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Si el deseo de hacerse reconocido por los semejantes, de que lo aprecien,
si ese deseo pasa hoy por el escenario, eso significará
que hay una carencia de principio, una carencia primordial de reconocimiento,
que podemos llamar, Jean-Pierre y yo, como simbólica,
y que hace que falte, hoy, ese reconocimiento simbólico,
la falta de un padre que diga “hijo mío, ¿lo reconozco y te aceptan aquí?”
Y, bueno, la falta de ese reconocimiento, ¿sería eso lo que explicaría
que los jóvenes se insieran así en actividades teatrales de intento cinematográfico?
Sí, creo que es posible que sea eso.
Una consecuencia, en mi opinión, importante es que no se debe,
diría, tampoco confundir esa demostración
que presenta un verdadero trabajo de representación,
ya que esas demostraciones son más frecuentemente imaginarias,
y entonces no llegan realmente, a pesar de todo, a inscribir algo.
Así que hay esa distinción que se sigue haciendo,
y, a la vez, no desacreditándola,
porque permanece siendo, quizás, una de las formas por las que
algunas personas, en todo caso, intentan encontrar un camino,
esa falta de orientación simbólica que usted dijo que…
Entonces creo que eso muestra bien que no se trata de… que es lo que pasa frecuentemente,
así que ocurre, pero no significa que…
La cuestión es saber cómo encontrar un camino en ese tema.
Pero creo que es verdad que es algo
del funcionamiento en que no hay más una instancia que reconoce un sujeto,
en la dimensión fundamentalmente que hace falta
y que hace que el sujeto se encuentre en la obligación de buscar
en un curso a veces perdido en que él mismo, además de eso, no sabe muy bien qué busca.
De ese reconocimiento, entonces, no se habla.
Pero ya que usted, Jean-Pierre, está involucrado en una actividad teatral
y que usted mismo organizó con ese excelente filósofo Dany Robert Dufour
un espectáculo que tiene mucho éxito y que se va a presentar en París el mes que viene.
Perdón, ¿pueden repetir el nombre del espectáculo?
- Dany, ¿el nombre del espectáculo? - Es Blebe. Significa "acostarse",
es como se dice al perro, en alemán, “parado”. Blebe.
Hoy es lo que se dice a todos, entonces el perro lo entiende muy bien, igual que nosotros.
Entonces la pregunta, aprovecho la circunstancia para hacerla,
no nos parece que el paso por el escenario paradojalmente
sería el medio de que un joven alcance la dimensión de la representación…
¡Sí!
¿…cómo si saliera de un mundo demasiado real al de las presentaciones?
Presentación de sí mismo, presentación de los objetos,
presentación de las circunstancias de sus vidas, y que sería en el escenario, paradojalmente,
sería allá que podría entrar en otro registro, el de la representación?
Sí, es bastante posible que funcione así, de hecho, fue exactamente lo que dije.
Hay una dimensión primaria de demostración, que creo que representa,
pero también puede ser la primera marcha de la caminata para que se tenga acceso a la representación.
Es decir que, antiguamente, denunciaban el teatro,
lo reprimían como una representación falaz de la vida,
y que, hoy, sería el escenario del teatro la ocasión de una entrada
realmente en esa ficción, que es la vida. ¿Eso está de acuerdo con usted?
Siempre de acuerdo con usted, creo que es verdad. Es más o menos eso que quizás pueda ocurrir.