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Podemos considerar que las desigualdades no disminuyeron, como deberían haber disminuido,
con el proceso de globalización, pero no tenemos otra fórmula
para reducir las desigualdades excepto el proceso de desarrollo que está ocurriendo,
difícilmente conseguiríamos otros caminos.
Tenemos ejemplos de desarrollos rápidos y exitosos en este momento histórico,
pero seguimos con desigualdades, África hoy es un espacio dramático.
Dramático no sólo por las condiciones económicas que ya son más o menos conocidas,
pero dramático, también, porque es un continente que empieza a ser alcanzado por los cambios climáticos,
donde vemos 50 millones de personas trasladándose en búsqueda de una nueva casa.
Eso muestra que, realmente, las desigualdades siguen existiendo,
y tendremos que enfrentarlas.
Hoy el debate central es que el capitalismo no consigue
ofrecer a las personas la posibilidad de que vendan su trabajo donde quieran.
Entonces eso provoca en el mundo una gran tensión en las fronteras de los países ricos,
que no quieren más recibir trabajadores inmigrantes,
y esa lucha por un trabajo es una lucha importantísima
que todos tienen que tratar.
Y dentro suyo, también, sentimos el surgimiento de las luchas de identidad, de las luchas en búsqueda de un reconocimiento
que forman parte, también, de esa vida del trabajador que dejó su país y se va a otra cultura.
Por lo tanto, todavía tenemos desigualdades grandes en el mundo,
esas desigualdades tienen que ser, de alguna forma, resueltas por los caminos democráticos,
y por el camino de la colaboración internacional, sobre todo en lo que se refiere a los cambios climáticos.