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- Más de lo mismo, Georges. - Bien, otros 3 vasos de vino.
- Gracias, jefe. - No está mal este vino.
Oye, que no llegue al borde.
Ahí está Tartafione.
Vamos a las carreras. Me siento con suerte.
...la siempre elegantísima Condesa de Vire.
- ¿A qué apostaste? - A lo de siempre: el cumpleaños de mi hijo.
- ¿Y tú? - Al 10.
Parece que la carne de caballo va a estar muy rebajada.
Cierra un momento la bocaza, ahí viene mi caballo.
Esta vez vas a ganar.
Estos son los resultados: Número 1 y...
Nunca ganaré. Una vez, con una combinación prevista, saqué 20 francos.
- ¡Que me aspen! ¿Me tomas el pelo? - ¿Y qué?
- Largo, tienes una acera que barrer. - Tranquilo. Adiós a todos.
- Nunca le entiendo una palabra. ¿Pagó? - Siempre le hago pagar por adelantado.
No sólo vienen a trabajar aquí, encima se ríen de nosotros.
¿Vamos nosotros a trabajar a su país?
Si valiesen para algo, no andarían barriendo aceras.
Mañana nos vamos de vacaciones, deberíamos irnos marchando...
Hoy se cierra a medianoche.
Venga, una última, rapidita...
No se "casi apuesta" al caballo ganador todo los días.
¡Brindemos por ello!
Eh, ¿adónde va el acordeonista?
A mear.
- ¿Qué tal un trago primero? - No bebo.
- Bueno, pero... - Tiene que permitirlo, es la ley.
- No hay ley sobre tener encendida la luz. - Apáguela, me da igual.
¡Qué descaro! Un día cierro el cagadero.
¡Y se va con un portazo! ¿Viste? Vaya coliflor.
Al menos, mientras mean, no hacen daño a nadie.
Venga, señor Georges, no se enfade por perder a los caballos.
Beba con nosotros...
Bueno, porque me lo pides tú.
Una buena manera de olvidarlo todo.
Tú llénalo.
- ¿Y la casera, tendrá sed? - Oh, déjalo.
Así son 5 vasos.
A la salud de todos.
- Hola, mamá. - Hola, cariñito.
- ¿Cómo estás? - Bien, ¿y tú?
¡Hola, Léon! ¡Felicidades!
Oí que el año que viene serás como si dijéramos profesor.
Oh, todavía no he terminado la carrera.
- Te graduaste en el instituto, ¿no? - No es lo mismo.
Bien hecho. Graduarse está bien.
Igual que su padre, que sabe contar.
- ¿Un brindis por el graduado? - Claro, tomaré el aperitivo.
¿Qué va a ser?
Un Ricard.
- Con un poco de agua. - Te la pongo yo.
¿Te vas con tus padres de vacaciones?
Sí, salimos hacia la Riviera mañana por la mañana.
Queríamos pagarle un viaje a Italia con sus amigos pero...
Sí, Italia. Muy educativo para los jóvenes, con tanto museo.
Pero él prefiere estar con su gente.
Así se encontrará con Brigitte, la hija de nuestros amigos, los Colin.
No lo parece, pero apuesto a que entiende lo suyo de chicas.
- No te pases. - Chico travieso.
A su salud, profesor.
Bueno, nos vamos por la mañana, así que mejor empezar con el equipaje.
- Monique, cierra. - ¡Damas y caballeros, hora de cerrar!
¿No hay tiempo para la última?
¿Y ahora qué? ¿Otra manifestación?
Me gustaría mudarme a un barrio de clase obrera,
donde se trabaje de día y se duerma de noche,
y no anden por ahí blandiendo pancartas.
Pase, agente. Aquí la policía es siempre bienvenida.
- ¿El señor Lajoie? - Adiós jefe, y gracias por todo.
Hay que ver... Y en un establecimiento decente...
- Me envía el sargento Cantal. - Ah, sí.
¿Está enfermo Cantal?
No, no está de turno, pero me pidió que viniese, por lo de su caravana.
Es aquella.
Saldremos a primera hora de la mañana, y quería dejarla a salvo
de noche, con tanto ladrón y árabe por ahí pululando.
Ahora hasta hay incendiarios.
Como pille a alguien haciéndome la faena, mejor que tenga una lápida a su nombre.
No le culpo, es una preciosidad.
Algo así debe costar su buen dinero.
Es una Adrian 500, 2 millones y medio de francos.
Pero la saqué por millón y medio. Modelo de exposición.
Baño, toda enmoquetada, calefacción individual.
Ya, pero es millón y medio. ¿Quién lo tiene?
No podría permitírmelo con un sueldo de policía.
Ah, no me venga con quejas. Ustedes tienen muchas ventajas.
Se retiran a los 50, jornadas de 8 horas.
Uniforme gratis.
Y propinas.
Así que cuento con usted...
Descuide, nos ocuparemos de él con especial cuidado.
Y venga cuando quiera, que a la bebida invita la casa.
Gracias, señor Lajoie. Adiós, señora Lajoie.
Todo arreglado.
- Parece fiable. - Todo bien, puedes dormir tranquila.
Es muy pesado. ¿Seguro que lo necesitaremos en la playa?
- Te alegrarás de haberlo llevado. - Eso habrá que verlo.
Siempre quejándose.
¡Mamá!
Tengo que subir primero.
Mira a los deportistas, ¿ya en la playa?
- ¿Y vosotros, salís temprano? - Ahora mismo nos vamos.
- ¿Qué es eso? - Un remolque Jamay.
No parece gran cosa, pero ábrelo y tendrás Versalles.
Y es ligero.
Cuidado en la carretera, que no hay más que inútiles al volante.
¡Y todos van por la misma!
¿Vas a Savoie, como todos los años?
No hay error, es todo derecho.
El camping está pasando la autopista.
Adiós.
- Recuerda, si hay un atasco... - ... me lo tomaré con calma.
Tampoco a esta hora hay por qué ir con prisa.
Confía en mí.
Quizá debiéramos haber salido antes.
En el túnel siempre pasa igual. Van muy despacio.
30 kilómetros en 2 horas. A este ritmo llegamos en dos días.
El otro carril va bastante vacío.
Pero nosotros vamos al Midi, al sol...
Ese puro, vaya peste.
Hay gente muy maleducada.
No te enfades, que es alemán.
En días así, deberían prohibir a los alemanes coger el coche.
Todo por el dinero.
Parece un accidente.
- Léon, pásame la cámara. - Parece grave.
No puedo sacar la cámara.
¿Pero la encontraste?
Se ha atascado.
Cuatro muertos, por lo menos.
- No mires, Léon. - Qué espanto.
Lástima lo de la cámara. Habría sacado una buena foto.
- La gente debería tener más cuidado. - Horrible.
Ahora, a todo gas. O llegamos antes del anochecer o no me llamo Lajoie.
Y no como el año pasado. Pararemos a comer en un restaurante.
¿Menos de 2 horas y ya pensando en comida? No pararemos.
Ni para mear.
Todo seguido.
Bonito lugar.
Y con mucho aire fresco para los críos.
Pero en invierno, menudo aburrimiento.
Vaya un desgraciado, en un cuatro caballos.
Para hacerte el duro, tienes que poder permitírtelo.
- ¿Crees que terminará pronto? - No lo sé.
Es un punto ***, lo dijeron en la radio.
Mamá, ahora papá está haciendo la morsa.
- ¿Qué dice ahora? - Nada, no era malo.
Y no ***éis a vuestro padre, que ya le cuesta lo suyo conducir.
Sí, madre.
- ¡Me ha sacado la lengua! - Demonio liante.
¿Y ahora qué?
¿Habéis terminado?
Mira el cuatro caballos, le va a costar.
Lo va a alcanzar.
¡A ver, muévete!
¡Increíble!
- ¡No hay iniciativa! - Olvídalo, tranquilo.
Qué raro, ya deberían haber llegado. Habrá que esperarles.
- Qué fastidio. Cenaremos tarde. - Sí.
- Hola, amor. - Aquí estoy.
Te tomaste tu tiempo.
- No están. ¿Qué hacemos? - Tengo una idea...
- ¿Qué idea? - Pues...
- ¿Estás loco? - ¿Qué nos importa?
Sube, cielo.
Cierra la puerta, que pareceremos unos frescos.
No tiene nada de malo, estamos casados.
¿Les oyes?
Podrían ser algo discretos.
Esto casi viola el artículo 330 del Código Penal.
Podríamos decirles algo...
No esperes educación en quien vende lencería en el mercado.
Avanza, dale.
- ¿Y quien ese tipo? - El señor Viracci.
¿De Arcachon? os vais a divertir aquí. Estamos todos en confianza, descuidad.
Si teneis algún problema, me llamais. A pasarlo bien, es un paraíso.
- ¿Cuál es su espacio? - Hortensia.
Hortensia está justo enfrente, girando después de las camelias.
¿Y a quien tenemos aquí?
- Loulou. - ¡Lajoie, benditos los ojos!
- ¡Qué clase! - Déjame estirar las piernas.
- ¿Cómo llegas tan tarde? - Lo hicimos en un solo viaje.
¡Y el chico, cómo ha cambiado!
No ha cambiado ni pizca.
El viejo lobo de Loulou.
Te están esperando. Va a ser todo un banquete.
- También llevamos el maletero lleno. - No lo digas dos veces, ya se ve.
- ¿Miraste atrás? - ¡La caravana!
- ¿Tienes un bar o un banco? - Bonito, ¿eh?
¿Ese no es el coche del señor Lajoie?
Matrícula del 75, son ellos.
Al menos podremos cenar por fin.
Créeme, después se siente uno mejor.
- Señor Colin. - ¿Eh?
- Los Lajoie. - ¡Ah, lo mejor del lote!
¡Cariño, son Georges y Ginette!
Una caravana nueva. El año pasado fue el coche.
Por aquí hay sitio, Georges.
Déjalo aquí, ya lo moverás por la mañana.
Me alegro de llegar por fin.
¿No había mucho tráfico?
Deja que te bese ahora que él no nos mira.
Te beso ahora que la señora no está.
Montelimar, luego el Bouceron...
¡Venir de Estrasburgo aquí fue un infierno!
Mira eso. ¡Plexiglás tintado!
Te costaría un brazo.
Ya te contaré...
¡A comer!
Sentáos donde queráis.
Ahí los señores Schumacher, vosotros ahí... Ginette, aquí.
- ¿Me siento aquí? - Sí. Aquí Ginette.
¿Me olvido de alguien? Léon, ¿no quieres sentarte?
No tengo mucha hambre.
Léon, te has quedado muy guapo. Tú y yo podríamos ir a ligar alguna vez.
A Brigitte no le va a gustar que mire a otras.
Por cierto, ¿no está Brigitte?
No, anda por ahí con sus amigos.
No tardará. De saber que veníais, no habría salido.
¿Por ahí con los amigos?
Me voy a la cama, estoy algo cansado.
¿Tan pronto? A ella le decepcionará.
- Buenas noches, mamá. - Buenas noches, cielo.
- Buenas noches, Léon. - Hasta mañana.
¡Léon! Y papá.
Buenas noches, papá.
En todo caso, es un placer volver a veros.
Hoy hace cinco años que llevamos viniendo cada verano.
Para nosotros son diez.
Fuimos los primeros desde la inauguración... ¿en el 54, fue?
Sí, el año que pusimos un mostrador nuevo.
Se podría decir que estamos muy vinculados a este sitio.
¿Qué tal si entramos en faena?
Trajimos una fuente de asado de cerdo.
No hay cerdo que supere al de Alsacia.
Mi amorcito preparó su exquisito asado...
Mientras tanto... ¡Ricard! ¡Ricard para todos!
Olvidaba los regalos para las damas.
- ¿Qué ocurre? - No puedo armar la tienda. Las estacas están oxidadas.
Traeré el hielo.
Es un profesional. Permíteme, Lucille...
Ginette...
- ¡No puedo esperar...! - Tened.
Corto yo.
Oh, señor Colin, esto es formidable.
¿De qué color es el suyo, señora Lucille? ¡Oh, amarillo pálido!
Deberíamos comer ahora. El toque de queda es a las 10.
Señor Colin, ¿cómo me adivina siempre la talla? Me queda perfecto.
Acabas pillándole el truco cuando llevas vendiéndolas tanto tiempo.
Las tetas... hay que medirlas.
Llamadme presuntuoso, pero está buenísimo.
¡Es una maravilla!
Claro que vosotros dos debéis estar ya acostumbrados.
Si no te conociese mejor,
no habría pensado que un alguacil como tú disfrutase comiendo.
Lo mismo digo.
Ya sabeis, hay buenos y malos alguaciles, como en todo.
Carla, ven a comer.
¿Quienes son esos recién llegados?
Son italianos, pero ya llevan algún tiempo viviendo en Francia.
Tengo entendido que él es muy bueno en su trabajo. Es capataz de obra.
Como siempre dice mi cuñado: Los italianos serían los mejores obreros...
con que sólo diesen más el callo.
Es una ley de la naturaleza: cuanto más al sur, menos trabaja la gente.
Muy cierto. En el norte trabajan a destajo y en el sur van a su aire.
No te rías. A un alemán le llevaría dos horas...
lo que a 30 cabezas de toalla les lleva 6 meses.
Tiene mucha razón, señor Colin. Árabes y trabajo no encajan.
Deberíamos invitarles, como gesto de buena vecindad.
Deberían tomar el café con nosotros.
- ¿Alguna objeción? - No, no en vacaciones.
¡Ahí viene Brigitte!
Hola, señora Ginette.
- Hola... - Oh, un beso.
No, gracias.
Hola, mamá.
Hola, papá.
¿No está Léon?
Duerme. Su padre a conducir, y él a cansarse.
Podría haberme esperado.
- Come algo. - No, gracias, ya cené.
No, gracias. ¿Lo trajísteis vosotros? Pues lo probaré.
Está bueno.
Me voy a la cama.
Buenas noches, papá.
Es como una casa de ladrillo, mi hija.
Y debo decir que es todo gracias a nosotros. ¿No estás contenta, cariño?
Como nuestro Léon, está en la edad de la metamorfosis.
Se hace tarde, Georges, deberíamos ir a acostarnos.
Sí, las 10.
¿Está bien el libro?
Sí, sólo me gusta la buen literatura.
Igual que el año pasado.
Salvo porque el año pasado había dos.
- Es un Bipper. - No, un Rallye.
- No estoy seguro. - No me lo invento, lo trae escrito.
Y eso es un barco.
No me gustaría un barco como ese.
Sobre todo para usarlo un mes al año.
¿No sabes jugar a otra cosa?
Dame ese balón que voy a la comisaría.
Déjelo, señor Schumacher, no volverá a pasar.
¿Tiraste tú el balón?
A la una...
A las dos...
¡A las tres!
Estos críos...
¿Dónde has estado?
- Jugando al voleibol. - Anotamos 10 puntos por lo menos.
Léon es un as.
No me sorprende.
Por favor, Léon, ponme loción. Primero debajo del sujetador.
- ¿Cuánta te pongo? - Mucha.
Y bájame el bañador.
Usted también debería ponérsela. Está todo rojo, señor Georges.
¿También quieres loción?
¿Eh?
¿Protector solar?
No, está bien.
También en los muslos.
Jojos, almendras chocolateadas, cacahuetes...
¿Y esas Jojo?
¡Cacahuetes para todos!
¡Una bolsa!
- ¿Cuánto es? - 3 francos.
Deja, pago yo.
3 francos. Déjalo, ¿quieres?
- Déjalo, estamos entre amigos. - Es la última vez.
Hay que invitar al italiano.
Ve tú, que tienes más ***.
- Señor abogado, ¿quiere ir? - Sí, claro.
Voy yo.
- Buenas tardes, señor. - Hola.
- Qué niña más bonita. - No, es niño.
Hola, señora.
Saludos, señora.
La caravana al lado de la suya es nuestra.
Así que, mis amigos y yo, pensamos: una familia agradable...
¿Son sus hijos?
Eso me dijo mi mujer.
- ¿Señor? - Sergio Vigorelli.
Colin, como el pez.
Este es Georges, Georges Lajoie. Dupont Lajoie.
El señor Schumacher.
Alguacil en Estrasburgo.
Siempre es bueno tener un alguacil entre las amistades.
¡Vaya! ¿Y eso?
- Directo de las carreras de Le Mans. - ¡Increíble!
Son obreros.
No estaban aquí el año pasado.
Podrían habernos avisado.
Hay que ver lo rápido que se desarrolla la zona.
Imaginad cuánto tiempo les habría llevado construirlo en la Edad Media.
Y pensar que antes, aquí no había...
nada. Nada más que rocas y pinos.
Y luego, nadie vino aquí, estando a 5 minutos a pie del camping.
Bueno, para amantes de la vida salvaje, su encanto tenía.
¿No es alucinante? Mirad qué estilo.
Lo llamaremos Vapor azul”.. Buen nombre, ¿eh?
Aquí encontraréis tanto el estilo salvaje como el moderno.
4000 francos el metro cuadrado. Baratísimo.
El mar seguirá aquí, para quien le gusta.
El mar no puede moverse.
Habrá jardines prefabricados,
aparcamientos subterráneos, centros comerciales, cines...
Os digo una cosa: se va a vender como sandías en día de calor.
Si os interesa, podría cederos uno o dos...
Esto se hace rápido.
¡Mirad estos materiales!
Comparado con esto, la piedra es papel de estaño.
No sé cómo siguen sacándole beneficios.
Señor Vigorelli, es su especialidad. ¿Qué opina?
Bueno, es difícil de decir...
Preguntémosles.
¿Pero habla usted árabe, señor Vigorelli?
Es un idioma bastante complicado.
Aprendí a hablarlo en las obras.
¿También usted habla árabe, señor Loulou?
Es como una lengua materna.
Estuve en Argelia 20 años.
Ya, para entenderse con el servicio, tenía que hablar su idioma.
¿Qué servicio? Yo era conductor de tranvía.
Aprendí el árabe de niño, en la calle, con mis amigos árabes.
Pues acento no tiene.
El acento se me nota cuando hablo francés.
Cierto, cuando se piensa en los judíos argelinos, se diría que todos son ricos.
Algunos lo son, pero para esos, nada cambió al llegar a Francia.
Siguieron siendo ricos.
¿Creeis que si hubiese hecho fortuna en Argelia andaría haciendo el tonto aquí?
Pues díganos qué piensa. ¿Merece la pena la inversión?
Dígales lo que me dijo antes.
Es una ***.
Una casa en la playa podría ser tan bonita como el mar...
Pero a ellos les da igual...
Cuanto más rápido construyen, más rápido venden, y vuelta a empezar.
Y ahí lo teneis: unas pocilgas.
Si un hombre da en las narices a sus vecinos, le meten en la cárcel.
Si destruye el paisaje, le abren una cuenta bancaria.
¿Has oído, Georges? Si no fuese por usted, no me daba cuenta.
Como dice mi cuñado: consulta siempre a un experto.
Como esos. ¿A que no habrías notado que son árabes?
Claro. Todo el mundo parece igual trabajando.
Con el casco puesto, sobre todo.
¿Qué tal, tortolitos?
¿Por qué nos llamas así?
A vuestra edad, es normal. Disfrutad.
Me rindo.
¡Camarero!
Dos cervezas bien frías, y deprisa.
¡Me siento millonario!
¡Tu chica sí que sabe bailar!
¡Ya puede! Antes bailábamos mucho.
Todavía no se nos ha olvidado.
Le enseñé a los 12 años.
¡Venga, papá!
Muéstrales lo que sabes hacer.
Señor Georges, ¿baila?
¿Viste a los árabes?
¡Increíble!
Hoy están por todas partes.
Que puedan entrar aquí, demuestra que tienen buenos sueldos.
¿Cuánto se debe?
No, yo invito.
No, déjamelo a mí.
- ¿Cuánto es? - 49,60 francos.
¿No te da vergüenza molestar así a la clientela?
Quédese el cambio.
Soy del gremio.
El espumoso, ¿con o sin burbujas?
..."Burbujas y chirridos"
...¡Burbujéame!
¡Pero hombre, cuidado!
¿Estás loco?
¿Te crees que esto es tuyo?
¿Quien va a pagar la tintorería?
- No es culpa mía, el baile... - ¡Dices que lo sientes!
- No era su intención. - ¡A mí no me pisa ningún moro!
Lárgate de aquí, ¿o tengo que sacar tu trasero a la calle?
Disculpe, señor, por favor.
¿Qué diablos...?
Dijo "moro"...
No pasa nada, no pasa nada...
¡Que alguien llame a la policía!
¡Llamen a la policía!
¡Basta!
¡Él! ¡Él dijo "moro"!
Pues sí, lo dije, ¿y qué?
Si no os vigilamos...
¡Yo no he hecho nada!
¡Nombre y documentación!
¡Domicilio!
Infórmese antes de acusar. ¡No ha hecho nada!
¡No necesitamos su consejo!
¿Nos va a enseñar la documentación?
- Lo siento. - Es un amigo.
Debería ver cómo ha tratado a esos árabes.
En tal caso...
Nos los llevaremos.
Les llevaremos a sus barracones.
Si usted y su mujer quieren acompañarnos...
Gracias... Pero, los niños... Es muy tarde.
Tenemos que volver. Tal vez en otra ocasión.
- Pues buenas noches. - Buenas noches, y gracias.
Se está mucho mejor entre franceses.
Te pasaste un poco.
Esos no querían meterse con nadie.
¿No te importan que mirasen a tu hija?
Dejaron allá a sus mujeres, así que miran a las nuestras. Natural.
¿Nos vamos? Estoy cansada.
Son las once y media.
¿Ya?
Pues volvamos.
Yo me quedo un poco más. Volveré con Léon.
Léon también se vuelve.
¡Quiero quedarme!
¡Déjales, que ya tienen edad!
Deja a Georges y ocúpate de tus asuntos.
A la cama.
- No. - ¡Ya hemos tenido bastantes problemas por esta noche!
Dicho queda.
Calla, o despertarás a toda la aldea.
Estamos de vacaciones.
- Mi padre... - ¿Qué le pasa?
¿No crees que tuvo una reacción desproporciona con los árabes?
Siempre tiene que dar la nota.
Estaría de mal humor.
- Me cae bien tu padre. - Y a mí.
Pero no si se pone así.
Oh, los padres...
Ya es tarde para cambiarlos.
¡Viva la juventud francesa!
- Es una sensación extraña. - Hay que ver, Tartafione en persona.
¿Cómo está, señor alcalde?
Es un honor, señores.
El señor Léon Tartafione, en virtud de las facultades delegadas en...
Tenemos dificultades técnicas.
...en mí por mis queridos ciudadanos,
me permiten expresar en sus nombres, el honor que supone...
su presencia aquí,
un verdadero acontecimiento en estas vacaciones familiares.
Nadie habría soñado contar con su presencia aquí.
En un momento, nuestros alegres jóvenes y sus siempre lozanos padres...
del Camping del Sol,
competirán con el Camping de los Pescadores...
en justas dignas de la lejana antigüedad,
que ustedes, como verdadero deporte y arte esteta...
En resumen, que gane el mejor, pero que seamos nosotros.
Bien dicho, señor alcalde.
Ah, señorita, cuánto la envidio, viviendo en la pintoresca aldea,
donde, dicen, Napoléon pasó una noche al abrigo de un priorato del siglo XIV,
cuando no era más que un joven oficial.
Muchos países nos envidiarían un hombre así.
Di lo que quieras, pero Tartafione es un hombre importante.
Lo cual, en lituano, significa: eres un encanto de chiquilla,
y te beso en nombre de millones y millones de telespectadores,
que mañana presenciarán el Tercer Intercamping del verano,
que tendrá lugar aquí, en esta pintoresca aldea de intacto carácter rústico,
y promete, como siempre, un momento de alegría fraternal,
exhibición gimnástica y diversión popular.
Ahí van, los caballos del fin de semana.
Corredores de Lustucru en sus marcas, preparados, listos, ¡ya!
¡Miren qué largas son esas medias de lana!
¡Tanto como las hermosas piernas de nuestras concursantes!
¿Qué hace aquí, señor Georges?
De paseo.
Estoy tan harto de los juegos como tú.
Así que me dije, por qué no dar un paseo...
entre los pinos. Y aquí estoy.
Imaginé que te encontraría aquí.
Oh, no te cubras por mí.
- Bonito lugar. - Muy bonito.
Cálentito, se está bien.
¿Viste el pez?
Me alegra verle reír, señor Georges.
No sucede a menudo.
Porque no estoy a menudo con gente joven.
Puedo no aparentarlo, pero disfruto entre jóvenes.
¿Te sorprende?
No, en absoluto.
Bueno, un poco sí.
Nunca lo pensé.
Me gusta echar unas risas.
Por momentos, puedo ser muy divertido y todo.
- ¿Ah? - Muy divertido, claro.
Pero soy tímido.
A mi bar vienen clientes graciosos, pero no tengo tiempo para risas.
Tiene que encontrarlo, señor Georges.
- ¿Te parece? - Claro.
Mire a Léon. Antes, sonreía como un enterrador, nunca se divertía.
Pero yo le enseñé a pasar un buen rato.
¿Qué le enseñaste?
Ese es nuestro pequeño secreto.
¿Ya te vas?
Estaba a punto de irme.
Si me atreviese...
Me está malinterpretando.
- ¿Y si la señora Ginette nos ve? - Sólo un besito...
Señor Georges, está yendo demasiado lejos.
- Déjelo. - El tío Georges puede ser muy divertido...
No, ya basta.
- Un besito. - Bien, tome.
- ¡Basta! - En el bar dabas más facilidades.
Nadie lo sabrá.
No, déjeme.
¿Brigitte?
¿Qué he hecho?
El ***án se vuelve microbio y ¡chas!, chapuzón en la piscina.
Y el equipo de Sol abandona la cancha entre los aplausos del respetable.
- No tienes buena pinta. - Estoy bien.
Ahora es nuestro turno. ¿Estás preparado?
¿Estás bien?
¡Claro que lo está!
Bien, yo me pondré en el trapecio y él preguntará.
¡Vamos, Léon!
Aquí está el campeón escogido para la prueba de No sueltes”..
Buenas tardes, señores.
El señor Schumacher, alguacil en Estrasburgo,
y el señor Léon Lajoie, dueño de un restaurante en París,
se ocuparán de la parte cultural de la prueba.
Mientras, el señor Colin, viajante, prestará su fuerte musculatura al equipo.
Sin más preámbulos, primera pregunta:
¿Cuál es la capital de Mongolia?
El señor Lajoie no lo sabe.
Ulan Butan.
La primera parte es correcta.
Ulan...
...¡Bator!
El señor Colin aguanta... ¡Un aplauso para él!
¿Cuántas veces puede una pulga saltar su propia longitud?
- 37. - No. - 38.
- No anda lejos. - 39.
- 40. -¡No! - 41.
- 48. - ¡No! - 49. - ¡Cerca! - 50.
¡Bravo! También para el señor Colin, el público sigue impresionado.
Viéndole así, recuerdo unos viejos versos que el alcalde...
me recordó antes, aplicables a los esfuerzos sobrehumanos del señor Colin.
¿Puede recitárnoslos, señor alcalde?
"El padre, herrero, musculoso como un atleta... "
Ah, "musculoso como un atleta", la justa definición del señor Colin.
¡Señor Colin!
Es horrible, qué tragedia...
Su hija, señor Colin...
Venga pronto, ha ocurrido algo terrible.
- ¿Dónde está? - Allí.
Qué... ¿Qué hace aquí?
¡Responde, Brigitte!
¡Un médico, deprisa!
Bueno, hemos de seguir...
Cámara 1, sácame un primer plano.
Damas y caballeros, el destino ha golpeado a una familia francesa.
Todos estamos conmocionados. Dejaré a mis colegas de informativos
la tarea de contarles todo lo referente a este drama atroz.
Mientras hablamos, la policía sigue investigando para dilucidar
las circunstancias exactas de esta tremenda tragedia.
El pesar me embarga; aquí Léon Tartafione,
en directo desde Intercamping, el programa que anima sus vacaciones.
¿Estuve bien?
No, no lo estuve.
Oye, avísame cuando llegue la prensa, hablaré con la familia.
Hay que ver, su única hija.
Lo peor que podría ocurrirle a un padre.
Silencio, por favor.
Dame las llaves de vuestra caravana.
Entre tanta gente, podría haber ladrones.
Tienes razón, ya tengo bastantes preocupaciones.
Abran paso a la prensa.
"Correo de la República"
¿Son los padres? Lo lamento...
¿Podemos sacar fotos?
Mira quien llega... ¡Tartafione!
Tiene mejor aspecto en vivo.
Por favor, damas y caballeros, ahora no es el momento.
Señora.
Señor.
La tragedia que les ha golpeado...
me duele tanto a mí como a ustedes.
Vosotros, sólo los que llegaron primero van en primera fila.
Abran paso, es Boulard, de Marsella.
Esto está un poco abarrotado, ¿no cree?
Sí, señor. Les haré retroceder.
Inspector Boulard.
- Un placer. - ¿Es usted pariente?
¿Cómo dice?
¿Es pariente, o vecino?
¿Un testigo, tal vez?
¿Cómo? ¿No me reconoce?
Disculpe, no se me dan bien las caras, salvo las de asesinos. ¿Es uno?
¿Se burla de mí?
Muy bien, puede irse.
Vámonos, Gerald.
Tendrá noticias mías.
Lamento mucho la pérdida.
No cambia nada, pero reciban mi sentido pésame.
Haremos todo lo posible por dar con el asesino.
Le presento al doctor Varème, el forense.
Le dejo ocuparse de todo.
Huellas dactilares, indicios... Rara vez hay algo útil, pero quien sabe.
Quiero quedarme.
¡Déjame quedarme!
Amigos, supongo.
Desde hace 10 años, Comisario.
Inspector Jefe. Comisario, tal vez dentro de unos años.
Albert Schumacher, alguacil en Estrasburgo.
Mi esposa.
Policía, justicia, casi somos colegas.
Lajoie, Georges Lajoie.
Tenemos un restaurante en Paris. Un bar, más bien.
Mi hijo, Léon, estudiante.
- ¿Y usted? - Es la primera vez que vengo.
Sergio Vigorelli, y mi esposa. Trabajo en la construcción.
Así es un cámping. Se hacen amigos de todas las clases sociales.
Y dígame: ¿Cuándo vio por última vez a Brigitte Colin?
A ver, hacía 45 minutos que había comenzado la prueba.
A ella no le interesaba, y se fue.
¿Te dijo adónde iba, Georges?
No. Creo que dijo que iba a bañ***.
Pensaría que la playa estaría menos concurrida, por los juegos...
No fue a la playa. Prefirió un lugar junto al río.
Echaremos un vistazo. ¿Pueden llevarnos allí?
Puede contar con nuestra total colaboración.
Pues... gracias.
¿Notaron algo inusual momentos antes del...?
No, no se me ocurre nada.
Algo hay. Siempre podemos mencionárselo.
Naturalmente.
Pues anoche estábamos en el bar, tranquilos, en familia,
cuando... cómo decirlo... llegaron... unos árabes.
Empezaron a acosar a Brigitte, y tuvimos...
que intervenir.
¿Hubo pelea?
No, sólo un forcejeo, nos soliviantamos un poco.
Los árabes no hicieron nada.
Sin embargo, se los llevaron igual.
Y, puede ser coincidencia, pero la chica
fue hallada cerca de los barracones de los árabes.
Esto es muy interesante.
Este joven te llevará al río, si el señor Lajoie lo autoriza.
Sí.
Ve y yo me ocuparé de los árabes.
Por supuesto, no abandonen sus caravanas.
Parece muy eficiente.
La policía francesa es de las mejores del mundo.
Gracias a él, creedme, el asesino no tardará en caer.
Aquí encontraron a la chica.
¿Conoce a esos tipos?
Sí. Son buena gente. Obreros.
Todo lo que ganan lo mandan a Argelia.
Será por eso por lo que no son muy populares aquí.
Entremos.
Hola.
Parece acogedor.
¿Llevan mucho tiempo en Francia?
Si no han hecho nada malo, nada deberían temer de mí.
¿Es té con menta?
Huele bien.
¿Cuánto llevan en Francia?
5 años.
Todos proceden de una pequeña aldea,
en algún lugar del sur de Argelia.
No hablaban palabra de francés cuando llegaron.
¿Qué tal es el sueldo?
Como el de un francés.
¿Y hay muchos obreros franceses?
Pues, con este salario, muchos no.
Obviamente.
Arrojemos un poco de luz sobre el asunto.
Usted mismo. ¿Dónde se encontraba durante los juegos?
Estuve en los juegos, lo juro por la vida de mi madre.
Es verdad, nos quedamos hasta el final.
¿Seguro?
¿Todos?
1... 2... 3... 4... 5. ¿Los cinco?
No completamente seguro.
Pero muy seguro.
Comprendo.
Usted. ¿Qué opina de los franceses?
Es como en todas partes, están los buenos, y...
los otros.
Su francés es muy fluido.
Normal, hace cinco años que llegamos.
Aprendimos unos de otros.
¿No sería más práctico con los franceses?
No tenemos confianza. Cuando les hablamos,
se ríen de nosotros.
Quisiera que se quedasen por aquí.
¿Mando a buscar agentes para asegurarme?
No vale la pena. Con su permiso, me encargo yo.
Si les digo que se queden, lo harán.
Que Dios le acompañe.
¿Confesaron?
- ¿Encontró algo? - Más bien no.
Pero hay rastros en la hierba que indican que fue asesinada junto al río.
Sí, concluyo lo mismo.
la sangre seca en las extremidades...
indica que la víctima fue trasladada de un sitio a otro.
¿Causa de la muerte?
Fue violada, y debió de haber lucha,
por ciertas magulladuras,
y luego se partió el cuello.
La típica lesión de latigazo cervical.
Murió al instante.
¿Podemos...?
Administré un sedante a la madre, con efecto para 10 horas.
Disculpe.
Sé que debe mantener la debida discreción, pero...
¿Los árabes qué?
Tenía usted razón. Fue mera coincidencia.
Le dijeron que no tuvieron nada que ver, claro.
Por supuesto.
Mañana, ustedes serán los primeros en ser interrogados.
Conocían bien a la víctima, creo.
Sí.
Señor Colin.
Debería dormir un poco.
Haremos lo que podamos.
Daremos con el asesino, lo juro.
¿Y eso qué demonios me importa?
Si lo encuentra, ¿me lo dejará a mí?
¿Pues dónde está la diferencia para mí?
Nadie me devolverá a mi hija.
Vaya a descansar.
Mañana lo verá todo más claro.
¿Qué estáis mirando? ¡Fuera de aquí!
Si fuese él, ajustaría cuentas con esos moros.
Eso es trabajo de la policía.
Olvídate de la policía.
Han matado a la hija de Colin, y la policía se va a dormir.
Es la ley. De noche, necesitan una orden del juez para investigar.
¿Qué orden? ¿La tenía el asesino?
¿Así que te pueden matar, pero no puedes despertar al asesino?
Dadles tiempo para investigar.
Fueron muy indulgentes con esos árabes.
No podría estar más de acuerdo.
Les conté cómo acosaron a Brigitte en el bar.
Si son tan listos, ¿por qué no les meten entre rejas ya mismo?
Debes confiar en la policía, tienen sus razones.
¿Sí? Te diré qué razones.
Cuando tratan con los árabes, se cagan.
Colin, ¿vamos a dejar escapar al asesino porque un policía se acobarde?
No les escuches, Colin.
¿Y tú quien eres?
Lo que le digo es que haga tonterías.
La policía no es perfecta, pero...
Según tú, habría que dejar escapar al moro mientras los policías duermen.
Y si escapa, ¿cómo lo vamos a encontrar? Todos son iguales.
Tiene razón, hay que actuar ya.
- Vamos. - Dejad tranquilo a Colin.
¿Nos das órdenes?
¿Desde cuándo?
No sabes nada de los árabes.
Esto se pone feo. Voy a buscar a Loulou.
Hazlo. Yo intentaré calmarles.
Me pasé cuatro meses persiguiendo combatientes argelinos.
Les conozco bien. Matan por placer.
Como les dejemos, matarán una chica cada noche.
- Venga, Colin. - ¡No vayas, no vayas!
No digo que tenga razón, pero... Los árabes... Quiero saber...
Muy bien, pero iremos luego, y sólos tú y yo.
- Voy con vosotros. - Eres demasiado joven.
Sólo les hablaré. Si son inocentes, no tendrán nada que temer.
Conozco a esta gente. Esto acabará mal.
¿Conocer qué? ¿Qué sabes tú de nosotros?
¿Qué sabe de nosotros este espagueti?
Antes de la guerra, mi tío era tendero en París.
En 1940, cuando Italia declaró la guerra a Francia,
gente como tú vino a la tienda y lo arrasó todo.
Y le mataron.
Me importa una mierda. ¡Mataron a mi hija!
Ven con nosotros Colin, andando.
No vayamos con las manos vacías.
Cojamos palos.
Con los árabes, hay que ir preparado.
Coged esas estacas.
Toma otra.
Todos juntos.
¿Qué ha pasado?
- ¿Estás herido? - No.
Se pondrá bien, no es nada.
Esos tipos son unos imbéciles de narices.
- Llamaré a la policía. - No, no lo hagas.
Es demasiado tarde, y Colin ya tiene bastantes problemas.
- ¿Pues qué hacemos? - Vamos.
No, Vigorelli, mala idea.
Como empiecen la caza del ratón, no habrá quien les pare.
Lo vi en Argelia. También nosotros saldremos heridos.
Tienes razón, pero hemos de ir. No hay opción.
Tiene razón, hay que ir. Tal vez podamos evitar una locura.
Y mi padre va con ellos.
- ¿De qué sirve...? - ¡No vayas!
¡Vamos, deprisa!
Tal vez podamos alcanzarles.
¿Y ahora qué hacemos?
Lo mismo que en Argelia.
Cuando supimos que había uno de la resistencia oculto en una casa,
fuimos, pusimos a todos contra la pared y...
Así no hay lugar a error.
Esto es Francia, y no somos la policía.
Si ellos no lo hacen, alguien tendrá que hacer su trabajo.
Podríamos volver. Esto no cambiará nada.
Deja de decir bobadas. Vamos.
¡Es él! Estaba bailando cerca de la chica.
¡Cuidado, tiene una cuchilla!
¡Los otros huyen!
Déjalos, nos interesa este.
¡Él! Estaba en el bar, buscando bronca.
Si se nos escapa, deberíamos tener cargo de conciencia.
No irá lejos. Ya lo pillaremos. ¡Seguidme!
Un hombre cada cinco metros, como en Argelia.
¡Mirad, allí está!
¡Cortadle el paso!
Lo tenemos, muchachos. Cazado.
Dejadme hablar con él.
- ¡Yo no hice nada! - ¿Y la chica, cabrón?
Escoria.
Hay que hacerle hablar, no matarle.
¡Basta!
¿Por qué lo hizo? ¿Por qué mató a mi Brigitte?
Tu Brigitte ha sido vengada.
La policía no alterará esto.
Vamos, se acabó la ronda.
No tengas miedo, no te haremos daño. ¿Qué pasó?
- Yo no fui. - Lo sabemos.
¿Dónde están los hombres del camping?
Fueron tras mi hermano.
Tengo miedo.
No dejen que le maten.
Lo primero es llevarte a un hospital.
No voy.
Allí no quieren árabes.
Nosotros estaremos allí, nadie te hará daño.
- Tengo que avisar a la policía. - ¿Y tu padre?
¿Qué le pasará si se lo contamos a la policía?
Culpa suya, por irse con ellos.
Levántale con cuidado.
Señor. ¿Y mi hermano?
¿Qué le pasó?
Tranquilo,se pondra usted bien.
Si lo que me ha dicho es cierto, no se saldrán con la suya.
A la policía francesa no le gustan los árabes.
Siempre nos equivocamos.
Esta vez no.
Créame.
- Están esperando abajo. - ¿Están todos aquí?
Sí, el alcalde, el del consejo general, de la gendarmería...
Disculpa la expresión: se cagan por las patas abajo.
¿Quién podría haber pensado que algo así...?
¡Yo!
Uno siempre infravalora el nivel de la escoria humana.
La inteligencia puede tener sus límites, pero no la estupidez.
Los actos de violencia y crímenes racistas suelen ser silenciados.
El escándalo queda enterrado con la víctima. Pero esta vez no, créeme.
Buenos días, señores.
Llegan temprano.
Qué suceso tan desagradable para un lugar como este.
¿Lo habría sido menos en cualquier otra parte?
Háblenos del caso, doctor.
Adelante, no escatime en detalles.
La víctima recibió varios golpes fatales...
en cráneo, hígado y columna vertebral,
propinados por distintas armas: bombilla, maza, barra de hierro...
Y docenas de otros golpes, algunos propinados tras la muerte.
Eso se llama linchamiento.
¿Le ofende tal palabra?
Oh, lo siento. Los linchamientos se dan en América a gente de raza negra,
pero no en Francia.
Esto es, inequívocamente, el resultado de una cacería.
A falta del resultado final de la investigación, no hay pruebas.
Por supuesto.
¿Desconfía de las declaraciones de los árabes?
Yo no diría eso. Pero podría haber algún tipo de pacto.
Un asunto interno.
De ser así, no nos interesa mostrarlo como un asunto de gente de fuera.
Evidentemente.
Nos alegra que se ocupe usted en persona. Hay que hacer justicia.
Como líder municipal, estoy de acuerdo con el alcalde.
Un trabajador puede morir en su trabajo, pero en un linchamiento...
uno ha de cargar con las consecuencias.
Esta zona vive del turismo.
Si empezamos a acusar a campistas...
Dejarán de venir aquí, seguro.
Los activistas locales ya dedican insultos suficientes
a los turistas como para esto.
Consideremos cuánto beneficiaría el incidente a la causa activista.
Esto podría salirse de madre.
No hay que cargarles de argumentos.
Entiendo.
Un canto rodado puede convertirse en avalancha.
Basta un crimen colectivo para que cunda el pánico.
Y el orden público se va a hacer puñetas.
Y el orden público es sagrado, tienen razón.
Como solía decirse, mejor una pequeña injusticia que un enorme desorden.
Llevaré esta investigación como me plazca. Buenos días.
¿Ha cambiado de opinión?
No, ni lo haré.
No le pido que seas¡ un soplón.
¿Pues qué pide?
Si me ayuda, si testifica, no se saldrán con la suya.
Lo sé, pero no puedo.
Maldición, esa gente ha masacrado a un hombre.
Y podrían volver a hacerlo.
¡Ayúdeme!
Puede tener razón, pero no puedo delatarles.
Así me sentiría más despreciable que ellos.
Nos gustaría ayudar, pero es difícil denunciar a alguien a la policía.
Y siendo policía, ¿no es duro?
Reconocemos a ese.
¿Está seguro?
¿Qué quiere?
¿Su nombre?
Phillard, Robert. ¿Por qué?
Policía judicial. Preséntese en el ayuntamiento en una hora.
- ¿Qué ocurre? - Me reclama la policía.
Algo habrás hecho.
Él, fue él.
¿Seguro?
¿Qué pasa?
Preséntese en el ayuntamiento en una hora.
¿Quien lo dice?
Policía judicial.
¿Y esos dos también lo son?
¿Qué quieren de mí?
¿Qué he hecho?
- ¿Qué sucede, Camille? - No, nada, tranquila.
De acuerdo, allí estaré.
- También reconozco a ese. - ¿Seguro?
Sí, gritaba con los otros.
¿Vio usted el coche?
El más bajo, ¿también estaba allí?
Oh, sí, mataron a Ben Said por su culpa.
Cuando Ben Said saltó por la ventana, les dijo a los demás:
"Cuidado, que se escapa".
¿Qué pasa?
Preséntense en el ayuntamiento en una hora, los dos.
Qué cara tienen estos policías.
Descuida, que el que ríe el último ríe mejor.
No nos dejaremos amedrentar por un policía de provincias.
Estoy bien relacionado.
- ¿También vino a verte? - Sí.
Pero no sabe con quien ha topado.
Tengo mucha influencia en Alsacia.
Se enfrentará a un diputado, un representante estatal del CDR,
y con mi amigo Billancourt, el abogado, que ya ha llevado casos peores...
Todo lo que tienen es el testimonio de unos árabes.
Estamos a salvo.
No, fue Vigorelli. Seguro que acudió a la policía.
Vigorelli estaría mejor con la boca cerrada.
No nos alteremos, señores.
Formemos un comité de defensa para el Camping del Sol.
No hace falta, voy a contarlo todo.
- ¿También te han convocado? - Sí, dentro de una hora.
Íbamos a marcharnos esta tarde a casa de mis suegros, para el funeral de mi hija,
pero lo he pensado mejor, y confesaré.
No, no puedes. Te harán hablar y nos comprometerás a todos.
Me declararán único culpable y os dejarán en paz.
No les conoces.
Escucha, querido Colin. Anoche estuvimos en tu caravana,
haciendo lo posible por consolarte.
Y, de repente, oímos ruidos que venían de los barracones de los árabes.
Fuimos allá y nos vimos envueltos en un altercado.
Demasiado tarde. Uno de ellos ya había caído.
No pudimos hacer nada.
¿Y el herido?
Es su palabra contra la nuestra, lo cual es nada.
Preferiría confesarme culpable.
¿Y nosotros qué?
Si estamos metidos en este lío, es por tu culpa.
Nos limitamos a hacerte un favor.
Pero no os pedí nada.
Y cuando te golpearon, de no ser por nosotros, ni lo contabas.
¿Vas a atreverte a delatar a quienes te salvaron la vida?
No puedes hacerlo, Colin.
Estoy perdido.
Señor Boulard, tenemos en gran estima su trabajo.
El ministro en persona me pidió que acudiese aquí.
Es un gran honor para mí.
Casos así se dan tres veces al mes en Francia.
Nuestra política es que no trasciendan.
Ocultarlos, si fuese necesario.
Señor Boulard, el racismo me repugna como a usted,
y estamos determinados a poner todo de nuestra parte para erradicar
la larvada atmósfera racista que existe en este país, pues existe.
Sabrá usted que la chispa más pequeña podría incendiar el país.
Si acusa del linchamiento a honrados hombres de familia de vacaciones,
mañana puede esperar que ocurra igual en Toulon, Marsella o Niza.
En todas partes.
Si he entendido bien, ¿anoche no pasó nada, pues?
Entiéndame, señor Boulard.
Una joven fue brutalmente asesinada al lado de una obra.
Los obreros africanos la encontraron antes que la policía.
¿Quien fue responsable? ¿Y por qué?
Porque él era uno de ellos.
Esos hombres son montañeros,
orgullosos de no olvidar.
Lavan sus trapos sucios entre ellos.
Sentenciaron a su compatriota y le ejecutaron. Punto.
Esta es una declaración que no deja motivos para una acusación.
Espero que la apruebe y se la entregue al juez.
Di mi palabra de que llegaría al fondo de este asunto.
Y eso haré.
¿Es esa una actitud razonable?
Tengo entendido que su nombramiento como comisario estaba al caer.
Tenga en cuenta que, con una gestión menos liberal,
le habrían retirado de este caso de inmediato.
¿Entonces qué piensa?
Extraoficialmente, esto me parece asqueroso.
Oficialmente, no opino nada.
Obedezco.
- ¿Están todos aquí? - Sí, en el aula.
Siéntese.
Señor Boulard, como líder del comité del camping,
y de acuerdo con nuestro abogado, el señor Billancourt...
¿Sí, Billancourt?
Siga.
Le he consultado por teléfono. Nosotros...
Señor Schumacher, sé que tomaron parte en aquella cacería,
que concluyó con un muerto y un herido de consideración.
Todos estaban presentes.
Sí, no hablo por los demás, pero yo estuve allí.
¡Estuve allí!
- Es absurdo. - ¡Es cierto!
De no ser por nosotros, el árabe seguiría vivo.
¡Tonterías!
Déjenlo. Podría interrogarles uno por uno,
y una hora después se habrían delatado unos a otros.
Oficialmente, este es un acuerdo entre árabes.
Todo está escrito aquí.
Uno de los obreros mató a Brigitte Colin,
los otros se "enfurecieron",
y luego mataron al otro.
Para ellos es un juego, una distracción.
Por otro lado, ustedes son honrados ciudadanos franceses
que de nada tienen que preocuparse.
No hay argumentos para una acusación.
Pueden irse.
Gracias, señor Boulard.
No me lo agradezcan, nada tengo que ver con ello.
Y si les veo por la calle, cambiaré de acera.
Pronto podrás llamarme comisario.
¿Puedo ayudar en algo, señor Georges?
No olvidaremos este verano.
Dinero tirado por el sumidero.
¿También habíais pagado el alquiler de un mes?
- ¿Nos lo devolverán? - No conteis con ello.
Menos mal que se acabó.
Sólo queda despedirnos.
- ¿Te echo una mano? - Prefiero hacerlo solo.
No nos importa.
A mí sí.
¿Qué le pasa?
Me despediré.
Debo volver con Georges.
Te hemos buscado por todas partes.
¿Estás listo? Nos vamos.
Responde a tu madre.
¿Has hecho las maletas?
¿Te has vuelto mudo?
¿Por qué coges la maleta?
- Me voy. - Y nosotros.
No me voy con vosotros.
No vuelvo a casa.
¿Y qué vas a hacer?
Adiós, mamá. Te escribiré cuando pueda, lo prometo.
No estoy enfadado contigo, no tenías opción.
No puedes hacer eso.
No, mamá. Se acabó. No quiero vivir más con vosotros.
- ¿Adónde vas? - El señor Vigorelli se ofreció a llevarme.
Me voy con él.
Yo me ocuparé.
¿Estarás contento, cabrón?
Primero me delatas y luego te llevas a mi hijo.
Podrías responder.
Gracias a él no he delatado a nadie.
No estabas implicado, podría haberlo hecho.
Por lo demás, sabe qué hacer, tiene 18, ya es mayor.
¡Suéltame!
No culpes a tu padre. Tiene sus defectos, como cualquiera.
- ¿Y? - Tienes que entender...
Adiós, mamá.
Ya volverá cuanto le entre el hambre.
Los chicos ya no son como en nuestra época. No necesitan tanto a sus padres.
Mañana estaremos en París.
Aquí estamos todos en confianza.
Y está tan cerca del... mar. Giras a la derecha y ya llegas.
Por este año se acabó, Loulou.
No tenemos ganas de quedarnos.
Hasta el año próximo.
Señor Lajoie, preferiría que no volviese.
¿Qué fue de nuestra confianza?
Mejor no vuelva, señor Lajoie.
Ni el año que viene, ni el otro.
Nunca más.
Es mejor así.
¡Qué mierda!
Y esta victoria, de un heroísmo digno de la antigüedad,
que habría agradado al Barón de Coubertin...
Como dice mi cuñado: "Tartarfione debería ser presidente".
Sería más divertido.
¿Le viste en persona en tus vacaciones, Georges?
¡Y usted, señora Ginette!
¿Qué aspecto tiene?
¿Es tan amable como parece por televisión?
Es un tipo bastante normal.
Bastante atractivo y educado.
Me besó la mano.
- ¿No me digas? - Sí.
Sacaron una foto en el Intercamping.
Mira, aquí estamos, a su lado.
Y estos son los Schumacher, unos amigos de Estrasburgo.
Y esta es la hija de Colin.
Me acuerdo. Un árabe la violó y la mató.
¿La conocías bien?
Cómo no iba a conocerla, desde pequeña...
Déjalo ya.
¿No es Léon el que está a su lado?
¿Qué pasó con Léon? ¿No volvió a casa con vosotros?
¿No puedes hablar de otra cosa?
Georges tiene razón, no son buenos recuerdos.
Los árabes nos estropearon las vacaciones.
Les dimos una lección.
Moros.
Esos cabrones, sabían que sabíamos lo que habían hecho.
Les dimos una buena paliza.
- ¿Cuántos eran? - Quince.
- ¿Y vosotros cuántos? - Tres o cuatro.
Deberías haberles visto huir, cagándose en los pantalones.
Les enseñamos quien manda.
Y es que este es nuestro país.
No hagas el tonto.
No hagas el tonto.
¿Te acuerdas de mi hermano?
Mi hermano.