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La noción de territorio es una noción inestable en Latinoamérica.
En la ciudad, es otro tipo de inestabilidad, se trata de un crecimiento exponencial.
Recien inicidado el siglo XX, Ciudad de México cuenta con 350.000 habitantes,
y hoy son más de 20 millones.
El 80% de la población latinoamericana vive en ciudades.
La ciudad es un aspecto central en las problemáticas de los fotógrafos
que, para muchos de los cuales, dan cuenta de la realidad que les rodea.
Muchos de los artitas expuestos aquí no son fotógrafos propiamente dichos.
Es el caso del pintor hiperrealista Bill Caro.
Es un pintor con mucho éxito en los años 70,
que por su interés en el realismo hace fotografías de lo que quiere pintar
para después pintarlas con la mayor precisión posible.
Las raras fotos en blanco y *** que figuran en este conjunto
incluyen pequeños manuscritos de Bill Caro.
Mientras usa el *** y el blanco, él precisa también
el rojo, amarillo, verde que va a restablecer en su pintura.
Aquí tenemos a Facundo de Zuviría, un pionero del color en Latinoamérica.
Él empieza a usar la fotografía en color a principios de los 80,
pero curiosamente solo la emplea en un círculo familiar.
Muchos artistas de su generación se someten al dictado
de la foto comprometida,
de la que debe dar cuenta de la miseria en la que vive la población.
Y curiosamente esta fotografía se hace en blanco y ***.
Es una fotografía que solo sale bien en blanco y ***.
También, estas fotografías en color prolongan su trabajo en blanco y ***,
que es el que va destinado a la galería y a las exposiciones
en la medida en que es la parte bonita de toda la iconografía popular de Buenos Aires
y la ironía que la caracteriza.
"Siesta Argentina" es una serie emblemática,
la más famosa de Facundo de Zuviría.
A principios del 2000, Argentina decide no liquidar ya su deuda,
a lo que sigue una depresión económica.
Facundo de Zuviría ilustra esta depresión
por medio de estos escaparates cerrados,
de estos pequeños comercios callejeros que ya no tienen clientes
y que han cerrado.
Rosario López es una joven artista colombiana.
Como muchos artistas de su generación, en lugar de representar la pobreza,
ella la dota de significado con otos medios.
Esto, por ejemplo, es en el centro de Bogotá,
una esquina donde se refugian los indigentes.
Los habitantes vierten capas de hormigón
para evitar que estos se refugien.
Esto también hace referencia explícita al arte mínimo americano,
y al mismo tiempo conlleva un peso y densidad social,
una densidad crítica característica, a mi entender,
de estos artistas latinoamericanos.
Pablo López Luz es el benjamín de la exposición.
Se trata de una serie llamada "Pyramid". En un contexto urbano,
él persigue las formas que tienen que ver más o menos
con formas prehispánicas piramidales.
Pretende readaptar el patrimonio prehispánico
al igual que reproducir el movimiento cinético
que tanto éxito tiene en Latinoamérica en los años 60 y 70.
Daniel Gonzá*** es uno de los miembros más
eminentes de un grupo de artistas vanguardistas venezolanos
de los 60 llamado "El Techo de la Ballena",
el cual unía a artistas, a escritores
y a un fotógrafo: Daniel Gonzá***. Pienso que esta serie representa
el carácter irreverente de sus prácticas
ya que él se topa casualmente
con los grafitis que maculan las paredes de la periferia de Caracas,
y de la misma Caracas.
Él sigue estos grafitis que fotografía.
Son grafitis que satirizan el suicidio,
y al mismo tiempo él lo glorifica.
Se da una atención específica a la tipografía en Venezuela
desde que una generación de diseñadores
de origen europeo, de Suiza en particular con Gerd Leufert,
emigra a Venezuela cuando esta vive una prosperidad
muy importante debido a la subida de precio del petróleo en los 50.
Así que hay una generación rica de grafistas venezolanos
que se instalan en Caracas en los años 50.
Una es Bárbara Brändli, conocida por sus trabajos sobre los Yanomami,
que recibe el encargo de "Sistema nervioso",
un libro en el que se le pide hacer un retrato de la ciudad de Caracas.
Ella hace el retrato de una ciudad en transformación, jalonada de carteles,
de yuxtaposición "post-pop".
Aquí vemos a la artista chilena Leonora Vicuña, una de las fundadoras de la FI,
la cual reúne a más de 30 fotógrafos chilenos
que deciden enfrentarse a la dictadura
reuniéndose y formando una asociación
para continuar trabajando con independencia del estado pinochista.
Su trabajo de fotógrafa como tal es un trabajo más onírico.
Ella retoma una técnica tradicional de iluminación
para obtener indudablemente esa tristeza sorda
tan presente en sus imágenes.
Carlos Altamirano es uno de los motivos de orgullo de esta exposición.
Creo que es la primera vez que sus obras salen de Chile.
Son obras de extrema iconicidad del arte chileno de los años 70.
Altamirano se desmarca del arte durante unos 20 años
porque considera que hay una vacuidad en la práctica artística.
Indudablemente aquí vemos el inicio de su desinterés por el arte
o, en todo caso, de su distanciamiento con la disciplina artística
ya que se burla de los cánones del arte,
como el grabado, la naturaleza muerta,
la tricromía, la xilografía, el díptico, el mural...
Al igual que otros en esta exposición, él muestra también
una gran virtuosidad en la práctica fotográfica
pero, al mismo tiempo, una virtuosidad en la construcción
a partir de sus materiales brillantes.
Traducción Gonzalo García
S O F T I T R A G E C O M