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Saben, aquí en Kioto, en este bello pabellón
hay mucha gente bien vestida portando sus iPhones.
O, si van a Osaka,
ven gente con su Louis Vuitton.
Todo se ve bien.
Y, por supuesto, está bien.
***ón es un país acaudalado
con una de las economías más fuertes del mundo.
Pero hay un problema, que se llama despoblación.
Si viajan un poquito afuera de las ciudades,
verán algo como esto, lo que llamamos ciudades cerradas.
Entre más se alejen hacia el campo,
más severa es, por la desigualdad que existe.
***ón está perdiendo población pero en forma desigual.
Las grandes ciudades de hecho están prosperando.
Las pequeñas ciudades son el gran problema.
De hecho ven algo como esto,
casas en ruinas, calles vacías.
En los pueblos pequeños, es bastante grave.
Hicimos un modelo de poliestireno
de esta pequeña aldea pesquera en el Mar Interior de Seto.
Pintamos de rojo las casas donde vive gente
donde pueden ver que este pueblo está a punto de morir.
El gobierno japonés es consciente del problema,
pero desafortunadamente la política de 50 años fue construir cosas.
"Cubramos el país de concreto.
Hagamos algo con los ríos, construyamos autopistas, presas,
incluso convirtamos pequeños arroyos en caminos.
Cada año añadamos otro camino".
Aquí pueden ver lo que ocurrió el año pasado y lo que está pasando este año.
Enormes autopistas que se construyen sin un propósito particular.
Pueden ver esta, que costó miles de millones de dólares, sin tráfico.
(Risas)
No solo fue ingeniería civil,
fue también construir un monumento.
La idea fue que si se podía cubrir un pueblo entero en concreto,
eso de alguna manera lo haría moderno y prosperaría.
Construyeron museos como este
que llevó a este pobre pueblito a la quiebra.
O la Torre de Oro que nadie sabe qué hacer con ella.
(Risas)
Me encanta esta como mezquita... esto no es Irak,
esto es Tsushima, un pueblito de 1500 personas
en donde se gastaron USD 20 millones para construir algo como esto.
Lo que sucedió mientras tanto,
tristemente, es que no funcionó.
La gente abandonó los pueblos, la agricultura decayó,
la ganadería decayó, y luego echaron más concreto.
¿Acaso no hay otra forma?
Aquí me quiero remontar a algo personal.
Vine a ***ón de niño en 1964 con mi familia.
De eso hace casi 50 años.
Después, cuando estaba en la universidad, viajé en autostop por ***ón.
Como muchos jóvenes, estaba buscando mi Shangri-La.
Y tuve mucha suerte porque lo encontré.
Es este lugar mágico de nombre Iya,
una parte muy remota de ***ón.
Está en las montañas de Shikoku.
Shikoku al día de hoy es la isla
menos visitada de las cuatro grandes de ***ón.
Incluso dentro de Shikoku, Iya está escondida en las colinas.
Es donde los guerreros heike escaparon en el siglo XII.
Era muy remota.
A veces le llaman el Gran Cañón de ***ón.
Me encanta este lugar y noté
allá en la década de los 70, que ya estaba despoblada.
Había casas abandonadas por todos lados.
Pensé, "Dios mío, soy un pobre estudiante, pero podría tener una de estas casas".
Así que empecé a mirar a mi alrededor y me encontré esto
que compré en 1973.
La llamamos la casa Chiiori.
Hablé con los pobladores y me vendieron por USD 1500
el terreno;
la casa era basura, sin valor.
Así que obtuve la casa gratis.
Pero en realidad esta casa tiene 300 años de antigüedad.
Y tiene más de 300 años de antigüedad.
En realidad tiene miles de años de antigüedad, el estilo de vida aquí
se remota a antes del ***ón que pensamos que conocemos
antes del tatami y del arroz.
Pueden ver los pisos de madera.
Hay una chimenea de piso, el piso irori,
que es como tener una fogata al centro de la sala.
(Risas)
Pero sale el humo y todo se pone ***.
Así que incluso el cielo está ***.
Volvimos a techar la casa a lo largo de los años,
pero al principio no tenía dinero, no podía permitirme techar.
Así que conseguimos un techo viejo de paja de una casa que estaban demoliendo.
Pueden ver, me veo como salido de...
una mata de hollín, salido de una mina de carbón.
La cosa con esta casa, es que avanzando unas décadas,
hemos tenido decenas de miles de visitantes.
Tantos que en nuestra prefectura, que se llama Tokushima,
vieron las estadísticas y dijeron:
"Todos estos extranjeros vienen a Tokushima, ¿por qué?
Ah, van a Iya, ¿pero por qué?
Van a este lugar llamado Chiiori, ¿dónde, cuál?"
Entonces nos llamaron y preguntaron, ¿por qué?
No tenemos una Torre de Oro ni tampoco un enorme pabellón kangei.
No tenemos una autopista. No tenemos todas estas grandes cosas.
¿A qué vienen?
A lo que respondí: "Bueno, es lo que llamo
el encanto del nada especial".
Eso en verdad es muy grande.
De hecho nuestro eslogan en Iya hoy es:
(Japonés): "No hay nada".
Eso significa, por ejemplo, si están viajando a París,
por supuesto, quieren ver el Louvre y la catedral de Notre Dame,
pero una vez que lo hacen, el gozo de París
es caminar por las calles escondidas tomando aire.
Ese es el verdadero encanto de un lugar.
Y, por supuesto, a eso va la gente a Iya.
Esa es la magia.
Empecé a pensar: "Dios mío, este país está repleto
de casas abandonadas.
Miles de ellas incluso mejores que Chiiori.
¿No podríamos hacer lo mismo en otros lugares?"
Así empecé a hacer proyectos regionales.
Uno de los primeros fue en esta islita llamada Ojika.
Ojika es lo que llamo la Iya del mar.
Porque incluso es más difícil de llegar que Iya.
Está muy lejos de la costa de Kyushu.
Es tan difícil llegar que
aquí es hacia donde escaparon los cristianos ocultos.
Cuando el catolicismo fue proscrito, se fueron a esta isla
y construyeron su pequeña iglesia y se escondieron ahí;
practicaron su religión ahí durante 300 años hasta que los proscritos la abandonaron.
Pero este pueblo está en forma terrible, alejado, perdiendo población.
Han construido museos y autopistas.
Hicieron todo eso y no funcionó.
Entonces nos juntamos con el pueblo.
Concebimos un proyecto
para rehacer 7 casas viejas y un restaurante.
Por supuesto, cuando encontramos las casas, el piso se estaba cayendo,
el techo con goteras, todo era un desastre.
Pero ciertamente se pueden arreglar,
como pueden ver en esta casa zashiki japonesa tradicional restaurada.
Pero aquí quiero apartarme un minuto y solo decir
que no soy curador,
ni soy profesor y tampoco intento decir:
"Así se hizo en Edo, así se hizo en Meji".
No me interesa hacer un museo.
Ya saben, una especie de pieza de exhibición.
Quiero llevar estas casas a la era moderna
porque esa es la única manera en que pueden vivir.
Lo que no ven en esta foto es que bajo ese tatami se rehízo el cableado
se rehízo la plomería por completo,
aislamiento, iluminación, calefacción y aire acondicionado.
Todas estas cosas que hacen posible que la gente moderna pueda estar.
Y tienen que hacer algo más que esto
porque los japoneses modernos ya no se sientan más en el tatami, ¿no?
¿Cómo pueden disfrutar una bella casa
de forma que se ajuste a su estilo de vida moderno?
Bueno, junto a esa sala tatami, construimos una sala occidental hundida.
Que quizá fue demasiado exitosa porque a la gente le gusta pasársela ahí
y de hecho nunca recorren el bello zashiki.
Y la incógnita siempre con estas casas es,
me dijeron, "Alex, no puedes construir una mesa aquí
porque hay una columna".
Bueno, entonces la construimos. (Risas)
Lo otro que intento hacer es lo que llamo intervención moderna.
Quiero decir que le doy valor al espacio tradicional,
pero hago algo completamente nuevo y moderno al respecto
y realmente hacemos sentir a la gente
que están en el ahora y no solo en el pasado.
Este es el gran salón que se convirtió en el restaurante.
Trajimos esta larga mesa de 7 metros de largo.
Le llamamos mesa larga, mesa larga para una salón largo.
Pueden en efecto sentarse debajo, pueden poner las piernas abajo y sentarse.
Y convirtió este lugar, aunque es viejo, en un espacio muy nuevo.
Este es nuestro restaurante en Ojika de noche.
De vuelta en Iya, donde había exactamente el mismo problema,
hicimos un proyecto con el pueblo
y estamos haciendo 8 casas ahí.
Empezamos con una choza llamada Ochiai,
que está como a 20 min. en auto de mi lugar.
Y es una pendiente, les puede dar vértigo tan solo con pararse ahí.
Nuestra primerísima casa fue esta,
que si "le dan un vistazo, quieren darse por vencidos".
(Risas)
Pero tiene 200 años de antigüedad y una estructura increíble.
Entonces, ¿qué pueden hacer?
Tienen las inclinaciones y tienen que enderezarlas.
Y la regresan a su estructura original,
reconstruyen el techo y lo vuelven a techar con paja,
Y aquí otra cosa que quiero decir,
la gente piensa que restaurar estas casas
es "miya daiku", carpintería tradicional por completo.
Pero esa no es mi propuesta.
Usamos techo de paja porque es parte histórica y cultural de Iya,
pero también estamos usando materiales aislantes para el techo.
Así es como se ve el exterior.
Aquí pueden ver dónde va el aislamiento en el interior.
Cuando la casa está lista,
tiene este piso tipo Iya tradicional con chimenea de piso.
Tiene la vista, esta vista increíble sobre el valle,
pero justo a un lado tiene un lugar con cocina, mesa y silla.
Pueden tomar el café matutino.
Pueden estar en casa.
Con esto empezamos.
Con esto terminamos.
Pueden ver la misma casa. (Risas)
(Aplausos)
Pasó de ser inhabitable a ser habitable.
Mientras tanto
he hecho docenas de casas por todo el país.
Y lo curioso es que mi propia casa fue por mucho la última.
Apenas la terminamos el año pasado.
Esta es Chiiori como ha estado.
Le retiramos el techo.
La volvimos a techar de paja.
Le decimos un 'thatcher' [techar con paja].
Nuevamente, pasamos de esto,
a esto.
Y me encanta mi bello y nuevo techo de paja,
pero creo que quizá lo que más me gusta
son mis bellas ventanas de cristal doble.
Porque eso significa que podemos sentarnos en esta casa
y mirar la nieve caer en la comodidad del hogar.
Aquí está la sala restaurada
que se ve exactamente como la vieja sala,
pero bajo el piso hay calefacción.
Tenemos una cocina adecuada,
le pusimos inodoros apropiados.
Esta es quizá la foto más importante que hayan visto hoy.
(Risas)
El baño.
Y la cuestión de fondo es, ¿por qué hacemos todo esto?
No estoy aquí para decir
"arreglemos unas casas bonitas". Ese no es el propósito.
El objetivo es lo que podemos hacer en estos pueblos regionales en aprietos.
Nos dijeron y lo hicimos en Ojika y lo hicimos en Iya y nos dijeron,
"¿Por qué lo hacen? La gente no va a estos lugares.
No vendrán".
Me alegra decir que este verano
tanto en Ojika como en Iya, tuvimos una ocupación del 90 %.
En suma significa que estuvimos llenos todo el verano,
incluso mejor que en Kioto.
Nos sorprende, pues no imaginamos que eso pasaría
y especialmente porque cuando empecé lo orienté para extranjeros
porque me decían: "Alex, los japoneses no viajan de esa forma.
Nunca vendrán". A lo que dije, "No importa, tendremos viajeros extranjeros".
Pero resulta que en Iya estamos al 70 %,
y en Ojika casi al 100 % de japoneses,
es decir, los japoneses gustan de ver su ambiente natural.
Gustan de ver estos pueblitos,
simplemente no quieren sufrir.
(Risas)
Pero si está abastecido, vendrán y vienen.
Lo cual significa que crea una industria nueva.
Toru, aquí, gestiona nuestro proyecto en Iya. Él es de Shizuoka.
Este joven vive a cientos de kilómetros de Iya, pero se mudó aquí.
Era impensable que los jóvenes se mudarían a Iya.
Pero no solo él, tenemos a otros viniendo.
La señorita Nakaishi se encarga de nuestro tofu en Iya.
Le llaman "iwa tofu", tofu piedra
porque lo pueden sostener con una cuerda.
Bueno este se estaba echando a perder.
Nadie sabía darle un uso.
Ahora, ¿qué pasa cuando los turistas vienen?
Quieren probar la comida local.
Se quieren llevar algo a casa como recuerdo.
Entonces vuelve a la vida.
De vuelta en Ojika, aquí está nuestra larga mesa.
Primero, los visitantes tenían fiestas y los locales empezaron a tener fiestas.
Y todo esto trae dinero.
Significa que no están paralizados,
no tienen que salir a buscar al gobierno otra vez,
y llenar de concreto otro río, y construir otro museo vacío.
Esta es una industria nueva para estos lugares.
***ón es muy rico.
El ambiente natural, la fantástica cultura tradicional,
la riqueza en belleza y materiales, de espíritu de estilo de vida
que existe en estos viejos lugares.
Está ahí y se puede salvar.
Y pienso que encontramos el camino para avanzar.
Muchas gracias.
(Aplausos)