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Ramón, cuéntanos un poco cómo se define Ramón Conde como escultor.
Bueno, la verdad es que es una pregunta un tanto complicada...
Diría que soy un artista que siempre trata de poner en primer plano sus sentimientos,
porque pienso que la función esencial del arte, su principal razón de ser, es esa.
Es un lenguaje más,
una manera de buscar una determinada comunicación, de expresar unos determinados sentimientos.
Para mi, esa es la base del arte.
¿Qué hay en tu obra de la personalidad de Ramón Conde?
Supongo que todo, ¿no?
Procuro que sea todo.
No digo que sea una especie de diario emocional, pero se puede acercar.
No sé si da miedo, hasta cierto punto, que tu obra, tan conocida por todos,
sea precisamente un diario emocional.
Quiero decir, ¿hay ese miedo a que la gente pueda conocer una parte de ti que tu quieras mantener en privado?
¿o si la expones es porque realmente quieres que la conozcamos?
Bueno, supongo que si tienes mucho miedo de ese tipo, no te dedicas a esto...
Yo creo que también hay algo, fundamentalmente, de necesidad de comunicación,
de indagación en uno mismo.
Quizá una función de auto-comprenderse, más que otra cosa.
Pero evidentemente, como al fin y al cabo cada individuo no es más que uno entre cientos en unas determinadas condiciones,
lo hagas tratando de conocerte, de expresar esas inquietudes que tienes,
de alguna manera, tiene que reflejar el del status medio, que viene siendo como el tuyo.
De ahí viene, para mi, la importancia del arte, o de cualquier otro tipo de comunicación de este tipo,
que, al fin y al cabo, lo que estás haciendo es dar a conocer al ser humano.
¿Es difícil ser Ramón Conde?
¿Fue difícil llegar a ser Ramón Conde, escultor?
Porque eres una de las figuras mas relevantes,
de los artistas con más renombre a nivel gallego.
También a nivel nacional e internacional,
luego hablaremos de esa andadura nacional e internacional de Ramon Conde,
pero no sé si el camino fue fácil o difícil para tener el renombre que tienes hoy en día.
Bueno, nunca es fácil.
Es un camino un tanto proceloso,
quizá como cualquier otra profesión que no esté muy regalada.
Pero es agradable y, al fin y al cabo, somos muchos a los que nos gusta.
Un camino que no fue fácil.
En tus inicios, tu padre también se dedicaba a esto, ¿no?
No sé si eso influyó de alguna manera en tu gusto por la escultura.
Aunque empezaste con dibujos.
No fue la escultura tu primer paso.
Pero no sé si esa figura del padre influyó en el gusto de Ramón Conde.
Supongo que algo sí,
lo que pasa es que la suya era una vertiente más artesanal.
Tu padre esculpía piedra y ahí comenzó ese gusto de Ramón Conde por los bocetos, luego la escultura...
Pero estudiaste Filosofía y Letras,
un estudio que, en principio, no tenía mucho que ver con la escultura,
no sé si es que en aquel momento la escultura no se veía como una posibilidad de trabajo.
El que no la tenía en perspectiva era yo.
Tampoco es que tuviera muy claro lo que quería estudiar,
eran esos años, sobre los años 70, en que el cambio social era tan importante,
y rechazábamos tanto lo que había sido nuestra educación
y los valores que iban implícitos,
que daba una cierta indefinición a la hora de saber lo que querías hacer en la vida.
Curiosamente, hoy en día diría que una de mis vocaciones frustradas sería ser historiador.
Estaba en la universidad y en el momento, pero luego se me complicó la vida y no lo acabé.
¿Qué fue lo que cambió,
lo que se metió en medio de la vida de Ramón Conde para que dejase su faceta de historiador y se metiese a escultor?
Por un lado, estas características que te comentaba antes.
Yo venía de un sistema de estudio, había estado parte en una universidad laboral,
Entonces, el latín, que era uno de los temas fundamentales, no lo había dado.
En fin, toda esa serie de cosas que van haciendo que te gusten una asignaturas, otras no...
Por esa época también había empezado a hacer exposiciones,
que también era un mundo que me tiraba mucho.
Hice la mili...
En fin, fue toda una serie de cosas que, al final, derivó en la realidad que tenemos ahora.
¿Tienes historias de la mili?
porque todo mundo que hizo la mili tiene alguna historia.
¿Alguna anécdota de Ramón Conde en la mili?
A mi me mandaron de voluntario (entre comillas)
a una compañía de operaciones especiales
y supongo que eso abrió camino para uno de mis gustos:
me gusta mucho subir montañas, andar por el monte... este tipo de cosas.
Pero no tengo ningún recuerdo bueno ni malo.
Bueno, una etapa más de la vida de Ramón Conde.
Volvemos otra vez a tu obra.
¿Como fue Ramón Conde encontrando su camino en la escultura?
Yo la inquietud que tenía era esa especie de auto-conocimiento,
me gustaba mucho el psicoanálisis,
de ver lo que mi subconsciente,
o aquellas partes reprimidas,
como se manifestaban.
Quizá con la misma formulación teórica que hicimos hace un rato.
Quizá por eso, con lo que empecé más habitualmente fue con el dibujo.
De ahí, como es lógico,
casi son pasos sucesivos,
empiezas a utilizar color, me interesó la pintura...
Y había una característica que, de alguna manera, me parece determinante:
no me interesaba el juego de colores,
y eso que estábamos en plena época del expresionismo abstracto,
siempre era un universo humano: alguna figura, un individuo...
De ahí el paso a la escultura es casi obligado,
porque, al fin y al cabo, es esa concreción en un personaje, incluso tridimensionalmente.
Y mi paso del dibujo a la pintura fue siempre desatacando la obra sobre el fondo.
Hoy en día, la ultima exposición que hice en Santiago era una especie de instalación.
que es un poco devolverle a la figura todo ese espacio, esa especie de teatro que se forma en una instalación.
A veces la evolución de un individuo es un poco en espiral, un poco circular.
Siempre hay una especie de retorno a los orígenes.
Figuras de Ramón Conde que podemos ver en muchos lugares de Galicia,
muchas de ellas, o las de una etapa al menos, muy "rechonchas",
sin ropa y también sin pelo,
y no se si lo de "rechonchas" puede valer un poco como crítica a esta sociedad que tan idolatrada tiene la imagen de la delgadez.
No, en absoluto.
Puede ser una de las proyecciones que hacemos ante la obra, pero en mi intención nunca estuvo eso.
Yo creo que partía de determinadas obsesiones que tenia de niño,
rechazaba el aspecto de la gordura.
Supongo que cabrían muchas interpretaciones,
pero era una plasmación de una especie de rechazo.
Después, esa especie de personaje,
que además duro muchísimo, y de alguna manera aun dura, en mi evolución posterior,
se fue transformando en una especie de mezcla con mi paisaje primigenio,
que serían los montes de Ourense, toda esa especie de grandes rocas graníticas muy desgastadas,
que siempre se convierten en elementos redondeados, sobre una especie de montañas también con aspecto suave, pero muy poderosas.
De alguna manera, eso subyace en el formato de muchas de mis obras.
Pero no fue algo que desde el principio fuera una formulación teórica,
si no que es una interpretación sobre lo que fui haciendo a lo largo del tiempo.
***é bastante tiempo en hacer esta interpretación.
Inicialmente eran figuras en las que proyectaba un cierto rechazo.
Una característica de este tipo de obras es que aparentan ser muy realistas,
yo había tenido mucho interés por el psicoanálisis y por el surrealismo,
todo este mundo cultural que en los 70 estaba bastante de moda
y, de alguna manera, configuraron ese corpus teórico en el que estaba imbuido.
Y de alguna manera, fui siempre evolucionando a partir de estos presupuestos,
cada vez con más intensidad,
pero no tuve grandes cambios.
Y eso que a lo largo de mi trayectoria se desarrollaron tantísimos movimientos casi totalitarios,
porque cuando estaba de moda lo abstracto, de alguna manera era una dictadura,
o estabas en eso, o estabas fuera de juego,
osea, parecía que pertenecías a otra época o que no te enterabas de por dónde iban las cosas.
y los mismo con todos los otros movimientos que fueron siguiendo.
Sin embargo, creo que yo seguí una trayectoria, en cierto sentido similar a otros creadores,
estoy pensando en Lucien Freud o incluso Francis Bacon,
que durante todo el desarrollo de su obra, profundizan en determinados presupuestos,
y no se nota ese vaivén tan típico de nuestro siglo,
por el que cada dos o cuatro años, los creadores se sentían obligados a mutar por completo.
Mi trayectoria, en ese aspecto, es todo lo contrario.
Bueno, estábamos hablando de los personajes gordos...
Fueron mutando, de ser personajes más o menos reconocibles,
no reconocibles en el sentido de que fueran representación de nadie en concreto,
pero sí tratando de darles una determinada vida.
Pero fueron mutando a casi puras formas.
Siempre con una gran expresión en el rostro o en la postura,
pero quiero decir, lo que era la forma de la figura,
siempre dotada de un gran sentido dinámico, de una gran fuerza,
y muchos elementos redondeados.
¿Encontró Ramón Conde ya su estilo artístico?
No, yo creo que son cosas que van evolucionando.
El estilo, por defecto o por ausencia, llegas a él al cabo de uno o cinco años de trayectoria.
Más o menos ya se ve de qué va tu trabajo.
Y el mio, como te digo, es bastante monolítico.
Los grandes cambios quizá fueron en los primeros cinco años,
donde tuve obras que eran...
si te explico cómo las hacía quizá las describamos mucho mejor:
era amontonar toda una serie de barro muy líquido, lleno de piedras,
y la forma que más o menos surgía, la completaba en determinada figura.
Esas fueron las obras de los inicios.
Luego hubo otras muy definidas por la forma,
de las escasas etapas en que la expresión no estaba en los rostros.
Pero después es ya una evolución mucho más lenta, a partir de esos presupuestos de los que hablábamos.