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Balak, el rey de los Moabitas,
con miedo a que los israelitas se acercan,
contrata a Bilam, un profeta del lugar, no judío.
"Ve y maldice a los judíos, son una amenaza".
Así que Bilam enslla su burra
y va hacia el lugar
donde puede ver desde arriba a los israelitas
para maldecirlos.
Pero cuando viaja, algo se interpone:
Di-s ha mandado un ángel con una espada
para pararse en su camino.
Y mientras que Bilam no lo ve,
la burra sí, y la burra
se hace un lado.
Bilam se enfurece.
El pega a su burra con un látigo
para que vuelva al camino.
La burra nuevamente vira,
tratando de evitar al ángel con la espada.
Bilam nuevamente le pega con el látigo.
La burra se rinde,
se acuesta en la mitad del camino
y Bilam continúa pegándole y
azotándole con el látigo.
Y Di-s a la boca
de la burra y ésta dice:
"Bilam, ¿por qué no estás viendo
lo que yo veo?
Di-s ha enviado un ángel
para que se interponga en nuestro camino,
y tú no lo ves y yo sí.
Di-s no quiere que hagas esto".
No estamos aquí viendo, en verdad,
a dos seres diferentes,
Bilam y su burra.
Bemos a un ser:
estamos viendo al intelecto y al instinto.
Podemos convencernos a nosotros mismos
que el camino en el que vamos es el correcto
y que estamos haciendo algo
que está bien, cuando de hecho no lo está,
y no podemos verlo.
Y lo único que se comunica con nosotros
y nos dice que lo que estamos haciendo está mal
son nuestras tripas.
La pregunta es,
¿qué tan lejos cada uno de nosotros debe ir
antes de escuchar a nuestros instintos,
antes de escuchar al costado de nuestro ser,
nuestra parte ética que yace en nuestro cuerpo
en nuestras piernas
e incluso en nuestra parte más animal?
Productora: Sarah Lefton
Director de animación: Nick Fox-Gieg
Directoral editorial: Matthue Roth
Tema musical: Tim Cosgrove
Narración: Rabbi Andy Shapiro Katz
Grabación: Sarah Lefton