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La escena toma lugar en Berlín,
la noche del sábado 3 de noviembre de 1923.
Un paquete de cigarrillos cuesta 4 billones de marcos
y casi todos han perdido la fe en el futuro y en el presente.
¿ Señor Abel?
Su hermano ya está en casa. Esto es para ustedes.
Gracias, Frau Hemse.
Gracias.
Tome asiento.
Y, ¿no habla nada de alemán?
Qué fastidio.
Fräulein Dorst tuvo un domingo pésimo.
-¿ Cómo se llama? -Abel Rosenberg.
Tengo 35 años. Nací en Filadelfia.
Mi familia es de Riga en Latvia.
Mi hermano Max y su esposa Manuela,
los tres llegamos a Berlín hace un mes...
No, a finales de septiembre.
Max se lastimó la muñeca y ya no pudo actuar.
Éramos artistas de circo. Teníamos un acto de trapecios.
¿La razón del suicidio de su hermano?
¿Depresión? ¿ Un romance fracasado?
¿Alcoholismo? ¿Drogas?
¿ Un ataque de nervios?
-¿ Cansado de la vida? -No lo sé.
Un impulso inexplicable, ¿fue eso?
Bueno, suele pasar.
¿ Se puso en contacto con su esposa?
Lo intenté anoche y hoy, pero no la encontré.
¿ Ustedes no vivían juntos?
Max y Manuela se divorciaron hace dos años.
Después de que nos despidieron del circo,
Manuela se fue a trabajar a un cabaré.
lré a verla esta tarde.
Los domingos abren a las tres.
¿Podría ver sus papeles?
Sí.
¿Es usted judío?
-¿Por qué? -Por nada.
Simple curiosidad.
Ya puede retirarse. Gracias.
¿ Cuáles son sus planes?
¿ Cuánto tiempo estará en Berlín?
Como sabe, el desempleo es muy alto aquí.
No nos encargaremos de usted cuando se le termine el dinero.
Sí, lo sé.
Adiós, señor Rosenberg.
Adiós, lnspector.
Adiós, Fräulein Dorst.
¡Abel!
¿ Vas a almorzar? Yo también. Te invito. Vamos.
¿ Cómo va todo, querido Abel? ¿ Cómo están Max y Manuela?
¿ Crees que pronto mejore su muñeca?
Los extrañamos, sabes. El circo los necesita.
Te has de preguntar qué hago en Berlín
si el circo está en Ámsterdam.
Busco nuevos actos. Vamos, entra.
Ahora puedo conseguir a la estrella que quiera.
Todos saben que pago en dólares.
Siempre tenemos casa llena.
Si la carpa fuera el doble de grande, igual estaría lleno.
Mira lo que leí en el diario esta mañana.
lntentaré traducirlo. Escucha esto.
´´Se aproximan tiempos terribles.
´´Los asiáticos anticristianos de todas partes
´´están levantando las manos para estrangularnos.
´´La masacre de cristianos
´´por parte de lsaskar Zederblum, alias señor Lenin,
´´fue suficiente para ruborizar a un Genghis Kahn.
´´Un grupo de terroristas judío, entrenado para matar y agredir,
´´está merodeando en todo el país,
´´matando gente honesta y granjeros en horcas portátiles.
´´¿Esperará hasta ver miles de personas
´´colgadas de los faroles en su ciudad?
´´¿Esperará hasta que la comisión bolchevique
´´inicie la masacre en su ciudad, así como en Rusia?
´´¿ Quiere tropezarse con los cuerpos de mujeres y niños?
En la actualidad sólo se vive terror.
¿Necesitas dinero? Puedo prestarte algo.
Mira.
Aquí tienes unos billones. Tómalos. No los necesito.
¿Por qué no dices algo, Abel?
No creo en esa basura de la política.
Los judíos son tan estúpidos como cualquier otra persona.
Si un judío tiene problemas, es por su propia culpa.
Se mete en problemas porque es estúpido.
Yo no seré estúpido y así no tendré problemas.
Ahora lo sabes, papá Hollinger.
Gracias por la sopa... y por el dinero.
Debo encontrarme con Manuela a las cuatro.
Cuídate.
Hola, Abel.
¿ Qué pasa?
Cuando volví a casa anoche, Max se había volado los sesos.
Sabía que lo haría.
Yo... traté de cuidarlo...
pero nunca pensé que él...
Él... bromeó al respecto las últimas semanas.
¿ Sabes por qué lo decía?
Se lo pregunté varias veces.
Sólo dijo que el dinero era suficiente,
y me pidió que me ocupara de mis asuntos.
Es una carta para ti.
Es imposible leer su letra.
No puedo. ¿ Y tú?
No puedo...
Espera.
Algo...
´´Existe...
un envenenamiento´´.
´´¿Existe un envenenamiento?´´
No lo vi mucho las últimas semanas.
Vivían en el mismo cuarto.
Tuvimos una pelea...
...una pelea a puños...
por una ramera.
No lo golpeé fuerte.
Me preocupaba su mano lastimada.
¡Cielos, el final! No estoy lista. Ayúdame.
-No sabía que actuabas. -Yo tampoco.
Una de las chicas enfermó y dije, ´´¿Por qué no intentarlo?´´
Cuida el dinero de Max. Aquí no puedo esconderlo.
Es curioso ver las cosas desde este punto de vista.
Creo que te conozco.
¿Fumamos nuestro primer cigarrillo juntos?
¿No?
Fue en Amalfi, un día de verano, hace 26 años.
Nuestros padres tenían cabañas y eran vecinos.
Tú tenías una hermana llamada... espera...
Rebeca, ¿cierto?
¿Podrías dejarme pasar? Tengo prisa.
Sí, claro... Abel Rosenberg.
Bien... levántate
y quítate el saco mojado.
Y te prepararé un buen té,
rico y caliente.
Eso te hará sentir bien.
Es el hombre que limpia las cajas de los retretes.
Viene cada lunes como a las cuatro de la mañana.
Cielos.
Solíamos pasar el verano en Amalfi.
Y mamá tenía problemas de pulmón.
Max y yo jugábamos con un chico, Hans Vergerus.
Sus padres eran de Düsseldorf.
El padre era muy influyente,
del Tribunal Superior o algo así.
A mamá no le agradaba Hans.
Creo que a nadie.
Pero todos creían que era un genio.
Una vez...
atrapamos a un gato y lo atamos.
Hans lo abrió en dos.
Aún estaba vivo.
Me dejó ver cómo latía su corazón.
Rápido, rápido...
Volví a encontrarlo hace diez años, en Heidelberg...
cuando estábamos con el circo.
Sí, lo recuerdo.
Hoy volví a verlo.
¿A Hans?
¿Lo viste?
Estaba en el cabaré.
No.
¿Manuela?
Ya es de día.
La ventaja de conocer gente influyente
es que puedes tomar buen café en el desayuno.
El fuego prendió muy bien,
pero tardará un poco antes de que caliente.
¿ Consigues la leña de la misma forma?
A decir verdad, conozco un leñador.
Pero no conozco a alguien que me consiga mantequilla,
así que tendrás que comer mermelada.
La etiqueta dice que está hecha con químicos
Te debo un dólar. Debo llevar el control.
Olvídalo.
Bueno, tú...
Guarda este dinero antes de que lo gaste en bebida.
-¿Bebes tanto? -Siempre que tengo dinero.
¿No volverás al circo?
No es lo mismo sin Max.
Conseguiremos un compañero, claro.
-Sabes que es imposible. -No creo en eso.
Haremos un número nuevo juntos, sólo tú y yo.
Abel, podríamos hacer un acto de magia.
Conozco un mago maravilloso.
Markus. Se retiró apenas.
Podríamos hacer su show.
No lo sé.
Desde lo que pasó con Max, yo...
Desde que conocí a Max, has sido como un hermano.
Siempre estaremos juntos.
Despierto de una pesadilla
y descubro que la vida es peor que el sueño.
Abel, todo está bien.
Tenemos todo lo que necesitamos.
No lo puedo entender.
Anoche golpearon a un hombre. La policía no hizo nada.
Abel, escúchame. Estás muy cansado.
Has estado bebiendo mucho últimamente.
Ahora yo voy a cuidarte.
En unos días todo estará mejor. Ya verás.
Hablaremos de todo,
pero ahora debo irme. Tengo que ir al trabajo.
¿Trabajo?
Sí, tengo dos empleos.
-¿A esta hora de la mañana? -Sí, a esta hora de la mañana.
-No puedo llegar tarde. -¿ Qué clase de trabajo?
Bueno, no lo sé, pero es secreto.
-¿ Secreto? -No, era broma.
-Es una oficina. Pongo sellos. -¿ Qué tipo de oficina?
De importación y exportación. No estoy muy segura.
¿ Cómo se llama la compañía?
¿ Cómo rayos se llama la compañía?
Ferkel. Ferkel und Sohn.
¿Dónde está la oficina?
En Bayerstrasse.
No me interrogues. Pareces un marido celoso.
Llegaré cerca de las dos y cenaremos juntos.
Trata de conseguir carne ahora que tenemos dinero.
-Veintidós dólares. -Estamos ricos.
-¿Herr Rosenberg? -¿ Sí?
¿Podría venir aquí un momento?
Me llamo Frau Holle. Soy la casera de Manuela.
Manuela apenas tuvo tiempo de decirme sobre usted al salir.
Puede quedarse aquí conmigo por un rato.
Los cambios de clima hacen que me duela la espalda,
así que debo quedarme en cama todo el día.
Aunque es lindo ver el sol en noviembre,
¿no lo cree, Herr Rosenberg?
¿Le apetece una copa de jerez?
Estoy muy encariñada con Manuela.
Disculpe que lo diga,
la aprecio tanto como si fuera mi propia hija.
Salud, Herr Rosenberg.
Es tan gentil e ingenua.
Todo lo terrible que está sucediendo no le preocupa.
Creo que su cuñada se meterá en problemas, Herr Rosenberg.
Lo extraño de Manuela es que no se defiende.
Nada debe pasarle.
Aceptó ese nuevo trabajo.
Hay algo extraño en ello.
La Sociedad de la lglesia Demócrata-- ¿qué es eso?
Ni siquiera aparece en el directorio.
Ya debo irme, Frau Holle.
¿ Cuánto es por la renta? ¿Le pago por adelantado?
No importa.
Pero si tiene el dinero, estaría bien.
Tiene dólares, ¿cierto?
Digamos, tres dólares al mes. ¿Es mucho?
No, claro que no.
¿Ha estado llorando?
No, ¿por qué?
Eso parece. Disculpe, Herr Rosenberg.
Adiós, Frau Holle.
Adiós, Herr Rosenberg.
Lo estábamos esperando.
¿Podría decirme dónde estuvo toda la noche?
No pude dormir bien en ese cuarto.
-¿Dónde ha estado? -Con mi cuñada.
Vive en Bergmannstrasse 35, ¿cierto?
-Sí, eso creo. -¿Eso cree?
-Creo que es número 35. -Bien, ahora ya lo sabe.
-¿Puedo empacar unas cosas? -Aún no, Rosenberg.
Debe acompañarnos a la morgue a identificar a alguien.
-¿Debo hacerlo? -Temo que le insistiré.
Bien, será mejor que nos vayamos.
Le aconsejo que fume. Le ayudará.
-¿Reconoce a esta chica? -Sí.
-¿ Quién es? -Greta Hofer.
-¿Por qué la conoce? -Era la prometida de mi hermano.
-¿ Cuándo la vio por última vez? -Hace una semana.
-¿Estaba bien con su hermano? -Sí, eso creo.
Fräulein Hofer fue agredida.
La causa de muerte... la ahogaron.
¿Reconoce a este hombre?
No.
-¿Está seguro? -No.
Píenselo bien. Es importante.
-Se parece a alguien. -¿A quién?
Se parece a mi padre.
-Dígame algo mejor que eso. -Es verdad.
Se parece a mi padre. Él murió hace cinco años.
Alguien le clavó una jeringa hipodérmica en el corazón.
Le inyectaron un líquido en el ventrículo izquierdo,
un veneno que le causó mucho dolor antes de morir,
y que tal vez ***ó varias horas.
Dígame, ¿ha visto a este hombre antes?
¿Ha visto a esta mujer antes?
Sí.
¿ Quién es?
No lo sé.
-Pero la he visto antes. -¿Dónde?
Creo que entregaba diarios.
Solía verla en la pensión de Frau Hemse.
Una vez me ayudó a subir las escaleras.
Estaba muy tomado para subirlas yo solo.
-Su nombre es María Stern. -No sabía su nombre.
Se ahorcó en el cuarto del sótano
donde vivía con su marido y sus dos hijos.
Pero dejó una carta muy extraña.
Totalmente confusa.
Decía que le temía a la muerte
y que el dolor era insoportable.
No creo que pueda soportar esto.
Acérquese.
¡Venga!
¿Ha visto a este chico?
No.
Trabajaba en el cabaré. ¿Jamás lo vio ahí?
No.
Trabajaba en la entrada, manejaba el reflector.
Debió haberlo visto.
Sí, es posible.
No estamos seguros de cómo lo asesinaron.
Parece que lo arrolló un vehículo,
pero algo nos dice que primero fue agredido o torturado.
¿Por qué quiere que vea todo esto?
En el último mes ha habido siete misteriosos asesinatos...
en su vecindario, Herr Rosenberg.
¿ Sospecha de mí?
Creo que necesitamos una taza de café.
No se le puede llamar café a esto, pero es algo.
No habla mucho, ¿ verdad, Rosenberg?
¿Podría decirme lo que hizo
la noche del domingo 28 de octubre?
-¿No puede? -Estaba tomado.
Así como el 19 de octubre, también estaba tomado.
He estado ebrio cada noche desde que dejé el circo.
Algo aquí no concuerda.
¿No?
Si era tan famoso--
con un buen ingreso y buena reputación--
¿por qué empezó a beber?
Soy alcohólico.
Un trapecista famoso... ¿alcohólico?
Tal vez no me sentía bien en su hermosa ciudad.
¿Por qué debo permanecer aquí?
Podría ayudarme con esos siete asesinatos sin resolver.
Mañana todo desaparecerá.
¿Por qué molestarse con un par de asesinatos?
Escuche, me preocupo por mi propio bien.
Sé que la catástrofe podría llegar en unas horas.
El tipo de cambio por un dólar es de cinco billones de marcos.
Los franceses han ocupado Ruhr.
Ya pagamos un billón en oro a los británicos.
En todos los trabajos hay agitadores bolcheviques.
En Munich, Herr Hitler está preparando un golpe de estado
con soldados hambrientos y locos uniformados.
Tenemos un gobierno que no sabe a qué lado irle.
Todos tienen miedo. Y yo también.
El miedo no me deja dormir.
Nada funciona bien, a excepción del miedo.
El viernes quería ir a Stettin a ver a mi madre.
Cumplía ochenta, pero ya no había horarios.
Había un tren que partía para allá, pero sin horario.
¡lmagínese! ¡Alemania sin horarios!
¿ Y qué hace el lnspector Bauer?
El lnspector Bauer hace su trabajo.
Trata de crear un poco de orden y de sensatez
en medio del caos.
Pero no está solo. En toda Alemania,
millones y millones de suboficiales,
igualmente aterrados, están haciendo lo mismo.
Usted se emborracha todas las noches, ¿eh?
Eso también es respetable, Rosenberg.
Pero me haría más feliz si se subiera al trapecio con sus amigos.
De esa forma enfrentaría su miedo más efectivamente.
Ahora ya sabe porqué estoy aquí,
investigando algo que me parece muy extraño,
por no decir horrendo.
Debo pedirle que guarde silencio unos minutos
mientras escribo unas líneas al lnspector Lohmann,
que trabaja en otro caso que también es descabellado.
Siéntese, Herr Rosenberg.
¿Por qué sospecha de mí?
-Tengo derecho a un abogado. -Es una charla, no interrogación.
Está desquitándose conmigo.
Necesito un cigarrillo.
Sé porqué hace esto.
Porque soy judío.
Estoy aquí porque hablo inglés.
Pueden fumar. Tienen diez minutos.
Hablé con el lnspector Bauer.
Fue muy gentil y comprensivo.
Él quiere ayudarte.
Dice que te volviste loco.
¿ Qué pasa, Manuela?
Estoy preocupada.
Me robaron mis ahorros.
Supongo que no sabes dónde están.
No sabía que tenías ahorros.
Ya no los tengo.
Por suerte estoy a cargo del dinero de Max.
Justamente. El lnspector Bauer me dijo
que encontraron el dinero de Max cuando te registraron.
Me preguntó si sabía dónde guardaba Max el dinero.
Le dije que eran nuestros ahorros,
de cuando estuvimos en Suiza con el circo
y varios de los artistas cambiaron su dinero a dólares
antes de ir a la gira en Alemania.
¿ Quién crees que te robó el dinero?
¿ Qué dijiste?
¿ Sí?
No estás escuchando.
Estás enferma.
-¿ Qué pasa? -Está enferma.
Estoy bien.
Hoy no he comido.
Les aviso que sólo les quedan unos minutos.
¿ Sí, Herr Rosenberg?
Voy a dejarlo ir, Herr Rosenberg.
A pesar de que nos atacó a mí y a mis colegas.
Dios mío, cómo nos golpeó.
Claro, es usted cirquero.
¿ Qué está viendo?
No estoy viendo, estoy dudando.
Dudo si debería decirle qué estoy dudando.
Pero creo que no.
Fräulein Dorst le dirá dónde recoger sus pertenencias.
Nos quedaremos con el dinero de su hermano por un tiempo.
Claro, le daremos un recibo.
-¿ Qué haces aquí? -Vine a ver a Manuela.
Apenas me enteré de la muerte de tu hermano.
Puedes irte al infierno.
¡¿ Qué--
¿Tienes cigarrillos?
Hay unos en el estante.
¿ Quién es?
-Ven un momento, Manuela. -Estoy muy cansada.
¿Podríamos hablar mañana, cuando llegue a casa?
Me gustaría hablar contigo ahora.
No puedo dormir por el dolor.
Además, estoy preocupada.
¿Tiene que ver conmigo?
Eso no lo habrías preguntado antes.
Estoy muy cansada. Creo que tengo un resfrío.
Quiero ir a dormir.
Es sobre Herr Rosenberg.
No quiero que se quede en mi casa.
¿Por qué?
¡Es informal y arrogante!
Además, las autoridades no me tienen permitido
que tenga parejas sin casarse en un mismo cuarto.
¡He cambiado de parecer!
¡Herr Rosenberg, debe irse mañana!
Pero ya pagó su renta.
Ahí está el dinero. Lo cambié a marcos.
Es ilícito tener dólares. Tú deberías saberlo.
Si Herr Rosenberg se va, yo también me iré.
Puedes hacer lo que te plazca.
¡Es una malvada! ¡Es usted una bruja!
Nos las arreglaremos. Ya verás.
Siempre y cuando estemos juntos.
¿Te has acostado con Hans Vergerus?
Sí, así es.
-¿Lo haces seguido? -No seas tonto, Abel.
Quiero saber.
Tres, tal vez cuatro veces. No lo sé.
-¿ Y te paga? -No.
Sí... una vez.
-¿Por qué sólo una vez? -No lo sé.
-¿Por qué no sabes? -Sentí lástima por él.
¿Estás enamorada de él?
-No lo sé. -¿No lo sabes?
Siento lástima por él... tal vez por mí.
Tal vez necesite algo de ternura.
¿Dónde fuiste hoy?
Fui a la oficina.
Luego vine a casa a cenar contigo.
¿Es de importación y exportación o tiene que ver con la iglesia
o ninguna de esas? ¿ Qué es?
En las mañanas trabajo en un burdel.
No está prohibido, según tengo entendido.
Es un burdel muy respetable.
Es para diplomáticos, gerentes y actores famosos.
Es de mucha clase.
Sé bueno conmigo, Abel.
Por favor, sé bueno conmigo, Abel
Por favor, sé bueno conmigo.
Martes 6 de noviembre.
Los diarios están llenos de temor, amenazas y rumores.
El gobierno está indefenso.
Una sangrienta confrontación entre los grupos extremistas
parece inevitable.
Pero a pesar de eso, la gente va a trabajar,
la lluvia no cesa nunca,
y el temor crece como el vapor en los adoquines.
Puede sentirse como un olor acre.
Se soporta como un envenenamiento interno,
como un lento envenenamiento,
que sólo se siente rápida o lentamente,
o como un espasmo de nausea.
Abel, ya voy tarde. Me quedé dormida.
Llegaré a casa a las dos para cenar.
No sé porqué le molesto.
Me llamo Manuela.
Mi padre era mago. Mi madre era jinete de circo.
He estado en circos toda la vida.
Mi esposo también era cirquero.
Tal vez haga mal en molestarle,
pero necesito hablar con alguien que me entienda.
Esta semana he estado yendo a las misas matutinas.
Estoy confundida.
Y alguien me dijo que usted es americano.
Eso es confortante. Mi alemán no es muy bueno.
Mi querida señora, ¿quiere ir al grano?
Tengo que atender a otro servicio.
Ya veo.
Tal vez quiera venir otro día.
Toda esta culpa es demasiado para mí.
Siento que por mi culpa Max se suicidó.
Se es responsable por alguien y luego se falla
y uno se queda ahí, con las manos vacías, apenada,
preguntándose qué más pudo hacerse.
Ahora creo que debo cuidar a su hermano, Abel,
-y eso es todavía peor. -¿Peor?
Él es como Max. Jamás dice lo que piensa.
Sólo se deja llevar por sus sentimientos
y se ve tan asustado.
Y trato de decirle que nos ayudaremos mutuamente,
pero sólo son palabras para él.
Y todo lo que digo es inútil.
Lo único real es el temor.
Y estoy enferma. No sé lo que me pasa.
¿Existe algún perdón?
¿ Quiere que rece por usted?
-¿ Cree que eso ayude? -No lo sé.
-¿Ahora? -Sí, ahora.
-¿Es una oración especial? -Sí, sí. Déjeme pensar.
Todos... vivimos... tan alejados de Dios.
...que tal vez no nos escucha cuando le pedimos ayuda,
así que...
debemos ayudarnos mutuamente,
darnos el perdón que un Dios apartado nos niega.
Yo... le digo...
...que es perdonada por la muerte de su marido.
Usted ya no es la culpable.
Y le ruego que me perdone...
...por mi apatía...
...y mi indiferencia.
¿Me perdona?
Sí, lo perdono.
Es todo lo que podemos hacer.
Debo irme.
El párroco se molesta si llego tarde.
Señora, debo cerrar, por favor.
¿ Qué rayos significa esto?
Es el lugar donde viviremos.
Es lindo, ¿no crees?
Anoche, cuando fuiste al cabaré,
le decía a Hans sobre todos nuestros problemas.
Él sugirió que podíamos mudarnos a este piso
que pertenece a la Clínica St. Anna.
Acaba de desocuparse.
Di que está lindo, por favor.
No necesitamos pagar renta por ahora.
También dijo que puedes trabajar en la clínica.
Podemos quedarnos aquí y decidir qué queremos hacer.
Estaré maldito si vivo aquí
o si acepto caridades de ese perverso de Hans.
Tal vez es mejor si arreglamos nuestras cosas solos.
Tal vez no te vea por un tiempo.
Es mejor que no mezclemos las cosas.
No tiene sentido seguir en Berlín.
Mire a su alrededor, señor Rosenberg.
Dieciséis personas y qué show.
¿Puedo invitarle un trago? ¿ Un coñac?
Un coñac para el señor.
¿ Qué opina, señor Rosenberg?
Un cabaré y un burdel... En Beirut, por ejemplo.
Un clima muy diferente. Un ambiente muy diferente.
Hoy cerraremos temprano y hemos acortado el show.
Es inútil estar abiertos.
Jamás vi una lluvia como esta.
Tal vez es la tormenta.
Salud, señor Rosenberg.
¿ Qué le parece mi acento inglés?
Maravilloso.
Viví un tiempo con una mujer fakir de Nueva Jersey.
Ella me enseñó el inglés que ahora sé.
Ya me esperaba esto.
¿No puedes dormir?
Tengo que estar tomado para dormir.
Tengo un poco de ginebra en la valija en la cocina.
Sabes, es bueno tener fiebre.
Uno puede soñar despierto.
Te duermes y luego despiertas,
y todo se confunde.
De repente tienes 6 años y luego 15.
Todo está tan claro.
Ese maldito motor. Ya empezó de nuevo.
-¿ Qué motor? -¿No lo oyes?
Escucho algo que retumba.
¡Sí! Es un motor.
La bata que traes era de papá.
Qué conmovedor.
Me recuerdo sentada en el sol,
viendo a papá practicando su nuevo número.
No le funcionó muy bien.
Mamá salió del camión y dijo,
´´No estás haciéndolo bien´´.
Y le mostró cómo hacerlo.
Él se quedó ahí, avergonzado
con una sonrisa tímida en su rostro.
¿ Y qué es lo peor ahora?
La gente no tiene futuro.
La gente perdió su futuro.
Al fin estoy... emborrachándome.
¿Me permite presentarme? Soy el Doctor Soltermann,
y él es mi colega, el Doctor Silbermann.
Nosotros estamos, como debe imaginarse,
a cargo de los archivos de la Clínica St. Anna,
los archivos clínicos más amplios en Europa
y uno de los más grandes en todo el mundo.
Tenemos un espacio de miles de metros cuadrados
y nuestros índices incluyen más de 100.000 entradas.
La Clínica St. Anna ha existido desde hace 357 años...
bajo varios nombres, claro.
¿Le muestro su lugar, Herr Rosenberg?
Sí, gracias.
Estamos muy agradecidos de tener un asistente.
Nos quejamos con nuestro jefe, el Profesor Vergerus,
durante años y era inútil.
Entonces siéntase muy bienvenido.
Es muy bienvenido, Herr Rosenberg.
¿ Verdad que el Dr. Soltermann habla muy buen inglés?
-Muy bien. -El Doctor es muy gentil.
Estuve siete años en lnglaterra antes de la guerra.
Mi tesis médica trataba sobre las perversiones eróticas
de Ben Johnson, un tema interesante, pero limitado.
Por aquí, por favor.
¿Podría decirme, Herr Rosenberg,
si tiene experiencia previa en el trabajo de archivos?
No, desafortunadamente yo--
Lo temía, pero no importa.
Hoy le asignaré una tarea
que requiere poca experiencia para archivar.
Se lo agradezco mucho.
¿ Cómo salgo de aquí?
Para la cena, el Doctor o yo vendremos por usted.
Confíe en nosotros. No nos olvidaremos de usted.
A propósito, hay algo que olvidaba decirle,
todo nuestro material es estrictamente confidencial.
No debe salir de aquí y tampoco puede leerlo
o descifrar los documentos que pasen por sus manos.
Los archivos contienen reportes del sufrimiento humano,
de las batallas de la ciencia, sus victorias y sus fracasos.
Éste será su lugar, Herr Rosenberg.
Empezamos a trabajar a las 8 y terminamos a las 6.
Cenamos a la 1 :30.
Nos turnamos para ir a la cocina de la clínica.
También podemos llevar la cena a casa en un envase especial.
En la actualidad, es un gratificación invaluable.
Que tenga buen día, Herr Rosenberg.
Disculpe mi pregunta, ¿qué se supone que haga?
¿ Ve estas carpetas grises?
Hay unas carpetas amarillas más económicas.
Su primera tarea es sacar el contenido de las carpetas grises
y pasarlo a las carpetas amarillas.
Después las numerará e identificará
de la misma forma que están las grises.
Buena suerte, Herr Rosenberg.
-¿ Cómo te va? -Es un trabajo duro.
-No estás bien. -No.
¿ Ya comiste algo?
Cenamos en la cafetería de personal de la clínica.
¿A qué hora terminas?
Creo que salgo a las siete.
Puedo traerme la cena. Es parte del salario.
¿ Cómo te va en los archivos?
Bien.
No puedo estar aquí mucho tiempo.
Soy muy estrictos.
De pronto te ves tan delgada y pálida.
Estoy bien, Abel. Podría ser peor.
Debo irme.
-¿Dirías que estás enferma? -No me atrevo.
-Casi te arrollan. -Gracias.
-¿Te gusta estar con nosotros? -Apenas empecé.
-¿ Y a Manuela? -Pregúntaselo tú.
Reunámonos los tres una de estas noches.
Tengo prisa.
El Dr. Soltermann se fue a casa después de la cena.
Está un poco enfermo.
Normalmente yo estoy solo en los archivos.
Ahora que el Doctor no está, puedo decírselo.
Algo terrible está pasando aquí.
¿ Qué?
Aquí, en la clínica.
¿ Sabe qué es esto, Herr Rosenberg?
No entiendo alemán.
Son reportes, muy detallados, marcados como ´´secretos´´.
¿ Y?
Se relacionan con ciertos experimentos realizados aquí
bajo la supervisión del Profesor Vergerus.
No entiendo.
¿No se imagina qué tipo de experimentos?
¿ Cómo podría imaginarme?
Experimentos muy extraños.
¿Extraños?
Experimentos con humanos, Herr Rosenberg.
Ese motor me está volviendo loco.
No lo noté.
Pero lo escuchas, ¿ verdad?
Cuando me lo mencionas.
-Es una trampa. -¿ Qué pasa?
No seas idiota, estamos encerrados.
No te pongas histérico, Abel.
¡La cabeza me explota!
-¿ Segura que el gas no se fuga? -Segura.
-¿Por qué estás tan segura? -Porque ya lo revisé.
Entonces creíste que se fugaba, ¿cierto?
Deja de hablar disparates como un lunático.
¡Si quieres marcharte, hazlo!
¿Entonces quieres que me vaya?
Sólo dije que si quieres, puedes irte.
Ya hice todo lo posible para que estemos juntos.
Ya no soporto más.
¿Escuchaste lo que dije? ¡Ya no soporto mas!
¡No me importan tus temores!
¡No me importas tú!
Quieres que me vaya.
No.
Me rindo. Me rindo.
No puedo.
-Sólo abrázame. -No, no puedo.
Quédate ahí.
No puedo quedarme así.
Sólo un rato más, Abel.
Lárgate.
Ven a casa conmigo.
Está caliente.
Puedes hacérmelo como tú quieras.
Tienes dólares, ¿ verdad?
¡Vete al infierno!
¿Dónde crees que estamos?
Vamos, ven.
¡Quieres matarme! ¡Quieres agotarme!
¡Quieres chuparme!
¡Stella dice que no sé joder!
Esa perra jode a todo el maldito mundo.
Tiene colmillos en el coño. ¡Colmillos! ¡En el coño!
¡Yo los vi! ¡Sí! ¡Yo los vi!
Mike, dile que tú y yo
hemos jodido siete veces en siete formas distintas.
Mikaela, tú conoces a Monroe,
y sabes bien que sólo puede joder maricas.
Y si dices que a ti te jodió, estás mintiendo.
¿Recuerdas esa vez? ¿ Stella, recuerdas la vez
que fuimos al hospital porque creíste que tenías sífilis?
-¡No tenía sífilis! -Pero creíste que sí.
¿ Quién fue el gentil hombre
que se acostó junto a ti todas las noches,
haciéndote sentir bien, con el riesgo de infectarse?
¿ Quieres un poco? Es bueno.
-¡No tenía sífilis! -Pero creíste que sí.
¡Te veías fatal!
Eres fatal.
Eras tan hermosa. Ella era tan hermosa,
pero ahora eres la peor bruja en todo Steinstrasse.
Contigo puedo joder en cualquier momento... ¡Sólo que...
esa bruja bocona, esa, me pone nervioso!
Puedo joderte...
Puedo joderte todas las veces que quiera.
¿ Ves? ¡No soy marica!
¡Es una maldita mentira que Stella le dice a todo el mundo
porque no me tiene entre sus piernas!
¡Uno podría morir ahí!
¡Puedo joderte cuando quiera!
-¿Aquí? -¿ Cómo que aquí?
Dices que puedes joderla cuando quieras.
-¿Puedes hacerlo ahora? -¡Eres de esos!
¡Claro! ¡Claro que puedo!
Si crees que vas a vernos de gratis, estás loco.
Vamos, Monroe, muéstrale de qué estás hecho.
-Haré una apuesta. -¿ Cuánto?
Te harás rico, Monroe.
Vamos, Monroe, antes de que baje.
Tendrás el dinero de este tipo que no quiere decirnos su nombre.
Espera, espera, espera.
Cállate. No te rías.
Yo le ayudo.
Tiene que hacerlo solo.
Dilo, dilo. Dilo, dilo, dilo.
¡No puedes!
¡Dilo! Di, ´´¡Hazlo, papi!´´
Di, ´´¡Hazlo, papi!´´
Dilo.
Monroe, no llores. No llores, Monroe.
¡Ganamos! ¡Ganamos!
¡Deja de reírte! ¡Deja de reírte!
La mañana del miércoles 7 de noviembre
no se conseguía leche en Berlín.
Las tiendas estaban cerradas. No tenían nada para vender.
El marco prácticamente había dejado de existir.
Los fajos de billetes se contaban por peso,
y ya no se fijaban en el valor impreso.
Cuando comenzó a trabajar,
le dije que sus horas de trabajo eran de 8 a 6.
¿Podría mostrarme mi lugar de trabajo?
No sé cómo llegar.
Claro.
¿Hay otras personas en los archivos?
Por supuesto.
A diario nos visitan científicos de otras instituciones.
Deme las llaves.
Deme las llaves.
Se comporta indecente con un viejo.
Esto es absurdo y humillante.
Usted sabe que no le diré nada,
no importa cuán rudo sea.
A diferencia de usted, yo tengo una convicción.
Algo inaudito está ocurriendo en Munich.
Ha nacido el salvador.
Su nacimiento está dejando sangre y dolor.
Se aproximan tiempos terribles.
¿ Qué son 30 o 40 años de sufrimiento y muerte?
¿ Qué importamos usted y yo?
lncluso, ¿qué importan esos millones de vidas?
Hay demasiados humanos, Herr Rosenberg.
Máteme, Herr Rosenberg. No me resistiré.
Mi cuerpo es débil, pero mi alma es fuerte.
Cerraré la puerta para que no nos molesten.
El Dr. Soltermann me advirtió sobre ti,
pero no le creí.
No dices nada.
Ve la pantalla y verás unas fotos interesantes.
Fueron tomadas durante nuestros experimentos
aquí, en la Clínica St. Anna.
Este es un experimento de resistencia.
Esta mujer de 30 años,
se ofreció a cuidar un bebé de cuatro meses
con una lesión cerebral, que lloraba día y noche.
Queríamos ver lo que le pasaría
a esta mujer normal, de inteligencia promedio,
si la encerrábamos con un bebé que no dejaba de llorar.
Como ves, después de 12 horas aún está bajo control.
Sin embargo, pasan 24 horas...
ahora podemos ver que está afectada.
Su compasión por el bebé enfermo desapareció,
y se transforma en una profunda depresión,
que por lo tanto, paraliza cualquier iniciativa.
Ella abandona al bebé a su suerte.
Aquí podemos ver claramente
que su impulso por atacar al bebé se ha desarrollado.
Pasaron seis horas antes de llevar a cabo su intención.
Una resistencia extraordinaria.
Por desgracia, nuestra cámara no logró
documentar el hecho final.
Nuestra técnica aún no se ha perfeccionado.
Quieres ver más, ¿ verdad?
Por siete días, él fue puesto en una celda tan pequeña
que no podía mover los brazos, piernas o cabeza.
Además, fue privado de cualquier sonido
y estuvo en completa oscuridad.
Sé lo que vas a decir, Abel.
Te preguntarás cómo logramos convencerlos
de que se prestaran a tales experimentos.
No hubo problema, te lo aseguro.
Hacen cualquier cosa por un poco de dinero y una comida.
Estas películas no son muy instructivas,
pero pueden tener un interés fisonómico.
El sujeto recibió una inyección de Thanatoxin,
una droga que produce una violenta angustia.
Ahora verás a alguien expuesto a una agonía insoportable.
Aquí lo vemos justo cuando le dan la inyección.
Puedes ver que está bastante equilibrado,
y se ríe y bromea.
Un muy buen chico, por cierto.
Era estudiante de ciencias políticas en la universidad.
Ahora vemos su condición de pavor,
que empeora a cada momento.
En un momento él se suicidará.
Presta atención. Pasa repentinamente.
Él toma el revolver. No se puede ver bien.
Ahora puedes verlo.
Lo pone en su boca.
El arma no está cargada, claro.
El estudiante se pegó un tiro unos días después,
a pesar de que el efecto del Thanatoxin había desaparecido.
Tu hermano Max...
se enfrentó con la misma desgracia.
A propósito, era uno de nuestros mejores asistentes.
Estaba muy interesado en nuestros experimentos.
Él quiso probar el Thanatoxin.
Le advertí que no lo hiciera, pero él insistió.
Su prometida también nos ayudó bastante.
Estaban muy enamorados. Vivieron un tiempo
en uno de los departamentos que ustedes-- tú...
Este es uno de los experimentos más recientes e interesantes.
Los sujetos reciben
una dosis controlada de Kapta Blue,
un gas prácticamente inodoro.
El gas primero juega con el comportamiento,
logrando un total desequilibrio emocional.
Los sujetos son despojados de sus defensas sociales,
pierden las inhibiciones, vacilan como locos
entre los rápidos cambios de humor que los poseen.
Sus reacciones son tan absurdas,
que en ratos no pueden dejar de reírse.
Claro, el constante contacto al Kapta Blue
puede causar daños permanentes.
Tal vez te preguntes cuáles eran mis intenciones
contigo y Manuela,
al ponerlos en uno de los cuartos de experimentos.
¿Me creerías si te digo que no tenía ninguna intención?
Sólo ayudarles.
Como ves, el edificio detrás del cuarto fue desocupado.
Tiempo atrás fuimos forzados a transferir las actividades
a un lugar, digamos, menos visible.
Debemos tener mucho cuidado.
Además, los recursos económicos son limitados.
Nos patrocina una entidad privada.
No soy un monstruo, Abel.
Lo que has visto son los primeros pasos
de un desarrollo necesario y lógico.
Sé que le dijiste de tus experiencias al lnspector Bauer.
Y sé que la justicia, bajo el mando del torpe inspector,
ya empezó a moverse, lenta y penosamente.
Pronto estará aquí con sus hombres y sus oxidadas armas.
Pero en un momento,
me tomaré esta cápsula de cianuro.
Pensé en quemar los archivos
y destruir los resultados de nuestro trabajo,
pero me pareció muy melodramático.
La ley los confiscará y luego los archivará.
En unos años la ciencia pedirá los documentos
y continuaremos con los experimentos a gran escala.
Estamos adelantados, Abel.
Estamos aquí para ser sacrificados.
Es lógico.
En uno o dos días, tal vez mañana,
el ejército de Alemania del Sur intentará una revuelta,
dirigido por un demente llamado Adolfo Hitler.
Será un fiasco descomunal.
Herr Hitler carece de capacidad intelectual y de técnica.
Él no sabe las fuerzas tremendas
con las que se enfrentará.
Será arrasado como una hoja marchita
el día que se desate la tormenta.
Observa esa imagen.
Observa a toda esa gente.
Son incapaces de una revolución.
Están muy humillados,
muy temerosos, muy oprimidos.
Pero en diez años...
Para entonces...
los de 10 años tendrán 20,
los de 15 años tendrán 25.
Al odio heredado por sus padres,
ellos añadirán su propio idealismo e impaciencia.
Alguno se adelantará y pondrá sus sentimientos en palabras.
Alguno prometerá un futuro.
Alguno hará sus demandas.
Alguno hablará de grandeza y sacrificio.
Los jóvenes e inexpertos brindarán su valor y su fe
a los cansados e indecisos.
Y entonces habrá una revolución,
y nuestro mundo se hundirá en sangre y fuego.
En diez años, no más,
ellos crearán una sociedad sin igual en la historia mundial.
La antigua sociedad se basaba en ideas muy románticas
sobre la bondad del hombre.
Muy complicado, ya que las ideas no concuerdan con la realidad.
La nueva sociedad se basará en un juicio real
de los potenciales y limitaciones del hombre.
El hombre es una deformidad, una perversión de la naturaleza.
Entonces nuestros experimentos toman lugar.
Lidiamos con la forma básica y luego la moldeamos.
Liberamos las fuerzas productivas y controlamos las destructivas
Exterminamos lo inferior y aumentamos lo útil.
Siempre me agradaron tú y Manuela.
Ella me mostró un afecto, que espero haya sido sincero.
Contra mi propio juicio, yo traté de ayudarles.
Cómico, ¿ verdad, Abel?
Algún día podrás decir esto a quienquiera que desee oírlo.
Nadie va a creerte
a pesar de que cualquiera que haga un mínimo esfuerzo
puede ver lo que depara el futuro.
Es como un huevo de serpiente.
A través de la delgada membrana,
se puede distinguir un reptil ya formado.
Le dieron Veronal. Durmió durante dos días.
¿ Qué día es hoy?
Es la mañana del 1 1 de noviembre.
-¿Podría darme agua? -Sí.
He estado en contacto con Hollinger.
Él dice que puede tenerlo en el circo.
El gobierno alemán pagará su boleto en tren a Basel.
Ahí estará el circo las próximas dos semanas.
Estoy seguro de que aceptará su gentil oferta, ¿no?
Creo que sí.
Sería lo más sencillo, Herr Rosenberg.
Un agente irá a la estación con usted.
El tren de la noche debe salir a las 1 1 :20.
Gracias.
Adiós, Herr Rosenberg.
A propósito,
Herr Hitler falló con su golpe de estado en Munich.
Fue un fiasco descomunal.
Herr Hitler y su bando subestimaron la fuerza
de la democracia alemana.
Adiós, Herr Rosenberg.
La noche del domingo 1 1 de noviembre
Abel Rosenberg escapó de la escolta policial
que lo llevaba a la estación de trenes.
Jamás se le volvió a ver.