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El 17 de Diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi,
encendió una llama que se extendió súbitamente
por gran parte del mundo árabe.
Todo comenzó en una pequeña localidad de Túnez, Sidi Bouzid,
dónde este joven de 26 años, vendedor ambulante,
trataba de ganarse la vida con un puesto de frutas y verduras
hasta que la policía decidió confiscarle a la fuerza
su único medio de subsistencia.
La indignación le llevó al suicidio, quemándose a lo bonzo públicamente
en protesta por la injusticia y el trato recibido por la policía.
El 4 de Enero de 2011,
este joven tunecino falleció a causa de las quemaduras.
Su muerte supuso el principal desencadenante
de las protestas callejeras,
y se convirtió en símbolo de la lucha
por la dignidad de las personas,
una lucha tenaz contra la pobreza, el desempleo,
y la falta de libertad del pueblo tunecino.
Este joven consiguió, sin ni siquiera saberlo,
auspiciar una revolución popular
que finalmente derrocó a uno de sus principales opresores:
el Presidente Ben Ali.
Estamos aquí contra la opresión del dictador Ben Ali,
estamos aquí contra su familia y contra la mafia.
La historia moderna de Túnez,
nos recuerda que ya hubo revoluciones populares
que trataron de acabar con los abusos de poder
y la dominación extranjera.
El pasado es fundamental conocerlo para entender el presente
y para reflexionar sobre el futuro,
porque hemos comprobado en estos días lo difícil que es
saber lo que puede ocurrir de un día para otro.
Túnez, como todo el norte de África,
fue administrado eminentemente por Francia en la etapa colonial.
Marruecos por Francia y por España; pero Túnez eminentemente por Francia.
Cuando termina el protectorado,
que también hubo un protectorado de Francia en Túnez en 1956,
coincidiendo con el acceso de Marruecos a la independencia,
hay que recordar que había en Túnez una tradición monárquica,
como hoy en día Marruecos.
La revuelta nacionalista panárabe
que se inició en los años 30 y finalizó en el año 1956,
supuso para Túnez la recuperación de su soberanía e independencia
frente a su potencia colonial.
El pueblo tunecino, llamado a referéndum,
decidió constituirse en República, en vez de en una Monarquía.
Hay una serie de instituciones, antiguas renovadas y,
sobre todo también un parlamento,
a partir de la llamada formación política
del movimiento constitucional Neo-Destur,
movimiento constitucional tunecino,
aparece la figura de Habib Burguiba, (personaje legendario),
y Habib Burguiba es un resistente contra Francia,
junto con ese partido y otros partidos,
el pueblo de Túnez se suma,
quizás no con el mismo ardor
que el pueblo de Marruecos o el de Argelia en el Magreb,
por conseguir la independencia,
pero en cualquier caso se suma al movimiento de resistencia
y plantar cara a Francia, y consiguió su independencia.
Durante su mandato se llevaron a cabo una serie de reformas
que afectaron positivamente a la sociedad y la economía tunecina.
Se fomentó la emancipación de la mujer, aboliendo la poligamia
y promoviendo la educación obligatoria.
En el terreno económico, hubo un gran desarrollo del turismo
así como de la economía agrícola y la minería,
en la que destacó la explotación de los fosfatos,
una de las principales riquezas del país.
Pero a pesar de estas mejoras,
el régimen, debido a su fuerte carácter presidencialista,
fue degenerando a finales de los años 80,
en una oligarquía clientelar.
El país empieza a entrar en un periodo de desconcierto
y aparece un militar vestido de civil, que va a ser Ben Ali,
y que va a prolongar desde esa fase final de Burguibismo,
va a constituir el segundo presidente de la República de Túnez
hasta prácticamente la semana del 16 al 20 de enero pasado,
cuando ya (ante lo de las revueltas)
huye con su mujer y con algunos familiares y,
dicen las fuentes periodísticas,
que con algún buen alijo de objetos valiosos.
No es fácil apuntar a un orden de causas y,
sobre todo establecer una prioridad.
Ha sido también la crisis económica
que ha hecho que el pan se encarezca y que,
incluso a pesar de la prosperidad relativa de Túnez
que acabo de señalar (también las gentes necesitadas),
pues se indignan cuando ven que con un salario,
o con una paga de viudedad o de jubilación,
para esas gentes y los allegados no les llega,
no les alcanza para el precio de estos víveres.
¿Pudo ser esa la causa?
Probablemente está ahí, estuvo presente, pero no sólo es esa.
Esta revolución ha cambiado muchas cosas,
dice la hermana mayor de Mohamed, Leila.
Va a ver muchos cambios y conseguiremos la libertad.
Espero que se abran las puertas que han estado cerradas
ahora a los jóvenes tunecinos.
La crisis famosa que desde Liman Brothers y su hundimiento
nos viene afectando a todos,
pero encuentra, ya no en Estados Unidos de América,
encuentra en la Unión Europea, y fuera incluso de la Unión Europea,
a unas sociedades occidentales con más recursos,
pero que, en efecto, esa falta de recursos de reserva,
o de ahorros por parte de las clases populares en el mundo árabe
está también en los orígenes de esta revuelta.
Evidentemente el pueblo de Túnez tiene la aureola de ser más leído,
tiene menos tasa de analfabetismo que Egipto, que Marruecos, etc,
y es posible que la lectura, sobre todo en pantalla,
el fenómeno de la Red les haya en parte empujado
a reforzar estas manifestaciones,
y no sólo ver una causa estrictamente económica o de subsistencia,
sino también un afán de más libertad, evidentemente.
Yo creo que eso hay que considerarlo.
Durante los 23 años que duró el régimen de Ben Ali,
muchos fueron los gobiernos extranjeros que lo apoyaron,
entre otras razones, por el temor a un posible ascenso al poder
de grupos afines al fundamentalismo islámico.
¿No habremos exagerado demasiado el fantasma del fundamentalismo
para legitimar esos gobiernos autoritarios,
cuando ahora se ha destapado la olla
y estas revueltas pueden conducir simplemente a una transición
que nos haga ver que las gentes del mundo árabe
no están tan castigadas por su pasado, no están tan limitadas,
tan determinadas por el Islam,
supuesta religión, según algunos pensadores,
según algunos estudiosos o algunos opináticos del común sin fundamento,
que Islam y democracia son incompatibles?
Hay los que hoy se preguntan
si esta situación no va a darle la vuelta al planteamiento,
la situación de Túnez, la transición en Túnez o en Egipto,
¿si no está dando la vuelta a una mentalidad
que ha insistido siempre en la incompatibilidad
entre el Islam y la democracia.
Eso es muy clave, ¿no?
Tengo una gran esperanza y me siento optimista
sobre el futuro del norte de África.
Creo que los acontecimientos que están ocurriendo son positivos,
y en eso he heredado la confianza en la madurez
de los pueblos del norte de África que tenía mi padre,
seguro que sabrán encontrar el camino para consolidar
sistemas políticos modernos y democráticos,
y consolidar la relación con Europa y el resto del mundo.
La revolución política y social
que se ha extendido por el norte de África brotó aquí, en Túnez,
pero la causa es mucho más global; la crisis del capitalismo.
Todo surgió con la muerte de un joven de 26 años,
desempleado, consciente e indignado.
Hoy esa indignación ha hecho que como él,
millones de jóvenes se cuestionen y se rebelen contra las dictaduras,
la opresión, la desigualdad social
y la distribución arbitraria e injusta de la riqueza.