Tip:
Highlight text to annotate it
X
¿Tratas de encontrar una Iglesia donde asistir, buscas la más adecuada para ti y tu familia?
A lo mejor has estado mirando y te has sentido enfriado por alguna organización religiosa.
Esto ocurre. Déjame sugerirte que lo intentes con Unity Church.
Somos positivos, prácticos, y te acercamos progresivamente al Cristianismo.
Muchos de los que ya están con nosotros comentaron, "No sabía que existiese una iglesia,
que enseñase en lo que siempre había creído." Seamos honestos, la gente va a comprar ropa, va a buenos restaurantes,
y a la iglesia adecuada, que les alimenta espiritualmente. Si estás buscando la verdad espiritual, más allá de la tradición,
prueba Unity Church. Ven y únete a nosotros.
[locutor] Desde la Unity Church of Christianity en Houston, Texas,
esto es "The Awakened Life" con el Reverendo Howard Caesar.
Unity es una Iglesia Cristiana sin denominación,
que provee un acercamiento positivo, práctico y progresivo al Cristianismo.
Unámonos al servicio en curso con el Reverendo Howard Caesar.
[Reverendo Howard Caesar]. Había un hombre joven que tenía alrededor de 18 años,
y vivía en casa de sus padres.
Y un día les dijo a sus padres, " Me voy, quiero vivir aventuras. Quiero viajar y tener algo de emoción."
Así que dejó la casa, y sus padres se resistían a que se fuese.
Y les dijo, " No estáis intentando retenerme —no?
Y entonces dijeron, "No, nos vamos contigo." [risas]
Suena muy atractivo. [risas]
En el fondo de cada uno, en nuestra esencia
está la semilla de nuestro verdadero yo—en nuestro interior.
Los psicólogos dicen que tenemos muchos "yo" con la "y" pequeña.
Tenemos el yo crítico, el que juzga, el temeroso, este yo, el otro.
Pero en nuestra esencia—dentro de nosotros—está el verdadero "Yo" con "Y" mayúscula.
Y ahí es donde está el verdadero negocio, el verdadero tú.
Y ese es Dios en tí mismo.
Y esa es la parte de vosotros que en esencia está hecha de la naturaleza de Dios.
Okay—la naturaleza de Dios está en la semilla de la esencia de vuestro verdadero yo.
Y es lo que se conoce como la imagen o la imagen a semejanza de lo que habéis-hemos sido creados.
Y esto es lo sagrado, lo sagrado que Dios nos creó,
y básicamente es quién sois.
Pero vosotros y yo olvidamos esto en diferentes grados y nuestro verdadero yo.
Y nos dormimos de alguna manera a ese verdadero yo.
Y lo encubrimos de muchas maneras con varios condicionantes,
con falsas ideas y creencias y cosas limitadas
porque tenemos libre voluntad, y tomamos decisiones durante todo el tiempo.
Y algunas de ellas no son exactas.
Nos dicen que el mayor problema del hombre es la separación.
Y los maestros, místicos y profesores nos han contado esto a través de la historia.
Y esa separación de la que hablan es la separación de la conciencia,
de nuestro verdadero yo, que significa que pasamos por diferentes grados
de estar dormidos, atentos y conscientes de nuestro verdadero yo.
Y nuestra verdadera identidad en los términos para los que nos creó Dios
y de lo que significamos en la mente de Dios— a verdadera imagen y semejanza de su existencia.
Así nuestra verdadera identidad es divina—¿okay?
Nuestra verdadera identidad es belleza, amor, luz y bondad.
Ese es el verdadero vosotros.
Y tiene que ser así porque hemos sido creados por lo divino.
Así que vosotros y yo tenemos que tener esa dimensión divina.
Y como dijo Pablo todos somos herederos de Cristo.
Y que Cristo está en vosotros y la esperanza de gloria.
Hay una semejanza a Cristo que es nuestra verdadera herencia espiritual.
Y eso es algo que no vamos a olvidar.
Es importante—tenemos esa pequeña voz de la que se habla en la Biblia—
esta calma, esta pequeña voz, es la voz de Dios, la voz de la intuición.
Es la voz de Dios en nosotros que conoce la verdad.
Y cuando oímos la verdad, nos resuena.
Hay algo dentro de nosotros que sabe—suena con la verdad.
Así que está esta calma, la pequeña voz de Dios en nosotros
que conoce la verdad si deseamos escucharla.
Este es un fragmento del poeta James Rhoades,
y me encanta lo que dice en él.
Afirma que, "El aumento de esa voz que en mis atentos oídos cae como una estrella de la música
y que se filtra a través de las esferas.
Sabes esto, la raíz del pecado del alma en ti, es no conocer tú propia divinidad."
Me encanta—especialmente estas dos últimas líneas.
Veis—en otras palabras—el hombre se ha centrado en él mismo a lo largo de los años
de tal manera que es un pecador, y la idea de hacer las cosas mal se ha instalado en nosotros.
Y básicamente que hay algo malo en nosotros.
Somos pecadores, somos malos.
No dice eso—no quiere decir que no cometamos errores o nos equivoquemos—pero vamos hacia eso.
Pero aquí el poeta afirma que la raíz del alma de todo pecado es no saber de nuestra divinidad.
Si, todos cometemos errores y os podéis etiquetar con algo
y lo podéis aceptar como vuestra identidad, pero la raíz del alma del pecado
es olvidar quién realmente sois y hacia donde os dirigíais,
y para qué estáis aquí.
Veis—todo tiene que ver con nuestras mentiras, y es muy importante— un enfoque saludable o lo contrario.
Y la razón por la que comparto esto es porque es muy importante
que recordéis quién realmente sois y que todos tenemos como
un emergente mensaje de verdad en nosotros
porque nos bombardean de muchas maneras en este mundo.
La semana pasada hablé, de lo que llamo, la corriente de estima de Dios, la corriente de estima de Dios.
Y voy a continuar con eso hoy.
Hoy es la segunda parte de una serie de dos.
Y sobre lo que hablamos es de la importancia de una autoestima saludable—¿okay?
La corriente de la estima de Dios.
La autoestima saludable básicamente viene del amor a uno mismo.
Y no creo que haya suficientes palabras sobre el amor a nosotros mismos.
Lleva un tiempo atravesar todas esas capas con las que nos resistimos
y todo lo que hemos construído que va en contra de eso.
Es tan importante el amarnos a nosotros mismos para nuestra calidad de vida—
y para la calidad de nuestras relaciones—¿veis?
Es vitalmente importante—incluso los diferentes comportamientos en la vida
tienen que ver con nuestra autoestima, ya tengan que ver como nos queremos a nosotros mismos
en relación a nuestra relación con el mundo y con cada uno de los otros.
Algunos de las personas más problemáticas son aquellas
que simplemente no han aprendido a amarse a sí mismos.
Los más miserables, infelices, los más dañados de todos
son los que no han aprendido a aceptarse y amarse a sí mismos.
Incluso aquellos que parecen tenerlo todo bien puesto
tienen focos de inseguridad.
Tienen focos donde todavía existe esa baja autoestima que está siendo curada.
todos tenemos inseguridades, e incluso eso es saludable.
Es saludable poder saber eso sobre nosotros,
que hay una voluntad de estar al tanto y observar qué es lo que hay dentro
que todavía necesita curarse—con lo que nos topamos.
Mucho de nuestro crecimiento y trasformación
es crecer en nuestra conciencia más allá de nuestras inseguridades
que son los condicionamientos que ponemos para amarnos a nosotros mismos.
Tenemos toda clase de condicionamientos que detienen el amor en la puerta y no puede entrar.
Sabemos que toda la felicidad y plenitud realmente viene del amor.
Jesús enfatizó-sin duda-la importancia del amor.
Y lo que destacamos la semana pasada fue la importancia de los mandamientos que nos dio.
El mandamiento más importante es amar a el Señor nuestro Dios
con todo vuestro corazón, mente y alma.
Y el segundo es amar al prójimo como a tí mismo.
Y lo que normalmente olvidamos son esas últimas palabras—como a tí mismo.
Ya sabéis, eso significa que no podréis amar a vuestro prójimo,
a vuestra esposa, vuestro hijo, básicamente no podréis amar a nadie
hasta que no os améis a vosotros mismos.
Eso tiene que ser llenado por algo que salga de vosotros.
Así que es muy, muy importante.
Decimos lo importante que es el amor espiritual.
Quiero decir, todos los maestros, profesores y místicos han hablado sobre ello.
Esto es básicamente fundamental—es crucial para nuestra calidad de vida.
Es fundamental para marcar esa diferencia en el mundo y ser un recipiente a través del cual Dios se mueve.
No nos referimos al ego.
Esa es la parte que siempre mira hacia afuera, y la verdad es que amarnos a nosotros mismos
contiene superioridad o inferioridad en ello.
Fuera del ego—no nos referimos a eso.
Nos referimos a amarnos a nosotros mismos porque volvemos al sitio
que es la esencia de nosotros—sois los niños de Dios y vuestra esencia es preciosa,
maravillosa y buena.
Podemos tener cosas que son un desastre y podemos
haber cometido faltas sobre nosotros, tenemos algunas heridas que curar,
pero básicamente la esencia es este precioso ser.
Así que se trata de conseguir ese amor incondicional y aceptación de uno mismo, ¿sabéis?
Ahora, aquí—no trasladarlo a otro momento en el que os queréis sin condiciones
No me importa cuáles son los condicionantes, ¿veis?
Y no me importa las faltas que hayamos cometido.
No, hay que tener cuidado no medirnos a nosotros mismos basándonos
en indicadores externos, ya nos digan que lo hacemos bien o no.
Todo el mundo puede hacer eso, y por eso queremos que nuestro amor en sí mismo asuma la cualidad de Dios
que significa que nunca desaparece, ¿veis?
En Jeremías, Dios dice, " Os he amado con el amor eterno."
Ese es el tipo de amor que necesitamos tener para nosotros mismos.
Eckard Tollo, del que algunos leéis algo de su material.
Es maravilloso, un ser iluminado.
Dice, " El amor es un estado del ser. Es un estado del ser."
Y dice, " Vuestro amor no está afuera; está dentro de vosotros."
Es donde se encuentra el amor—podemos mirar por toda la vida hacia fuera de nosotros,
pero tenemos que encontrarlo dentro de nosotros.
Jesús, por supuesto, fue el profesor, el modelo de amor.
¿Y creéis que tenía baja autoestima?
¿Creéis que tenía baja autoestima? ¿Problemas de inseguridad?
Supongo que no.
Sabéis, Jesús se amó a si mismo porque se sabía parte de Dios.
Y veía al resto como parte de Dios.
Ya sabéis, la gente usa el término "namaste."
La divinidad en mí saluda a la divinidad en ti.
El Cristo en mí contempla al Cristo en ti.
Jesús miraba a la vida y a la gente desde la esencia de su divinidad.
Y su identidad estaba aferrada a lo divino.
Él sabía que no existía distancia entre él y lo divino por lo tanto, eso es lo que era.
Y se mantuvo ahí firmemente, fue capaz de mantenerse ahí y mirar desde ahí—
y eso es lo que veía en los demás.
No importaba lo que pasaba, no importaba los errores cometidos
el siempre miraba a la esencia—la verdad de vosotros.
Ese es vuestro verdadero yo.
Y eso es algo que tenemos que conseguir, por supuesto.
Jesús se amaba así mismo porque estaba conectado a Dios y al amor—que son sinónimos, ¿veis?
Y realmente entendió que amarse a sí mismo nada tenía que ver
con su tamaño, su peso, su forma de vestir, la mula que montaba.
Ninguna de estas cosas tiene que ver, ¿sabéis?
Y dondequiera que entremos en excesos en la vida—
es como un problema de baja autoestima—
donde nos encontramos con los excesos, los extremos.
Digamos que si somos excesivos en conseguir méritos,
o extremadamente competitivos y siempre tenemos que ganar
o demasiados perfeccionistas, no significa que somos malas personas.
Sólo significa que, en cierta medida, puede ser una señal de que os motiváis por sentimientos de inferioridad.
Mucha gente tiene sentimientos de inferioridad que les provocan
el buscar aceptación y el ganar su valor por medio de las cosas
o el dinero, el poder, el elogio o cualquier cosa externa.
Y por eso es tan importante estar en contacto con nuestros sentimientos—
nuestros sentimientos son nuestros gurús, y siempre deberíamos intentar contarnos la verdad a nosotros mismos
sobre lo que sentimos
como oposición a protegernos del mundo o de la persona enfrente de nosotros
que nos ha hecho sentir lo que sentimos.
Una persona muy competitiva puede tener a veces problemas de baja autoestima
Tener que ganar para sentir que soy bueno.
E incluso una persona, digamos, que es un fan, soy un fan de los deportes,
pero a veces me doy cuenta con lo que tengo que tener cuidado
porque yo tenía un amigo, que se metió
en equipos de deportes aquí y allí, y cuando su equipo perdía se ponía furioso.
Tiraba cosas por ahí, se irritaba, enfadado, muy triste.
Básicamente cuando el equipo perdía, decía, "soy un perdedor."
Sabéis lo que digo, en otras palabras, proyectaba todo hacia fuera y estaba tan apegado
al equipo que le provocaba ese sentimiento de perdedor dentro de él.
Y esto es por lo que vemos gente peleándose dentro y fuera de los estadios, ¿sabéis?
Realmente es una lucha con la autoestima, un problema de autoestima.
Es una tontería, pero es verdad.
O por lo menos es parte de ello, es muy humano.
Mi hermana estaba saliendo con un chico que de hecho solo quedó con él una o dos veces,
y vino a casa, yo estaba en el curso octavo por entonces,
y este chico estaba, no sé, en high school.
Cuando vino, yo estaba en el jardín tirando tiros al baloncesto.
Así que quiso hacerse amigo mío, ya sabéis, el hermano de su novia.
Así que empezó a tirar canastas conmigo, y decidimos jugar
un uno contra uno—jugamos al mejor de 10—
el primero que llegase a 10.
Estábamos jugando y se puso muy intenso porque yo soy muy competitivo.
Así que llegamos muy, muy empatados, nueve a nueve y todo eso.
Al final le gané, le gané por uno.
Así que estaba eufórico y satisfice mi inferioridad.
Nos fuimos para adentro, y les quería contar a mi hermana y mi madre,
"Hemos jugado una buen partido fuera, pero le he ganado."
Pues bien, no es así como él lo recordaba.
El contaba que me ganó
Y yo estaba un poco sorprendido, y recuerdo eso de este tipo.
Y sabéis, eso dice algo de su carácter.
No quise decir que él era una mala persona; solo significa que,
tenía un poco de baja autoestima, y desde luego no es lo que pensé como un alumno de octavo curso.
Pensé que este chico es un vago, un mentiroso.
Pero hay algunos "debes" y "no debes" para tener una saludable autoestima.
Y para entrar en la corriente de la estima de Dios.
Uno de las cosas que no se debe hacer es básicamente—y creo que esto
debería ser un mandamiento— no comparar.
No debes comparar.
Lo hacemos conscientemente o inconscientemente, ¿sabéis?
Y es algo que conduce a la pobre autoestima
porque tiende a haceros sentir mejor o peor que otros.
Y ya sabéis, es la comparación lo que hace el ego.
El ego siempre pesa adentro en ese tipo de comparación.
E incluso en la Biblia, la historia del hijo pródigo
tiene muchas enseñanzas, pero una de ellas tiene que ver
con lo que estamos hablando aquí, es un gran ejemplo.
Sabéis que el hijo pródigo, el joven, se marchó
era pródigo y todo eso, he hizo sus cosas, y finalmente creció y volvió a casa.
Cuando llego a casa, su padre lo vio y corrió a su encuentro
y le abrazó, le besó y estaba encantado.
Pidió que le pusieran la túnica más rica, un anillo en su mano y sandalias o zapatos especiales.
Y les dijo a los criados que matasen el becerro más gordo para celebrarlo-ya sabéis-
y se alegraron.
Eso es lo que sabemos, pero hay cosas que quedan fuera muchas veces, y la gente
no se da cuenta que hay más en esta historia.
Y cuanto más tiene que ver esta historia con el otro hijo—ya sabéis—el mayor.
El está fuera en el campo y oye la música.
También oye como bailan, se puede leer esto en el pasaje.
Y se da cuenta que han matado un becerro de los grandes,
y que hay baile, alegría y todo eso.
Y dice que él se enfadó, él se enfadó.
Y ni siquiera asistió, así que su padre vino a invitarle—
"¿Qué pasa?, Venga ven". Y entró en esta diatriba.
"Todos estos años te he servido. He estado aquí trabajando los campos.
No me fui—sabes—no me metí en problemas. Hice lo correcto.
Nunca me has ofrecido una fiesta donde haya podido divertirme con mis amigos. ¿Qué ocurre?"
No hacía más que comparar su experiencia con la de su hermano.
Y la baja autoestima siempre invalida la propia realidad.
Os anulará, y básicamente hará que todo el mundo esté equivocado,
y todo en tu vida incorrecto en la comparación de la manera en que
no importa lo que es, nunca es suficiente cuando entras en comparación.
Todo lo que nos viene, nunca es suficiente, no es suficientemente bueno.
El hermano mayor creía que el amor es algo que te ganas—
que llega con el sacrificio, y si haces el sacrificio
para obtener amor, tienes un motivación escondida de una expectativa
que los demás no necesariamente conocen o entienden.
Y cuando esa expectativa continúa vacía porque te estás sacrificando
existen problemas en el camino, así que el amor no debería venir con el sacrificio—¿okay?
El amor debería ir sobre el amor, porque eso es lo que eres, el amor es para ser.
Creer que el amor está basado en lo que haces es insano.
Debería estar basado en simplemente ser amado.
Si el hermano mayor tuviese mayor autoestima hubiese llegado
y hubiese abrazado con sus brazos a su hermano y sería
tan feliz como su padre lo estaba siendo.
Así que no comparéis, daros cuenta cuando lo hagáis.
Y una de las cosas que hay que hacer, es contarnos a nosotros mismos la verdad
sobre lo que es y lo que sentimos.
Sabéis, el hermano mayor, si realmente hubiese estado en contacto, atento
y despierto, se habría parado y hubiese dicho, "Hmm—lo que estoy sintiendo son celos.
Debo tener miedo de que mi padre ame más a mi hermano que a mí.
Tendré que trabajar ese problema, porque es mío. ¿Okay?
Así que recordad, una de las tendencias de la baja autoestima es la aprobación,
de fuera para sentirse bien, cuando realmente tiene que venir de dentro—la aprobación.
Y si la obtenéis desde fuera, nunca será suficiente.
Nunca será suficiente para satisfaceros.
porque creéis que viene de fuera, pero cuando nos curamos
y aprendemos a amarnos, encontramos mucho más fácil
compartir nuestro amor y nuestra amabilidad
y ser más tolerantes hacia los demás, porque somos tolerantes con nosotros.
No nos amamos a nosotros mismos cuando cometemos faltas, errores
y elegimos mal, solamente nos toleramos
y nos amamos y seguimos.
Y ahora seremos capaces de hacer eso con las personas que nos rodean.
Tendemos a tratar a la gente alrededor de la misma manera que a nosotros mismos
seamos conscientes de ello o no.
Y así, a medida que crecemos espiritualmente comenzamos a comprender la importancia
de poner el énfasis en el interior, interiormente somos todos iguales,
en ese interior todos somos hijos de Dios y amados por Dios.
Nunca hay una sensación de igualdad.
No os sentís iguales a los demás cuando miráis hacia fuera.
Las vidas de las personas son diferentes y tienen diferentes cuerpos
tiene diferentes intereses, diferentes apariencias,
diferentes lecciones por las que pasan en la vida,
diferentes propiedades, logros, educación, cultura y todo eso.
Todo es diferente, así que nunca vas a ser iguales o tener ese sentimiento de igualdad
si siempre estás midiendo y sopesando hacia fuera.
Había una persona ciega que citamos, y se quedó ciega en un momento de su vida—
y decía, "Pensé que cuando perdí la vista estaría condenado a la infelicidad.
Ahora he descubierto que soy más feliz sin poder ver algunas cosas.
La mayoría de mis pensamientos infelices provenían de lo que veía.
Veía nuevas cosas y era infeliz con lo que tenía.
Veía caras apuestas en las otras personas y era infeliz con mi aspecto."
Así que ya veis, entrar en la corriente de la estima de Dios significa aprender a mirar con otro enfoque.
Básicamente significa tener un enfoque donde el valor no está determinado
por nada externo, sino interno
porque nosotros somos los que creamos esta evaluación.
Y todos somos creados por Dios.
Y todos tenemos un sitio único en nuestro camino del aprendizaje.
Así que condicionamientos, circunstancias y comportamiento pueden o no pueden
ser aceptables, pero independientemente de lo que sean, el valor permanece en vosotros.
No se marcha, cualesquiera que sean vuestras condiciones, circunstancias,
o comportamientos, ¿okay?
Y entonces nos sentiremos de igual valor que cualquier otro.
Y dejaremos de criticarnos a nosotros mismos por cualquier cosa—los errores,
malas decisiones, por nuestro comportamiento.
No somos nuestros errores, no somos nuestro comportamiento.
Podemos aprender de los errores, puede no gustarnos nuestro comportamiento
sin que nos rechacemos a nosotros mismos.
Así que cuando nos tenemos que contar la verdad
y descubrimos nuestras motivaciones escondidas
comenzaremos a estar más despiertos y atentos a las decisiones de la vida.
Darse cuenta que el futuro es ahora, no es en algún momento en el camino.
Y eso significa, "Oh, ya me amaré a mí mismo cuando consiga esto,"
o "cuando encuentre eso", o "lo que sea".
Porque nuestra mente nos hace trucos con eso.
Preguntaros por qué no os podéis amar a vosotros mismos ahora.
¿Qué es lo que os sale? ¿Qué es lo que os a atenazado siempre?
¿Es algo en vuestro pasado?, ¿Es algo en el presente?
¿Es algo que no os gusta de vosotros?, ¿Es algo diferente que queréis?
¿Nunca os amaréis a vosotros mismos hasta que no afrontéis esto?
Es duro, el sentido duro de condenaros vosotros mismos para no permitir esto.
Para mi ha sido de ayuda reflexionar sobre toda esta idea,
porque me encuentro focos de baja autoestima y las razones por las que no me amo totalmente.
Tengo cosas sobre las que trabajar—todos tenemos.
Creo que es importante ser honesto y reconocer eso.
Para mi es tomar la decisión, una y otra vez de amarme a mí mismo.
Puedo darme cuanta de algo que he hecho mal, o que podría hacer mejor
pero esencialmente hay que decir, "He decidido amarme a mi mismo", y seguir hacia adelante.
"Voy a amarme a mi mismo y voy a aprender," y para adelante—¿okay?
No importa nada, pero me voy a querer, y eso es lo importante.
Dios quiere que me ame, y es la única manera de llegar a ser una persona amada.
Y es la única manera de que pueda sumar amor a este mundo.
Tenéis que recordar que Dios nos ama sin ataduras—incondicionalmente,
y ese es el amor que necesito conseguir para mi mismo,
y así lo tendré para los demás también.
Hay un email que me mandó un amigo de la congregación esta semana,
y algunos lo habéis recibido—se llama Tequila y Sal.
Y os contaré lo que significa al final, pero si lo reconocéis esto es lo que era.
Son 11 declaraciones que sugiere que las peguéis en el espejo para que las leáis todos los días.
Es muy interesante y hay mucha sabiduría en ello.
Leo esto y dice—los once puntos son 100% verdad.
Número uno—hay al menos dos personas en este mundo por las que morirías.
Lo que quiere decir que por lo menos hay dos personas que morirían por mi.
Dos personas por la que yo moriría. Dos personas que morirían por mi.
Número dos—por lo menos 15 personas en este mundo te aman de alguna manera-por lo menos 15.
La única razón por la que alguien te odiaría es porque quiere ser como tú.
Número cuatro—una sonrisa puede dar felicidad a alguien aunque no le gustes
Número cinco—todas las noches alguien piensa en tí antes de irse a dormir.
Número seis—significas un mundo para alguien.
Número siete—eres especial y único.
Número ocho—alguien que no sabes que existe te ama.
Número nueve—cuando cometes el mayor de los errores, algo bueno se saca de ello.
Número diez—cuando crees que el mundo te da la espalda, míralo de otra manera.
Y once—recuerda siempre los elogios que recibes; olvida los comentarios groseros.
Hay una nota en el pie de ésta que está al final y dice—
y recuerda siempre cuando la vida te de limones, pide tequila y sal, y me llamas de nuevo. [risas]
Así que-recuerda-no debes comparar.
Cuéntate a tí mismo la verdad sobre lo que sientes,
La aprobación debe venir de dentro—deja de criticarte.
Ahora es el momento de amarte—no lo pospongas.
Para o no, pero entra en la corriente de estima de Dios,
y ve y se la luz del mundo. Que Dios os bendiga. [aplauso]
[Locutor] Gracias por participar en el mensaje de hoy.
Os invitamos a venir con nosotros otra vez el próximo domingo.
En Unity creemos que la presencia del amor y la bondad de Dios está en todas partes
y que la vida es buena.
Puedes encontrar más información sobre Unity y nuestras enseñanzas en UnityHouston.org.