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¿Qué les sucede a las personas cuando se involucran en alguna actividad cívica?
¿Se convierten en personas más cívicas
o más cínicas? ¿Se sienten empoderadas a participar en nuevas organizaciones
o terminan sintiéndose derrotadas? Para responder a estas preguntas,
realizamos uno de los estudios más extensos
sobre el impacto de la participación. Viajamos a zonas rurales de Honduras y Guatemala
donde a finales de los 90, los gobiernos implementaron "escuelas auto-gestionadas"
Estas son escuelas públicas en donde los padres se hacen cargo de la mayoría de tareas de administración
incluyendo la contratación y el despido de los maestros, además de decidir sobre el presupuesto.
Estos son experimentos novedosos tanto en educación como en la gobernanza participativa
Decidimos investigar qué les sucede a los padres después de involucrarse en estas escuelas.
Buscábamos evidencia de cambio en su comportamiento luego de su participación
Lo que se conoce como "efecto derrame".
Entrevistamos a más de 2,000 padres de familia
suplementamos esta encuesta con estudios de campo en ocho comunidades de Honduras y Alta Verapaz, Guatemala
Escogimos a Honduras y a Alta Verapaz
precisamente porque son regiones de alta pobreza y menos propensas a mostrar
signos positivos
Alta Verapaz también cuenta con una de las proporciones de comunidades indígenas
más altas en las Américas.
Nuestro estudio encontró mucha evidencia positiva del "efecto derrame"
Primero, La participación llevó a los padres a adquirir nuevas destrezas:
el 77 por ciento de los encuestados en Guatemala
y el 53 por ciento en Honduras reportaron haber desarrollado habilidades tales como preparar
un presupuesto así como organizar una reunión.
Segundo, estas nuevas destrezas dieron origen a nuevas aplicaciones
34 porciento de los guatemaltecos y el 26 porciento de los hondureños reportaron
haber utilizado estas destrezas en otras organizaciones.
Tercero, un significante grupo de participantes, más del 25 por ciento de los encuestados
se afiliaron a organizaciones nuevas luego de haber participado en la gerencia de escuelas.
Muchas de las personas que aplicaron sus nuevas destrezas en nuevas organizaciones
no tenían experiencia previa de participación.
Dicho esto
también hallamos resultados menos favorables. Fallas en el diseño de los programas,
tales como capacitación inadecuada, impusieron límites en los efectos derrame esperados.
De igual modo, problemas políticos tales como la polarización
y el clientelismo disminuyeron la propensidad de que surgiesen nuevos modos de participación.
Más aún, en Guatemala pocas mujeres participaron
y aún menos efectos derrame se dieron entre las mismas
lo que comprueba la existencia de una desigualdad de género profunda en dicha zona de Guatemala. Nuestro estudio es importante
porque da razones para ser optimistas
tanto como cautelosos sobre la promesa de la participación. Por un lado
la participación cívica puede ser generativa
los participantes pueden adquirir nuevas destrezas y utilizarlas para generar nuevas formas
de participación. Estos efectos derrame pueden inclusive darse entre personas que contaban con poca experiencia previa de participación cívica.
Por otro lado, la presencia de cambios en el comportamiento
no significa que vayan a ocurrir cambios lo suficientemente amplios como para que desaparezcan
todas las barreras estructurales que obstaculizan las conductas cívicas.
En fin, una vez iniciada, la participación puede generar nuevas formas de participación cívica.
Puede que esto no fortalezca automáticamente a la sociedad civil o a la democracia,
pero ayuda.