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Quisiera aclarar algo de una vez por todas, si puede ser.
La correspondencia que he recibido deja claro que
algunos de la llamada "comunidad atea"
se oponen a algunas de mis opiniones
y ya no me consideran uno de los suyos.
Parece que he violado una especie de ortodoxia atea
y a falta de una palabra mejor, me han excomulgado.
Y tengo que decir que es un gran honor.
Muchísimas gracias. Me siento tan liberado ahora
que casi podría ir a la iglesia a dar gracias.
Casi.
Si me importara lo que los ateos piensan de mí
no sería capaz de decir una palabra crítica sobre el islam.
Y eso es lo que pienso de la "comunidad atea".
Me he dado cuenta de que muchos ateos disfrutan atacando el cristianismo
con toda la fuerza de su intelecto bien afilado,
colocando sus argumentos como postes de una valla,
pero cuando se trata del islam es otra historia.
De pronto el ateísmo se va al asiento de atrás y la corrección política avanza,
y la discusión se da vuelta como un reloj de arena,
marchando en dirección contraria mientras se apresuran a encontrar excusas
al fascismo religioso y a condenar a todos
los que hablan en contra como racistas.
¿Qué hay de todos los hinduístas y sijs
que piensan lo mismo del islam? ¿También son racistas?
Los ateos se enorgullecen de examinar las pruebas,
pero muchas veces cuando se pone a prueba el islam
se filtra por la corrección política y se juzga inadmisible
porque parece que se da por descontado
que llamar la atención sobre la actual jihad blanda contra los valores occidentales
que es suave como un martillo de terciopelo -
es una difamación contra los musulmanes, que la religión es esencialmente benigna
y que sus críticos están movidos principalmente por el fanatismo y el odio.
He encontrado esta actitud tantas veces
que ya no me sorprende, pero creo que la gente que la sufre
no quiere reconocer la verdad, como cualquier fanático religioso.
Son igualmente irracionales, igualmente delirantes.
Simplemente son esclavos de otro dogma.
Yo soy ateo, pero no amo el ateísmo.
Pero sí que amo la libertad.
Ya he dicho otras veces que la libertad es mi religión,
y no era en broma, porque todos sabemos que nunca se debe bromear
con algo tan solemne y sagrado como la religión.
No adoro la libertad porque no adoro nada,
pero la tengo por la más elevada virtud
y la fuente de todas las demás virtudes.
Y sí que es extremadamente anti-islámica,
que entre nosotros, es lo mejor que tiene,
pero no le digáis a nadie que lo he dicho, por no desarmonizar.
Soy un converso muy reciente a la religión de la libertad.
Por la mayor parte de mi vida no he sabido valorarla.
Siempre estaba ahí en segundo plano, fiable y aburrida.
Pero desde que surgió el super-estado europeo,
junto con el multiculturalismo, la religión de la paz,
y todas las idioteces tontas que siguen,
me complace decir que mi valoración de la libertad como concepto
ha despertado por completo, y ya ha alcanzado proporciones verdaderamente religiosas.
Aleluya!
No es el tipo corriente de religión, lo admito,
puesto que no requiere que nadie se menosprecie a sí mismo,
lo que sería un problema para los que creen que hay virtud en el odio a sí mismo.
Ni tampoco predica el odio contra ningún grupo de gente
como por ejemplo, homosexuales o judíos,
lo que obviamente disminuye su atractivo
entre los de la persuasión de neurona única.
Pero si medís la convicción religiosa por la fuerza de la creencia,
(y por qué no) entonces la libertad es decididamente mi religión,
y se la recomiendo encarecidamente a todo ateo que esté buscando
algo tangible y digno en lo que creer,
como buscan muchos de ellos.
La razón por la que hago videos se resume en tres palabras:
liberarse de [la] religión.
Y tal como va hoy el mundo, inevitablemente eso significa
especialmente liberarse de la religión de la paz.
Y si eso me convierte en un fanático o un racista
o un fascista o un cizañero,
o cualquier otro insulto selecto que me dediquen los ateos,
que así sea, tendré que aguantarme,
porque realmente no tengo elección.
Ya véis, el islam rechaza la libertad individual,
y por consiguiente, según mis convicciones sinceras y profundas,
estoy obligado a rechazar el islam,
lo que hago inequívocamente.
Para mí es, tomando prestada la palabra, haram.
Lo evito del mismo modo que los musulmanes evitan el cerdo.
Oír a alguien defender esa obscenidad de la sharía
es tan ofensivo para mí como sería para los musulmanes
como lo sería si yo me paseara por la mezquita del barrio en la oración del viernes
repartiendo botellas de cerveza y bocadillos de panceta.
Sin embargo, creo que el islam no sería el problema que es en occidente,
y de la sharía ni siquiera se hablaría,
si no fuese por la auto-indulgencia irresponsable
de la culpabilidad cultural y la corrección política
que yo creo que nos ha convertido en nuestro propio peor enemigo.
Es la podredumbre en las raíces de la sociedad occidental
a través de la cual el veneno del fascismo religioso puede infiltrarse.
Y si continuamos haciendo ridículas concesiones,
consintiendo el odio, tolerando la intolerancia,
y buscando excusas para excusar el islam,
nuestra sociedad será más pobre por ello y nuestros hijos serán menos libres,
especialmente ellas.
Y la historia nos condenará como la generación
de mentirosos y cobardes que dejaron que sucediera.
La generación que estuvo moral y políticamente
tan metida en su propio culo que ni se dio cuenta de que se apagaba la luz.
Y no quiero eso sobre mi conciencia, muchas gracias.
No quiero ser la persona que desearía haber dicho algo
cuando tuvo oportunidad. Y francamente lo último que me pasa por la cabeza
es lo que los ateos piensen o dejen de pensar sobre ello.
Paz.