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Tego la impresión de que hemos empezado aquí a reconstruir la sociedad, empezando por el diálogo básico,
se empieza estando dispuestos a invertir tiempo en escuchar a los demás
y no escuchando a base de no escuchar y responder rápidamente
sino invirtiendo tiempo.
Si nos valoramos y valoramos la humanidad,
al sentarnos aquí con otra persona y escuchar, aunque sea poco tiempo,
nos percataremos que ese momento no tiene precio.
Si pensamos: "no merecen la pena; tengo que seguir",
en un sentido nos olvidamos del respeto por la humanidad.
Sólo estando ahí, sólo permitiéndonos estar en el espacio, literalmente,
desarrollamos paciencia.
Al entregar un poco de tiempo, desarrollamos la generosidad.
Al estar dispuesto a sentir lo que sienten los demás, desarrollamos empatía.
Cuando podemos simpatizar con alguien, desarrollamos la compasión.
Cuando compartimos, podemos desarrollar la amabilidad.
Así que, cuando hablamos de transformación social,
creo que si empezamos a este nivel sencillo de respetar lo que pensamos de nosotros mismos
y, por tanto, respetando a los demás,
esa dinámica es potente.
Y si realmente observamos las cuestiones mundanas,
todo se resume simplemente en que, a veces, no se respeta a una persona
y se siente herida y, a partir de ahí, empieza todo.
Así, a nivel muy humano,
creo que lo que señalamos sobrepasa cualquier cultura o religión,
todo se resumen en una situación humana.
Fragmento de la charla "Crear la sociedad iluminada", por Sákyong Mipham Rimpoché, en el retiro Shambhala "Ser valiente, transformar el mundo" (2011).
DVD "Ser valiente, transformar el mundo". Conjunto de ocho charlas disponible en Shambhala Media http://www.shambhalamedia.org