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Apuntamos el puntero en ondas sonoras de alta frecuencia
hacia un par de oídos desprevenidos.
El Dr. Joe Pompeis es un modesto graduado del MIT
con poderes de superhéroe.
Puede susurrar directamente en los oídos de
los clientes en la biblioteca local
desde arriba en el balcón.
OK, probemos con el chico de chaqueta verde.
Oye. Oye tú. Ten en cuenta que te estamos vigilando.
Así que ya basta.
Pompeis logra esta hazaña aparentemente sobrehumana
con un aparato que inventó llamado "Audio Spotlight".
Es un altavoz que apunta el sonido hacia un objetivo en específico.
Pompeis fue un adolescente promedio
que siempre ajustaba su equipo de sonido
pero con un giro:
tenía el don de la ingeniería y el diseño.
Él logro un increíble avance científico
que comenzó cuando estaba realizando un trabajo de verano en una compañía de audio.
Comencé a interesarme en las deficiencias reales
de los altavoces tradicionales.
Se dio cuenta que los altavoces comunes
podían generar sonido direccional.
Un altavoz es como una bombilla.
El sonido creado va a todos lados.
El joven ingeniero quería direccionar el sonido,
como un puntero láser con el que confundes a los gatos.
Se dio cuenta de que matemáticamente hay
solamente dos opciones para hacer que los altavoces
se comporten como lásers.
Usando altavoces gigantes
o solamente transmitir ondas de sonido de alta frecuencia.
Las mismas frecuencias que Howard Stapleton usó
para disuadir a los adolescentes en Conexión 2.
La razón se encuentra la manera en la que las ondas sonoras viajan por el aire.
Las ondas sonoras de baja frecuencia, como los sonidos de bajo,
tienen más tiempo para extenderse sobre una área más amplia conforme viajan.
Las ondas cortas de alta frecuencia alcanzan sus objetivos más rápido,
para hacer que un altavoz disperse su sonido a través de la habitación,
solo puedes usar sonidos de alta frecuencia.
Pero como aprendimos en nuestra primera conexión,
los sonidos de alta frecuencia espantan a la gente.
Y eso no era lo que Pompeis intentaba hacer.
Así que necesitaba otra opción.
Para crear una fuente de sonido que sea direccional,
o la limitas a solo extremadamente altas frecuencias
o necesitas un altavoz que esté a decenas de metros de distancia.
Cuando creas un altavoz de ese tamaño,
el haz de sonido es sin duda muy grande.
Así, no funciona muy bien cuando deseas apuntar
a una persona o una área pequeña.
Parecía que el proyecto de Pompeis estaba condenado.
Es muy raro en la ciencia llegar a un punto de parada
donde te das cuenta de que
de acuerdo a las matemáticas y a toda la teoría conocida,
algo es realmente imposible.
Sin desanimarse, la persistencia de Pompeis resonó
con el laboratorio de medios del MIT.
Lo aceptaron en su programa de doctorado
y lo dirigieron hacia una emocionante nueva posibilidad.
Usando ondas de ultrasonido para crear su haz de sonido.
Las ondas de ultrasonido son más cortas que
las ondas sonoras de alta frecuencia de Howard Stapleton en Conexión 2.
Son tan rápidas y pequeñas que nadie,
ni siquiera un adolescente, puede oírlas.
Y su naturaleza pequeña y rápida también las hace altamente direccional.
Si Pompeis pudiera convertir el ultrasonido en sonido audible,
podría dirigirlo como un rayo láser.
Varias noches sin dormir después,
finalmente logró su trabajo matemático
Aquí está su teoría:
El aire siempre está en movimiento, incluso en un cuarto tranquilo.
Estas corrientes de aire desvían las ondas de sonido a medida que viajan.
Matemáticamente había una manera de predecir precisamente
cómo estas corrientes de aire golpeaban las ondas de ultrasonido,
y las convertían en frecuencias que podíamos oír.
Debido a que las ondas de ultrasonido son altamente direccionales,
el objetivo resultante del sonido audible es perfecto.
Las posibilidades de este aparato son infinitas.