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Una de las razones por las que me fascina el océano
es que se trata de un mundo extraño en nuestro propio planeta.
Desde nuestra perspectiva,
sentados en la costa o aun en un barco,
solo vislumbramos tenues destellos
de lo que realmente está pasando
debajo de la superficie.
Y aun si bajáramos allí,
no veríamos mucho
porque la luz no llega muy profundo en el océano.
Así que, para responder a la cuestión de cómo funciona el océano,
en mi investigación, empleamos sonido.
Usamos sonares que envían pulsos de sonido
compuestos de diferentes frecuencias o tonos,
que se muestran con diferentes colores.
Ese sonido se refleja en los objetos del hábitat
y vuelve a nosotros.
Si el sonido rebotara en este delfín,
la señal devuelta
se parecería mucho a la enviada
donde todos los colores se representan bastante uniformemente.
Sin embargo, si se reflejara
el mismo sonido en un calamar,
que en este caso es aproximadamente del mismo tamaño que el delfín,
solo las frecuencias más bajas regresarían con mayor intensidad,
mostradas aquí en rojo.
Y si observáramos a la presa de ese calamar,
el diminuto krill del que se alimentan,
solo volverían, en cambio, las frecuencias altas.
Analizando esto,
podemos decir qué tipo de animales se encuentran en el océano,
podemos apreciar su densidad,
por dónde se distribuyen,
observar sus interacciones
e incluso su comportamiento
para iniciar el estudio de la ecología del océano.
Cuando hacemos eso, nos encontramos con
algo sorprendente:
en términos medios, no hay mucho alimento en el océano.
Aun en lugares que suponemos ricos, como las costas,
estamos hablando de dos partes por millón conteniendo alimentos.
Entonces ¿qué significa eso?
Bueno, significa que en toda la extensión de este auditorio,
solo habría un paquete de palomitas de maíz
disponible para comer.
Pero por supuesto, no lo podríamos tomar
limpiamente de este cubo.
En cambio, tendríamos que nadar
a través de todo ese espacio al estilo de Willy Wonka,
tomando granos individuales de las palomitas
o tal vez si tuviéramos suerte,
agarrando algunos pequeños manojos.
Pero, por supuesto, si estuviéramos en el océano,
estas palomitas no estarían esperando ahí
a ser comidas.
Trataría en cambio, de evitar convertirse en la cena.
Me gustaría saber de qué manera los animales resuelven este desafío.
Vamos a hablar sobre los animales en el Mar de Bering.
Esto pueden haberlo visto retratado en la serie "Pesca Mortal",
en la región norte del Océano Pacífico.
Estuvimos buscando específicamente krill,
uno de los alimentos más importantes en este tipo de hábitat.
Estos seres de un poco más de 1cm de largo parecidos a los camarones
tienen aproximadamente el equivalente calórico
de un grano de palomita fuertemente enmantecado.
Y son alimento de todos
desde las aves y lobos marinos que los toman de a uno a la vez
hasta las grandes ballenas que los engullen en grandes bocados.
Voy a poner el foco en la zona
alrededor de tres colonias de reproducción de aves y lobos marinos
en el sudeste del Mar de Bering.
Este es un mapa de ese hábitat
que obtuvimos al realizar mapas de alimentos
de la forma en que siempre hemos hecho mapas de alimentos.
Esta es la cantidad de krill que hay en esta zona del océano.
Las áreas rojas representan grandes cantidades de krill
y las de color púrpura básicamente ninguna.
Podemos ver que alrededor de las dos islas de más al norte,
que se destacan con círculos blancos
porque son muy pequeñas,
parece que hay disponible una gran cantidad de alimento.
Sin embargo, los lobos marinos y las aves de estas islas
están decayendo.
Sus poblaciones están disminuyendo
a pesar de décadas de protección.
Y mientras en la isla al sur
en la parte inferior de la pantalla
al parecer no hay nada para alimentarse,
estas poblaciones están sobreviviendo increíblemente bien.
Esto nos puso en un dilema.
Nuestras observaciones del alimento no tienen ningún sentido
en relación a lo que se observa de estos animales.
Así que empezamos a pensar en cómo podríamos hacerlo de manera diferente.
Este mapa no muestra la cantidad existente de krill,
sino cuántas concentraciones de krill hay,
de qué manera se agrupan.
Y lo que obtenemos es una imagen muy distinta del paisaje.
Esa isla del sur parece
un buen lugar para estar,
y cuando combinamos esto
con otra información sobre la presa,
comienzan a explicarse las observaciones sobre la población.
Pero también podemos hacer esa pregunta de manera diferente.
Podemos hacer que los animales nos digan qué es lo importante.
Mediante el etiquetado y el seguimiento de estos animales
y observando cómo hacen uso de este hábitat,
estamos en condiciones de preguntales qué es lo que les interesa
acerca de la presa.
Y lo que nos han dicho es
que la cantidad existente de krill no es realmente importante,
sino cuán estrechamente espaciados están
puesto que así es como sobreviven.
Vemos el mismo patrón
cuando observamos una zona muy diferente del océano,
más al sur, en el Pacífico,
en las aguas cálidas que rodean a las islas hawaianas.
Es decir, un hábitat muy diferente,
pero la misma historia.
Bajo ciertas condiciones,
la física y los nutrientes, los fertilizantes,
producen acumulaciones en las plantas, el fitoplancton.
Y cuando eso sucede,
estas concentraciones muy densas de fitoplancton
atraen a los predadores,
que a su vez forman capas muy densas.
Eso cambia el comportamiento y la distribución
de sus depredadores también,
lo que comienza a configurar cómo todo este ecosistema funciona.
Finalmente, los predadores que se alimentan
de estos pequeños peces, camarones y calamares,
estamos hablando de presas de 5 a 8 cm,
cambia la forma en que utilizan su hábitat
y se procuran su alimento.
Y así vemos cambios en los delfines de pico largo
relacionados con cambios
observados en la vida de las plantas.
Y mediante la medición de las plantas,
podemos predecir bastante bien
lo que va a suceder con los predadores
que están tres niveles por encima en la cadena alimenticia.
Pero lo interesante es
que aun las acumulaciones más densas de presas
no son suficientes para que los delfines de pico largo se alimenten.
La vida es muy dura allí en el océano.
Así que estos animales realmente cooperan
para arrear a sus presas en concentraciones más densas,
que las que hallaron inicialmente.
Y eso es lo que vamos a ver en esta visualización.
Tenemos un grupo de 20 delfines,
notemos que se organizan de a pares,
que operan conjuntamente
para empujar las presas
y acumularlas unas sobre las otras.
Y al hacerlo,
forman un círculo alrededor de las presas
para mantener esa mancha bien densa,
miles de veces más densa
de lo que era cuando comenzaron,
antes de que las parejas de delfines
se turnen para alimentarse
dentro de este encierro de presas que crearon.
Y así, este trabajo demuestra
que los animales pueden darnos las primeras respuestas
sobre cómo el trabajo en conjunto es fundamental para ganarse la vida.
Y al mirar más profundamente en el océano,
estamos empezando a entender nuestras interacciones con él
y encontrando formas más efectivas de conservación.
Gracias.