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>>presentador: Voy a mantener breve la introducción porque él es un tipo super interesante
y me gustaría tenerlo en el micrófono cuanto antes.
Pero solo brevemente, él es un escritor domínico-americano;
vivió en Jersey después de mudarse aquí con su familia a los seis años, aproximadamente.
Con tan solo hablar con él,
aprendí que trabajó en una planta de laminación de acero y,
creo que, probablemente también en muchas otras cosas.
Si no han revisado su primera colección de cuentos cortos,
se llama "Drown".
Es super excelente.
Y su novela más reciente, de la cual espero que tengan una copia,
recibió críticas elogiosas de Michiko Kakutani en The New Yorker
y un extracto de esta fue ilustrada por uno de los hermanos Hernández--caricaturistas famosos.
Él también escribió esta muy--
leí esta historia realmente grandiosa en "This American Life"-- de la emisora NPR,
pensé que fue divertidísimo-- llamado "How to Date a Browngirl, Blackgirl, Whitegirl or Halfie"
y, además, él enseña redacción creativa a estudiantes de pre-grado en el MIT.
Y lo último que me gustaría decir es que si abren su libro,
el epígrafe del libro fue tomado de el libro de historietas "Los Cuatro Fantásticos":
"¿Qué importancia tienen las vidas breves, anónimas...para Galactus?"
Ese es, probablemente el mejor epígrafe que jamás he visto.
Por favor, denle la bienvenida a Junot Díaz.
>>Díaz: Gracias.
[aplauso]
Colegas, muchas gracias por venir aquí.
Me parece genial
y realmente no sé cuáles son los detalles de esto,
pero realmente es algo maravilloso que les den estos eventitos, ¿eh?
Y para mí, es como si--
como que siempre me quedo asombrado y sumiso
cuando cualquiera se toma el tiempo de su pausa de almuerzo para venir y hablar
con un artista o para interactuar con un artista o algún tipo de escritor o cualquier cosa similar.
Pues bien, eso me parece extraordinariamente humano y conmovedor.
Así que muchas gracias por dedicarme un poquito de tiempo.
Es difícil sacar tiempo para casi cualquier cosa,
así que esto es,-- honestamente, simplemente no lo puedo creer,
así que muchas gracias.
Y es un tanto extraño, tengo libre este año.
No estoy enseñando en mi universidad, el MIT.
Así que siento esta extraña culpabilidad al caminar por su campus
porque ¿será el mismo arquitecto el que construyó el condenado MIT y también este lugar?
¿Saben?
Es como que, usar solamente los edificios numerados y sus letreros no sirve.
Es igual en el MIT.
Mis estudiantes cambian todos los letreros a cada rato.
Entonces, ellos dicen algo como,
"Edificio 41";
pero, de hecho, queda en la dirección opuesta.
Así que me sentí como,
"Ay. Dios, este lugar está igualmente jodido.
Me parece genial".
Así pues, gracias, colegas.
Y ya que somos--
espero que no les importe,
somos un tanto como un grupo en confianza,
¿si hablo más como hablaría normalmente
y no como hablaría con mis estudiantes?
¿Está bien?
Porque requiere mucho esfuerzo pretender ser otra persona, ¿sí?
Que esjusto llo que tienen que hacer cuando están trabajando, ¿sí?
Pues, al menos nosotros tenemos que hacer eso.
Pero estoy seguro que otra gente tiene que hacerlo.
Sí, pues me solicitaron que me presentara aquí,
lo que yo iba a hacer era simplemente una pequeña lectura
y luego, probablemente, podríamos tener algunas preguntas para hablar de algunas cosas.
A modo de introducción,
soy escritor
y me interesa mucho, probablemente sea la cosa más tonta en la que te podrías interesar
si eres escritor:
Me interesan las lagunas en las historias,
como son los lugares donde no existe una historia.
Como cuando, si a alguien se le escapan cuatro o cinco,
si hay una laguna de cuatro o cinco meses en la vida de alguien,
eso es lo que realmente me atrae, ¿bien?
Si hay un periodo de historia
donde no hay nada escrito o no existen registros al respecto;
eso me deja absolutamente fascinado.
Así que es un asunto algo extraño porque la mayoría de escritores quiere escribir acerca de cosas
donde hay al menos un poco de documentación.
Entonces, de algún modo, este libro fue--
Quise escribir un libro sobre--
mencionabas sobre la cita acerca de Galactus que habla de vidas sin nombre.
Quise escribir un libro sobre ese periodo
en la isla de la que vengo, la República Dominicana,
donde todos hablan sobre esa dictadura,
pero, de hecho, nadie dice algo sólido.
Era un trauma tan raro
que la gente siempre decía "Oh, y en los tiempos de Trujillo...".
Pero luego no decía nada.
No había detalles.
Y me quedaba fascinado acerca de cómo puedes esconder algo a plena vista.
Es como si la dictadura estuviera escondida a la vista de todos.
Todos la mencionan,
pero nadie se atreve, de hecho, a dar detalles sobre la misma.
Y comencé a hacer esto hace unos diez años
porque mi abuelo, él es chapado al estilo de los campesinos viejos,
un tipo muy jocoso.
Él pertenece a esa tradición, en la que-- a él le gustaría eso
porque cuando él solía trabajar en la República Dominicana,
allí había un lector,
alguien que venía y leía mientras que ellos trabajaban.
Así que, a su parecer, esa mierda era algo muy normal.
La reacción de ustedes sería: "¡Esto sí que es estupendo!".
Alguien siempre iba y, por lo general, leía material comunista, ¿saben?
Y él me contó esta historia loca ocurrida durante esa dictadura,
acerca de cuando él caminaba por la calle un día
y había alguien comiendo una naranja y tiró la cáscara.
Y en esa época,
se pensaba que aproximadamente el 50% de la isla trabajaba como informante para la dictadura,
que hace que Alemania Oriental parezca como si fuera normal.
Pues alguien lanzó una cáscara de naranja en el piso
y la policía secreta apareció desde todas partes
y arrestaron al tipo que tiró la cáscara de naranja
así como a las tres personas más cercanas que no se detuvieron
a arrestar al tipo que tiró la cáscara de naranja,
y mi abuelo era la cuarta persona.
Así que, la persona que estaba delante suyo fue arrestada, y él decía:
"Pues, si yo hubiese estado caminando más rápido, hubiera terminado en prisión
por diez años por culpa de una naranja".
Y él contó esa historia, y yo nunca jamás había escuchado
que las cosas eran tan alocadas por allá.
Así que, parte de esta novela se trata de esto,
pero una parte de ella también trata acerca de crecer en Nueva Jersey,
sobre algo así como ser un gran lelo en Nueva Jersey.
Sí, como los grandísimos nerds;
los años 80 eran el tiempo perfecto para los nerds, ¿saben?
Lo que se hacía era dedicarse a la computación personal,
los juegos de representación en las computadoras;
los libros de caricaturas tuvieron mucho auge.
Y los videojuegos, ¿sí?
Era como que todo ese nerdismo se amasaba para formar esa tormenta perfecta,
así que yo quise escribir al respecto.
Entonces, simplemente voy a escribir una parte pequeña, muy pequeña
y luego, quizás haya algunas preguntas o algunos comentarios
y vamos sobre la marcha a partir de ahí.
¿Les parece bien?
La pieza que voy a leer es de-- se llama "La Educación Sentimental".
En cierto modo, hay muchas voces en este libro, porque es--
yo siempre digo: "¿Ustedes han leído Una arruga en el tiempo"?"
Alguien leyó "Arruga en el tiempo"?
La pobre de Madeleine L'Engle falleció hace poco.
Sí, "Arruga en el tiempo" fue-- me encantó ese libro.
¿Recuerdan quién era el antagonista en "Arruga en el tiempo"?
¿Alguien recuerda eso?
Vamos, hombre, el antagonista se llamaba el "enemigo", o le decían "eso".
Tanto miedo tenían de darle un nombre
y, bueno, para un muchacho que creció a la sombra de una dictadura,
la "Arruga en el tiempo" realmente me asustó mucho
porque era una dictadura llevada al extremo.
Porque cuando el enemigo se había apoderado de un planeta,
¿recuerdan lo que él hacía y cómo reaccionaba la gente?
¿Recuerdan que todos los niños salían de sus casas
y hacían rebotar la pelota de baloncesto al unísono?
Y mi reacción era: "Oh, Dios".
Y yo siempre-- para mí, me impactó, me quedé como: "¡Joder!
Esa es una dictadura desmesurada".
Así que hay presencia de todas estas voces en este libro
porque es un intento por alejarme de esa única voz.
Y por tanto, está este muchacho hablando de su vida en la universidad y cómo él conoce,
cómo él conoce al--
al nerd más grande del mundo.
Pero primero conoce a su bella hermana, de la que se enamora.
Y por eso el lenguaje suena como de universitarios--
en español, por ejemplo, sería un "sucio",
supongo como una especie de donjuán.
El tipo tiene como 25 novias, sí.
Así que comienza de esta forma: [lee]
"La Educación Sentimental (1988-1992)
Todo comenzó conmigo.
El año antes de la caída de Óscar,
sufrí mi propio momento de locura;
fui asaltado volviendo a casa desde el Roxy.
Por un lío con unos townies de New Brunswick.
Un paquete de fokin morenos.
Las dos de la mañana y andaba por Joyce Kilmer comiendo mierda.
Solo y a pie.
¿Por qué? Porque me creía tremendo tíguere
y pensé que no sería problema atravesar el matorral de jóvenes pistoleros
que veía en la esquina. Craso error.
En la fokin vida olvidaré la sonrisa en la cara de uno de los tipos.
A ese recuerdo sólo le gana el de ese anillo de graduación
que me estampó un impresionante surco en la mejilla.
Ojalá pudiera decir que no caí fácilmente,
pero la pura verdad es que esos tipos acabaron conmigo.
De no haber sido por un buen samaritano que pasó por allí,
es probable que esos hijoeputas me hubieran matado.
El viejo quería llevarme al Robert Wood Johnson,
pero como no tenía seguro médico y, además,
desde que mi hermano murió de leucemia
los médicos no me caen nada bien,
le dije: "No, no, no".
Para la golpiza que me acababan de dar,
me sentía bastante bien.
Hasta el día siguiente, en que creí que había muerto.
Tan mareado que no podía levantarme sin vomitar.
Tenía la sensación de que me habían sacado las tripas,
que me habían machacado con mazos y después me habían vuelto a armar prendido con alfileres.
Estaba mal, y de todos mis amigos,
de todos mis maravillosos amigos, sólo Lola se preocupó por mí.
Se enteró de la paliza por mi pana Melvin
y vino corriendo.
Nunca tan contento de ver a alguien.
Lola, con sus grandes dientes inocentes.
Lola, que llegó a llorar cuando vio el estado en que me encontraba.
Ella fue quien se ocupó de mí cuando estaba hecho leña.
Cocinó, limpió, me trajo la tarea,
me consiguió medicina, hasta se aseguró de que me bañara.
Es decir,
me cosió los cojones, y no cualquier mujer hace eso por un hombre.
Créanme.
Apenas podía pararme de lo mucho que me dolía la cabeza,
pero ella me lavaba la espalda
y eso es lo que más recuerdo de todo el asunto.
Su mano en aquella esponja y esa esponja sobre mí.
Aunque yo tenía novia,
fue Lola quien pasó esas noches conmigo. Se peinaba
una, dos, tres veces antes de doblar su largo cuerpo y meterse en la cama.
"Ni un paseíto nocturno más pa ti, ¿OK, Kung Fu?"
Cuando uno está en la universidad, se supone que que debas preocuparte por nada.
se supone que todo es una chercha,
pero, créanlo o no, Lola me importaba.
Y era fácil dejar que me importara.
Lola era casi lo opuesto al tipo de jeva con que yo solía rapar:
aquella mujerona medía como seis pies de estatura
y na de tetas y era más prieta que la más negra de las abuelitas.
Era como dos muchachas en una:
un torso flaquísimo casado con un par de caderas de Cadillac y el caminao de un burro borracho.
Era una de esas jevitas que son pura macana: líderes de todas las organizaciones universitarias
y de business suit en las reuniones.
Era la presidenta de su sorority,
jefa de S.A.L.S.A. y copresidenta de Take Back the Night.
Además, hablaba un español perfecto, ligeramente pedante.
Nos conocimos el fin de semana anterior al comienzo del primer año,
pero no fue hasta el segundo
que estuvimos juntos, después que su mamá se enfermó otra vez.
Lo primero que me dijo fue: "Llévame a casa, Yunior,
y a la semana ya nos habíamos empatado.
Recuerdo que llevaba una sudadera Douglass y una camiseta que anunciaba Tribe.
Se quitó el anillo que le había dado su novio y me besó.
Sus ojos oscuros nunca dejaron los míos.
"Tienes unos labios riquísimos", me dijo.
¿Cómo olvidar a una muchacha así?
Sólo tomó tres fokin noches
para que se sintiera culpable por lo del novio
y le pusiera fin al asunto.
Y cuando Lola pone fin a algo,
es un frenazo.
Ni siquiera aquellas noches después que me asaltaron
me dejaba acercarme.
"Así que puedes dormir en mi cama
pero no puedes dormir conmigo?"
Y se rió.
"Yo soy prieta, Yuni", dijo, "pero no soy bruta".
Sabía exactamente el tipo de sucio que yo era.
Dos días después que rompiéramos,
ella me había visto dándole muela a una de sus sisters
y se volvió, dándome su larga espalda".
Así que ahí tienen.
Es solo un pequeño extracto, ¿sí?
Entonces, pienso que la mejor manera de hacerlo es leyendo un poco, ¿sí?
Y luego, quizás, tomar algunas de sus preguntas
y simplemente terminaré con otra lectura.
O comentarios, ¿bien?
Ustedes no pueden ser más difíciles o mezquinos que mis estudiantes,
así que supuse que estaría bien cualquier cosa que quisieran hacer, decir o comentar.
Eso les salva de tener que escucharme hacer otros 15 minutos de lectura.
Entonces, podemos dejar esto para el final. ¿Bien?
¿Estoy bloqueando mi--?
>>presentador: No, no, no.
Solo se me olvidó mencionar,
a cualquiera que quiera hacer una pregunta que se pare junto al micrófono
para que lo podamos tener en la grabación.
>>Díaz: Oh, Dios.
Eso es todavía peor. Lo siento, colegas.
[risas]
Hubiese sido tanto más fácil si simplemente dijeran cualquier mierda.
Ok, tenemos al menos uno.
>>miembro #1: Claro.
Solo una pregunta rápida, entiendo que esta es su primera novela,
pero usted también ha escrito ficción para The New Yorker.
¿Qué le inspiró, en este punto de su vida,
a dar este salto hacia escribir una novela, y hacia esta novela?
>>Díaz: Es una buena pregunta.
Siempre fui un-- vengo de esta familia de inmigrantes y que son super-realizadores,
mi familia-- ¿conocen esa situación cuando eres un niño y sacas buenas notas en todo?
En mi familia, todos se salían de sus malditas casillas.
Su reacción era algo así como: "Tenemos uno". ¿Saben?
Decían: "Ah, él va a ser médico,
será un científico, será tal o cual cosa".
De manera que yo era realmente bueno sacando notas altas
en esas malditas pruebas que nos daban cuando niño.
Siempre sacaba notas superiores al 99 por ciento que la de los demás en esas pruebitas estúpidas,
pero amo leer.
Y en cierto modo engañé a mis pobres padres, quienes querían algo más profesional para mí,
y me volví un artista.
Quería, amaba leer y quería ser un escritor como desde,
probablemente desde que entré a la secundaria,
pensé que escribir sería algo genial
por lo mucho que me gustaba leer, y también era una forma de reaccionar ante mi papá.
Mi papá era del tipo de gente militar, como un boxeador o algo así.
Creo que tenía-- era cinturón *** en Judo.
Cada domingo, ese jodón nos llevaba al polígono de tiros, ¿saben?
Y mi actitud era
que no quería ser ninguna de las cosas que fueran de su aprobación, por raro que suene.
Y así, volverme escritor pareció algo chévere
y me llegué a dedicar a eso con bastante empeño
porque, a pesar de lo mucho que quería resistirme a mis padres,
llevas dentro esa ética de trabajador inmigrante, que si no tienes tres empleos, eres un vago.
A las 10 de la noche, mi madre
estaría preguntándome "¿y por qué no estás en tu trabajo?".
Y pasarían el anuncio en la televisión que dice "¿Sabe usted dónde están sus hijos?".
Mi madre respondía: "Pues, más te vale que estés trabajando".
Así que, probablemente desde los tiempos de la universidad,
comencé a arrastrar esa ética de trabajo rara hacia la redacción
y ya había estado escribiendo desde hace un tiempo atrás.
Es que los dos libros que publiqué fueron los únicos que tuvieron éxito.
Yo había escrito quizás dos o tres otros libros,
pero eran realmente muy, muy malos.
Entonces, es así, se los digo: si alguno de ustedes alguna vez quiere ser artista,
soy un estímulo perfecto.
No pueden cagarla peor que yo.
Yo promedio, más o menos, tres libros por cada dos-- eso es mal promedio, colegas.
Entonces, había mucho de esto,
pero creo que, en lo fundamental,
mientras crecía-- quiero decir, yo soy mayor que la mayoría de ustedes aquí.
Es como si ustedes, por su edad, son como bebés, algunos de ustedes, ¿saben?
Como si fueran pequeñitos.
Pero yo crecí en los años 80, ¿sí?
Y era algo como una época rara en la cual ser pobre y dominicano e inmigrante a la vez,
porque los '80 representaban
el crack, SIDA,
guerras genocidas in América Central,
la economía vudú, donde, básicamente solían decir
"Sacamos todo el dinero del sistema
y se lo damos a los ricos.
Les aseguramos que, poco a poco, llegará a los pobres".
Esto, por supuesto, no funcionó para nada.
De manera que todas estas cosas ocurrían a mi alrededor y,
cuando niño, yo era muy observador
y había una parte de mí que sentía que había un vacío en los registros de la historia.
Encendía el televisor, y había todas esas que veía ocurrir de repente,
nadie hablaba de ellas.
Así que, por supuesto, estaba ese deseo de atestiguarlo.
Suena un tanto noble
pero cuando era niño, realmente quería hacer eso,
sentía que yo estaba viendo vainas de las que nadie quería hablar.
Y había ese deseo en mí de tomar notas de esas cosas
y eso fue parte de mi redacción.
O sea, en un principio, lo único que yo escribía eran una especie de reportes noticieros de mi vecindario;
todas las vainas que ocurrían y que a nadie le podría importar en lo más mínimo.
Era algo muy raro.
Entonces, pienso que eso fue parte de ello.
Sí. Oh, Dios.
Esto es una trampa.
Señor, si usted hace una pregunta, la repetiré para que usted no tenga que pararse.
>>miembro #2: Excelente [inaudible].
Entonces, basado en lo que usted dijo, lo que estoy leyendo aquí suena como--
lo de la vida universitaria en Nueva Jersey.
Bueno, ¿puede describir la relación que existe entre el régimen de Trujillo
y cuál es el enlace que guarda entre aquello y esta historia?
>>Díaz: Sí, no, es una pregunta excelente, justo como de lo que estaba hablando.
Estaba hablando de una dictadura
y, sin embargo, la primera cosa que les leo
es una historia sobre la estancia en la universidad de Rutgers;
corriendo por ahí, cortejeando muchachas.
Y la verdadera pregunta es: ¿qué pasa cuando eres un muchacho como yo,
que va a Rutgers y, básicamente andas cortejeando muchachas?
Y visitas un hogar donde tus padres fueron víctimas de una dictadura.
¿Esas historias llegan a cruzarse alguna vez,
y llegan, de hecho, a ejercer influencia entre sí en algún momento?
¿Una le habla a la otra?
El hecho de que yo tuve todo este acceso a todo ese privilegio--
y pensaba que era un privilegio increíble estar en una universidad estatal
y estar aprendiendo todas estas cosas--
¿eso llegó a impactar a mi madre de forma alguna?
Y ese aparente silencio que rodeaba su historia personal,
¿eso tuvo alguna influencia sobre mí?
Y en algunas formas, el libro trata de,
pensaba yo, que trataba de la tiranía de la actualidad.
Cómo el presente es una fuerza tan potente que resulta muy difícil pensar en el pasado.
Hay muchos historiadores que hablan de ese término, "la tiranía del presente",
que es como decir que el presente es una fuerza tan grande
que la gente ni siquiera quiere ver películas viejas;
prefiere ver una nueva versión
porque actúan de ese modo: "No quiero tener que ver nada con la historia.
No quiero pensar en el pasado".
Y el problema es que
no solamente vivimos en el presente,
sino que también vivimos en un momento histórico.
Muchas de las cosas que han ocurrido en el pasado ejercen una influencia muy sutil
sobre las elecciones y decisiones que tomamos
y parte de lo que trató el libro era de tratar de llevar estas dos historias paralelamente
y ver si había algo que estaba ocurriendo entre ellas.
¿Es cierto que yo siempre sentí que, a pesar de que yo vivía en un Jersey muy contemporáneo,
con gusto por el béisbol, por la música hip-hop,
que siempre sentí el peso de la sombra de esa historia pasada; ¿estaba sobre nosotros?
Esto a pesar de que ninguno de mis hermanos y hermanas creía que así era.
Y sin embargo, todos mis hermanos y hermanas actúan del mismo modo, en cierta forma.
Quiero decir, no tendrías que ser una persona súper-inteligente
para darte cuenta que todos nosotros somos los hijos e hijas de víctimas de una dictadura.
Estos muchachos que crecieron en Jersey y parecen ser completamente normales,
y nunca hablan en público.
Es como la habilidad de mis padres de jamás decir algo que los incrimine.
Alguien llama a la casa
y parece como si nunca hay gente en casa y que llamaste a la casa equivocada.
Cuando fui aceptado para inscribirme en la universidad de Cornell
les tomó meses para dar conmigo
porque la actitud de mi madre era:
"¿Quién? ¿Junot? No, él no vive aquí". Clic.
[risas]
Y entonces, parece ser una pequeñez,
pero yo pienso que hay una cantidad enorme de historia
que llega hasta el presente
y que ejerce una influencia sobre nosotros que ni siquiera entendemos.
De modo que, para mí, supongo que ese era el punto céntrico de la pregunta.
¿Cuánto del presente, o de lo que llamamos el presente,
se compone del pasado?
E incluso a nivel subconsciente, ¿nos vemos influenciados por--
hablan de lo subsconsciente--
es como si alguien te está siendo infiel y no lo sabes;
pero como que tu subsconsciente sí lo sabe.
Y dicen que eso es muy común,
que el subconsciente de la gente sabe que alguien los está engañando
y que su consciente no lo sabe.
Por eso siempre me he preguntado cómo funciona eso.
Y yo sentía mucha, mucha curiosidad sobre la conexión
entre unos padres que crecieron bajo la disciplina de una dictadura
y luego ¿cómo, entonces, crían ellos a sus hijos en su propia casa?
Y sin embargo, ¿recuerdan a Rutgers? Parece tan lejos de esto.
Cuando bailaba salsa en Rutgers,
Santo Domingo y la policía secreta parecían estar a un millón de millas de mi realidad.
Pero entonces iba a casa y veía a mi madre, y la espalda de mi madre estaba toda llena de cicatrices,
y, de repente, ese pasado estaba justo ahí conmigo.
Y yo me decía: "Hmmm. ¿Será simplemente que yo estoy haciéndome como si la historia no estuviera ahí?
¿O realmente sí lo esta? Estamos inventándonos todo".
Y no estoy seguro si la respuesta se trate más de armar las piezas
y ver si yo podría generar cualquier conversación a partir de allí.
¿Señor?
>>miembro #3: Sí, yo tenía una pregunta.
La primera cosa que llamo mi atención cuando leí su extracto
en The New Yorker fue:
"Oh, este personaje habla de caricaturas, habla de vídeojuegos,
está hablando de todas las cosas que a mí me gustan".
Y luego, a medida que fui adentrándome,
se hace presente esa brutalidad y tristeza que sobreviene a uno,
incluso en lo corto que es el extracto.
Y muchos de mis amigos hablaban de esto.
Es como...está esa situación que se ha estado dando
en la que escritores como Jonathan Lethem y Michael Chabon
están recibiendo muchos elogios por romper el molde del género
y hablar de caricaturas como si fueran importantes,
pero muchos de mis amigos son inmigrantes de segunda generación y su reacción era:
"Tienes que leer esto.
Hay un nerd moreno en esta historia".
Y me interesaba oír sobre eso;
sé que es solo una parte de su libro,
pero ¿cuáles son sus pensamientos sobre todo esto?; eso de que
¿las caricaturas cosmopolitas de McSweeney son de índole artística de alto nivel?
Se me parece mucho a las conversaciones que sostendrían los muchachos blancos de clase media-alta
y me interesa saber cómo su libro cabe en ese esquema.
>>Díaz: Hmm. Esa es una pregunta interesante.
Mira, es parte de un todo--
es solamente porque el mercado lo está dando como recompensa
que de repente ves a todos estos
"chicos blancos hablante de repente sobre libros de caricaturas y cosas así".
Quiero decir, ha habido chicos blancos leyendo libros de caricaturas desde hace miles
de millones de años atrás,
pero es apenas ahora que el mercado está comenzando a premiar este tipo de libros.
Para mí, la verdadera pregunta no es si--
la verdadera pregunta es que parece ser que la relación
entre los personajes literarios de alto nivel y, digamos, las caricaturas, es unidireccional.
De manera que Michael Chabon y Lethem pueden dar media vuelta
y sus personajes literarios-- aunque Lethem comenzó en un género.
Comenzó siendo un escritor muy, muy estupendo de ciencia ficción.
Ellos pueden ir y escribir libros de caricaturas,
pero eso equivale a ir de visita en un barrio marginado;
ellos siempre tienen la libertad de regresar a aquel suburbio grandioso llamado Ficción Literaria.
Así, ellos pueden ir a bailar con las muchachas negras por allá en Negrópolis
y regresar, y todavía retienen su apartado postal de renombre.
Y a lo que me refiero es que presiento que las cosas van a cambiar
cuando Michael Chabon pierda un Premio Pulitzer ante el escritor caricaturista del Hombre Araña.
En otras palabras,
es como si los personajes literarios pudieran ir a saquear los géneros al grado que quieran,
pero nunca necesitan preocuparse de la gente
que son, en sí, los que hacen uso pleno del género y que retan a sus prerrogativas literarias,
de modo que el tomar prestado viene de una sola dirección.
No sé si esto hace sentido.
Parece que sueno como si yo fuera loco.
Pero es como tener un pasaporte estadounidense frente a tener un pasaporte tercermundista.
Yo siento que los géneros tienen pasaportes de lugares como Corea del Norte.
De modo que no se te permite ir a ningún lado.
"Oh, ¿Academia Estadounidense de las Artes?
¡Lo siento, tonto!"
"¿Que escribiste qué cosa? ¿El Increíble Hulk? Pues no".
[risas]
Pero Michael Chabon puede dar media vuelta y escribir una novela de Hulk
y se convertirá en un éxito de ventas.
Y se le publicaría por todas partes.
Y para mí, siendo yo un escritor de color, una de las cosas que hizo--
lo que es interesante es que en los Estados Unidos,
si eres un escritor de color, sin importar sobre qué escribes,
de todos modos ya se te considera como un género.
Nunca se te acepta de forma realmente literaria--
saben, siempre se da esa pregunta extraña.
Fui a un evento de firmar libros un tiempo atrás y el dueño de la librería dijo:
"Oye, oí que si uno no habla español puede, aun así, leer tu libro".
Y yo dije:
"Bueno, está escrito en inglés, así que supongo que puedes leer el libro, coñazo".
Y me quedé como pensando: "Por Dios, me pregunto cuánta gente habrá que es así-- bueno, qué va.
Así que hay una impresión de que parte de la gracias para mí fue que,
al ser un escritor de color,
que ya se te considera como alguien extrañamente marginado.
Tu pasaporte siempre es revisado tres veces antes de que se te deje entrar.
Te dejarán entrar,
pero, ¡ay, madre mía!, antes te aplicarán las medidas de seguridad por 20 minutos.
Entonces, yo sentía que parte del chiste era que yo no puedo decidir
quién incorpora más un género en este libro.
¿Las partes sobre la República Dominicana y las partes sobre eso de ser un muchacho dominicano en Rutgers,
o las partes sobre los libros de caricaturas de ciencia ficción?
Es como decir ¿cuál de ambos obtendrá el mejor pasaporte?
De hecho, siento que, si eres un escritor dominicano en los Estados Unidos,
entonces tienes mucho más en común con alguien que escribe Hulk
de lo que Michael Chabon tiene en común con cualquiera que esté escribiendo Supermán.
Porque, a fin de cuentas, tanto yo como el colega de los libros de caricaturas
regresamos a nuestros vecindarios malos;
como a los vecindarios donde combinas con el arte.
O sea, estas son como una especie de generalizaciones,
que-- repito, si tuviéramos más tiempo
hay muchas más formas matizadas para hablar de esto,
pero siempre ocurre que, cuando solamente tienes 30 minutos para hablar,
terminas por tener que tratar de transmitir tus ideas sin detalles
y nunca de la forma en que realmente merecían ser comunicadas.
Así que en mi mente, siempre estaba trabajando en ese chiste.
Siempre me sentí tan separado de todos estos tipos que estaban lográndolo
y pasarían a ganar los premios
porque yo simplemente sentía que,
históricamente, los escritores de color en los Estados Unidos
han sido marginados aún más que los escritores de caricaturas.
Quiero decir, pienso en Joseph Campbell,
No, perdonen, yo pienso en eso-- no en Joseph Campbell.
Dios, no sé por qué se me está escapando de entre los nombres
porque, ¿recuerdan el nombre del editor de ciencia ficción
que, básicamente, armó la Edad de Plata de la ciencia ficción?
Su apellido también era Campbell.
El caso es que él no permitía escritores negros, ni escritores latinos, ni mujeres.
Se negaba a publicarlos.
Y si alguien escribía sobre un personaje ***, él rechazaba al personaje.
Así que, por espacio de 40 años, todas las autoridades principales de ciencia ficción
rechazaban publicar trabajos por cualquier persona de color
o que tenían a alguien de color como personaje.
Eso fue hasta los años 70.
Así que realmente me interesaba esa pregunta a medida que escribía.
Es como decir: ¿cuál es más raro?
Así que sí.
¿Señora?
>>mujer #1: Mi pregunta es--
>>Díaz: Lo siento.
Sí, no. Mi amigo allá se salvó de eso.
Me gusta cómo usted ordena, como da órdenes a los jóvenes.
Terrible, esta tiranía.
>>mujer #1: Mi pregunta tiene que ver con eso de lo que usted hablaba hace un momento;
escritores de color, autores de color.
Y me parece que, en muchas ocsasiones, los autores de color o los escritores de color
son encasillados para ser la voz de su etnia, ¿cierto?
Entonces, ¿a usted le parece que la gente dice:
"Oh, Junot Díaz, él es la voz de los de la República Dominicana".
O: "Él es la voz de los Latinos".
O, pues, me parece que los escritores negros, los escritores asiáticos,
ellos escriben un libro y enseguida dicen:
"Oh, Dios mío, ella es la voz de los asiáticos americanos".
¿O usted alguna vez se resiste a esa caracterización?
¿Es algo que le parece ofensivo?
¿O cómo usted se siente al respecto?
Y si es algo que no le gusta,
¿cómo lo combate y dice:
"Este es un libro que escribí.
Tómelo por lo que es
pues yo no estoy, de repente, representando a todos los dominicanos en los EE.UU. o los que viven fuera o quien sea"?
>>Díaz: Gracias.
Es realmente una muy buena pregunta. Sí, o sea, es de lo más extraño.
Es, otra vez, una de esas cosas--
hay cosas con las que la gente tiende a sentirse menos cómoda,
pero es rarísimo, oye,
que si eres un escritor de color en los Estados Unidos
siempre se te ve como un grupo colectivo.
En otras palabras, se te ve de alguna forma como un embajador de esa colectividad mayor.
Pero ocurre a todos los niveles, a nivel social.
Hasta lo verán entre nosotros mismos.
Quiero decir, ¿cuántas personas me dirán que no irían a una cita romántica con--,
todo un grupo de gente--
pero ese grupo de gente siempre suele ser étnico.
Es mucho más probable que agrupes a un conjunto étnico
porque supones que todos ellos comparten algo muy profundo que tienen en común.
Y pienso que es algo que forma parte de la condición con la que estamos lidiando.
Tratamos simultáneamente de ser vistos como alguien que pertenece a una comunidad,
pero también como un individuo, eso es algo realmente bueno,
pero la mayoría de nosotros es vista, por lo general, solo como parte de una colectividad.
Y yo no soy más un representante ni el vocero para la comunidad dominicana
de lo que lo soy para la comunidad de Nueva Jersey.
O sea, si quieres entender qué es la comunidad dominicana,
entonces necesitarías unas diez millones de novelas y, aun entonces, solo tendrías una idea inicial.
Y sí pienso que es--
hay un gran deseo en la cultura estadounidense de tener informantes nativos;
de tener gente que traducirán algo para ti.
Porque es mucho más fácil tener un informante nativo que te explique algo sobre una cultura mayor
de lo que es para ti de encontrarte con la estupenda complejidad y diversidad de esa cultura.
Es tanto más cómodo de resumir a ***ón al único amigo japonés que conoces
y luego resulta que a ese probablemente ni le gusta comer arroz.
Pero tu actitud es: "Sí, esa es la cultura japonesa".
[risas]
Y él nunca ha viajado a ***ón, pero tú te andas con: "Sí, sí, él sabe".
[risas]
Y muchos de nosotros caen en esa actitud porque también es una rara--
nos volvemos cómplices en eso.
Porque tengo muchos amigos que
dicen ser expertos en todo lo que es coreano.
Y les digo: "Hijueputa, ¿pero si nunca has ido a Corea?"
¿Cómo llegaste tú a ser un experto en esto?"
Porque los padres de él son coreanos,
así que siento que, es de doble filo, como en--.
Como escritor, como artista,
lo que realmente me interesa es que una fracción de arte es, en realidad, de algún modo,
una destilación de una única subjetividad
que suele interactuar con una colectividad muy aleatoria y extraña.
Y si erran en la proporción,
de alguna forma borran lo que es importante sobre una parte de la obra.
Si ven una parte de la obra y la consideran simplemente como
un ejemplo de una colectividad más grande,
entonces han borrado a esa persona,
esos arcos y torneados de la huella digital del artista que la creó.
Pero si reducen a alguien a ser sólo el individuo que es,
entonces se pierden del hecho que esa persona es el resultado de un contexto, ¿sí?
Es como Picasso, quien no hace sentido--
él no hace sentido si no entienden el contexto desde el cual surgió.
No hay manera de que un individuo haga sentido sin su contexto
porque generalmente están reaccionando e interactuando al mismo de algún modo.
Así que pienso que ambos elementos tienen una importancia vital
y muchas veces, la tensión recae en ti para que estés,
en calidad de escritor de color, como artista de color,
más dirigido a tu colectividad.
Pero entonces, hay ocasiones en las que lo llevamos demasiado lejos,
y algunos escritores de color actúan así:
"Soy el individuo supremo.
No quiero tener nada que ver con mi comunidad".
Y eso es igualmente tóxico y, en mi opinión, engañoso.
Y es de lo más difícil para todos nosotros, lograr el equilibrio.
Conozco la pausa mientras que llegamos al micrófono.
Debes tener los cordones más blancos de todos.
Te tengo envidia.
[risas]
Es de lo mejor, hombre.
>>woman #2: Tengo unas cuantas cosas porque mientras usted hablaba,
pensé en que creo haber oído alguna vez a Julia Álvarez cuando hablaba de su proceso creativo
y dijo algo que me pareció muy interesante.
Ella dijo: "Yo siento en español, pero escribo en inglés".
Así que me preguntaba si
para usted hay una voz en un idioma que le llega con más facilidad que en otro
o son--
siempre que leo algo de lo que usted escribe
me parece como si el español viene a relucir en el momento justo
para transmitir algo que es realmente
casi como si usted no pudiera decirlo en inglés.
No sé si esa es mi propia interpretación,
pero esa es una pregunta.
Y también quería saber sobre su experiencia enseñando en MIT.
>>Díaz: Bien. Gracias.
Tengo esa relación extraña con los idiomas.
Es algo típico para inmigrantes:
llegas y tienes que aprender el condenado idioma
y todos mis hermanos y hermanas lo aprendieron al cabo de seis meses
y a mi tuvieron que inscribirme en un curso de educación especial porque no sabía hablarlo.
Por algún motivo, el inglés no salía de mi boca.
Y aprendí a leer en inglés en apenas unos meses
pero no podía hablarlo por mucho tiempo.
Así que el idioma siempre ha sido algo delicado, de cierta forma,
y a eso se suma la reacción típica de adolescentes,
donde atraviesas esa etapa de autodesprecio,
donde odias todo aquello que tiene algo que ver con tu macrocultura.
Así que perdí casi todo mi español en mi adolescencia y luego tuve que volver a aprenderlo todo.
Y el asunto conmigo no es tanto que yo tenga una voz interior en español o en inglés,
es más asunto de que tengo estas dos voces que corren por mi cabeza al mismo tiempo.
Y, a veces, me encuentro en mi ego en inglés,
mi ego dominante en inglés, pero en un entorno que está completamente en español.
De modo que la gente está hablando en español y yo estoy traduciendo el español para mi ego en inglés.
Y a veces, me encuentro en mi ego dominante en español en un entorno que está en inglés
y estoy sentado allí, escuchando a todos hablando en inglés,
y me quedo como: "Ay, compadre".
Y estoy traduciendo el inglés para mi ego en español,
y la mejor parte viene cuando resulta que mis idiomas coinciden.
Porque es cuestión del marco mental que sea en el que te encuentres,
y a veces te encuentras con esos mundos.
Y para mi, yo siento que ambos idiomas están funcionando simultáneamente
y se cruzan en momentos extraños
y cuando estoy escribiendo
tiendo a tenerlos a los dos pasando por mi cabeza
y al que se impone más,
porque el inglés es en lo que yo escribo,
pero el español y el inglés son los idiomas en los que pienso y hablo.
Así que, en mi cabeza, el español siempre tomará el control.
Es como aquel conductor sumamente furioso,
como el pasajero que se adueña del timón.
Entonces, en cualquier momento que estoy escribiendo en inglés, el español se aparece como diciendo: "¡Suficiente!
¡Ya! ¡Basta! ¡Tú eres un pendejo! ¡Cállate la boca! ¡Yo te voy a decir algo aquí!" Translate?
De repente, simplemente se adentra.
Pero también es un proceso de reescribir.
No quiero que piensen que
es una relación completamente intuitiva en torno a la lingüística.
Cuando reescribes, el usar idiomas diferentes comienza a serte útil.
A veces me encuentro leyendo una frase en inglés
y no es hasta que la leo con el marco mental en español
cuando finalmente entiendo la forma en que funciona la frase.
Así que muchas veces me encuentro haciendo todo esto, y lo de enseñar en MIT es realmente grandioso.
Digo, no sé, colegas, ser artista-- y tener seguro médico.
[risas]
Colegas, no estoy bromeando.
No tenía seguro médico en la planta de laminación de acero.
Así que era maravilloso,
pero también sigo con la energía de hablar con gente joven,
lo cual quiere decir que puedes aguantar muchas burlas
y ser totalmente irrelevante para ellos.
Y eso requiere de cierto tipo de complexión, y todavía conservo eso,
y los estudiantes del MIT tiende a ser gente que--
tiende a ser como cualquiera que es excepcional..
Básicamente, sacrificaste una parte enorme de tu niñez para llegar a ese lugar,
pero no llegaste al MIT porque fuiste y ya,
ni porque te emborrachaste dos noches seguidas.
Eso simplemente no ocurre aquí, maldición.
¿Saben a lo que me refiero?
No hicieron lo que yo hacía cuando yo estaba en la escuela, y luego llegaron al MIT.
No faltaban a clases durante una semana para ver el campeonato.
Eso simplemente no se hacía.
Estos muchachos sacrifican una cantidad enorme de su niñez, nada más para llegar allá
y así, parte de lo que es realmente chulo de esto
es que estás enseñando lo que todos imparten en una universidad.
Se trata de cómo ser de mente más crítica.
Más allá de la asignatura que estás impartiendo,
si enseñas literatura,
si enseñas física de alta energía,
también estás enseñando ese componente sobre cómo ser de mente crítica.
Pero la segunda cosa que enseñas en un lugar como el MIT es compasión.
Realmente suena como muy romanticón y debilucho,
pero es que estos muchachos, como que no tienen compasión.
No se les escogió para estar en una universidad de primera por haber sido personas compasivas.
Si actúas como: "Oh, reprobaste. Te perdono",
no eres de los que están allá.
Llegaron allá porque cuando les dieron una B, de todas formas se les dijo:
"¡Coño, qué mal estudiante eres!".
De modo que, una de las cosas más extrañas que aprendí en el MIT fue que,
más allá de simplemente impartirles clases, lo que tuve que enseñarles
es compasión, algo en lo que yo normalmente nunca pensaba
y tuve, por ende, que aprender a enseñarlo.
Porque a veces me tocaban estudiantes que,
si cometían un error, su reacción era esta, ¿saben?
Y mi reacción era: "Uepa, espera".
¿Saben? Como artista
sabes que los errores son la fuente de tu inspiración.
Es totalmente diferente al proceso académico.
Si cometes un error
en un proceso académico, se te castigará,
sea por malas notas o porque "No se te premiará con el adhesivo dorado".
Pero como artista, tus errores son el fundamento de tu trabajo
porque no puedes explorar sin cometer errores
y la exploración es la raíz de todo esfuerzo artístico.
Tomas riesgos y metes la pata.
Y metes la pata y eso es lo que te lleva a otra dirección.
Pero en un entorno académico,
cometes demasiados errores y te botarán con una patada por el culo.
De modo que es esa cosa extraña con la que te involucras como catedrático.
Estás involucrado con el intento de hacer que el estudiante se sepa el material de estudios,
hacer que ellos se hagan de mente más crítica,
ese otro aspecto, el de la compasión
y luego tratar de enseñar el valor de la exploración,
que es sumamente diferente del valor de la aceptación.
La exploración y la aceptación suelen ser dos cosas enteramente diferentes.
Entonces, ¿hay otra pregunta, sí?
¿O alguien, quien sea?
¿Señor?
Ustedes son gente tan buena, se los digo.
De hecho, yo hago que mis estudiantes me acompañen a hacer cosas
y ellos se enojan tanto conmigo.
>>hombre #4: Usted anteriormente tocó el tema de alta cultura y la baja cultura,
sobre cómo los escritores literarios de ficción adoptan los libros de caricaturas.
Así que me pregunto si podría hablar sobre,
bueno, no sé cuál ha sido la percepción académica para bien de su trabajo y utro trabajo similar,
pero me pregunto si usted podría hablar de la función de la academia
y la diseminación de esta cultura, y lo que usted piensa que le está causando.
Supongo que es un tanto como el problema con la Torre de Marfil.
>>Díaz: Sí, esa es una pregunta muy buena.
Repito, mi conciencia al respecto es muy limitada.
Hay gente que estudia los círculos académicos como asignatura,
analizando lo que está pasando en las universidades selectas,
lo que está pasando a nivel de la prensa universitaria,
qué está ocurriendo a nivel de la gente que está consiguiendo titularidad.
Y esa gente tiende a tener una visión mucho más holística y longitudinal
de lo que está pasando ahí.
Así que lo que voy a decirles ahora es algo completamente provisional y episódico,
y desvela más de mi punto de vista angosto,
que es más opinión angosta de lo que aporta como conocimiento de importancia real.
Mi percepción siempre es que existe una verdadera tensión entre los lectores--
aquellos de nosotros a quienes nos encanta leer--
y el resto de los que son parte de los críticos.
Entonces, los lectores son una parte muy grande de lo que hace que este negocio funcione;
es gente a la que, simplemente le encanta leer.
Y leer es una acción profundamente anti-jerárquica.
Si alguna vez han conocido a un lector, el contenido de sus estantes de libros tiende a ser muy variado.
Son como:
"Ah, sí, aquí tienen a Jude Deveraux justo al lado de William Gaddis".
O leen sobre Drizzt, el personaje de Dungeons and Dragons,
que es un duende loco y tenebroso, un tipo del que se han escrito ya como 80 novelas.
Y la misma, esa misma gente te hablarán todo el maldito día
de lo importante que es Toni Morrison.
Los lectores son muy, muy variados en lo que leen y lo son en una forma que resulta interesante.
Y el problema con la academia no es el problema,
sino que su limitación estructural consiste en que tiene que crear categorías,
tiene que crear cánones y tiene que crear jerarquías.
Hay solo una cantidad limitada de tiempo en una cátedra que tienes para estudiar.
Y yo siento como que allí ya existe una
oposición implícita;
así que, en cierta forma, siempre escribo para los lectores.
Porque siento que los lectores son mucho más generosos
y mucho más prestos a entender que tu trabajo no siempre está ahí nada más para que ellos
le asignen un valor con punto decimal.
Es como preguntarse: el amor que sientes por una literatura chatarra,
¿es mayor o menor que el amor que sientes por la de Dickens?
Y ¿se nota alguna diferencia?
Eso es lo que caracteriza a los lectores.
Sienten ese amor, difícil de cuantificar
y el tema con las obras canónicas es que,
digo, lo que pasa con las obras académicas es que
si eres una persona cuyo trabajo se está escogiendo para fines de disertación,
el hecho que tu trabajo sea de interés para el cuerpo teórico actual,
es algo bueno.
Si estás fuera de la literatura suministrada
puede ser problemático.
Por lo tanto, hay una percepción en mi mente,
y es que, en realidad, estás lidiando con dos tipos de legados.
Estás lidiando con tu legado entre lectores
y estás lidiando con tu legado crítico.
Y los dos son dinámicos, los dos pueden cambiar,
para los dos es difícil predecir de dónde provienen
y yo siempre le temo mucho más al--
siempre le temo más al académico.
No porque haya alguna vena anti-intelectual en mí,
sino porque hay tantas cosas en juego en lo académico.
Están los puestos permanentes,
está tu relación con tu profesor,
qué llegas a publicar de tus obras,
cuál es el clima crítico actual.
Aunque los lectores no suelen tomar en cuenta ninguna de esas consideraciones.
Ellos tienden a leer con mucha más libertad y mucho más descargados de estorbos.
Así que, actualmente, yo, como escritor,
podría tener a una docena de gente escribiendo disertaciones sobre ustedes.
pero eso no significa mucho más de que tú, simplemente,
cabes,
cabes dentro del perfil de lo que los críticos necesitan por el momento.
Y, sin embargo, si no te leen, eso tampoco significa mucho,
porque la mayoría de escritores escriben para audiencias futuras.
Pocos escritores escriben para un público que esté presente ahora.
La mayoría de nosotros está esperando a que se congregue un público
que realmente pueda interactuar contigo.
Entonces, pienso que ambos son un tanto incompletos,
pero tampoco quiero que ninguno sienta que cualquiera de ellos es maligno.
Pienso que simplemente tienen sus ventajas y sus desventajas.
Por el otro lado,
tanto la audiencia de lectores académicos y de los comunes son provisionales.
Y como artista, tratas de atraer,
tratas de atraer a cierto tipo de colectividad a la larga y de forma impredecible.
Y ninguna de esas puede, realmente, predecir en manos de quién va a parar tu trabajo.
Así que, colegas, pensé que, para terminar
les leería una pequeña nota al pie
porque están todas estas pequeñas notas al pie en este libro;
cosa muy rara.
Repito, los críticos-- muchas de las respustas de los críticos
compararon estas notas al pie con David Foster Wallace,
cosa rara esa
porque yo abierta y claramente robé la técnica de poner notas al pie en este libro
de parte de un escrito en Martinica.
Su nombre es Patrick Chamoiseau,
¿Cómo es que se pronuncia este nombre en francés? ¿Alguien sabe?
¿Chamoiseau?
El caso es que él escribió esta novela increíble llamada "Texaco",
y en "Texaco", él presenta las más asombrosas notas al pie,
pero a diferencia de esos escritores blanquitos postmodernos
que usan las notas al pie para reafirmar la autoridad y reafirmar la erudición,
Chamoiseau usaba las notas al pie para chismear,
para involucrarse en ataques homónimos.
Como para socavar su propia autoridad,
él comenta cosas como: "Ay, qué pena. Hace cuatro páginas cometí un error.
Te jodiste.--
Pero no me da la gana de cambiarlo porque suena tierno".
[risas]
Y él era el que-- se los digo,
Es una de las mejores novelas que jamás he leído.
"Texaco", y también hay una novela de fantasía llamada "The Etched City".
¿Alguno de ustedes leyó "The Etched City?"
Oye, "The Etched City" es una obra fuera de este mundo.
Simplemente excelente.
Es como si Cormac McCarthy hubiese escrito una historia de amor.
Tienen que leerla.
Yo me quedé-- al final--
mi padre militar se hubiese avergonzado
Estaba hecho un mar de lágrimas. Yo estaba por este estilo: [sollozo, sollozo]
"No puedo creer que él se enamoró de la esfinge."
[risas]
Es de lo máximo.
Sí. De todas formas, yo solo quise leer una pequeña nota al pie
y pensé en recomendarles esas dos obras
porque esas son, bueno, son realmente chulas,
son dos libros realmente chulos.
Y si puedo encontrar la condenada nota al pie, comenzaré a leerles.
Entonces, en el libro-- ¿alguien de ustedes habla español?
¿Ustedes saben lo que es una criada?
¿Qué es una criada, culturalmente hablando?
Señor, ¿qué es una criada?
>>man #5: ¿Una sirvienta?
>>Díaz: Sí, como una sirvienta.
Sí, una criada en Santo Domingo-- hay como todo un--
se nota que,
que estás haciendo una pregunta sobre historia.
La República Dominicana, en toda la isla,
tuvimos como más de 300 años de esclavitud,
y todavía hay una cultura de 'restavecs' o criadas en la República Dominicana y Haití
que son niños o niñas
quienes son entregados por sus familias a otras familias para servir como esclavo de la casa.
Así que, básicamente son sirvientas de por vida.
Y simplemente son entregadas.
Por lo general es tu hijo excedente, tu hijo o hija más joven,
y es una cosa de locos.
Y es como algo común.
Se cree que
es alrededor del 20% -- según los estudios hechos por parte de las Naciones Unidas,
el 20% de todos los niños de la República Dominicana han vivido en esta situación
en algún momento.
De modo que aquí tienen al narrador hablando sobre la criada.
Una criada, y es una nota al pie
y el protagonista, una de los personajes principales, es vendida por sus padrastros para ser sirvienta
y luego, el narrador rompe con la narración para brindar esta pequeña nota al pie y comenta:
[lee] "Yo sólo viví en Santo Domingo hasta los nueve años
y aún así conocí criadas.
Dos vivían en el callejón detrás de la casa.
Estas muchachas eran las personas más destruidas,
más maltratadas que yo había conocido en mi vida.
Una de ellas, Sobeida, cocinaba,
limpiaba, traía el agua
y cuidaba a dos bebés de una familia de ocho personas
¡y sólo tenía siete años!
Nunca fue a la escuela
y si la primera novia de mi hermano, Johanna,
no se hubiera molestado en enseñarle el alfabeto,
no hubiera sabido nada.
Cada año cuando yo iba de visita de los Estados Unidos, era lo mismo:
Sobeida, calladita y trabajadora, pasaba por la casa un segundo
a saludar a mi abuelo y a mi mamá
antes de salir corriendo a terminar su siguiente tarea.
Por supuesto, yo trataba de hablarle, El Gran Activista Comunitario,
pero ella me esquivaba y evitaba mis preguntas estúpidas.
"¿De qué van a hablar tú y ella?", me preguntaba mi mamá.
"La pobrecita no sabe escribir ni su propio nombre".
Y entonces, cuando cumplió los quince,
uno de los idiotas del callejón la embarazó
y mi mamá me dice
que ahora tienen al chiquillo trabajando también
trayéndole el agua a su madre".
Gracias.
Muchas gracias por compartir ese tiempo, colegas.
[aplauso]