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Caparrós tenía la costumbre de subir a muchos jugadores del filial a entrenar con
la primera plantilla, y yo creo que era muy joven Sergio, que tendría quince o dieciséis
años, y se le veía distinto.
Él muchas veces a lo mejor podíamos confundir que era un poquito echado para adelante,
con que era una persona con, valga la redundancia, mucha personalidad.
Una anécdota cuando viene creo de los primeros entrenamientos con la primera plantilla, que sube con Joaquín Caparrós al primer equipo,
en un rondo llegó a golpear, no se si con el codo o una entrada dura al capitán
del Sevilla que era Pablo Alfaro, y todos los veteranos se quedaron como "bueno este
chaval que llega aquí y al primero que le da es al capitán". Entonces dice mucho de
la personalidad y de las ganas de triunfar de Sergio. No desaprovechar ni la primera
oportunidad que le dieron en el Sevilla.
Él hizo un año muy rápido en todo. Una vez que salió del cadete hizo tres categorías prácticamente:
Liga Nacional, División de Honor, Sevilla Atlético, lo hizo del tirón.
Me acuerdo la primera vez que me hablaron de Sergio Ramos, y fue Pablo Blanco, que nosotros
jugábamos todos los miércoles un partido con la Provincia, el primer equipo, y subíamos
a algunos chicos de las categorías inferiores y me comentó Pablo que viéramos a Sergio,
y la verdad es que lo subimos, me gustó su actitud, sus condiciones... y lo fuímos metiendo
en la Copa del Rey, hasta que ya con diecisiete años debutó en Primera División.
Un partido contra el Deportivo de la Coruña, ese fue el primer partido que debuté
en el Sevilla. Estaba en el banquillo y se lesionó uno y debutamos los canteranos. Juanjo
Bezares, que es muy amigo mío de Cádiz, y yo.
Se venía hablando de Sergio en los últimos meses, e incluso en las últimas semanas,
que el míster podía contar con él en cualquier momento. Y fue para nosotros una grata sorpresa
porque después de tantos entrenamientos que nos turnábamos mi padre y yo, esa semana
coincidimos los dos. Y salió Sergio del entrenamiento con la gran sorpresa para todos de que Caparrós
lo había convocado para Coruña.
Y recuerdo Sergio en el túnel cuando bajábamos al campo, antes de empezar el partido,
como animaba él a todos los jugadores, como pegaba dos golpes en la taquilla antes de empezar,
y eso lo hacía, insisto, con diecisiete y dieciocho años.
El debut de Sergio en Coruña fue muy emocionante. Lo sacó a calentar en la banda y todos estábamos expectantes hasta que llegara
ese momento, y efectivamente saltó al campo y en ese momento mi casa
fue un cúmulo de sentimientos y de alegría tremendamente grande.
Otro momento inolvidable era debutar en tu estadio. Ya debuté en el campo del Deportivo de la Coruña,
que era como un sueño logrado, un premio al trabajo, al esfuerzo de tantos años, y después me quedaba poder
disfrutar de esa afición. Debuté con la Real Sociedad, y que coreen tu nombre pues
prácticamente son sensaciones que guardas en tu corazón como momentos únicos.
Él va madurando, va creciendo, va cogiendo cada vez mucha más confianza en él
porque yo creo que esa es una de las cualidades ¿no? La confianza que él tiene en si mismo, en sus posibilidades.
Una vez llegué un minuto tarde al Sánchez Pizjuan.
Era otro partido, e iba con el coche con mi padre, y la casualidad que pinchamos.
Y nada, llegando mi padre con el coche el autobús se iba. Y el delegado me decía:
"no, no, que dice Caparrós que no se para, que el autobús no se para". Pues nada
detrás del autobús hasta que paró. Y me formó una... y ya me dijo Caparrós: "si
tu piensas o tienes un uno por ciento de que puedes llegar tarde, tu coges el colchón,
lo echas en el estadio y duermes en el estadio". Eso me dijo ¿sabes?
Sergio es un animal de la competición. Genéticamente tiene los genes de un gran
competidor, de un líder. Esa mentalidad le hace crecer cada día. Cada entrenamiento
iba superándose, y eso lo que le hacía a él era adelantar todo el proceso: que debutara,
que asumiera la responsabilidad en partidos importantes, etc., y conseguir todo lo que
ha conseguido y lo que tiene que conseguir, porque es muy joven todavía.
Y Caparrós si algo tiene, que le debo la vida por haber apostado por un niño que
prácticamente pues no había jugado con focos en su vida, en un estadio, y apostó realmente
bien por mi. Y si que le daba protagonismo a jugadores; en mi caso tirar una falta
en el Sevilla llevando tres días mal contados... Y Caparrós como me veía que yo me quedaba
entrenando y chutando a puerta, pues cuando daba la táctica y decía el equipo antes
del partido, decía: "las faltas se las tocaís a Renato, pero las que estén lejos se las
tocaís al niño que la pegue". El niño, el niño, que el Madrid vino aquí a jugarse
la Liga y les metí un gol de falta y perdieron la Liga. Siempre me lo recuerda Florentino,
por cierto. Y después a la Real Sociedad también le metí ese gol que fue un poco
más de suerte, que da en un defensa y medio despista al portero, pero la del Madrid fue
un golazo a Iker que siempre le digo, que todavía la está buscando.