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* El PROYECTO IMAGÍNA
*BERNARD WERBER, ESCRITOR
El momento en que me encontraba
en una gran dificultad,
y alguien me extendió su mano
fue in 1990.
En ese momento era un periodista para la revista Nouvel Observateur,
y solicité un premio
—el “Mumm”—por el mejor reportaje.
Lo había solicitado del mismo modo
en que uno compraría un billete de la lotería,
Porque yo era un periodista independiente
que quería ser parte del equipo periodístico.
Así que tenía la esperanza...
de que si ganaba el premio, podría lograrlo
De modo que competí para ganar el premio.
Para el asombro de todos, especialmente las personas de mi departamento,
fui seleccionado, y no lo fueron
los otros 50 periodistas del Nouvel Observateur que habían competido.
De modo que mi jefe, el director del departamento, vino a verme
y me dijo: “Esto es embarazoso,
creo que no te das cuenta de lo que has hecho,
pero te han elegido,
lo que significa que un periodista de fuera
resultó mejor que todos nosotros”.
“El equipo no puede tolerarlo”.
“Creo que no te das cuenta del error que cometiste
al atreverte a competir por este permio.”
Entonces conocí a Françoise Giroud
quien me dijo:
“Escucha, tu reportaje es extraordinario.
“Ni siquiera sabía que estuvieras con la revista.”
“Eres un periodista científico. Esto es realmente fabuloso.”
Yo le dije que tenía la esperanza de convertirme en un periodista del equipo.
Y ella me dijo: “No hay problema,
“Me encargaré de eso.”
De modo que ella me hizo conocer a Perdriel,
que fue quien inició el proceso.
Mientras tanto, sin embargo,
Todos aquellos que no habían ganado se unieron
En una especie de complot extraño, diciendo básicamente:
“Este jovencito,
que está serruchando la rama donde estamos sentado, ¡tiene que irse!
En otras palabras, ellos se unieron para que me botaran de la revista,
en particular Josette Alia que consideraba que ella se merecía el premio 46: 00:02:15.12 00:02:18.02 Y no podía entender cómo era posible que yo lo hubiera ganado.
De modo que se inició un procedimiento para despedirme
al mismo tiempo que se llevaba a cabo el procedimiento para contratarme.
Y yo me dije: “Estoy más que harto de todo esto,
cualquiera que se sea el procedimiento
que dé el resultado primero,
esa será la decisión final.”
Así que ambos procedimientos entraron en operación.
mi procedimiento de compromiso también
Y, por supuesto, como siempre, los tipos malos ganaron.
El procedimiento de despido fue más rápido
que el procedimiento de contratación.
Así que dije: “Alea jacta est.” No importa.
No tengo que perder el tiempo con una revista que no me quiere
y prefiere enfocarse en la cuestión de la antigüedad,
así que sencillamente les dije:
“Páguenme lo que me deben, y adiós.”
Estaba siendo todo orgulloso y digno.
Vi entonces que todos mis colegas se deshacían de mí,
lo cual ya era obvio.
El jefe del departamento hizo lo mismo,
y básicamente todo el mundo, como es usual en este tipo de situación.
Entonces, súbitamente, apareció Este hombre, François Schlosser.
Era el director de la sección internacional,
todo el reportaje del extranjero.
Era un tipo muy austero que No hablaba mucho,
parecía un clérigo antiguo,
una especie de personalidad firme y cerrada.
Vino a verme y me dijo:
“Oí sobre tu historia, No puedo dejar que eso suceda.
“Te están despidiendo por haber Demostrado que eres realmente bueno,
Y ni siquiera estás luchando.”
“Como que no estás contraatacando, voy a hacerlo por ti.
Él subió y les dijo:
“Están despidiendo a este hombre porque es bueno,
y van a retener a todos los perdedores que no ganaron
¡Y ellos van a recibir aumentos de sueldo!”
Él llevó a cabo esta lucha solo, yo ni siquiera le ayudé.
Estaba completamente renuente:
“No me quieren,
no tengo que perder mi tiempo aquí.”
Él tuvo éxito.
En primer lugar vio que no me habían pagado
toda una serie de cosas, beneficios y tal y cual.
Así que tuvo éxito Consiguiéndome esa compensación.
Fui a verle y le dije: “¿Por qué estás haciendo esto?
“¿Qué sentido tiene? Quiero decir, ya estoy fuera de allí.”
“Tú no tienes nada que ganar por protegerme o salvarme.”
Me respondió: “Estos son mis principios.”
“No me gusta que sucedan cosas desagradables en esta revista de noticias,
y que nadie reaccione. Sé que todos los otros son unos cobardes,
y alguien tenía que hacerlo, de modo que yo lo hice.”
Y me fijé en ese momento que llevaba algo alrededor del cuello,
uno de esos símbolos protestantes, con la palomita.
Más tarde nos vimos, nos hicimos amigos,
gracias a este asunto.
Y él me dijo: “Esto es parte de mi formación,
como un ser humano, uno no puede permitir que sencillamente suceda una injusticia.”
“Tienes que hacer todo Lo que puedas
para mitigar las cosas malas que no puedes prevenir totalmente.”
Así me di cuenta que de los 120 periodistas
que noche y día predicaban cómo ellos protegían a los pobres,
y luchaban por la verdad,
solo uno fue realmente un buen hombre, y ése fue François Schlosser,
que estaba a cargo de la sección internacional.
Subtitulado: Eclair Group