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La Fundación Prem Rawat presenta
Un diálogo por la paz
Hoy Ud. ha venido a traer luz a nuestra oscuridad,
la luz de la comprensión.
la importancia de los pájaros, de las estrellas, de las travesías por mar.
Nuestros ancestros que residen en este lugar os agracen.
Gracias por vuestro Maramatana...
Y ahora nuestro invitado de honor, Prem Rawat,
que ha viajado alrededor del mundo, dedicando su vida en pro de la paz
y las actividades humanitarias durante varias décadas.
Los maorís aspiraban a darle la bienvenida,
y el día ha llegado. ¡Bienvenido!
Por favor, demos la bienvenida a Prem Rawat.
Me gustaría agradecer a los Nati Fruta, pobladores de esta tierra, e invitados.
Me gustaría decir que ignoraba la importancia de esta bienvenida.
Es muy hermosa,
y me recuerda, de alguna manera, a la cultura en la que crecí.
Porque se trata de las personas.
No de las diversas ideas que nos distraen,
sino del valor del ser humano.
Ahí es donde reside la paz. Ahí donde está la paz.
No me sorprende que
la cultura maorí esté tan enamorada de esta paz,
que ame tanto la paz.
Porque en estas áreas, las guerras,
en estas áreas, las luchas
—en todos los territorios, en todos—
pero siempre, ha habido y habrá una llamada a la paz.
Vine hace tiempo a Auckland,
y me quedé fascinado con la cultura maorí.
Porque ahí estaban, el reto,
resueltos
y al mismo tiempo, con amor y paz.
Y cuando vi la danza,
nunca había visto algo igual.
Era como ¡vaya!
Luego me explicaron el significado.
Era un mensaje de amor.
Esto es lo que necesitamos hoy en este mundo.
¡Lo necesitamos!
La paz en la Tierra no es difícil,
y lo digo porque dondequiera que voy
veo la semilla, está ahí.
Por todas partes, las semillas están ahí.
Esperan a la lluvia del reconocimiento.
Están esperando a la lluvia de las personas para decir ¡Sí!
Y ese tiempo ha llegado.
Así que, ha sido un gran honor para mí el haber podido venir hoy aquí.
Y, ha llevado un tiempo. Así ha sido.
Pero cuando escuché sobre ello, dije: «Va a suceder, va a suceder».
Esa fue mi pequeña profecía.
Va a suceder,
y aquí estamos. Está cobrando forma.
Se nos ha dado esta oportunidad para expresarnos,
en este hermoso lugar, en estas tierras sagradas,
—no podemos ni siquiera imaginar con qué pasión esos jefes
y nuestros ancestros, vuestros ancestros—, observaron esas bahías,
vieron las aguas, las estrellas, las nubes, los pájaros, a esas flores.
¿Y qué desearon?
La paz.
Vieron a la paz acercarse a las personas.
Bien, ¿ha llegado la paz?
Espero que esté en camino,
de camino.
Porque no va a llegar de afuera.
Va a venir de aquí adentro.
Así que, de la misma forma que os habéis reunido aquí
para honrarme, yo os honro.
Porque deseáis la paz
en esta Tierra.
Muchas gracias.
Ahora me gustaría pedirle a Prem Rawat que aceptar este «koauau».