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Pasado mañana, 23 de enero, hará 19 años que unos pistoleros de ETA asesinaron a Gregorio
Ordóñez en San Sebastián mientras estaba comiendo en un bar con sus colaboradores,
uno de ellos María San Gil. Gregorio Ordóñez entonces tenía 36 años y un hijo de un año.
Si se revisa la historia de los casi 900 asesinatos de esa banda terrorista, nos encontramos con
que todos han estado diabólicamente planificados para conseguir lo que la banda pretende: aterrorizar
a los ciudadanos para que acepten sus pretensiones totalitarias.
El asesinato de Gregorio Ordóñez es un buen ejemplo de esa perversidad táctica de los
asesinos. Al matar a Gregorio no sólo aumentaron la sensación de miedo entre los ciudadanos,
sino que además eliminaron a un político excepcional, un político de los que desgraciadamente
salen muy pocas veces en cada generación. Gregorio Ordóñez con su valentía, con su
coraje, con su falta de complejos, con su fe en la libertad y con su convicción de
que la verdad tiene que hacernos libres, fue el primer gran político capaz de levantar
su voz en un País Vasco aterrorizado y humillado por los terroristas para llamarles asesinos
a los asesinos. Por eso tuvo tanto éxito, por eso logró
que el Partido Popular saliera de las catacumbas allí y por eso en las elecciones municipales
de mayo de aquel año, 4 meses después de que le hubieran asesinado, el Partido Popular
se convirtió en la primera fuerza política de San Sebastián.
Entrar en la página web de su fundación, escuchar sus intervenciones y contemplarlas,
es una experiencia que invito a hacer a todos los que quieren que la libertad sea una realidad
en el País Vasco. Nadie como él ha sabido expresar el ansia de libertad, al mismo tiempo
nadie como él ha sabido enfrentarse a los que llevan años intentando someter y sojuzgar
a los ciudadanos allí. Por eso lo mataron, por eso todos los españoles tenemos una deuda
con él y por eso todos los amantes de la libertad debemos tener siempre presente su
ejemplo.