Tip:
Highlight text to annotate it
X
Norte y Sur Cuarta Parte
Margaret. Encontré a un amigo.
Vamos. Vamos dentro.
- Oh, Señor Higgins. - Margaret.
¿Cómo se encuentra?
La semana pasada no podía hacer otra cosa más que sentarme en la puerta.
- Le entiendo. - Fui yo quien le hizo hacerlo.
No, Señor Higgins, no se debe echar la culpa.
Podría haber puesto a Boucher en un camino mejor.
Siéntese, Señor Higgins.
Todos hemos dejado sin hacer cosas que deberíamos haber hecho.
Nos confesamos de eso a diario y Dios, en su piedad, nos perdona.
Lo llamé Judas. Un cobarde.
Era un hombre valiente.
- Quiero que me ayuden. - ¿Ayudarle? Claro que sí.
Cuando baje al Sur, quiero llevar a la Señora Boucher conmigo, y a los niños.
- Trabajar para ellos, cuidarlos, - ¿Irse de aquí y marcharse al Sur?
No hay trabajo para mí aquí. Estoy en la lista negra.
Pero muchas veces, Margaret, la he escuchado hablar del Sur.
Quizás conoce a alguien que pudiera darme trabajo.
¿Qué clase de trabajo puede hacer?
Creo que puedo cavar un poco.
Pero no soportaría la monotonía de la vida.
¿Ha ido a Marlborough Mills por trabajo?
- ¿Ha ido a ver al Señor Thornton? - No a Thornton en persona.
Pero he ido a las labores. Ví al supervisor.
Me invitó a que me fuera y a que me maldijeran.
- Desearía haber vito al Señor Thornton. - Por favor, inténtelo ver.
Oh, un hombre como yo no es probable que vea al amo.
Le escribiré una nota.
Una nota que puede darle.
Creo que me puedo aventurar a decir que le permitirá que le oigan.
¿Qué dice a esto?
No necesita escribir una nota. No tendré un favor hecho para mí.
Pero le diré lo que haré.
Lo haré por usted, Margaret.
Mi orgullo pagará un poquito por encima, pero lo haré por usted.
- Gracias - Disculpe, señor.
- ¿Aún estás aquí? - Le esperaba. Quería hablar con usted.
Ah, bien, mejor entra.
Entonces, ahora...
Lleva esto a Pinfold en la fábrica, ¿puedes?
- ¿Puedo hablar un momento con usted, señor? - ¿Eh?
- En privado, si es usted tan amable, señor. - ¿Oh?
- O quizás podríamos salir fuera, señor. - Espere aquí, ¿puede?
- ¿Sabe quién es ése? - Dímelo tú.
Ése es Higgins. Uno de los líderes del sindicato. Ha estado dando vueltas durante horas.
- ¿Higgins? - Sí, un personaje desesperado.
Algunos incluso dicen que es un socialista.
¿Socialista?
Gracias.
Déjame a solas con él durante un minuto o dos.
- Bueno, señor. ¿Qué quieres conmigo? - Mi nombre es Higgins.
Ya lo sé. ¿Qué quieres? Ésa es la pregunta.
Quiero trabajo. Así que ¿me dará uno?
Eres un tipo sutil, viniendo a pedirme trabajo.
No te falta la insolencia. Eso está muy claro.
- ¿A qué estás esperando? - He hecho una pregunta.
- Estoy esperando una respuesta. - Ya te la dí.
Todo lo que ha hecho es remarcar mi insolencia.
Es educado decir sí o no cuando se hace una pregunta sencilla.
Lo repetiré. Estaré agradecido a usted por un trabajo.
He abandonado a 100 de mis mejores hombres por seguir lo que te va.
¿Crees que te daría trabajo?¡También podría echar brasas en mitad de los restos de algodón!
- Le haría promesas. - ¿Qué promesas?
Le prometo que no diré una palabra que pudiera hacerle daño
si nos hace justicia a nosotros los trabajadores.
Y le prometo que si le veo haciéndolo mal, actuando injustamente,
hablaré con usted en privado primero, y sería un aviso justo.
No te crees una persona insignificante, ¿verdad?
¿Me dará trabajo?
Lamento haberle molestado. Una mujer me persuadió.
Bueno, dile que se meta en sus asuntos en el futuro.
Vamos, ¡fuera!
Estoy obligado por su amabilidad, señor.
Pero sobre todo por su forma educada de decir adios.
Que tenga un buen día.
Realmente lo ha echado con el rabo entre las piernas.
- ¿De qué iba detrás, señor? - De trabajo.
- ¿Trabajo? ¿Qué, aquí, señor? - Sí.
Caradura.
Si no le importa, dicen que no es el revolucionario que era.
No desde que fue la causa de la muerte de su compadre.
¿Quién está muerto?
Boucher. Se ahogó el mismo. Ése Higgins lo tiene en su conciencia.
Y así debería tenerlo.
Intentó arreglarlo cuidando de la mujer de Boucher y los niños.
¿Niños?
Seis.
Muriéndose de hambre. Trágico, lo sé. Pero yo lo veo así, señor.
La Biblia dice que los pecados del padre serán llevados por los niños.
Quizá sea la forma del Señor de erradicar a la gentuza.
¿Le dijo que yo lo envié?
No le dije su nombre.
Le dije que una mujer me había aconsejado venir.
¿Y qué hizo?
Oh, me dijo que le dijera que se metiera en sus propios asuntos.
No importa, esas son palabras educadas compradas con las que usó comigo.
(Llamán a la puerta con urgencia)
- Señor Higgins. ¿Puedo hablar con usted? - ¿Usted? ¿Llamando aquí?
Mejor entre.
- Señorita Hale. - Buenas tardes, Señor Thornton.
Lo lamento. No sabía que tenía compañía.
- Estaba a punto de irme. - Pero si sólo acaba de llegar.
Bueno, mi intención principal era visitar a la Señora Boucher.
Ver si puedo ayudarla.
Sí, pobre mujer. Entonces, no me permita que la retenga.
No tenía conocimiento de que estaba aquí. No sabía que era amiga del Señor Higgins.
Esta es la mujer que dijo que se metiera en sus asuntos.
¿Era usted?
Ah. Me disculpo por mis palabras apresuradas.
- Me pregunto si puedo pedirle un favor. - ¿Favor? ¿Disculpa?
¿Al fin está aprendiendo modales?
Nunca había estado en su casa antes, puedes pensar que esto es impertinente,
pero estaría profundamente agradecido si me permitiera que la Señorita Hale y yo
pudieramos hablar un poco - a solas.
Puesto así, y siendo usted un invitado,
sea bienvenido por un tiempo y un poquito de espacio alquilado, Señor Thornton.
Esperaré en el patio hasta que hayan terminado.
Usted... Usted tuvo una visita de mi madre, ¿entiendo?
Así fue.
Lamento que sucediera.
Yo no la habría puesto en persecución y caza.
Señorita Hale, ¿no tiene explicación?
Debe saber qué otra cosa no puedo evitar pensar.
Soy consciente de lo que le debo parecer.
Pero no estoy en posición de explicar nada.
Si lo hiciera, llevaría daño a otra persona.
Entonces no preguntaré nada más.
Pensaba que podríamos haber tenido algo que decirnos
pero veo que no significamos nada el uno para el otro.
Espero que esté muy convencida de que cualquier pasión estúpida por mi parte está acabada
Sí.
Entonces si me perdona...
...buenas noches, Señor Thornton.
Señorita Hale.
- Buenas noches, señora. - ¿Hay algo para la Señora Boucher?
Bueno, Señor Thornton, ¿qué es lo que quería?
- ¿Vendrá a trabajar conmigo? - ¿Trabajar tras lo de hoy?¿Cuál es el truco?
- Sin trucos. No sabía nada de los niños. - ¿Los niños de Boucher?¿Qué son para usted?
Son niños, eso es todo.
Señor Thornton, usted y yo, deberíamos tener una charla,
sobre los principios de la contratación del trabajo.
No estoy aquí para hablar de los Derechos del Hombre. ¿Cogerá el trabajo?
- ¿Por los niños de Boucher? - Eso.
¿Y bien?
De acuerdo. Iré.
Y lo que es más, se lo agradeceré. Y eso es un trato para mí.
Es un trato para mí.
¿Un negocio?
Negocio.
Bueno, está todo hecho, Papá.
- Dixon y yo hemos empaquetado el baul grande. - Gracias, querida mía.
El Señor Thornton me ha escrito una vez más para decirme que debe renunciar a su lección.
- Es la tercera vez. - Debes estar decepcionado.
Debe irse ahora a Francia por negocios.
Había esperado, especialmente, verle antes de marcharme a Oxford.
Margaret,
¿alguna vez has llegado a pensar que al Señor Thornton...
...le importabas?
Sí.
Oh, Papá, debería habértelo dicho.
Querida mía, estoy seguro de que me lo habrías dicho si hubieras compartido su estima.
¿Él...habló contigo?
- Sí. - ¿Y lo rechazaste?
Sí.
Perdóname por no decírte más,
pero todo el asunto es tan doloros para mí que...no puedo soportar pensar en ello.
Lo entiendo, querida.
Lamento tanto haberte hecho perder un amigo.
Yo...yo no pude evitarlo.
Pero...
(Llora) Oh, lo siento.
Oh, Margaret, yo lo siento también.
Pero, querida, si te aflige tanto,
¿por qué no te vienes a Oxford conmigo?
Tu padrino estaría encantado de verte.
Oh, los dos sois muy amables.
Pero después de todo lo que ha pasado en los últimos meses,
Disfrutaré de la paz y tranquilidad de quedarme aquí con Dixon.
¿Te cuidarás? ¿Me lo prometes?
Sí, Papá, lo haré.
Lamentaré dejarte, Margaret. Parecerá extraño estar sin tí.
Oh..Pero ya sabes lo feliz que serás de estar en Oxford de nuevo, después de todo el tiempo
Sí, desde luego, hace mucho tiempo.
Debo confesártelo, Margaret, me siento un poco nervioso.
Oh, te sentirás de forma diferente mañana, una vez que hayas llegado.
Umm.
Ah, gracias. Oh.
- Gracias, gracias. - Gracias, señor.
- Oh. - (Suena el pitido del tren)
¡Vaya, Señor Bell!
¿Thornton? Bueno, ¿qué está haciendo en este tren?
Lo cogí en Londres.
Estoy de vuelta de Francia. Haciendo algunos negocios allí.
- Con éxito, espero. - Bueno, sí.
Me ha mantenido alejado de los problemas de momento.
¿Cómo está usted? No me diga que está de camino a Milton.
Sí. Sí, lo estoy.
No para subir el alquiler, espero. Estamos en un momento de pérdidas crecientes.
Oh, venga. Jamás me ha visto como a un propietario irrazonble, ¿verdad?
No, no tanto como se ponen los propietarios, no.
Pero ¿cuál es el propósito de su vista, si puedo preguntarlo?
- Un recado de lo más triste, me temo. - ¿Oh?
¿Sabe que el Señor Hale ha estado conmigo durante las últimas semanas?
- Sí. - Bueno, prepárese para un golpe.
El Señor Hale ya no está. Murió anoche.
¿Qué?
Se fue a la cama anoche, parecía con buena salud y un humor excelente para todo.
Cuando mi criado lo despertó esta mañana, había muerto
¿Hale muerto?
No había estado en Oxford durante 17 años.
Su visita fue una reconciliación gozosa con el pasado, con toda su vida.
Nunca lo había visto más feliz.
Si un hombre tiene que morir, la suya fue una buena muerte.
Podemos dar las gracias a Dios por eso.
¿Lo sabe... lo sabe la Señorita Hale?
¿Margaret? No.
Estoy de camino para decirle la noticia.
Y ahora está sola...¿qué será de ella?
Bueno, obviamente no se puede quedar en Milton.
Lo más probable es que se vaya a Londres y viva con su tía, la Señora Shaw.
Oh. Londres. Sí, ya veo.
- (Murmurando) - Gracias, Dixon.
- Está dentro, señor. - Oh, sí.
Tendré unas palabras con ella. Gracias.
¿Margaret?
¿Margaret, querida mía?
Sí, Padrino.
Sé que todo esto ha sido un golpe terrible para tí.
Pero tengo cosas que hablar contigo.
¿Puedes soportar escucharme?
- Sí, desde luego. - Ah. Bueno, bueno.
Ahora...
Le he escrito a tu tía y debería estar aquí mañana.
Sí.
Ahora,creo que lo más probable es que quiera regresar contigo a Londres lo antes posible.
Serás feliz en Londres, ¿verdad?
- Sí. - Bueno.
Ahora, entonces, como realmente solo nos queda un día más aquí, me preguntaba -
as your aunt probabIy won't Ieave you enough time to say goodbye to your friends -
si tienes el valor, querida mía, podría acompañarte en tu despedida.
¿Despedida?
Bueno, puede que nunca vuelvas a ver este sitio de nuevo.
Lo sé.
Bien, ahora, ¿quiénes son los amigos que te gustaría visitar?
Hemos hecho tan pocos amigos,
amigos que notarían mi despedida.
Pero está el Señor Higgins. Debo decir adios al Señor Higgins.
Sí, sí. ¿Y quién más?
No se me ocurre nada.
Está el Señor Thornton. ¿Lo habías olvidado?
No, no lo había olvidado.
Entonces, ¿te despedirás de él?
Sí.
Me despediré.
¿Lomos de cordero? ¿Dar a un trabajador lomos de cordero?
- ¿Por qué no? - No tienen suficiente carne.
- ¿Carne? - Sin grasa. Nada suculento.
Para un comedor para sus trabadores,deles algo a lo que estén acostumbrados y en cantidad
- Bueno, ¿qué me recomiendas entonces? - Esto.
Coja este lápiz y apunte.
- Bien. Vamos adelante. - Primero - estofado.
Luego, bacon, cuello de cordero con cebada
Gallinejas y callos.
- ¿Gallinejas? - Sí, gallinejas.
De primera clase, digo.
- Consiga muslo de ternera, ¿vale? - Um...
Oh, lo que está bueno y jugoso con los callos es el muslo de ternera.
- Y no olvide el pastel de menudillos. - (Risas)
De acuerdo, Higgins. De acuerdo. Me has convencido.
¿Qué va a hacer, Thornton? ¿Va a cocinar?
Señor Bell.
Es un plan que Higgins y yo estamos trazando.
Estamos abriendo una cantina.
Mire, comprar comida al por mayor. Es más barato.
Todos los hombres de la fábrica tendrán una buena comida al día y al precio más bajo.
Muy progresista, mi buen amigo. Muy progresista.
- Muy bien, Higgins. Lo terminaremos mañana - Muy bien, señor.
Es muy bueno de su parte venir a vernos.
En realidad, he traído a la Señorita Hale conmigo.
Está en la casa diciéndole adios a su madre
Quiero pedirle disculpas por mis modos la última vez que nos vimos, Señora Thornton.
Estoy segura que quiso ser amable,sin embargo puede que no nos entendieramos para nada.
No hice más de lo que creía que era mi deber.
Estoy contenta de que me haga justicia.
¿En qué parte de Londres residirá, Señorita Hale?
- Harley Street. - Oh.
Walter y yo hemos hablado dela posibilidad de adquirir una casa en la ciudad...
después de casarnos.
A mí me gusta Cheyne Walk.
Si viene a la ciudad, Señorita Thornton,
haré todo lo que pueda para darle todas las atenciones.
Y a usted también, Señora Thornton.
- Nunca voy a Londres. - Oh.
- Buenos días, Señor Thornton. - Buenos días, Señorita Hale.
Siento mucho su triste pérdida.
Su padre era un amigo querido para mí.
He estado buscando entre los libros de Papá...
...y me preguntaba si le gustaría esta copia de Homero.
Oh.
Valoraré esto enormemente.
Gracias.
John, lamento decir que la visita de la Señorita Hale es para despedirse de nosotros.
El Señor Bell me lo dijo. Entonces, ¿se marcha a Londres?
Sí. Mi tía llega mañana para llevarme.
¿Y nunca la volveremos a ver de nuevo?
Lo dudo.
Entonces, adios, Señorita Hale.
Adios, Señor Thornton.
Sí. Deberíamos estar marchándonos.
- Adios, Señorita Thornton. - Adios, Señorita Hale.
Bajaré con usted, Señorita Hale.
Mi pobre y querida niña.
No tenía ni idea de cómo estabas viviendo.
La mujer de un mayordomo vive en una casa mejor que ésta.
Cuánto has debido sufrir, pobre corderita.
Puede estarse muy bien aquí. En verano.
Tienes el juicio cegado, chica.
Aún así, pronto te llevaremos de vuelta a dónde te correponde por nacimiento.
Una dama de refinamiento.
- Dixon. - Sí, señora.
He decidido que te quedarás aquí.
¿Puedo confiar en tí para que mires qué pertenencias están,
listas para que un subastador las subaste?
Puede dejármelo a mí on toda tranquilidad, señora.
- Gracias, Dixon. Puedes irte. - Gracias, señora.
¿Entonces, vamos a vender todos nuestros muebles?
No podemos llevarnos casi ninguno de estos cachivaches con nosotras a Londres.
No tienen el estilo correcto para nada.
Oh, no, supongo que no.
De hecho, estoy pensando en redecorar la casa,
tener todo de estilo Gótico.
Al estilo del Señor Pugin.
- ¿Lo has visto? - No, Tía.
Oh, hizo una muestra absolutamente maravillosa en la exposición del 51
Aún se habla de su cuarto medieval.
Es un hombre del mayor talento, éste Señor Pugin.
Tendrás que conocerlo.
Gracias.
Vas a vivir de nuevo, Margaret.
Hay una vida maravillosa aguardándote.
Perdóneme, señora.
Señorita Margaret, el Señor Higgins querría verla.
Que entre por favor, Dixon.
Bien, lo haré entrar.
Si me sigue por aquí, Señor Higgins.
Señor Higgins, qué bien que haya venido.
Ésta es mi Tía, la Señora Shaw.
¿Cómo está?
Iré arriba y me tenderé, querida Margaret.
- Dixon, tú te quedas. - Sí, señora.
Así que, vas a ser una gran señora en Londres, Me lo dijo el Señor Thornton.
Oh, no una gran dama...
Debería haber ido a verle.
Que Dios la bendiga. Sé que habría venido si pudiera.
Como le dije al amo, ''Si no la veo antes de que se vaya,
Iré a Londres el próximo Pentecostés, no me negarán que le diga adios.''
Si nadie más me recuerda en Milton, puedo estar segura de usted.
Sí. Ha hecho su marca.
No la olvidaré. Nunca.
Gracias.
Siempre atesoraré nuestra amistad.
Hemos sido buenos amigos.
Que Dios la bendiga, Margaret. Que Dios la bendiga.
Y amen.
(Música clásica y parloteo)
Oh, Margaret, si solo pudiera encontrar a alguien con quien te casaras.
- Nunca me casaré. - Tonterías.
Quiero verte feliz de nuevo.
No te aflijas por demasiado tiempo.
Después de todo, hace más de seis meses desde la muerte de tu padre.
- Ya es hora de que empieces a pensar en tí. - Edith, yo...
Te has convertido en tal atracción de la casa durante los últimos meses.
Sholto conoce a muchos hombres que desean visitarnos aquí sólo por tí.
¿Sabes, Edith, a veces creo que tu estancia con el regimiento fuera
te ha enseñado...
¿El qué?
...uno o dos matices de tosquedad?
Vamos, queridas mías. No puedo teneros a las dos cotilleando juntas toda la noche.
Vamos, Margaret.
Bueno, querida mía, ¿cómo estás disfrutando tu regreso a la sociedad?
Encuentro la sociedad un poquito difícil de aceptar.
Ya no me siento parte de ella.
Margaret, una muchacha no debe hablar así.
Tal reconocimiento es imposible.
Lo que necesitas, Margaret, querida mía, es caballerosidad y dulzura.
Te dejará con Henry, ya que es rico en ambas cosas.
Cuidarás de ella mientras estoy con los invitados, ¿verdad?
- Margaret. - Sí, ¿Henry?
Aparta la apariencia pretenciosa de nuestra conversación
y encontrarás que esta habitación está llena de corazones dolidos
Henry, ¿por qué sigues con eso?
Hablo por mí mismo.
Mi propio parloteo algo forzado y afable
es un medio de disfrazar sencillamente cuan vulnerable estoy
¿Tú vulnerable?
Margaret, todos los hombres que tiene un ahnehlo por algo...
por alguien, son vulnerables.
Henry.
Eres el amigo más amable y más compasivo que tengo aquí.
Pero solo un amigo.
Y sigo vulnerable.
Y siendo así, debo asegurarme que la sociedad no se da cuenta, así que vamos, Margaret.
¿En qué cháchara debemos meternos?
- No me gusta la cháchara. - Pero te debe gustar, Margaret. Te debe.
Es una regla fundamental del juego.
He oído que lo que se tiene que evitar esta temporada
es la asistencia a cualquier fiesta donde inviten a Alfred Lord Tennyson.
Tiene un nuevo poema llamado Maud.
Lo lee con una voz especialmente musical con las lágrimes cayéndole por la cara
Nada más que quejidos y gemidos. Un absoluto bodrio.
Garantizado para asesinar una noche por completo.
Oh, Henry.
(Suena una campana en la distancia)
Ah, estoy bien triste de ver esto así, Señorita Dixon.
ÉSta era una casa trágica, Señor Higgins.
- Trágica del primer al último momento. - Sí.
Ahora, Señor Higgins. La Señorita Hale me escribió con la mayor insistencia
para que viniera y cogiera algo que le gustara antes de que lo envien a la subasta mañana.
¿Cómo está ella ahora?
No dice mucho en las cartas pero diría que Londres le está sentando bien
Es su tipo de vida, ya ve, para lo que nació y la criaron.
Bueno ahora, he dispuesto los artículos por allí.
Y si hay algo que le guste, simplemente cójalo.
Aquí está.
Me llevaré esto - el frasco de tabaco del viejo Hale.
Pensaré en él cada vez que me prepare una pipa.
Un momento. Eso no es del Señor Hale.
No debería haberlo dejado ahí.
Es del Señorito Frederick.
¿Quién es Frederick?
- Nadie que usted conozca. - ¿Entonces hay un Frederick?
Espere un momento.
Tenían a nuestra Mary trabajando en la cocina cuando la Señora Hale se estaba muriendo.
Dijo que un tipo guapo vino a la casa. Dijo que era el hermano de la Señorita Hale.
¿A cuánta más gente se lo ha dicho su Mary?
Sólo a mí. Pasé de la idea hasta ahora.
Creí que era una de sus tonterías.
Pero es verdad, ¿no lo es? La Señorita Hale tiene un hermano llamado Frederick.
Señor Higgins, si esto no va más lejos,
es mejor decirle algo.
- ¿Sí? - Hay algo que la familia ha intentado acallar.
Si se supiera que él ha venido a esta casa,
La Señorita Margaret podría ir a la carcel por dar asilo a un criminal desesperado.
¿El hermano de la Señorita Hale es un criminal?
Bueno, nosotros no pensamos así y nadie bien de la cabeza pensaría de otro modo.
Pero la ley sí lo cree.
Si fuera por la ley, estaría colgando en el penol.
¿Qué hizo entonces?
- Lideró un motín en un barco de su Majestad. - ¿Un motín?
Tenía una buena razón.
El Capitán era un tirano.
El Señorito Frederick lideró ese motín para salvarlos de más muerte y sufrimiento.
¿Dónde está ahora?
En España. Se casó con una chica española y se ha asentado allí.
- ¿Es eso auténtico? - ¿Auténtico?
- De verdad. - Ni una palabra de mentira.
Bueno, te abre los ojos, te deja perplejo.
Aún así, por lo que sé, no hay ningún Frederick, ni nunca lo ha habido.
Entonces, eso está aclarado.
Ahora, Señor Higgins, ¿hay algo más que le guste?
¿Puedo quedarme con esto?
Es el libro de oraciones del Señor Hale.
- Lo sé. - ¿Pensaba que estaba en contra la religión?
Lo estoy un poco. Sería agradable algo que tocaba, que el Señor Hale ponía en su mente.
Lléveselo, Señor Higgins.
Gracias, Señorita Dixon. Gracias.
Por mi alma, Margaret, ¡es más fácil poner las manos en las Joyas de la Corona
que entrar dentro de este sitio!
Que bueno es verte, Padrino.
¿Cómo te tratan aquí, mi niña querida? Espero que bien.
Oh, sí, de la forma más amable.
¿Dónde están tu tía y tus primas? Éste lugar parece desierto.
- Han salido de visita. - ¿Qué?
- ¿Te han dejado sola del todo? - Se lo pedí.
No puedo soportar la espiral de movimiento social, día sí y día no.
Pero ¿qué te trae aquí?
- Bueno, ahora, acabo de bajar de Milton. - ¿Milton?
Pensé que sería mejor venir directamente aquí y darte mi informe.
¿Fuiste especialmente por la subasta?
Sí, y a ver que la casa te la quitaban de las manos.
Afortunadamente,Thornton ha encontrado un inquilino, así que la preocupación se ha acabado.
¿Has visto al Señor Thornton?
Sí, y hay noticias maravillosas en esa familia.
- Grandes noticias - un matrimonio. - ¿Matrimonio?
La Señorita *** se ha casado con Walter Slickson, hijo de Slickson, el fabricante.
Un tipo joven y hábil.
Quizás un poquito demasido astuto para sus años.
Un pájaro, así es como lo llamo.
Su conversación va toda sobre mercados e intercambios y Dios sabe qué.
- Pero espero que sea feliz con él. - Sí, por supuesto.
Bueno, Margaret, ¿Sabes lo que hice en el tren?
Me dormí - me dormí rápidamente.
Y tuve un sueño, nunca adivinarás sobre qué soñé
Soñé que estaba de vuelta a nuestro pequeño pueblecito llamado Helstone
Y cuando desperté, tenía una noción, sólo una idea.
¿Oh?
Me gustaría que nosotros, solos tú y yo, fueramos y la visitáramos.
¿Visitar Helstone?
Si no te hace demasiado daño, mi niña.
Oh, no.
Mis recuerdos son memorias felices.
Oh, Padrino...
qué alma tan dulce y generosa eres.
Tonterías, tonterías.
Ah.
Ah, gracias, gracias.
- Aquí estamos. Gracias, muchacho. - Gracias, señor.
WeII, now. I wonder where everybody is.
Vamos a...
Whoa. (Respira)
Ah.
¡Bueno, qué Dios me bendiga!
Es la Señorita Hale, ¿verdad? ¡Señorita Hale!
Buenas tardes, Señora Purkis.
Señora Purkis, me temo que no le hemos dado aviso,pero espero que tenga habitaciones
¡Señor Bell! De todo el mundo, Señor Bell.
- ¿Me recuerda? - ¿Recordarle?
Cómo, hace mucho tiempo que estuvo bajo este techo en el pasado
Sea muy bienvenido, señor Por supuesto que tenemos habitaciones.
Ah, bien, bien.
Estoy contenta de verla de nuevo, Señorita Hale.
¿Y cómo está el Vicario, su padre?
Que Dios lo bendiga. Jamás pararé de lamentar que se fuera.
Papá...
Se nos ha ido, Señora Purkis.
Oh, no, ¿no puede ser?
Margaret es mi ahijada.
Su padre era mi amigo más antiguo.
Así que pensamos en que volveríamos juntos aquí y le echaríamos un vistazo al lugar.
- Esto ha cambiado, ha cambiado mucho. - ¿De veras?
Oh, sí. En uno o dos años, ha cambiado tanto que no se le reconoce.
Debemos investigar por nosotros mismos, ¿no es así?
Señora Purkis, ¿sería tan amable de enseñarnos nuestras habitaciones?
- Aquí mismo. - ¿Puede coger eso?
¿El qué, estas bolsas? Son como plumas.
- (Risitas) - ¿Padrino?
Pese a todo lo que diga la Señora Purkis, la gente no cambia, la gente corriente.
¿No piensas así? Bueno, ya veremos.
- Vamos. - Sí, veremos.
Vamos a visitar algunas de las granjas antiguas.
y luego visitaremos la escuela...
y después...
si soy lo suficientemente valiente como para soportarlo,iremos a la vicaría una vez más.
Cualquier cosa que digas, querida mía.
Me gusta pensar que estamos en la vanguardia de la nueva Iglesia de Inglaterra, Sta. Hale.
No nos podemos permitir por más tiempo la indulgencia de la meditación y todo eso.
Ten cuidado, William. El padre de la Señorita Hale era un erudito.
Este cuarto, creo, que una vez estuvo lleno de sus libros.
Había libros en todas las habitaciones.
Pero era nuestro salón principal también.
Bueno, la buena y vieja Iglesia está cambiando. Debemos cambiar con ella.
Gracias.
Oh, muchas gracias.
¿No hay rosas? ¿No están ya?
Los niños, Señorita Hale.
Necesitábamos espacio para que jugaran.
VICARIO: disciplina estricta. Es eso en lo que creo.
Un poco de la actitud de Roma.
Dejar el dogma para la sabiduria de viejos padres de la Iglesia,mientras hacemos la obra.
El hurgar demasiado por parte de mentes mediocres sólo puede conducir a la herejía.
¿Se refiere usted a mi Padre? Se convirtió en disidente y dejó la Iglesia.
Lo siento, nada personal.
Es solo que tengo que enfrentarme a una parroquia que se ha vuelto un poco vaga.
Creo que no le sigo.
Quiero decir que, no tienen claro aún el Pecado Original
y mejor dejar su pensamiento confuso sobre la transustanciación.
Bueno, mi actitud es completamente clara, ¿no es así, querida?
Oh, sí, William.
Pensar demasiado por tí mismo te cultiva el orgullo.
Es tu mente contra la voluntad de Dios.
Y eso te puede llevar a toda clase de problemas.
Creo que la Señorita Hale sabe eso.
Sí. Con todo el respeto a su padre.
Pero si hubiera confiado en la Fé y en los símbolos del a Fé...
La primera cosas que hizo William fue abrir una Capilla en honor a Nuestra Señora.
Sí, es la clase de cosa que te mantiene la cabeza en el sitio correcto.
Ser un Cristiano fiel,ésa es una buena causa por la que sacrificar el intelecto, ya saben.
Con toda la humilidad, podría sugerir que eso es lo que su padre jamás hizo.
¿Sacrificar su intelecto?
Precisamente.
No.
Papá nunca hizo eso.
(Se aclara la garganta)
¿Todo está bien, señor?
Oh, sí, claro. Gracias, Señora Purkis.
Ahora, querida.
¿Querrás un poquito de oporto?
- No, gracias. - ¿No?
¿Ocurre algo, querida?
Pensaba en Helstone como en un paraíso.
Pero todo ha cambiado.
Quizás eres tú.
¿Yo?
Sí, posiblemente.
Ya ves, al vivir en el ahumado y bullicioso Norte,
probablemente comienzas a tomar una visión romántica de la vida de aquí abajo.
Sí.
Y ahora debo protegerme contra lo contrario.
¿Oh?
Tomar una visión romántica del Norte.
¿De la gente? (Risitas)
No hay nada romántico en ellos.
No, somos...
El pobre Señor Thornton está teniendo un momento bastante difícil
Hay rumores de que podría tener que cerrar la fábrica.
- Oh, no, espero que no. - Bueno, el comercio está muy mal.
Por favor, déjame decirte algo.
Quizás podrías ayudarme un poquito.
¿Sí? Continua, querida.
Hay algo que ha causado una barrera entre el Señor Thornton y yo.
¿Oh?
Es una larga historia.
Pero ¿sabes que en el momento de la muerte de mi madre, mi hermano regreso a este país?
No, no lo sabía.
Pensaba que Papá te lo habría dicho.
Tenía prisa para que Frederick se fuera de nuevo rápidamente del país, en secreto
Fuí con él a la estación de ferrocarril.
Era muy tarde.
Medianoche.
El Señor Thornton nos vio esperando al tren...
...abrazados.
Bueno.
¿Y nunca se lo has explicado?
¿Cómo podía?
A menos gente que supiera acerca de Frederick, mejor.
No es muy probable que vea al Señor Thornton de nuevo.
Oh, yo no diría eso.
Pero creo que no lo veré.
De alguna forma, una no se hunde tan bajo en la opinión de un amigo.
¿Te gustaría que viera al Señor Thornton por tí,
y le explicara con discrección, por supuesto, todo el asunto?
- ¿Podrías? - Umm.
¿Podrías?
Por favor, cuéntale todas las circunstancias.
Dile también que te dí la libertad para que lo hicieras así.
No me gustaría perder el respeto del Señor Thornton, por la memoria de Papá.
Aunque no nos volvamos a ver nunca más
Querida, cogeré la primera oportunidad de ir a Milton para verle.
¿Por qué no te has acostado?
Te escuché andado por aquí abajo.
Bueno...
¿es el fin?
Me temo que sí.
¿No puedes pedirle al Señor Bell que te retrase el alquiler por un poco de tiempo?
Quizá podría dejarte lo que necesitas para sacarte del apuro.
- ¿No te lo dije, Madre? El Señor Bell está muy enfermo - ¿Enfermo?
Recibí carta de su criado. Estaba demasiado enfermo como para escribirla él mismo.
- ¿Por qué no vas antes de que sea muy tarde? - ¿Por qué?
¿Conseguir dinero de un moribundo? Lo encuentro despreciable
En cualquier caso... (Respira)
No me adeudaría con la persona que probablemente herede su fortuna
- ¿Quién es? - Su apadrinada.
¿Cómo, la Señorita Hale?
No tiene a nadie más a quien dejársela.
Quieres decir que será dueña de esta casa... ¿y de la fábrica?
Sí, y de todas sus otras propiedades en Milton.
No.
Tendré que dejar el negocio.
Sólo puedo pagar todas las deudas, pagar a los hombres.
Nos quedará muy poco.
No debes afligirte, Madre, acerca de dejar la casa.
No me importa la casa.
Lo que me importa eres tú.
Me rompe el corazón verte con menos de lo que deberías.
¿Hay algo que puedas hacer?
No.
¡No es justo, Madre!
No puedo empezar de nuevo con el mismo corazón.
A veces me pregunto a dónde se ha ido la justicia.
Ahora no creo que haya alguna.
Dios se ha visto dispuesto para golpearte muy fuerte, John.
¿Dejó un testamento?
La última vez que ví al Señor Bell, me dió a entender los términos del mismo.
A no ser que haya dejado un añadido,lo que es improbable,todos sus bienes pasan a Margaret
Lo que es...
¿el qué, exactamente?
Bueno, además del dinero, tendrá todas sus propiedades en Milton.
Lo que suponen unas 40.000 libras.
El Señor Bell se murió bien.
Margaret estará destrozada.
Le tenía tanto cariño, Mamá.
Oh, sí.
La muerte de un ser querido es siempre difícil de soportar.
- ¿Henry? - ¿Señora Shaw?
Tú mismo debes darle la noticia.
Oh, sí, pensaba hacerlo.
Pero creo que si usted y Edith estuvieran ahí también, el consuelo de las mujeres...
No, no, Henry, no estoy de acuerdo.
Hay mucho que ganar al dejarla sola con el consuelo de un hombre.
Como su abogado, debes estar con ella.
Darle toda la ayuda y compasión que necesita.
(Se abre la puerta)
Margaret, querida.
Henry me lo acaba de decir. Tiene noticias muy tristes para tí.
¿Oh?
- Edith, dejémosles alguna privacidad. - Sí, Mamá, claro.
- Dixon. - Sí, señora.
Queridísima Margaret.
- ¿Sí? -Tengo una noticia profundamente triste que dar
El Señor Bell nos ha dejado.
¿El Señor Bell?
Oh, no.
Sus abogados creían que yo era el que te lo debía decir.
También han sugerido que, cuando, en un día o dos, se lea su testamento...
¿Dónde murió?
- En Oxford. - ¿Oxford?
¿No en Milton?
Adios, Jenkins. Gracias.
Adios, señor. Y si alguna vez pone una fabrica en marcha de nuevo, puede contar conmigo.
Soy el único que sabe cómo hacer trabajar la nueva máquina de cardado.
Gracias.
Adios, Roberts. Gracias.
Adios, Penfold.
Gracias, señor, por encontrarme sitio con el Señor Hamper.
Desearía haber hecho lo mismo por todos vosotros.
Aún así, si hay algo que pueda hacer alguna vez...
Lo sabemos, señor. Lo sabemos.
Adios.
Adios.
Eso es todo, señor.
No te molestes en cerrar, Williams. Lo haré yo.
Bueno, ¿qué vas a hacer?
Mi hermano me escribió.
Me conseguirá trabajo en la cantera de Durham.
- ¿La cantera? - Sí.
Mi mujer está muerta, ¿por qué no?
Bueno...cuidate, Williams.
Sí.
Adios, señor.
Quede con Dios.
Gracias.
Adios, Williams.
Adios, señora.
Bueno...
Muy tranquilo, Madre.
John, eres un hombre valiente, para decir adios a tus trabajadores.
Me gusta que las cosas estén ordenadas, Madre, rematadas.
Me reuniré contigo en la casa. Déjame solo para echar el cierre.
Higgins.
Amigo mío.
Me gustaría hablar contigo, amo.
No me llames ''amo''.
No soy el amo de nadie ahora.
Si quiere comenzar de nuevo, de forma pequeña en un patio, trabajaré para usted por nada.
- ¿Nada? - Eso, hasta que esté bien asentado.
(Chasquea la lengua) Higgins, ¿dónde están los principios del sindicato ahora?
- Ya no quedan más batallas entre usted y yo. - Sí.
Somos dos hombres sin trabajo.
Siento no haberte conseguido un trabajo alternativo.
- Pero debido a tu asociación con el sindicato... - No se preocupe.
Ya llegará el momento cuando tengan que aceptarnos.
¿No se ofenderá si le hablo de hombre a hombre?
- No, por favor. - Ha habido confianza entre nosotros, ¿no?
Primero la huelga, luego mezclarnos con los Hales.
¿Cómo está la Señorita Margaret? ¿Lo ha oído?
- ¿La Señorita Hale? - Eso, toda sola en Londres.
Ni si quiera está su hermano para cuidarla.
¿Hermano?
Sí. ¿Sabe que tiene un hermano, verdad?
Vino aquí una vez, durante la muerte de su madre, vive en España.
¿En España?
Supongo que no volverá nunca.
Liderar un motín en uno de los barcos de Su Majestad.
No hay perdón para eso, ¿a que no?
No, no.
Oh.
Mejor me vuelvo, ¿verdad?
¿Eh?
Oh, sí.
Buenos días, entonces...
Thornton.
Buenos días, Higgins.
Hermano.
El Señor Thornton.
Sí, Señorita Margaret.
Desea hablar con usted.
¿El Señor Thornton? ¿Thornton de Milton?
Así lo creo, señora. Su forma de hablar... ciertamente no es de Londres.
- Si me disculpa por decirlo así, Señorita Margaret. - No lo verás, Margaret.
¿No verlo?
Lo considero muy imprudente.
Has heredado una fortuna considerable.
Henry me ha hablado acerca de este Señor Thornton.
Es un hombre en circunstancias reducidas rápidamente.
Con su respeto, Señora Shaw,
Siento que tendrían que hacerse algunas concesiones.
Después de todo, la generosidad de espíritu, sin nada más,
se puede mostrar en aquellos que han caído de sus pedestales.
¡Henry! Él no es un miembro de uno de tus clubs de Londres.
Es un norteño.
Newton, lleve al Señor Thornton a la biblioteca.
Sí, Señorita Margaret.
Margaret, querida mía...
¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?
Has revocado mi orden delante de un criado.
¿De qué manera?
Te he prohibido que veas al Señor Thornton.
Es por tu propio bien. Habrá muchos que irán detrás de tu dinero.
Debes ser protegida.
Ahora ya soy adulta. No puedes mandarme.
Y haré conmigo lo que quiera.
No seas boba, Margaret.
¿Me harías el favor de dejarme hablar con el Señor Thornton?
Creo que debe dejar a Margaret hablar con él.
Como pienses mejor, Henry.
- Señor Thornton. - Gracias, Newton.
Señor Thornton.
Señorita Hale.
¿Qué le trae a Londres?
Una acción delicada y una profunda disculpa.
La noche en la estación del tren.
El hombre al que ví con usted, era su hermano,
¿verdad?
¿Cómo lo ha sabido?
Me lo dijo el Señor Higgins.
Oh, ya veo.
No habló mucho más de ello.
Un asunto de discrección.
Pero...
Realmente creo que era su hermano.
Perdóneme.
Por supuesto.
Ha tenido que cerrar Marlborough Mills.
Sí.
Lamento perderlo como arrendatario.
Gracias.
Señor Thornton...
Creo que tengo poco más de 18.000 libras depositadas sin uso en mi banco.
Ayer mismo lo estaba discutiendo con Henry Lennox.
Apenas me da un dos y medio por ciento.
Si usted cogiera este dinero podría pagarme un interés mucho mejor
y seguir trabajando en Marlborough Mills.
Podría convertirla en una de las mejores industrias de toda Inglaterra.
Me dijo usted una vez que era su objetivo.
Dado mi dinero, ¿no podría ser su objetivo una vez más?
¡Margaret!
Margaret.
¿Por qué no hablas?
Si tengo que irme, entonces, échame de una vez.
¿Margaret?
Te quiero.
Siempre te he querido.
Mira, er...
Tengo algo que enseñarte.
- ¿Conoces estas rosas? - No.
Podrías haber llevado puestas a sus hermanas.
Son de Helstone.
Has estado allí.
¿Cuándo?
En un momento en el que no tenía esperanza alguna de llamarte mía.
Fuí allí cuando volví de Francia.
Quería ver los lugares donde Margaret Hale llegó a ser quien es.
- Me las tienes que dar. - Muy bien.
Pero...
pero primero debes pagarme por ellas.
Margaret...
...debes dejar todo esto.
Londres.
- El Sur. - Sí.
No son los lugares los que importan...
...sino la gente.
Subtítulos de ElizzyB para PorSiempreOyP, El Salón de Té y los amantes de los buenos libros