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Mi vida cambió cuando tenía 15 años.
Recuerdo llegar a casa de la secundaria.
Acabábamos de terminar los exámenes. Al llegar a la casa,
había muchos coches estacionados afuera.
Cuando entré, recuerdo haber dicho,
¿Por qué hay fiesta?
¿Por qué hay tanta gente? Vi a mi mamá,
y cuando ella bajó las escaleras estaba llorando.
Todo su rostro,
se veía en su rostro, algo estaba mal.
Supe en ese momento que algo
le pasó a mi papa.
Crecí en una familia de clase trabajadora con un papá y mamá,
un hermano y dos hermanas.
Fue genial.
Mi papa era policía, mi mama una maestra en la escuela.
Nosotros siempre jugamos deportes juntos, jugábamos
en la casa, sólo ser niños normales.
El fútbol y el béisbol, los dos eran mis deportes favoritos.
Mi papá siempre salía conmigo, y siempre me ayudaba a practicar.
Me enseñó lo que era la ética de trabajo.
El 5 de junio de 2001, mi padre murió.
Sufrió un accidente automovilístico y
desde ese momento cambió mi vida.
Mi mundo se volvió al revés, muchas cosas fuera de control.
Mi vida se sentía como en una película.
Me di cuenta que no había valorado lo
influyente que él era para mí
Él era la persona más importante en
mi vida en ese momento.
A partir de ese día mi vida cambió.
Puse todo lo que tenía en el béisbol.
Recuerdo no querer volver a mi hogar después de la escuela,
porque yo no quería volver a la casa.
Mi familia siempre estaba llorando, y era muy, muy
triste regresar a casa.
Solía pasar horas y horas en el campo de béisbol,
bateando, en el campo y bateando, y
bateando y bateando.
Recuerdo que esa fue mi manera de lidiar con el dolor que
estaba teniendo.
A los 16 años fue la primera vez que empecé a tomar.
Mi padre siempre me había enseñado lo que era correcto y lo que era mal, pero
sentí como que esto me excusaba, que todos sentirían lástima por mí,
que yo iba a poder hacer lo que quisiera, porque tenía
la mejor excusa.
Mi mundo era horrible en ese momento.
Así que seguí jugando béisbol, y yo seguí
haciendo lo mismo.
[En el 2003 Chris Coglan recibió una beca de béisbol a la Universidad de Mississippi.]
[Tres años despues, fue elegido en la primera ronda por los Marlins de Florida.]
Mi sueño se había hecho realidad en ese momento, todo
por lo que yo había trabajado.
Yo quería ir a jugar béisbol profesional.
Fui a las ligas menores.
La misma cosa, jugador estrella cada año que jugué.
Al mismo tiempo, yo diría que era una estrella
fuera del campo también.
Recuerdo mi primer campamento en las Grandes Ligas.
Fui a los entrenamientos de primavera.
Salía la noche anterior, andaba paseando y consumía
alcohol y seguía bebiendo hasta que me emborrachaba,
para que pudiera sentir que era posible acercarme a una mujer y
no tener que preocuparme por ser rechazado, porque yo
era inseguro.
Recuerdo la mañana siguiente, el sentirme terrible.
Mi cuerpo se sentía terrible, estar mal, y tenia
que ir al campo de béisbol.
Todo el mundo sabía que había salido la noche anterior.
Con tal sólo olerme.
Estábamos jugando a la pelota.
Estaba jugando a aventar la pelota con otro compañero de equipo y estaba bromeando
un poco y haciéndome el tonto, porque yo no estaba completamente presente, porque
yo estaba mal por la embriaguez.
Lancé una bola curva.
Ni siquiera sé cómo lanzar una bola curva, y desde unos
90 metros de distancia que golpeó a nuestra estrella de segunda base,
se cayó, le di justo en la protección de jugador.
Le dije, lo siento.
Creí que eras mi compañero de lanzamiento. Otro compañero
se acercó corriendo
Él me delató.
Me descubrieron allí mismo, y recuerdo que me gritaban,
y que tenía esta ansiedad constante.
Por primera vez en mi vida, yo no sabía qué hacer.
Me la pasaba pidiendo disculpas.
Ya ni siquiera podía atrapar una bola baja.
No podía batear en práctica, porque yo tenía tanta ansiedad,
y mucho nerviosismo que todos sabían
la decisión que había hecho la noche anterior.
Al día siguiente me mandaron abajo.
Cuando mueves todas tus cosas y todo tu equipo,
todos te ven.
Empujas todas tus cosas en un carro de compras, y todos saben
a dónde vas.
Eso quiere decir que te enviaron hacia abajo.
Vas a la otra parte.
Es una sensación que te deja vacío.
Yo era completamente egoísta.
Lo que fuera que me pudiera beneficiar.
Lo triste es que ni siquiera lo sabía.
Yo ni siquiera sabía lo egoísta que era.
Por ese tiempo fue cuando conocí a un muchacho que estaba rehabilitando.
Él tenía una Biblia, y estaba leyendo
una Biblia en el club de béisbol.
Le pregunté, dije, ¿Qué estás leyendo? Pero yo sabía
que él estaba leyendo una Biblia.
Sólo quería ver si realmente iba a decirme, Sí
estoy leyendo la Biblia. Él me dijo, ¿Eres un hombre de fe? Yo
le dije, no lo soy.
Creo que hay un Dios, pero de ninguna manera estoy viviendo
para Él.
Recuerdo que mas tarde ese día fuimos al campamento.
Mientras estábamos allí, estábamos
al fin del campo.
Tenía puestos mis zapatos de céspede, pero nuestro entrenador dijo, ¿Dónde
están tus tacos? Yo no los tenía.
Le dije, están en el club. Pensé a mi mismo,
No hay manera que él va a realmente decirme que corra todo el camino
de regreso para traer mis tacos. Porque sentía
que todos me debían algo.
Me sentía como que me debían, y que como estaba en el campamento de Grandes
Ligas, que yo era mejor que la gente que estaba allí.
Recuerdo que ese muchacho, el mismo que estaba leyendo la
Biblia en el club, dijo, yo voy a traerlos por ti. Él
corrió todo el camino de regreso, agarro mis tacos, y corrió todo el camino
de vuelta, y me los trajo.
Cuando él me los trajo, yo estaba realmente algo desanimado,
pero al mismo tiempo yo pensé, hombre, este muchacho, hay algo
diferente en este chico.
Este muchacho corrió tan lejos, y se preocupo por conseguir
mis tacos,
ni siquiera lo conozco.
Se relaciona conmigo.
Compartimos nuestra información acerca de la familia y lo que está
pasando en nuestras vidas.
Vamos a un Starbucks, por dos horas.
Abre esa Biblia, y comparte conmigo cómo es Jesús
y lo que Jesús ha hecho en su vida.
Él compartió el evangelio.
Una cosa que siempre voy a recordar es que si
confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en
tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.
Eso me llegó aquí.
Lo supe en ese momento.
Recuerdo mi corazón latiendo a mil veces
por segundo.
Me di cuenta en ese momento que quería a Dios.
Yo quería a Jesús.
Yo lo quería en mi vida.
Yo estaba cansado de perseguir el viento.
Yo estaba cansado de perseguir esas satisfacciones temporales que yo
tenía, y dándome cuenta todas las noches que realmente tenía
una sensación de vacío.
Tenía una sensación de vacío en el interior.
Yo estaba tratando de llenar este vacío con estas cosas terrenales,
con el béisbol.
Me di cuenta de que este juego es todo sobre,
que hay tanto fracaso, y cómo le haces
frente a ese fracaso.
Yo era una persona miserable.
Yo quería a Dios, y quería a Jesús.
Recuerdo que después de que él compartió eso conmigo, yo acepté a
Jesucristo en mi vida.
[En mayo del 2009, Chris Coglan regresó a las Grandes Ligas un hombre cambiado.]
[Seis meses después, fue nombrado el Novato del Año de la Liga Nacional.]
¿Que es 0 por 4?
¿Que es poncharse tres veces?
¿Qué es hacer dos errores?
Todo eso, es temporal.
La satisfacción constante, esa roca donde puedo poner toda mi
esperanza, toda mi fe, es Cristo.
Creo que mi papá esta más orgulloso de que yo acepte a Cristo en mi
corazón, que de todo lo que yo podría haber hecho para hacerlo sentir orgulloso en el
campo de béisbol, o cualquier decisión que
pude haber hecho.
Creo que de lo que esta más orgulloso es de saber que
yo estoy viviendo para un Dios justo y santo.
Supongo que eso lo es todo.
Mi nombre es Chris Coghlan, y Yo Soy Segundo.