes estudian para plantar iglesias,
predicar y enseñar el Evangelio.
Es absolutamente surrealista ver a un joven recién abatido en la calle.
No hay policía.
No hay médicos.
La ayuda no viene en camino.
Fue un momento surrealista.
No hay comida, ni agua.
Los niños están bajo una carpa en la clínica,
en la clínica improvisada, por llamarla algo.
Un muchacho tenía una nevera llena de helados.
Andaba por allí vendiéndolos.
Fue la única comida que pude ver en la zona.
Así que el Pastor MacDonald y yo le compramos al muchacho
todos sus helados y los llevamos
a la clínica improvisada para dárselos a los niños heridos
y así hacer lo que podíamos para ser cariñosos y darles un gusto
y mientras les repartíamos los helados, la gente seguía pasando junto al cuerpo.
Estaba a unos metros de la puerta.
Ese muchacho estuvo allí durante horas.
Horas.
No vino nadie.
No hay policía.
No hay médicos.
Su familia nunca se presentó.
De repente el viaje se tornó serio.
Hasta este momento parecía peligroso y serio,
pero en menos de dos horas presencié un asesinato
por primera vez en mi vida.
Y a nadie pareció importarle.
No es que sean indiferentes.
Es que lo ven con tanta frecuencia y hay tantos cuerpos sin vida
acumulándose en las calles que se ha vuelto habitual.
Y repito, esto ocurrió a unos metros de un puñado de niños
que duermen en la calle de noche.
Todos duermen en la calle.
¿Por qué? Porque sus casas están destruidas o son inestables
y las réplicas son peligrosas.
Junto a niños pequeños durmiendo bajo unas lonas con heridas serias.
En este momento nos reagrupamos necesitábamos encontrar a alguien
que nos sirviera de guía e intérprete.
Por supuesto, no hablábamos creole.
Así que tomamos a un hombre llamado Jaques.
Oren por Jaques, es el primer empleado
de Iglesias que Ayudan a Iglesias.
Se convirtió de una familia vudú.
Fue a la universidad, estudió Derecho.
Es un hombre brillante.
Y obtuvo una beca completa para ir
al seminario Dallas Theological en Estados Unidos,
donde obtuvo un Máster en Teología.
Habla varios idiomas con fluidez.
Es un ciudadano haitiano.
Ama a Jesús y es un buen hombre que ama la Biblia.
Es uno de los directores del seminario,
un profesor, un pastor y un predicador de la Palabra.
Así que le preguntamos, "¿Estaría dispuesto a venir con nosotros
en el coche y mostrarnos las iglesias y las zonas donde poder conseguir
la historia acerca de la gente de Dios, de cómo están y de qué necesitan?
¿Estaría dispuesto a arriesgar su vida haciéndolo?
¿Estaría dispuesto a ir por las calles con nosotros
y a traducir para nosotros?"
Y acordó hacerlo.
Así que, al final de nuestra aventura lo contratamos.
Y ahora es nuestro hombre en tierra, ayuda a coordinar
los esfuerzos para que los que den puedan estar seguros
de que sus finanzas están bien distribuidas.
Es, en esencia, nuestro principal administrador financiero
para este gran ministerio.
Por lo que es su trabajo profesional y necesita un salario
porque el seminario cerró tras el terremoto, no tiene ingresos.
Así que, esto ayudará a su familia y nos ayudará a ayudar a las iglesias.
Entonces nos subimos al coche y volvimos a adentrarnos
en el caos del centro de la ciudad les quiero mostrar
algunos fragmentos para que puedan hacerse una idea
de lo que parecía estando allí mismo.
Llevábamos en la ciudad un total de dos horas hasta el momento.
Ya había visto a un hombre al que le dispararon en la cabeza
a apenas unos metros de mí.
Es bastante abrumador.
La comida escasea.
El combustible escasea.
El agua escasea.
La tensión crece.
Y hay un negocio que crece.
Aquí mismo, en un lado de la calle mírenlo por ustedes mismos.
Ahora, lo que es increíble es que apenas vimos negocios abiertos.
Deben entender esto.
Para un estadounidense esto es imposible.
No hay tiendas.
Había un supermercado grande en el pueblo.
Pasamos junto a él.
Estaba completamente destrozado. Desaparecido.
Los hospitales destruidos. Desaparecidos.
La prisión destrozada.
Más de 6.000 de los peores delincuentes andan libres por las calles.
La gente no entra en los edificios, viven en las calles,
duermen sobre mantas o toallas o lo que encuentren.
La gente en las calles, desnuda, se baña con cubos de agua sucia.
Los niños corren por todas partes.
Y los únicos negocios que vimos durante ese primer día
en funcionamiento era el de fabricación de ataúdes.
Y eso es para los que pueden costearse un ataúd.
Apenas vimos maquinaria pesada en la ciudad.
Sin embargo, vimos una excavadora y un camión para la basura
la excavadora simplemente recogía los cadáveres y los tiraba
en el camión de la basura que los llevaba hasta las fosas comunes.
Recientemente, en un día, 10.000 cuerpos--
hechos a la imagen de Dios-- fueron arrojados a una fosa, anónimos.
Nunca podrán comprobar la identidad de estas personas
porque sus cuerpos estaban descompuestos haciéndoles irreconocibles.
El agua era difícil de encontrar.
Lo que es curioso es que la cocaína no.
No pudimos encontrar una botella de agua para comprarla,
pero la gente nos ofrecía cocaína.
Eso seguía a la venta en Haití.
Cuando un camión de agua llegaba a una zona, ésta se llenaba
de gente buscando sobrevivir y cuando se les acababa el agua,
sobrevenía el caos.
Les daré un ejemplo.
Éste es el aspecto del agua corriente.
Evidentemente, no es potable.
Los cuerpos están en esa misma fosa.
Llegaron algunos camiones con agua.
La gente llegaba con cubos y trataban de acumular
cuanto podían, llegando a pelearse por ella, dado que era muy escasa.
Y cuando el agua se agotaba, la gente se empujaba,
peleaba y discutía.
Como les mostraré en unos momentos,
para llegar al agua sacaban la pistola.
Hubo disparos.
Las vidas se vieron amenazadas.
¿Cuántas botellas de agua bebió hoy?
Es realmente increíble.
Procedimos a ver una iglesia que estaba,
literalmente, a unas manzanas.
Estábamos al final de un callejón para filmar y obtener imágenes.
Fue la misma iglesia de la que, una semana después del terremoto,
rescataron a una mujer anciana y salió en la CNN, seguía con vida.
Estábamos a punto de entrar en este inmueble
y ver las condiciones.
Y esto es lo que ocurrió.
Wow. Solo íbamos a visitar la iglesia destrozada
y oímos un disturbio en la calle.
Estaban empezando a repartir agua.
Creo que se quedaron sin más y ahora hay un disturbio
está a punto de formarse un disturbio y tenemos que salir de este callejón,
si no vamos a convertirnos en escombros como esta iglesia.
Disparos.
La gente se está matando por el agua.
En este momento llevábamos tan solo unas horas en tierra
y estábamos buscando la historia de la iglesia y del pueblo de Dios.
Doblamos la esquina y nos encontramos con un hombre,
un hermano en la fe llamado Augustan.
Empezaremos a contarles algunas de las historias
de la gente de Dios y sus iglesias.
Quiero que conozcan al hermano Augustan.
Conocimos Augustan.
Estamos en el mismo epicentro del terremoto
y hemos ido a investigar el estado de algunas iglesias.
Es un hermano en la fe de unos 30 años de edad
y sirve aquí en esta iglesia.
Les llevaremos a dar un paseo y mostrarles lo que pasó.
Es una historia realmente trágica.
Los escombros y las ruinas que tenemos enfrente, eso era la iglesia.
Los coches que están aparcados delante evidentemente pertenecían a miembros
de la congregación.
Pueden ver ese bus de la iglesia a ese lado.
También había un número de programas de formación.
Formación vocacional, escuela de música.
Haití es un país increíblemente pobre.
Aproximadamente 80% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza,
que es 1.300 dólares al año.
Así que un ministerio de esta iglesia era ayudar a la gente
a encontrar un trabajo provechoso.
Fontaneros, electricistas y demás.
Augustan, al que acaban de conocer, es un fontanero.
Cuidado con ese cable eléctrico.
Y cuando su iglesia se derrumbó, perdieron a muchos, a mucha gente
de su programa de formación.
De hecho, hubo gente que murió aquí.
Hermanos y hermanas cristianos, muchos de ellos eran hombres
que querían aprender un oficio en esta escuela.
Asistían a clases intentando ver cómo podrían proveer para sus familias
y cuando la iglesia fue destruida, murieron.
Augustan no sabe exactamente cuántos.
Dice que bien podrían ser más de doce.
Usó la palabra "beaucoup" (muchos).
Y nos dijo que sacaron a muchas víctimas de entre estos escombros y destrucción.
Participaba en una misión de rescate, ayudando.
Y muchos hermanos y hermanas en la fe siguen actualmente
en el hospital recibiendo tratamiento por lesiones mortales,
así que esperamos y oramos que no muera más, pero, añade,
que esto es una posibilidad.
Cuando giramos en la esquina,
la imagen es casi apocalíptica.
Vinimos para obtener la historia de la condición
de la Iglesia en Haití.
Y ante nosotros tenemos una de las mayores catedrales
en todo Puerto Príncipe y Haití, reducida a a escombros.
Hay un hedor en el aire.
Había motines en la calle
cuando el suministro de agua se acabó hace escasos momentos.
Está sucio.
No hay equipos de saneamiento.
No hay excavadoras.
No hay presencia policial.
No hay asistencia médica.
No hay ayuda en camino.
La gente deambula por las calles y están desesperados.
Quiero decir que, realmente, prevalece una sensación de desesperación
y una ausencia completa y absoluta de cualquier sensación de urgencia.
Y en esta clase de crisis, imagínese si es un cristiano.
Sobreviene una crisis.
Llega a su iglesia y está destruida,
los miembros de su iglesia están muertos.
Así que busca otra iglesia en el barrio
para reunirse con la gente de Dios, buscan un sitio seguro para esconderse
y acaba aquí.
En la gran catedral.
El edificio cristiano más prominente
quizá en todo Puerto Príncipe, destruido.
Solo quedan ruinas.
Resulta surrealista verlo,
quiero decir, hace tan solo unos días que regresé.
No hemos dormido mucho.
El equipo lleva trabajando noches enteras.
Me quebranté en varios momentos del viaje,
estoy, emocionalmente, destrozado.
Me siento emocionalmente exhausto.
Y creo que si parezco poco compasivo,
es porque estoy agotado y estoy en shock
como si me hubieran dado una paliza.
Y, para mí, lo que me perseguía era que amo a la iglesia.
Sé que mucha gente se queja de la Iglesia
y no les gustó la música
o el sentido de humor del pastor
o las descargas de la web son muy lentas
o alguien de la iglesia me ofendió
o no creo que mi programa haya recibido los recursos necesarios
o las cosas no fueron como quería o alguien no me quería.
Es decir, imagine que está en un lugar donde la iglesia
se colapsa, físicamente.
No tiene teléfono ni Internet, es pobre.
No tiene coche, así que camina hacia la iglesia porque
su casa está destrozada y sus familiares están muertos
en esa misma casa y no los pueden rescatar de los escombros.
¿Adónde va?
¿Dónde iría?
¿Iría a la iglesia?
Iría a su iglesia y vería que está destrozada y los ancianos
y los líderes de la alabanza y quizá hasta el pastor
están muertos entre los escombros.
Ya no está.
Vuelve la esquina porque sabe que hay otra iglesia cerca.
Ya no está.
No hay dónde ir.
La gente de Dios se ha dispersado.
No hay forma de comunicarse.
No hay modo de reunirse.
Eso me quebranta como pastor que ama a la iglesia
y ama a nuestra iglesia.
Algunos me preguntarán, ¿Y dónde está el gobierno?
¿Por qué no hacen algo?"
Les enseñaré el equivalente de la Casa Blanca.
Eso es.
Destrozado.
Ya no está.
En este punto, decidimos tomarnos un pequeño descanso para decidir
dónde pasaríamos la noche porque era peligroso
quedarse en las calles, especialmente siendo occidentales
con dinero encima, negociando para poder sobrevivir.
Por la gracia de Dios, conocimos a un hermano católico
que tenía un lugar seguro,
en realidad un pequeño bastión militar.
Dios tuvo detalles increíbles todo el camino,
gracias, de corazón, a los que oraron.
Por primera vez en mi vida,
realmente sentía que la oración me rodeaba y nos precedía.
Así que fuimos allí para reunirnos y encontrar un sitio seguro para dormir
esa noche, y asegurarnos de que no moriríamos cuando oscureciera.
Nuestro ansiado pequeño momento de descanso,
estábamos agotados, se vio interrumpido, cuando, en la esquina
de este complejo, se colapsó un pequeño edificio
y estaban en el centro sacando a un hombre de entre las ruinas.
Resulta que es un líder de la alabanza de 26 años.
Y lo estaba sacando de los escombros
su hermano, cristiano, de 24 años.
¿Quién dirigió la alabanza en su iglesia hoy
o la última vez que fue?
Imagínese que se va por una semana y por fin
tiene una pista de dónde está su cuerpo en descomposición.
Y por primera vez en mi vida, olí
y probé el sabor de un cadáver en descomposición que había estado
cociéndose por una semana bajo una pila de escombros.
Era el olor más repugnante. No puedo ni explicarlo.
Me cepillé los dientes una y otra vez.
No pude quitarme el sabor de la boca durante días.
En parte de la grabación pueden ver a la gente andando
con cáscara de naranja en la nariz.
Es porque no tienen nada más
y eso tiene algo de aroma para mitigar el hedor de los cuerpos.
También es la razón por la que muchos tienen las bocas tapadas.
Esto es lo que encontramos. Es nuestro pastor de adoración.
¿Qué pasa aquí, amigo?
Es mi hermano mayor.
Tenía 26 años.
¿Su hermano de 26 años está allí abajo?
¿Qué?
¿Su hermano de 26 años está bajo los escombros?
Sí, claro.
¿Su hermano era cristiano?
Sí, claro.
Claro que era un cristiano.
Era músico aquí en la iglesia.
Era el hombre orquesta.
Hombre orquesta como…
…un baterista.
¿Tocaba la batería en la iglesia?
Tocaba la batería en la iglesia.
Cantaba, también, en la iglesia.
¿Cantaba y ayudaba a dirigir la alabanza?
Claro.
Su hermano era un adorador en la iglesia.
Ahora está en el cielo.
¿Podría orar por usted?
Él también es un pastor y quisiéramos orar por usted.
Lo sentimos mucho.
¿Cómo se llama?
Yo, soy Claibe Wimu.
Mi nombre es Claibe.
Mi apellido es Wimu.
Queremos orar por usted ahora.
Señor, te pedimos por nuestro hermano, Clairbe.
Nuestro corazón está quebrantado y apesadumbrado.
Está trabajando para recuperar a su hermano
que se ha ido al cielo, pero sufre.
Señor, te pido que le consueles porque es el hombre
que tiene que guiar a su familia ahora.
Consuela a su familia.
Dale la fuerza, Señor, y danos la sabiduría para saber
qué podemos hacer para ayudarles.
Te lo pedimos en el poderoso nombre de Jesús, Amén.
Clairbe, nuestro hermano en la fe de 24 años,
excavó con sus amigos, sacó el cuerpo de su hermano
de 26 años que dirigía la alabanza.
Se cambió la camisa por una naranja y le han visto recuperando
el cuerpo en el segmento siguiente.
Le quitaron las botas, el cinturón y la cartera porque
son pobres y no tienen esas cosas así que las reutiliz
Se pusieron bolsas en las manos porque no tienen ni guantes.
Después, se lavaron las manos
en un cubo de diesel y se fumaron un cigarrillo.
Para mí, este momento fue esclarecedor.
De repente, casi todo en mi agenda parecía carecer de importancia.
Cada email que había recibido
y que estaba etiquetado como "urgente" parecía ridículo.
Casi todo por lo que estaba preocupado ahora parecía trivial.
Desde este punto visitamos tantas iglesias como pudimos
lo más rápido posible y me gustaría mostrárselas
y dejarles experimentarlo por sí mismos.
Bueno, vamos a ir tan rápido como podamos
y quería mostrarles cómo las iglesias pueden ayudar a otras iglesias.
Quiero tomarme un momento para hablarles de la iglesia del Pastor Cherie
justo detrás de nosotros, una iglesia de Dios.
Pero nos abruma.
Solo se puede ver por la forma de las ventanas que era un iglesia.
Nada más lo diría.
Hay una pequeña verja bajo un montón de cemento
que reza "L'Eternel", eterna.
Estaban extendiendo las Buenas Nuevas-
Había más de mil personas en esta iglesia.
Pero sinceramente, los cuerpos en descomposición en la iglesia,
no son de un domingo, sino de un martes, de un ensayo del coro.
Vidas perdidas.
El pastor, no sé dónde está.
Por eso vinimos, no resulta fácil de ver.
Sí, esta iglesia está, físicamente, acabada.
Van a tener que buscar un sitio para congregarse el domingo.
Aún hay miembros de la iglesia en el edificio.
Sentimos el gusto de la descomposición de los cuerpos en el aire
llevan allí una semana.
Es denso, asqueroso y bastante sobrecogedor.
Así que, podría orar por esta iglesia.
Hay muchas iglesias como esta.
Vamos lo más rápido posible por la ciudad para mostrarles
la necesidad tan grande de que las iglesias ayuden a las iglesias.
Dígales qué estamos viendo aquí, amigo.
Es la iglesia Adventista del Séptimo Día y es bastante triste.
Estamos junto a una pila bautismal destrozada,
un centro de adoración destruido.
La buena noticia es que aquí no murió nadie.
Pero no adorarán aquí este domingo, ni en mucho tiempo.
La iglesia ya no existe.
Emocionalmente, ¿Qué siente?
Es un pastor.
Fundó una iglesia hace muchos años.
La ha visto pasar por todas sus fases complejidades y proyectos de crecimiento.
Sabe lo difícil que es, para una iglesia, obtener un edificio.
Viendo esto, ¿qué siente como pastor?
Me siento destrozado por la congregación.
Siento que las ovejas están dispersas, y el pastor tiene que estar destrozado.
Das la vida por algo,
sé lo difícil que es levantar una congregación en Norteamérica
Aquí es exponencialmente más difícil.
¿Y qué herramientas tienen para recuperarse?
No pueden ni recuperar los cuerpos de los escombros.
Sin nuestra ayuda, ¿qué herramientas tienen realmente?
La Iglesia de Cristo en Haití se retrasará una generación
si no nos levantamos y hacemos algo.
Le diré algo, me emociona
Estamos frente a la nación más pobre del Hemisferio Oeste.
No veo cómo podrían reconstruirse a sí mismas estas iglesias
Van a necesitar ayuda seria.
Bueno, aquí está una de las iglesias evangélicas más grandes de la ciudad.
El pastor es como un padre espiritual.
Sí, dijeron que era una iglesia de un par de miles.
Sí, es increíble.
Tenían una estación de radio, destrozada, así que la voz del evangelio
que llegaba a toda esta zona está silenciada.
Pero sabe, lo que tengo en la mente es que hay 2.000 adoradores
que no tienen un lugar para adorar.
Sí, al menos 2.000.
Dijeron que era, posiblemente, la mayor iglesia,
la mayor iglesia protestante de la ciudad entera.
Tenemos miedo de acercarnos al edificio,
podría derrumbarse.
De seguro que nadie va a entrar allí.
Lo van a tener que derrumbar y reconstruir.
Ninguna reparación lo haría un lugar
donde el pueblo de Dios pueda adorar a su Señor.
Ninguna reparación.
No, además dijeron que hay gente que murió allí,
y viendo las condiciones, estoy bastante seguro
de que aún hay cuerpos de los Hijos de Dios allí dentro.
No creo que ningún equipo de rescate se recorra un edificio de este tamaño
sala por sala en busca de cuerpos para evacuarlos.
Si mira aquel monitor podrá ver que hay un nivel y otro nivel,
y que se han colapsado uno sobre el otro.
Por tanto nos faltan plantas enteras del edificio.
Por eso está doblado hacia un lado.
Literalmente ha caído y un piso entero del edificio ha desaparecido.
No sé siquiera cómo van a poder limpiar esta zona.
Probablemente esté a un paso y un pastor de 60 años
igual tiene que empezar de nuevo en otro sitio y su congregación
está o muerta o huyendo de la ciudad, incomunicados.
Vamos a ayudarles.
Tenemos que encontrar a este hombre y ver qué podemos hacer por él.
Debemos encontrar a este hombre. De verdad. Equipo, tenemos que encontrarle
y decirle, "Mire, amigo. No somos su respuesta, pero vamos a ayudarle."
La Iglesia va a ayudar a la iglesia.
Así debería ser.
Ahora, frente a una iglesia Wesleyana con una congregación
de más de 1.000 hasta el terremoto de hace una semana, llevamos máscaras
porque no puedo soportar tener el sabor de cuerpos en descomposición en mi boca.
Me enferma.
Hay moscas por todas partes.
Es la cosa más triste que hemos visto en una iglesia en el día de hoy.
Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis cuerpos sin vida
están, literalmente, tirados en la calle.
Descompuestos, hay moscas por todas partes, la carne pudriéndose.
Puede que haya dos allí bajo esa sábana.
Algunos de ellos están envueltos con cuerdas de embalar.
¿Quiénes son estas personas?
Dios conoce a cada una de ellas.
¿Les sacaron de los escombros?
¿Eran--es decir, quién sabe?
Sí, portadores de la imagen de Dios, allí en la calle, descomponiéndose.
Cada uno de ellos conocido y amado por Dios. Por la eternidad.
En esta iglesia y escuela bíblica, durante el terremoto,
nos han dicho que murieron 40 estudiantes.
Nos vamos a adentrar.
Parece que la entrada está abierta.
Vamos a ver qué está ocurriendo.
Sr. Smith, encantado de conocerle, señor.
¿Qué hacía aquí en la iglesia?
Vale, ésta es mi iglesia.
- ¿Es el pastor? - Sí.
- ¡Qué honor! - Soy el evangelista.
Es el evangelista, ¿y tenía 4.000 personas aquí el domingo?
¿O son un par de miles los domingos?
No. Tenemos tres reuniones, hay 3.000, 3.050, 3.045…
[Hablando en creole]
Hay muchos cuerpos muertos adentro.
¿Todavía tiene allí los cuerpos sin vida de miembros de su congregación?
Sí.
[Llora]
Cada domingo nos sentábamos aquí.
[Llora]
Necesitamos oración.
Necesitamos oración.
Es una escuela bíblica en la que murieron estudiantes,
estaba anexada a la iglesia.
Van a conocer luego a un hombre, Keno.
El cuerpo de su mujer, el cuerpo de su mujer está allí.
Es decir, para mí, simplemente amo la Iglesia.
Sé que la iglesia no es solo un edificio, pero es en un edificio
donde el pueblo de Dios se reúne,
especialmente en tiempos de crisis y de necesidad.
Y verla, fue simplemente, es decir, completamente devastadora.
Empezó a oscurecer y teníamos que llevar a Jaques
de regreso al seminario y complejo cristiano,
y dirigirnos a un sitio seguro para dormir aquella noche.
Conocí al director de la escuela, un hombre maravilloso llamado Jean.
Y ahora estoy asociado con él.
Entre otras cosas, fue al Seminario Western,
la misma escuela a la que fui yo.
Fíjense en la provisión de Dios uniéndonos a todos.
Conseguimos un avión en un día.
Conseguimos volar allí con suministros médicos y doctores.
Pudimos aterrizar.
Otras organizaciones de ayuda circularon durante horas y volvieron.
Conseguimos coches, que fue un milagro, y un conductor,
un intérprete y guía
y conseguimos organizar esto sobre la marcha.
Entonces conocimos a Jean, que dirige el seminario
Y he aquí que se graduó en el mismo seminario que yo
y estudió con algunos de los mismos profesores, teológicamente,
bíblicamente, estamos de acuerdo en los grandes temas, es increíble.
Una alianza provista por Dios para Iglesias que Ayudan a Iglesias.
Se lo quiero presentar.
Definitivamente, podrían orar por él.
Casi fue demasiado para él.
Estoy emocionalmente exhausto. Hemos conducido por toda la ciudad.
Hemos visto montones de cuerpos muertos, gente sin techo deambulando
por las calles, iglesias destruidas, muchas iglesias destrozadas.
Es peor que cualquier película que yo haya visto, ¿saben?
Cualquier cosa que puedan imaginar.
Usted le enseña a los pastores, gestiona iglesias y a líderes.
¿Cuánta gente conoce que haya muerto?
Conoces a muchas personas.
A muchas personas.
¿Personalmente?
Es decir, por lo menos, cerca de, al menos 100.
¿Al menos 100?
Al menos 100.
Tantos pastores diferentes…
Vamos, conozco a un pastor que ha perdido a toda su familia
¿Un pastor perdió a su familia entera?
Un graduado de su escuela.
¿Cómo está, emocionalmente?
Sinceramente, creo que, me parece que he pasado por distintos estadios.
Al principio, era como incredulidad.
En shock.
Sí, ¿es así?
Me di cuenta de eso en la calle. La gente no llora.
Es como si estuvieran impresionados, en shock.
Sí. Sí.
Y después, siento cierto enfado, debo confesar.
Es como, "¿Por qué pasa todo esto?"
Pero tenemos que tener cuidado y no desesperarnos para
no perder la esperanza.
No sé si van a estar el tiempo suficiente aquí esta noche.
Podría haber, fácilmente, unas 5.000 personas aquí.
¿5.000 personas quedándose en su escuela quizá?
En la escuela.
Mucha gente viene esperando una respuesta aquí.
Y si no tiene ciertas cosas…
fácilmente, podría ponerse mal.
Encontramos un sitio seguro para dormir esa noche.
Damos gracias a Dios y a ustedes que estaban orando por nuestra seguridad.
Dormimos sobre el cemento, usando nuestras mochilas como almohadas.
Por la gracias de Dios, dormí 4 horas, bien.
Me levanté, trabajé durante 2 horas, y me fui a dormir un rato más.
A la mañana siguiente nos levantamos con el sol para no perder tiempo
para intentar obtener las historias de las iglesias y del pueblo de Dios.
Volvimos para recoger a Jaques en el seminario
donde le dejamos con Jean.
Tenía tareas que atender allí.
Y verán, todo esto no lo digo para vanagloriarme,
pero sé que algunos se preguntan, Bueno, ¿hizo algo?
Bueno, oramos por la gente.
Compartimos el Evangelio.
También llevábamos una suma de dinero encima
y lo distribuimos entre nuestro equipo,
aquellos que vinieron con el Pastor MacDonald,
ahora mi buen amigo, y los chicos que vinieron
conmigo de Mars Hill
y estuvimos repartiendo el dinero según íbamos.
Tome, alimente a su familia.
Compre agua.
Consiga combustible."
Y eso, bueno, intentamos ayudar a tantos como pudimos
y trazamos un plan para traer más ayuda porque la necesitan.
Entonces, a la mañana siguiente, salimos al amanecer
y volvimos para ver a las 5.000 personas que durmieron allí
en el campus y a recoger a Jaques.
Conocí a un pastor.
Y esta es una que-- ésta me pegó fuerte,
creo que es la más dura.
Sigo pensando en mi hija mayor, Ashley.
Sufriendo, con dolores durante una semana.
Nadie que le pudiera ayudar.
Simplemente perdí la cabeza.
Es decir, ver sufrir a mujeres y niños.
Los cuerpos muertos son horribles y las iglesias colapsadas son malas,
pero hay algo en mí, cuando veo sufrir a mujeres y niños
sufriendo y con dolor…
Les permitiré que los conozcan.
Un pastor cristiano, un maestro de la Biblia,
tiene mujer, tres hijos mayores.
La iglesia estaba destrozada, 15 miembros de su congregación murieron
cuando el edificio se derrumbó sobre ellos.
Su hogar está destrozado así que está desplazado y sin hogar.
Duermen en el seminario bajo una lona.
Su hija estaba en la escuela.
Estaba estudiando para ser médico,
y una piedra enorme, probablemente un bloque de hormigón,
cayó sobre su cara y está tumbada allí
agonizando de dolor con una herida abierta durante una semana.
Y no tienen suficiente dinero para contratar un tap-tap.
Es una especie de taxi.
Se golpea el lateral del coche, se detienen, les pagan y le llevan.
¿Podría pagarle a alguien para que le lleven al hospital?
Oui. Sí.
¿Cuánto?
Uno, uno, uno, uno…
Quince dólares. Quince dólares.
-¿Quince dólares? - Quince.
La iglesia del pastor está destrozada, su familia desaparecida, el hogar destruido,
a la hija le golpeó un bloque de hormigón.
Es decir, solo pienso en…
Sigo pensando en mi hija mayor.
Allí tumbada por una semana, necesitando ir a un hospital temporal.
Señor, ¿cuánto necesita?
Quince dólares.
Es decir, claro que se lo dimos, y más claro.
De allí, bajamos la colina para ver la escuela
donde estudian 800 niños, intentando eliminar el analfabetismo.
Muchos de estos niños vienen a Cristo y van al seminario y ahora son profesores
fundadores de iglesias, pastores, y ministros.
Así que, definitivamente, vamos a apoyar a esta escuela
porque hace mucho bien.
Muchos de estos 800 niños vienen
de los barrios bajos de alrededor de la escuela.
Lo verán en un momento.
Y allí les educan gratuitamente
gracias a los donativos generosos de los cristianos.
A la izquierda está el colegio.
Clases, baños.
Nos dicen que había unos 500 alumnos de primaria aquí.
Muchas de sus familias han huido de la ciudad.
Algunos duermen en la colina en el seminario.
El complejo entero lo dirigen mediante la colaboración
entre algunas misiones estadounidenses y con supervisión haitiana.
El campus es realmente bonito y han hecho un trabajo precioso
y es donde los niños han venido en busca de refugio.
Y estos niños están bastante mejor que los niños en la ciudad.
Quinientos niños están en el programa de pago.
Ochocientos en total si se cuenta el programa gratuito.
¿Y esos escombros que ha visto?
Eso era la cancha de baloncesto que está totalmente destruida.
Había un campo de fútbol sencillo girando la esquina, pero sin balones
a la vista y un montón de niños sin nada que hacer.
Continuamos hacia la ciudad y volvimos a este sitio.
Esta es la iglesia que estaba destrozada que tenía miles de miembros.
Y lo que ven es la localización de la escuela bíblica
donde efectivamente murieron estudiantes.
Nos dijeron que la iglesia se ha mudado.
Tienen una escuela a muchos kilómetros de distancia.
La congregación tendría que andar hasta allí, muchos kilómetros.
Y queríamos ver cómo está llevándolo la gente
y qué están haciendo.
Entonces conocimos al pastor.
Había estado en una de las ciudades campamento ministrando a la gente,
orando por la gente, evangelizando.
Pueden orar por ellos.
Estos hombres tienen más funerales que oficiar de lo que puedan imaginarse.
Cuando llegamos al complejo; les mostraré a un ujier
de la iglesia.
Con guardia armada.
Imagine que los ujieres de su iglesia llevaran pistolas.
Esta iglesia se ha reubicado yendo a la escuela de su propiedad y querían
proteger a las mujeres y niños que están durmiendo afuera
por la noche de los ladrones y de aquellos que buscan hacer daño.
No pude confirmar esto, pero nos dijeron que algunos
intentaron hacer algún mal y los ujieres les dispararon.
Pero el pueblo de Dios está decidido a adorar.
Es una de las imágenes más bellas que vimos.
Este sitio es increíble.
Tenían un cargamento de comida.
Normalmente alimentan a los pobres y habían recibido
por la gracia y la providencia de Dios,
un cargamento justo antes del terremoto.
Así que, ahora dan de comer, al menos hasta que se les agote,
a 10.000 personas al día.
Y siguen reuniéndose como iglesia.
Lloré.
Tuve que sentarme y llorar por un rato.
Hombre, espero, realmente espero que la gente ame suficiente a la iglesia
o su iglesia que, si acabara así,
anduvieran los kilómetros que hicieran falta para adorar
en un sitio como este.
Estamos tras las puertas del complejo de la iglesia.
Y acabábamos de visitar una iglesia de 3.000 personas en el pueblo
que estaba destruida y tienen otra propiedad allí
y quieren construir otro complejo allí.
Y pueden ver aquí es donde la iglesia
se reúne ahora los domingos.
Y esto funcionará hasta marzo o abril según nos cuentan.
Y entonces, cuando llegue la temporada de lluvias,
evidentemente esta iglesia no podrá celebrar varias reuniones
en este sitio en estas condiciones.
Muchas de las personas están desplazadas y sin hogar, acampan allí.
Están cuidando a miembros de la iglesia.
Es realmente un complejo precioso.
Mucho más seguro y mejor cuidado que ningún otro que hemos visto,
pero el edificio que acabamos de dejar en la ciudad,
esto es un emplazamiento temporal,
resulta bastante increíble si piensa en el calor de más de 30 ºC
y un grupo de personas básicamente usa la iglesia
como un campo de refugiados.
Pero, es lo que ocurrirá hasta que algunas iglesias puedan
ayudar a esta iglesia a tener un nuevo edificio.
¿Pueden verlo, pueden verlo?
¿Pueden ver al pueblo de Dios allí juntos, intentando reunirse?
No se pueden comunicar.
No saben cómo se van a informar unos a otros
sobre dónde se van a reunir.
No tienen coches.
Van a tener que andar bajo circunstancias muy precarias.
Van a tener que reunirse aquí el domingo y van a alzar sus manos
y sus voces y en una celebración adorarán a Jesucristo como Señor,
Dios, Salvador, Rey y Libertador.
Si realmente ama a Jesús, realmente ama a la Iglesia.
Si no ama la Iglesia, no ama a Jesús.
Y era tan increíble que entre esta devastación pudimos ver gente
que ama a Jesús y a su iglesia, y sin importar nada
están comprometidos a ser la Iglesia y estar en una misión como Iglesia.
Y cuando volvimos a subir la colina, nos preparamos para irnos.
Vi a un hombre y sentí al Espíritu Santo que me obligaba a ir a hablar con él.
Se llama Keno.
Él era profesor en la escuela bíblica que cayó
y era uno de los pastores allí así como un evangelista.
Y estaba bien vestido.
Está viviendo afuera en una pista de baloncesto
ahora que su casa está destrozada.
Entonces le pregunté por qué estaba tan bien vestido,
y me dijo que acababa de volver del funeral de su esposa.
El hombre acababa de enterrar a su mujer.
Y quiero que lo conozcan porque es un héroe para mí.
Y espero que sea una inspiración para ustedes.
Hola. Pastor Mark, en Puerto Príncipe, Haití; con mi hermano
¿Su nombre, otra vez, señor?
Pastor Keno Bernal.
Y es un pastor aquí en Haití.
¿Y podría presentarnos a sus hijos rápidamente? ¿Éste quién es?
Es Kris, él es Kris.
Y este es Oliver.
Y él Joshua. ¿Joshua?
Este es Joshua.
Son cuatro niños.
Tiene cuatro hijos y, esto es donde vives y donde duermes.
Era una escuela cristiana.
¿Su casa está destruida o simplemente dañada?
Completamente destruida y aquí es donde duermen por la noche.
Voy a hacerle una pregunta difícil.
¿Dónde está su mujer?
Ha muerto.
Su mujer ha muerto.
Sí, ha muerto.
¿Y cómo murió?
¿Cómo ocurrió?
Sé que es un profesor de la escuela bíblica.
Enseña la Biblia.
Mientras enseñaba la clase, sentí que temblaba la tierra
y tuve el tiempo para salir y ver lo que pasaba.
Y justo después la casa se cayó sobre todos.
Así que la escuela bíblica tenía tres plantas.
¿En qué planta estaba enseñando?
En la segunda.
¿En la segunda?
Así que habría muerto.
Sí, habría.
Porque murieron estudiantes en esa planta.
¿Y sintió un temblor y fue a investigar?
Sí.
Y cuando el edificio cayó, ¿dónde estaba su mujer?
Estaba en la clase.
¿Estaba en la clase?
Sí.
¿Su mujer murió en la clase?
¿Intentó sacarla de los escombros?
¿Qué hizo?
Bueno, como cayó la casa no había forma de entrar
y rescatar a las personas, ya sabe.
Pero todos estaban muertos.
¿Y entonces qué hizo?
¿Cuál fue su respuesta? No puedo siquiera imaginarlo.
Me estaba volviendo loco porque para esos momentos en la casa --
la escuela estaba destrozada, y pensaba en ellos en la casa.
Ya, habla de sus hijos.
Sí, ¿sabe?
Y este tiempo, fue difícil para mí.
Me estaba volviendo loco, loco, loco.
Sí, porque su mujer está muerta entre los escombros y sus hijos
están lejos en su casa, y quiere estar allí para llorar a su esposa
pero tiene que ver a sus hijos.
Y entonces, ¿qué encontró cuando llegó a casa?
Bueno, Dios protegió a mis hijos.
Y les encontré con mi sirviente.
Bueno, estaban muy bien.
Están bien.
Pero ahora no tiene hogar. ¿Qué plan tiene?
Estoy sin hogar. No tengo plan.
Solo Dios tiene un plan. No puedo hacer nada.
No sé qué hacer. Se acabó.
Ama a Jesús. Enseña la Biblia.
Se casa con una mujer. Tiene cuatro hijos.
Sirve a Dios en el ministerio.
Y ahora su mujer no está, su iglesia no está, su hogar no está.
La escuela bíblica no está.
Y mi camino ha desaparecido.
Y, ¿por qué sonríes?
¿De dónde viene tu gozo?
Bueno, es del Señor.
Porque justo tras el funeral cuando enterré a mi mujer, Dios me dijo --
¿Predicó en el funeral de su mujer?
Bueno, solo dije algunas palabras.
¿Dijo algo?
No podía predicar, realmente.
Pero Dios me dijo, "Keno, es tiempo de levantarse y trabajar."
¿Sabe?
Seguir el llamado.
¿Cuál es el llamado de Dios para usted?
El llamado de Dios para mi vida es predicar el Evangelio.
Enseñar a otros.
Porque he sido un maestro durante 14 años.
He sido un maestro, ¿sabe?
Fui a la escuela bíblica.
Tengo un doctorado en teología, ¿sabe?
Es todo lo que he hecho, mi vida entera.
Enseñar y predicar el Evangelio, enseñar la Biblia.
Y, para mí, para el trabajo.
Sabe, cruzadas por todas partes, evangelizar por todas partes.
Es lo que he hecho toda la vida.
Tiene un espíritu dulce.
Ha sido un honor conocerle.
Siento terriblemente su pérdida.
¿Le importaría que orase por usted y sus hijos?
Gracias. Gracias. Puede.
Señor y Padre, vengo en contra del enemigo, sus sirvientes,
sus obras y efectos.
Te pido por mi hermano aquí, Señor, que le llenes
del Espíritu Santo, y Señor, tú tienes un plan.
Él no lo conoce, por favor, revélaselo.
Y Señor, te pido por sus hijos, que crezcan y se conviertan
en hombres poderosos de Dios, y que ellos amen la Biblia y a Jesús.
y que prediquen el Evangelio y estén llenos del Espíritu Santo.
Y Señor, mientras duermen aquí, Tu mirada está sobre ellos,
les conoces y les amas.
Por favor, dirige sus pasos y provee para ellos.
Y Señor, a pesar de lo devastador que es perder una esposa,
y lloramos y nos lamentamos por ellos, te agradecemos de que conocía a Jesús
y que él se reunirá con ella
y no habrá más lágrimas
y su familia estará completa de nuevo algún día.
Te lo pedimos, en el precioso nombre de Jesús, Amén.
ASÍ QUE, SEGÚN TENGAMOS OPORTUNIDAD, HAGAMOS BIEN A TODOS,
Y ESPECIALMENTE A LOS DE LA FAMILIA DE LA FE.
GÁLATAS 6:10
♪ De paz inundada mi senda ya esté, ♪
♪ o cúbrala un mar de aflicción; ♪
♪ Mi suerte cualquiera ♪
♪ que sea, diré: ♪
♪ Alcancé, alcancé ♪
♪ salvación. ♪
♪ Ya venga la prueba o me tiente Satán, ♪
♪ no amenguan mi fe ni mi amor, ♪
♪ Pues Cristo comprende mis luchas, mi afán. ♪
♪ Y Su sangre vertió en mi favor. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Feliz yo me siento al saber que Jesús, ♪
♪ Líbrome de yugo opresor; ♪
♪ Quitó mi pecado, ♪
♪ clavolo en la cruz: ♪
♪ Gloria demos al buen Salvador ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ La fe tornárase en gran realidad, ♪
♪ al irse la niebla veloz; ♪
♪ desciende Jesús con Su gran majestad. ♪
♪ ¡Aleluya! Estoy bien con mi Dios. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
Amas a Jesús. Enseñas su Palabra.
Te casas con una mujer. Tienes cuatro hijos.
Sirves al Señor en el ministerio.
Y ahora tu mujer se ha ido, tu iglesia está destruida,
tu casa está arrasada. La escuela bíblica ya no existe.
¿Por qué sonríes? ¿De dónde viene tu gozo?
Pues, viene del Señor.
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, salvación, ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪
♪ Alcancé, alcancé salvación. ♪♪
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