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---- por Mz Roma ---
Los pobres eran tan pobres que cogieron su hambre, la embotellaron y la fueron a vender,
se la compraron los ricos que en la vida habían comido de todo
desde el caviar relleno, al ojete del culo del perro a la parrilla
pero el hambre de los pobres en la boca no la probaron nunca
Así que los ricos la compraron, la pagaron bien y los pobres se alegraron y por un rato, por otro rato pudieron seguir adelante.
Luego los pobres volvieron a ser pobres, así que agarraron su sed y la pusieron en botella y la fueron a vender
Se la compraron los ricos, los ricos que en su vida habían bebido de todo:
desde el Brunello al Tavernello (Don Simón), pero la sed de los pobres en la boca no la tuvieron nunca
Así que los ricos la compraron, la pagaron bien y los pobres fueron felices y por un rato siguieron adelante.
Pero luego los pobres volvieron a ser pobres, más pobres que antes.
Así los pobres agarraron su rabia, que los pobres de rabia tenían un montón
Entonces los pobres agarraron esta rabia la embotellaron y la fueron a vender
La compraron los ricos. Los ricos, que si bueno en su vida se habían enfadado, pero eran pequeñas cosas:
conflictos generacionales, cosas de hormonas, rabietas, pero la rabia, la rabia de los pobres, los ricos no la sintieron nunca
Entonces se la compraron y la pagaron incluso bien y los pobres se alegraron y por un rato siguieron adelante.
Pero luego los pobres volvieron a ser pobres y entonces los pobres lo vendieron todo:
la consciencia de clase, la violencia, la insubordinación, la cultura, la música, las palabras, la literatura, la memoria…
Lo vendieron todo.
Y los ricos acumulaban
En sus bodegas ya tenían millones de botellas y al lado de los Baroli (vino renomato), Muffiti, Muffati, Passiti, Moscati
estaban las botellas y en éstas botellas estaba toda la cultura de los pobres
ahí estaba la rabia de los pobres: desde los sansculottes, a los campesinos di Divittorio en Foggia hasta los nuevos campesinos
i pummaró del agropontino, de los obreros rumanos, los que van a trabajar y morirse en las obras por 10 euros diarios
Entre aquellas botellas, en el medio de otras botellas en las bodegas de los ricos había botellas llenas del orgullo de los pobres
del orgullo de la clase obrera que paró a los nazis en el ’42-’45
el de la clase obrera que conquistó el estatuto de los trabajadores en 1970
y el de la superación del trabajo a destajo; el de los trabajadores precarios
que sí, eran precarios, pero ellos también tenían un orgullo
En aquellas botellas había de todo
el estupor, la maravilla de los pobres, de los zapatistas que justo en estos días en marzo de hace 7 años
entraron algunos con caballo, otros en burro
la mayor parte a pie, en la Ciudad de México
En aquella botella estaba toda la cultura de los pobres
Todo lo que tenían los pobres porqué todo se lo habían vendido.
Y entonces los pobres finalmente se volvieron tan pobres
que, incluso su pobreza, la pusieron en botella y la vendieron
La compraron los ricos, los ricos que en su vida, todo habían podido ser menos que pobres
Y ahora pretendían ser tan ricos de poseer incluso la miseria de los míseros.
Y entonces cuando los pobres se volvieron tan pobres de no poseer ni siquiera su pobreza
los pobres se armaron, y no con cuchillos y tenedores, sino con fusiles y pistolas
que la revolución no es una comida de gala: la revolución es un acto de violencia
Entonces los pobres, armados, se fueron al palacio y llegaron hasta ahí y ahí estaba el podestá asomado al balcón
El podestá serio los miraba
Los pobres estaban armados pero se quedaron quietos, inmóviles
No hicieron nada
¿por qué? Porqué sin la rabia, sin el hambre, sin la sed, sin el orgullo, sin la conciencia de clase, no se hace una revolución
Entonces el podestá bajó a la bodega
y entre tantas botellas que había comprado a los pobres, agarró una, una solamente
era la libertad, la de ellos
la de los pobres que había comprado mucho tiempo atrás
La agarró y se la entregó a los pobres. Y los pobres destaparon la botella.
Y ahora con esa libertad los pobres podían conformar un partido (por decir algo)
podían constituir una asociación, una bandera, un himno, una canción...
Pero con ella hicieron poco o nada
porqué la libertad por sí misma no sirve de nada
Así que el podestá rebuscó en sus bolsillos y encontró un paquete de caramelos a la menta
Lo agarró y regaló los caramelos a los pobres
Y los pobres desde aquel día volvieron a ser libres
libres de chupar caramelos
------ Por Mz Roma ----