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Quisiera agradecer a los organizadores de esta conferencia por haberme traído a Oslo,
y a la gente de Noruega por su cálida bienvenida.
Cada vez que vengo a Noruega, tengo algún impedimento físico.
En el 2008, estaba embarazada de tres meses
y estaba promocionando el filme Reza Para Que el Diablo Vuelva Al Infierno
Fui al estreno en un cine, y, después de la película,
pusieron taburetes de bar para que nos sentáramos.
Imaginen a una mujer africana gorda
y de tres meses de embarazo tratando de subirse a uno de esos taburetes.
Lo que pude escuchar del público fue,
“bueno, al menos sabemos que
mientras protestaba no estaba visitando bares”,
porque no pude subirme.
Cuando Justine Hardy hizo su presentación
y se sentó en el suelo,
pensé, ¡por favor no lo hagas!,
porque harían falta dos hombres bien fuertes para levantarme si es que yo tratara de hacerlo.
El camino hacia la libertad
es largo.
El precio de la libertad
es alto.
La lucha por la libertad
no es para los débiles de espíritu y los pesimistas.
[Audio de la película]
Dinero
Avaricia
Etnicidad
Poder absoluto
No existe nada que pueda obligar a la gente a hacer
lo que le hicieron a los niños de Liberia
Los caudillos les dieron armas a estos niños y los despacharon.
Hacen cualquier cosa simplemente porque están armados.
Vas a la cama diciendo, Dios mío,
¿Qué hacemos?
Tuve un sueño.
Un sueño descabellado.
Decidimos salir a protestar.
Vestíamos de blanco para decirle a la gente que estábamos buscando paz.
Miles de mujeres,
musulmanas y cristianas, salían juntas exigiendo paz.
Esas mujeres habían visto lo peor,
pero aún tenían esa chispa por la vida.
Y dijimos, bueno,
si nos van a matar,
que se sepa que estábamos luchando por la paz.
Salimos y logramos lo inimaginable.
Enviamos una señal al mundo de que nosotras,
las mujeres liberianas, estamos cansadas de la matanza de nuestra gente.
Podemos hacerlo de nuevo si queremos.
REZA PARA QUE EL DIABLO VUELVA AL INFIERNO
Quiero reconocer con gratitud
la poderosa voz de las mujeres.
Liberia es un país que ha estado en conflicto consigo mismo
desde su formación.
Nuestra historia está distorsionada.
Empieza en 1821,
con la llegada de los esclavos liberados,
dejando a un lado a la gente nativa del lugar.
En 1980,
el presidente Doe vino,
tomó el poder, y ejecutó públicamente a los llamados "Liberianos Estadounidenses”.
Trece hombres muy poderosos,
son puestos en los postes y ejecutados.
En 1989, Charles Taylor
era el portavoz del grupo rebelde.
El aterrorizó y mató a la mitad de sus colegas
y luego se convirtió en el líder.
El resultado de esta guerra:
200,000 muertos,
1,000,000 de desplazados internos,
500,000 refugiados,
y la devastación de la infraestructura del país.
A la fecha, sólo tenemos electricidad
y agua potable en pequeñas partes del país.
Tuvimos una ruptura total de los valores morales y tradicionales.
Estas son algunas imágenes de la guerra.
La historia de las mujeres liberianas
Cuando se cuente la historia de las mujeres liberianas,
esta será contada en dos partes:
Mujeres como víctimas y guerreras,
las tradicionales historias de violación y abusos violentos,
mutilación, humillación y completa enajenación de las mujeres.
Y la segunda parte de la historia
-y esta es la parte que les vine a contar-
es la del triunfo de las mujeres sobre
los crueles llamados a la violencia política y el patriarcado.
En el 2003,
cansadas de la guerra,
cansadas de que jóvenes soldados nos pongan sus manos bajo nuestra ropa,
buscando lo que ellos llamaban armas y pistolas
y notas de reconocimiento.
Cansadas de que nuestras hijas sean arrancadas de nuestro lado
para calentar la cama
de algún guerrero borracho,
cansadas de que nuestros hijos sean reclutados por milicias,
cansadas –simplemente cansadas-
del dicurso de Taylor,
un grupo de mujeres de la comunidad
se reunió y dijo
¡Ya basta!
Para nosotras
el precio de quedarnos sentadas se volvía más alto
que el precio de involucrarnos.
Nos habían empujado tan al fondo,
que teníamos dos opciones:
aceptar una muerte que era inminente,
o luchar y dejar un legado.
Valientemente, decidimos salir.
Todos los días protestábamos
en frente a embajadas importantes,
realizábamos ocupaciones, piquetes;
publicábamos comunicados de prensa,
cartas de opinión para la comunidad internacional;
todo esto es parte de lo que hicimos.
En nuestra desesperación, incluimos la huelgas de sexo.
Algunos liberianos decían, cada mañana que salíamos,
“Todas esas mujeres deben haber tomado la pastilla de la locura”
porque realmente parecía que estábamos locas.
Pero para nosotras, las muertes de nuestros hijos,
las penas que estábamos sufriendo,
no eran cosas que nos podíamos sentar a esperar y escuchar.
En el 2003,
fuimos a las charlas de paz en Accra, Ghana,
las que pensamos durarían dos semanas.
Las charlas se extendieron por 3 meses.
Una mañana, nos despertamos y vimos esta noticia
en internet
que decía que un misil había caído en el complejo de la embajada americana
donde se encontraban varios desplazados internos.
Enfurecida y enloquecida,
me dirigí al salón de la paz,
les dije a las mujeres,
“vengan, vamos a dejar a esos hombres allí.
Sin agua y sin comida,”
y esta es la imagen de la barricada del salón durante las negociaciones de paz.
Las fuerzas de seguridad vinieron
y dijeron que me iban a arrestar.
Yo les dije, “Se los voy a hacer muy fácil. Me sacaré toda la ropa.”
Se fueron de inmediato.
Algunas personas se preguntarán,
¿qué es lo que tiene una mujer desnuda
que hace correr a la gente,
o incluso es capaz de hacer despertar la consciencia de un grupo de hombres
que ha pagado y drogado a niños para que violen a esas mismas mujeres?
Lo que pasa es que,
cuando eres violada en un conflicto,
cuando te quitan la ropa en un conflicto
es en contra de tu voluntad.
Cuando un grupo de mujeres o un grupo de personas
llegan a un punto en el que
deciden que les van a entregar el último vestigio de su dignidad,
eso es algo que hace despertar a cualquiera,
incluso al dictador más desalmado.
Un tratado de paz se firmó
tres semanas después de esto.
Continuamos haciendo lo predicamos,
porque en nuestra opinión como mujeres,
la victoria de la paz y la seguridad en ese momento
parecía sensacional,
pero para nosotras seguía siendo insignificante.
Concluimos que un acuerdo de paz no garantizaba la paz.
Continuamos trabajando para que estos guerreros del ejército,
promuevan derechos civiles, sensibilización, y responsabilidad;
y alentando a las mujeres de la comunidad,
algunas de las cuales jamás en sus vidas habían votado,
para que salgan a votar.
En el 2005,
elegimos a la primera mujer presidente de África.
¿Fue acaso este el fin del camino para nosotras?
No.
Decidimos que sí,
habíamos ganado la guerra, pero la lucha continúa.
Comenzamos a atacar ciertos elementos de nuestras leyes.
Hoy en día, Liberia tiene una de las leyes más fuertes en contra de la violación:
desde 12 años hasta cadena perpetua.
Tenemos una ley de herencia
para mujeres que se han casado en forma tradicional,
quienes antes no podían heredar nada de la propiedad de su esposo.
¿Cuáles son algunas de las realidades actuales?
La incidencia de violación es alta,
y el abuso y la explotación de niñas en la escuela
–sexo por notas–
es incluso más alto.
La prostitución de adolescentes y el alcoholismo
son problemas con los que estamos lidiando.
Prácticas tradicionales dañinas aún existen,
pero se las esconde bajo la alfombra.
Hoy en día en Liberia, la mortalidad maternal es de 994 por cada 100,000 nacimientos.
El movimiento de las mujeres continúa abogando por los derechos de las mujeres
y se han obtenido algunas victorias, como les comentaba anteriormente.
Pero nuestra lucha, como les dije en un principio, está lejos de terminar.
¿Qué estamos haciendo en la actualidad?
Estamos trabajando con niñas en las comunidades
para ver cómo pueden resolver algunos de los problemas a los que se enfrentan.
Llevamos a cabo iniciativas comunitarias
basadas en la educación,
y comparto la opinión de muchos de los invitados del foro
cuando dicen que una nación jamás podrá progresar desde donde se encuentre
al menos que la educación se convierta en una prioridad.
Las condiciones de las niñas en Liberia es algo que nos preocupa.
¿Cómo se puede tener una nación que hizo historia
al darle a África su primera presidenta,
y que 20 años más adelante
no haya un grupo de mujeres líderes
para demostrar que hemos educado a nuestras niñas
y las hemos alentado a salir adelante?
Esta es la clase de trabajo que estamos haciendo actualmente.
Pero otra de las cosas que estamos haciendo
como parte del movimiento de mujeres
es que, cuando Ellen Sirleaf fue elegida, nos dijimos
que una mujer presidente no garantiza muchas cosas.
Y como mujeres,
la forma en la que haremos que este gobierno responda a su gente
garantizará que un número de mujeres pueda ser elegido una y otra vez.
Así que una de mis ideas ingeniosas
fue el de tener evaluaciones periódicas
con la presidenta de Liberia y el movimiento de mujeres.
La primera vez que lo intentamos nos pusieron trabas,
los burócratas hicieron todo tipo de cosas.
El año pasado logre reunirme con la presidenta Sirleaf
y le dije, “esta es la idea que tengo”.
Ella lo leyó, me miró, y me dijo, “Leymah, me gusta”.
Así fue que en agosto tuvimos la primera evaluación de su presidencia,
y creo que esta fue la primera vez en la historia de África
que un presidente se ha abierto a la crítica.
Ella se sentó con más de 100 mujeres
y pusimos cinco de los puntos de su plan nacional en la pizarra
y le dijimos: “Queremos darle nuestras notas como mujeres sobre estos puntos.”
Créanme, no estábamos siendo condescendientes.
No estábamos cantando slogans políticos.
Le estábamos diciendo, “en este área lo ha hecho bien,
en este área nos ha fallado,
en este área nos ha fallado como mujeres
y pensamos que debe mejorar”.
Me dijo: “Ve a mi oficina mañana”,
y me dije a mí misma:
“Ay Leymah, te van a mandar a prisión.
Ay estás en graves problemas.”
Al día siguiente fui a la oficina de la presidenta Sirleaf
me senté y ella me miró por encima del papel que tenía.
Ustedes saben, la forma en que los políticos saben intimidar a la gente.
Por primera vez me sentí intimidada, comiéndome las uñas
y zapateando.
Finalmente, levantó la cabeza y me dijo,
“Me encantó. Quiero hacerlo de nuevo”.
Hemos hecho dos más,
y ella continúa haciendo estas evaluaciones por todo el país.
Esta es nuestra manera de decirle
aunque te hayamos elegido, y aunque celebremos tu victoria,
no podemos simplemente dejar que esta victoria pase
sin decirte lo que debes hacer mejor por este país.
También hemos llevado nuestro movimiento por la paz fuera del país.
Hace muy poco, estuvimos en Abuja, Nigeria,
protestando la guerra en Costa de Marfil.
Una de las cosas que debo decir es que cada año,
como parte del trabajo que realizamos,
observamos a diferentes países de África Occidental y nos preguntamos,
¿dónde está yendo este país?
Luego fuimos con un grupo de mujeres de
África Occidental a Costa de Marfil en el año 2009 para un evento.
Nos pusimos en contacto con algunos de los medios internacionales más grandes
para que cubran lo que las mujeres estábamos diciendo en esta conferencia.
De hecho, fuimos recibidas por la mujer del presidente Gbagbo.
Desafortunadamente, mientras estábamos en esa conferencia,
CNN estaba reportando sobre la brujería en África.
¡Así de importantes son los problemas de las mujeres para algunas cadenas globales!
Así que estábamos muy, pero muy decepcionadas,
pero todo lo que dijimos en ese evento,
desafortunamente, sucedió en diciembre del 2010
cuando cayó el presidente Gbagbo y la violencia que esto trajo.
Así que seguimos dejando nuestra huella,
yendo de frontera en frontera, de país en país en nuestra región,
tratando de traducir las victorias obtenidas en Liberia
en victorias para algunas de nuestras hermanas en países donde
el movimiento femenino no es muy fuerte y se necesita trabajar un poco más.
Las guerras no se terminan cuando se firman los tratados de paz
y esto es algo que sabemos en Liberia.
Las injusticias no se acaban cuando el dictador se va.
La discriminación no se acaba cuando se promulgan las leyes.
La paz y la libertad solo llegarán a sus puertas con una lucha constante.
Para nuestras hermanas en Túnez,
Egipto,
y todos los demás países donde hemos visto
de las más grandes revoluciones del poder popular:
no crean que el poder popular se convertirá en poder para las mujeres.
Ustedes tienen que hacerse ver,
involucrarse, seguir protestando,
iniciar sus propias manifestaciones en la plaza Tahrir
y otros lados,
porque, desafortunadamente, los hombres a los que se unieron para protestar,
las oprimirán si ustedes no se dan su lugar. 293 00:14:59,710 --> 00:15:04,040 Para nosotras, las mujeres de Liberia, la guerra terminó.
Hemos ganado la guerra.
Pero la lucha continua,
sea la presidenta mujer o no,
debemos asegurarnos no sólo de que Liberia
avance hacia una paz estable y el desarrollo sostenible,
sino que nos aseguremos de que todos los líderes en nuestra sub-región
Sean responsables por todo lo que hacen
Gracias por invitarme.