Tip:
Highlight text to annotate it
X
Yo solía ser enfermera.
Y después de eso
me convertí en trabajadora social.
Después de eso,
me convertí en paciente.
Sin yo saberlo, andaba caminando por la vida con dos aneurismas en el cerebro.
Y en la mañana del 4 de junio, exactamente hace 10 meses,
uno de estos aneurismas se rompió.
Y sufrí una hemorragia subaracnoidea.
De las dos semanas siguientes
no recuerdo nada
No sabía en ese momento
que el trabajo más grande y más difícil que he hecho nunca
estaba por empezar
Recuerdo haber despertado una mañana,
haber flexionado brazos y piernas,
y ver que todo funcionaba.
Me acordé de quién era yo.
Me acordé de lo que estudié
sabía dónde había viajado y me llené de alegría al saber que todavía podía hablar Inglés…
…lo que es un descubrimiento muy agradable cuando estas casada con un británico.
Llegué a la conclusión que estaba bien.
Pero no lo estaba.
Me molestaban mucho las luces,
los olores,
los sonidos,
el tacto y el gusto.
Mis sistemas sensoriales
estaban en un estado continuo de sobrecarga
y saturación
No podía recordar lo que acababa de suceder, y me pasaba el tiempo preguntándome qué había salido mal.
Después de 3 semanas en el hospital
me trasladaron a un centro de rehabilitación.
Cuando llegué allí me preguntaron qué es lo que quería lograr y no supe responder.
Me entregué a sus conocimientos y experiencia.
Después de un mes
descubrí que yo era especial.
descubrí que yo era especial.
En ese centro sabían mucho sobre
extremidades que no funcionaban, o estar confundido, o perderse, o no saber donde se está.
Pero yo no estaba confundida,
yo sabía dónde estaba.
Pero me estremecía cuando alguien encendía una luz,
y lloraba y trataba de esconderme cuando llovía
pues el sonido de las gotas cayendo resultaba insoportable adentro de mi cabeza.
No podía soportar el dolor.
No podía comer con otras personas.
Me era imposible encajar en el entorno de grupo estructurado de la clínica
pues todo el mundo habla y hace sonidos con sus cubiertos.
La cantidad de sonidos que recibimos como seres humanos es enorme.
Bueno ellos…
… en la clínica…
¡Brrrr!
El centro tenía una respuesta a mis problemas.
Me sugirieron comenzar a tomar pastillas.
Pastillas anti-epilépticas, o incluso medicamentos anti-psicóticos.
Y fue entonces cuando salté.
Mi barco estaba tomando una dirección
en la que realmente no quería ir.
Trabajé en salud mental por varios años
y sabía lo que este tipo de medicamentos pueden hacer.
¡Acababa de sobrevivir a un derrame cerebral! No estaba dispuesta a someter mi cerebro dañado
a algo que podría aliviar mis problemas,
mientras necesitaba todas mis fuerzas
para hacer frente a los efectos físicos, cognitivos y emocionales
de tener mi vida patas arriba, de un momento a otro.
La respuesta
que encontré
fue la Internet.
Por suerte, la clínica tenía wi-fi.
Mientras los otros pacientes recibían visitantes yo ‘tuiteaba’, escribía en mi blog
y encontré ayuda.
Envié correos electrónicos a expertos en hiperacusia,
la hipersensibilidad al sonido de la que sufro,
que es mi mayor problema y el más difícil de controlar.
Encontré algunos médicos, a profesores e incluso le escribí al Dr. Jill Bolte Taylor,
un neuro-anatomista estadounidense
que también sufrió un derrame cerebral.
Algunos de ellos me contestaron.
Todos respondieron lo mismo:
"Yo no soy tu médico así que no puedo ser específico…”
“…pero recién empezaste tu recuperación;”
“habrá tiempo de sobra para empezar a tomar esas pastillas como último recurso."
Eso me dio fuerzas.
¡Mis opiniones eran válidas!
Mis sentimientos y pensamientos eran legítimos.
Convoqué a la caballería, mi hermana y esposo,
y juntos preparamos una nota para mi doctor.
Nos preparamos para una discusión
y nos sentamos.
No fue bonito. Tampoco fue horrible.
Nos aseguramos, yo me aseguré,
de que esa NO sería la forma
en la que las cosas sucederían.
En ese momento
recuperé
el control
de mi nave
Yo me autopromocioné
a Capitán de mi barco.
Y en ese momento todo cambió.
Mis problemas se mantuvieron igual.
Todavía sufría con las luces,
sigo odiando los sonidos y olores.
Y mi vida
se redujo a esta pequeña burbuja.
Lo que más cambió
fue que al ser yo misma, mi propia jefa,
yo era Capitán.
¡Eso me empoderó!
Cambió mi visión
y mi visión de la vida. Cambió mi estado de ánimo
y me dio esperanza y fuerza,
así que sabía que podía seguir adelante.
Mi memoria no es tan buena, así que probablemente soy la única que puede leer mientras estoy aquí arriba…
Los terapeutas y los médicos que ahora me rodean
están dispuestos a mirar lo que les llevo.
Todos quieren saber lo que encontré en la red, y junto con su experiencia
determinamos, y filtramos,
lo que podría ayudarme en mi camino a la recuperación.
Todos ellos también son visitantes habituales de mi blog.
Lo único embarazoso
es que sólo pueden leerme en su tiempo libre,
pues su departamento de informática bloquea mi sitio.
Porque es para uso personal,
no es trabajo…
Mientras tanto,
mi mejoría continúa.
En comparación conmigo un caracol viaja a gran velocidad.
Pero estoy tranquila con eso.
Es mi barco.
Mi hermoso barco que viaja lentamente.
Con destino incierto,
pero el viaje vale la pena
¡y estoy muy contenta de que puedo hacerlo!