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Desde que tenía seis años he deseado ser enfermera.
De niña pasé mucho tiempo en el hospital.
Estuve en diálisis durante 4 años
y a los 7 años me hicieron un trasplante de riñón que me salvó la vida.
Creo que médicos y enfermeras fueron muy importantes en mi infancia;
eran como una segunda familia
y yo deseaba tener un efecto parecido en la vida de otras personas.
Los mayores obstáculos con que me encontré fueron las actitudes y percepciones de los demás.
Cuando me propuse iniciar mis estudios universitarios
y cuando presenté solicitudes para algún puesto de trabajo,
a algunas personas les costaba ver más allá de mi discapacidad.
La gente suponía que por tener una discapacidad
no podría realizar tareas tan sencillas
como utilizar un extintor de incendios.
Me resultó realmente difícil entrar en la formación de enfermería.
Busqué asesoramiento sobre salidas profesionales pero ellos me miraban
y decían: ‘¿Por qué no te buscas un trabajo administrativo?’
Y yo respondía: ‘Porque no quiero hacer ese tipo de trabajo’.
Y luego, cuando ya conseguí llegar a la entrevista para algún curso universitario,
la persona entrevistadora me miraba antes incluso de sentarme
y me decía: ‘No sé si este curso es físicamente apto para ti’,
a pesar de no saber nada sobre mí.
Creo que el principal motivo por el que recibí un trato diferente
desde que me propuse convertirme en enfermera fue el miedo,
porque esas personas nunca se habían visto ante alguien como yo.
Hicieron que me sintiera como un peligro
debido a mi aspecto físico.
Y una de las cosas a las que me obligó eso fue a hacer una evaluación del riesgo,
cosa que otras personas no tenían que hacer.
Esto supuso la presencia de mucha gente a mi alrededor, observando
mientras yo completaba tareas básicas de enfermería,
como sujetar a un bebé o empujar una silla de ruedas.
Creo que el tener una discapacidad me ha ayudado a ser mejor enfermera.
Soy capaz de comprender a mis pacientes
porque he tenido experiencias parecidas
y entiendo lo que experimentan.
Actualmente trabajo en la unidad renal del hospital.
Es una buena base para el futuro
pero me doy cuenta de que todavía me queda mucho que aprender
porque estoy recién licenciada.
Esto es para mi la discapacidad.
¿Y para ti?