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Me llamo Estefany Méndez. Nací en la Ciudad de México. Un país que me dió las memorias
más gratas de mi infancia. Memorias en la cuales, toda mi familia estaba reunida.
Memorias viendo a mis abuelos bailando en las fiestas que teníamos.
Al concluir el año escolar, mi mamá decidió llevarme a mi y a mi hermana de vacaciones
a los Estados Unidos. Lo que parecía ser vacación, se convirtió
en una pesadilla. Mi mamá me dijo que haríamos un semestre
en el extranjero para aprender el Inglés. Yo recuerdo, que estaba enojada cuando me
dijo eso. Porque, en primera,ni siquiera me dió oportunidad de despedirme de mi familia
y de mis amigos. No hablaba el idioma. Y no quería venir a
este país, cuando ni se me consideró en la decisión.
Mi primer día de escuela, es un día que nunca olvidaré.
Recuerdo que sentía mucho miedo. No sabía cómo comunicarme con nadie. No entendía
lo que estaba pasando en clase. Cuando entré al salón, me senté hasta atrás
para que no me viera nadie. Durante esos momentos, Yo solo queria empezar
a llorar, porque me sentí tonta. De la manera que Yo me sentí, es algo que
nadie debería de pasar. El acostumbrarme a una nueva vida fué difícil,
pero con el apoyo de maestros, familia y amigos pude continuar con mi educación.
Sin importar mi estatus migratoria, recibí un título en periodismo y francés.
Pero, sin un número de seguro social, mi futuro no se vió muy prometedor.
No tenía a donde ir. Me quería dar por vencida.
Pero me di cuenta, que no era la única que se sentía de la manera que Yo me sentía.
Habían otros soñadores. Otros que vivían en la sombras, todos los
días porque no tenían una identidad. Bueno, una identidad
reconocida por los Estados Unidos. Yo decidí alzar mi voz y luchar por mis derechos,
luchar por aquellos que pensaban que no tenían una voz.
México, 1985. Mi papa casi pierde su vida al hacer su trabajo como periodísta. El alzó
su voz contra el gobierno corrupto. Abogó por su gente. Luchó por justicia. Pero lamentablemente
núnca vió justicia. Mi mama fué maestra por 30 años. Ella amó
a sus estudiantes tanto. Especialmente, porque eran hijos de los vulnerables, los oprimidos,
aquellos que se les decía que no serían nadie en este mundo debido a su estado socioeconómico.
El 12 de Agosto, del 2013. Emprendí en una trayectoria caminando desde Sacramento hasta
Bakersfield llevando los sueños de 11 millones de aspirantes americanos.
Camine noche y día, pensando en mis hermanos y hermanas quienes constantemente viven en
miedo de ser separados de sus familias. Aquellos, quienes su sueño americano se convirtió
en pesadilla. Yo elegí seguir los pasos de mis padres,
al ser una mano de ayuda trayendo dignidad, esperanza, igualdad y justicia a mi gente.