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Bueno, lo que queremos abordar en esta sesión,
es acerca de la pureza personal, la santidad personal.
Cuando leemos a Jonathan Edwards, y de nuevo, esta conferencia se sostiene en los hombros
de este tremendo gigante, Jonathan Edwards.
Cuando leemos sus resoluciones, y por supuesto, leemos sermones o su diario, etc.
Ahí estaba un hombre, a los 18 o 19 años de edad, en el centro de NY,
un pastor itinerante en Wall Street, de la iglesia presbiteriana escocesa.
A los 18 o 19 años, predicando la Palabra de Dios, por un período de tiempo,
hasta volver a Yale a escribir sus disertaciones y completar su programa de maestría,
para que su vida fuese direccionada hacia un objetivo.
El escribió esas 70 resoluciones, para poder estar a solas, y revisar,
que todas las cosas en su vida y en su corazón,
para tener la certeza que su vida estaba en dirección a su objetivo.
Y el énfasis de Edwards estaba en la Gloria de Dios.
Y como hablabamos ayer en la mañana, sólo existía una cosa que le haría perseguir la Gloria de Dios,
y eso era el pecado y solamente un tipo de pecado. Su propio pecado.
Así, él se volvió implacable en la guerra contra el pecado en su propia vida.
Y, al hacer esto, Edwards no quería simplemente tratar sobre los frutos de su vida.
El quería llegar a la raíz de su vida.
El quería llegar a su corazón porque él comprendió que toda su vida fluía dentro de ese corazón.
Y, al gobernar su corazón, gobernaría todas sus acciones y conversaciones.
Porque todas las cosas fluían de ese profundo manantial de su propio corazón.
Entonces, a medida que leemos las resoluciones, él se estaba continuamente poniendo bajo o auto-examinándose.
La vida de auto-examinación, no es una vida digna de ser vivida.
El estaba continuamente examinado su propio corazón, sus propios motivos, sus propias ambiciones,
su propio celo, sus propios deseos, sus propios apetitos, sus propios afectos,
para que él pudiese ser tan puro y singular en relación a Dios, como un pecador salvo podría serlo aquí en la tierra.
Entonces, él escribió un diario en el que iba monitoriando cómo él iría manteniendo sus resoluciones.
Y él era muy transparente, él no podía imaginar que alguna persona leyera su diario o sus resoluciones,
pues era un documento privado que ahora es de dominio público.
Y el se interesó en el corazón.
Yo creo que ese era un correcto y apropiado énfasis, porque controlar su corazón,
gobernar su corazón, es gobernar por entero su vida interior.
Cuando su corazón está correcto en relación con Dios, entonces sus palabras serán correctas,
sus decisiones serán correctas, sus acciones serán correctas.
Así, Edwards se enfocó en el corazón. Y eso es lo que quiero que veamos en esta sesión.
Y quiero que vayan a sus Biblias, y vuelvan, nuevamente, conmigo al Evangelio de Mateo.
Mateo, capítulo 5, y quiero que veamos, una vez más, lo que es asumir actitudes.
Decimos que esas son actitudes que debemos tomar.
Y, al inicio, y en la inauguración del ministerio público de nuestro Señor,
esas son las primeras palabras que tenemos registradas de Cristo, después del capítulo previo:
'Arrepiéntanse porque ha llegado el Reino de los Cielos'.
Y eso es realmente se vuelve una descripción del perfil que debe tener un 'arrepentido',
para poder entrar en el Reino.
Y esas Bienaventuranzas están al inicio del mayor sermón que se ha predicado: 'el sermón de la montaña'.
Este, por seguro, fue predicado por el mayor predicador que jamás a vivido: Jesucristo,
que es un gran expositor, viniendo del cielo y que nos entregó la interpretación más pura de la Ley.
Y El comienza su sermón con las palabras más positivas y graciosas,
como las de cualquier predicador que comienza un sermón.
El comenzó el sermón con estas palabras: Bienaventurados, Bienaventurados, Bienaventurados.
El vino para que tuviésemos vida y vida en abundancia.
El vino a abrir los cofres de los cielos y para derramar sus bendiciones,
la bondad y la gracia de Dios sobre su pueblo.
Y así, El define para nosotros, quienes son aquellos que entran en el Reino de Dios.
Y ellos no son aquellos que simplemente están en el templo o aquellos que siguen rituales religiosos con motivos emocionales.
Ellos son personas cuyos corazones se volverán arrepentidos delante de Dios,
y que ejercitan la fe en el Evangelio de Jesucristo.
Comenzando con el propio pecador.
Y que contrasta con la religión de los fariseos, que era una de apariencia externa,
una superficial religiosidad que era retratada sólo externamente y corrompe la vida de las personas.
Y a lo que Jesús está llamando aquí, es a sondear el arrepentimiento del corazón.
Que el corazón del pueblo de Dios esté correcto en relación a El,
con el fin de que, para entrar en el Reino, debe haber un arrepentimiento de corazón,
y una fe de corazón. Y Jesús define esto.
Comenzando en el versículo 3, y yendo hasta el versículo 12, esas son las Bienaventuranzas.
Y en las primeras 4 Bienaventuranzas, las 4 primeras son realmente para nuestro crecimiento espiritual.
Ellas son los 4 pasos que conducen al Reino de los Cielos.
Esto nos muestra como ser salvos.
Esto nos muestra como ser un verdadero arrepentido.
Esto nos muestra como son aquellos que dicen: 'Señor, Señor', pero no entrarán en el Reino de los Cielos.
Estas son las marcas distintivas de una verdadera fe salvadora.
Así, comienza en el versículo 3: 'Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos'.
Hablamos de esto ayer en la mañana.
Es aquí el inicio de todo, el inicio comienza cuando veo que yo pequé,
y estoy destituido de la Gloria de Dios y declaro mi bancarrota espiritual delante de un Dios Santo que está en el Cielo.
Pero, hay más, en 2º lugar, en el versículo 4: 'Bienaventurados los que lloran'.
Debe haber un lloro y un lamento debido a la triste situación de mi condición pecaminosa.
Debo estar quebrantado interiormente y, luego, ver que mi vida ha sido una ofensa para el Dios Santo.
Y he violado a Su santidad, por la manera en que he vivido mi vida.
Y no puedo ser apático, no puedo ser indiferente, no puedo simplemente bostezar delante del Rostro de Dios,
y decir: 'Bien, yo pequé'. Esa es una falsa fe.
En aquel que es verdadero arrepentido, que entra en el Reino, existe un profundo quebrantamiento por causa de mi pecado.
'Bienaventurados los que lloran'. Nadie embarrará su camino hacia el Reino de los Cielos.
Nadie vendrá bostezando ante la presencia de Dios. Hay lágrimas, sean ellas lágrimas reales,
o simplemente del corazón.
Esta mañana lleguemos llorando.
3º 'Bienaventurados los mansos'. La palabra 'manso' era usada para referirse a un caballo salvaje que era amansado.
Un caballo salvaje vive a campo abierto y jamás se sometía a un jinete.
El simplemente iba donde quería y hacía lo que quería.
El era fiero y saltaba. El era simplemente salvaje. El corría en todas las direcciones.
Hasta que viniese alguien que quebrara al potro.
No quebraría sus piernas, sino quebraría su espíritu.
Por medio del cual, ahora el caballo se sometería a la autoridad del jinete.
Y cuando el jinete empujara a la izquierda, él iría a la izquierda, cuando empujara a la derecha, él iría a la derecha,
empujara para atrás y él se detenía.
Esto es lo que significa la palabra 'manso'.
Venir al lugar donde reconozco de que mi vida no puede ser más vivida, haciendo mis propias cosas,
yendo donde quiero ir, haciendo lo que quiero hacer.
Pero, ahora me someto al señorío de Jesucristo.
Soy manso, en el sentido de que mi vida ahora está en las manos de El y El tiene la dirección de mi vida.
Seguimos en el versículo 6: 'Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia'.
Al someter mi vida a Cristo, en aquel momento exacto, debo percibir que mi justicia
son como trapos de inmundicia.
Estoy llorando por la corrupción y depravación de mi corazón y, ahora, estoy hambriento y sediento por una justicia que no es la mía.
Es una justicia que se me debe ser concedida y es la propia y muy perfecta justicia de Dios en Jesucristo.
Martín Lutero la define como una justicia extranjera, una justicia 'alienígena',
y la idea es de una justicia que desciende de lo alto y es de Dios.
Debo tener hambre de ella y sed de ella, y este es el deseo de la fe salvadora.
Yo recibo el don de la justicia de Dios. Solamente El puede remover mis trapos inmundos de mi propia justicia.
Estoy desnudo delante de Un Dios Santo, y ahora El me viste con la justicia perfecta de Jesucristo
y me presenta irreprensible delante del trono de Su gracia.
Y éstas son las 4 primeras Bienaventuranzas enseñadas.
Y existe una secuencia progresiva, partiendo por ser pobre de espíritu, hacia llorar y lamentarse, por ser pobre de espíritu,
ahora por ser manso y humilde, y someter mi vida al señorío de Cristo y clamar por su justicia.
Esto es lo que define a aquel que entra por la puerta estrecha al final de aquel sermón.
Esto es lo que define a aquel que edifica su casa sobre roca.
Jesús dice: 'En verdad, en verdad os digo que aquel que oye mis palabras y las pone en práctica, es como aquel hombre que construyó su casa sobre roca.
Y cuando la tempestad vino, y los vientos soplaron y vinieron contra aquella la casa, ella no se cayó porque estaba edificada sobre roca'.
Este es aquel que edifica sobre roca: pobre de espíritu, que se lamenta, es manso, hambriento y sediento de justicia.
Ahora que ud. está en el Reino, ahora que ud. ya pasó por la puerta estrecha, ahora que ud. está edificado sobre roca sólida, que es Jesucristo,
Ud. continúa con todas esas 4 Bienaventuranzas.
Continuamos siendo humildes y reconocemos: yo soy lo que soy por la gracia de Dios.
Continuamos siendo aquellos que lloran y se lamentan por nuestros pecados.
Continuamos siendo mansos ante el señorío de Jesucristo, y debemos continuar teniendo hambre y sed,
no por una justicia posicional, sino por una justicia práctica.
Las Bienaventuranzas de ahora, son las 4 próximas Bienaventuranzas que pertenecen a aquellos
que entrarán en el Reino de Dios.
Ellos son aquellos, en el versículo 7, que son misericordiosos. Por supuesto que ellos lo son.
Ellos fueron objetos de la misericordia soberana de Dios.
Ellos recibirán gracia y favor divino, doblemente sobre ellos.
Ellos se convertirán en las personas más misericordiosas de la tierra.
El versículo 8: 'Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios'.
Aquí podemos ver la conexión inseparable que hay entre la justificación y la santificación.
Todos los que son justificados por la fe, comienzan ahora una vida que persiga la santidad,
y ellos son aquellos que son puros de corazón, pero ellos deben continuar preservando y vigilando sus propios corazones, para seguir siendo puros.
De ahí, al versículo 9: 'Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios'.
Ellos son reconciliadores, ellos son los que tratan de atraer a las personas que están en enemistad con Dios,
que son enemigos de Dios, a una posición de amistad con Dios a través del Evangelio de Jesucristo.
Y ellos están uniendo a los hombres pecaminosos con un Dios Santo a través del Evangelio.
Ellos son pacificadores y, también, hacen la paz entre los hermanos y hermanas del cuerpo de Cristo.
El resultado de todo esto, en versículos 10 al 12, si ud. vive de este modo,
ud. se va a destacar tanto en este mundo que ud. va a arrancar personas del camino equivocado,
y ellos le comenzarán a perseguir.
Jesús lo dice, esto es una promesa: uds. serán perseguidos.
No existe ninguna manera de pasar por este mundo, y las primeras 7 Bienaventuranzas serán reales en su vida,
si ud. sufre persecusión por la causa del Evangelio de Cristo
Y, lo más probable, es que sea una multitud religiosa, la que le persiga más que a cualquier otra persona.
Ese fue el caso en la vida del Señor Jesucristo, cuando El fue crucificado por una multitud religiosa.
Y éstos, y solamente éstos, versículo 13: son la sal de la tierra.
Éstos, y solamente éstos: son la luz del mundo.
En el versículo 14. Y todo el énfasis, en la sección entera, está en el corazón. Es una religión del corazón.
Lo que Jesús está buscando, de todos nosotros hoy, en este lugar,: El está buscando su corazón.
Es con su corazón que ud. conoce y ama a Dios.
Es con su corazón que ud. toma las decisiones de su vida.
Es con su corazón que sus pasos son dirigidos, que su destino es determinado.
Es con su corazón que ud. piensa, siente y decide.
El real 'tú', no es lo que nosotros vemos externamente.
El real 'tú' es lo que ud. es, y lo que es en su interior, en su corazón
Salomón dice: 'Guarda tu corazón porque de él proceden los caminos de la vida'.
En otras palabras, su corazón es como un manantial del cual una fuente esta fluyendo, la totalidad de su vida.
Sea como sea su vida, ella simplemente fluye de su corazón.
Es lo mismo que decir, que lo que está en el manantial cae en el balde.
Y lo que está en su corazón es lo que sale de su boca y eso dirige sus pasos.
Gobierne su corazón y gobernará toda su vida y su destino.
Salomón dice: 'Así como un hombre piensa en su corazón, así es él'.
Moisés dice: 'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón'.
Jesús afirmó que el mayor de todos los mandamientos es que ud. ame al Señor tu Dios
con toda su mente, con todo su corazón y con todas sus fuerzas.
Pablo dice que la verdadera adoración incluye cantos y alabanzas de su corazón.
Lo más importante en su vida, en este momento, es: su corazón delante de Dios.
Le pregunto: ¿dónde está su corazón?
Yo sé donde está su cuerpo. Su cuerpo está bien aquí, en esta conferencia.
su cuerpo está bien aquí en este salón enorme, en el cual hay 4 mil personas.
Su cuerpo está aquí, en medio de esta extraordinaria conferencia.
Pero, la pregunta crucial es: ¿dónde está su corazón?
Es posible que ud. esté aquí y su corazón esté muy lejos de aquí.
Jesús les dijo a los fariseos: 'Uds. me honran con sus labios, pero su corazón está lejos de Mí'
¿Su corazón está cerrado a Dios?, o ¿su corazón es sensible a Dios?
¿Su corazón confía en Dios?
Es a esto, a lo que Jesús está direccionando este asunto.
Hoy quiero enfocarme en el versículo 8. Ayer en la mañana nos quedamos en el versículo 3.
Esta mañana quiero ver el versículo 8.
Lo quiero colocar en el microscopio, quiero meditar en él, lo quiero sacar todo afuera, se lo quiero abrir a ud.
Mire nuevamente el versículo 8: 'Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios'.
Hay 5 puntos. Les quiero dar 5 palabras claves. Escriban estas palabras claves.
Estos serán los items principales que vamos a seguir en este mensaje.
Quiero sacar todo aquello que pueda encontrar en el versículo 8.
Quiero que, primeramente, vean la prioridad del corazón.
Jesús obviamente prioriza el corazón.
Nosotros vivimos en una sociedad que prioriza el cuerpo, que prioriza el paquete exterior,
que prioriza el cabello, que prioriza las ropas, que prioriza la apariencia.
¡Jesús prioriza el corazón!
2º, vamos a mirar la pureza del corazón, porque El desea pureza.
¡Bienaventurados los puros de corazón'.
¿Qué significa tener un corazón puro?
3º, el problema del corazón. Obviamente hay algo equivocado con el corazón,
si Jesús nos invita a la pureza de corazón.
¿Cuál es el problema?
4º, la purificación. ¿Cómo podemos purificar nuestros corazones?
Y, finalmente, el privilegio. Solamente aquellos que son puros de corazón verán a Dios.
¿Cree que exista un privilegio mayor que ese? Contemplar a Dios.
Esto está inseparablemente conectado: un corazón puro y ver a Dios.
Solamente aquellos que tienen un corazón puro, podrán ver a Dios.
Vamos a comenzar: 1º con la prioridad del corazón:
Jesús está reafirmando, en este sermón, la absoluta importancia del corazón
El dice: 'Bienaventurados los puros de corazón'.
Cuando El dice: 'corazón'. El se refiere a todo lo que nosotros somos interiormente,
en oposición a nuestro cuerpo, a lo de afuera.
El corazón, al que El se refiere, es la persona interior, su interioridad,
si prefiere alguna categoría, se refiere a la mente, la emoción y la voluntad: la totalidad.
En la cultura occidental pensamos en el corazón, como algo ligado simplemente a las emociones.
Pero, es mucho más que eso.
Es la mente, la sede del intelecto, de los propios pensamientos y el raciocinio de las personas.
Se trata de lo que piensa o como lo piensa.
Salomón dice: 'Así como el hombre piensa en su corazón, así es él'.
Y él se refiere a los afectos, o emociones.
Edwards las llamó los afectos, sus deseos, sus pasiones, sus anhelos.
Esto es lo que Jesús prioriza, porque El entiende que su corazón será el timón de la nave de su vida.
Si cambia su corazón, será lo mismo que cambiar la dirección de toda su vida.
Y, finalmente, el corazón incluye la voluntad.
La sede de la volición, donde las decisiones son tomadas.
Así, podemos ver que el corazón engloba el centro del ser de una persona.
Es el manantial de donde fluye todo, pero el corazón es su verdadero 'tú'.
Es quien ud. es, creado a la imagen de Dios, deformado por el pecado, él es su propia alma.
Esta es la prioridad del corazón.
Esto contiene todas las actitudes que se enfatizan en el corazón.
Mire el versículo 3: 'Bienaventurados los pobres de espíritu'. Eso es del corazón.
En el versículo 4: lamentarse es tener un corazón arrepentido.
Versículo 5: ser manso es tener un corazón sumiso.
Versículo 6: tener hambre y sed de justicia es tener un deseo de corazón, de todo corazón.
El está buscando su corazón. El sabe que el corazón es como la raíz de un árbol.
Si la raíz esta correcta, el fruto también será correcto.
Jesús dice: 'Por sus frutos los conoceréis', porque el fruto, no es nada más que la revelación de lo que es la raíz.
Y con esto, Jesús va por debajo de la superficie del suelo y mira nuestras raíces,
y El prioriza que su corazón esté correcto en relación a El.
¿Su corazón está correcto con Dios?
¿Su corazón es puro? Esta es la necesidad exigida por parte de nuestro Señor.
Es una religión del corazón.
2º: la pureza de corazón.
Cuando Jesús prioriza el corazón, El hace un llamado a la pureza.
Observe: 'Bienaventurados los puros', 'los puros', 'Bienaventurados los puros de corazón'.
Malditos son los impuros de corazón. Abandonados por Dios son los impuros de corazón.
Perseguidos por Dios son los impuros de corazón.
'Bienaventurados son los puros de corazón'.
El va a bendecir sólo a aquellos que son puros de corazón.
La palabra 'puro', significa purificar de toda suciedad e inmundicia.
Hacer limpio de toda contaminación interior, de aquello que nos contamina
La palabra 'puro', en relación al metal bruto, es aquello que se pone en el horno, en el proceso de fundición,
en el cual, el calor es tan alto que las impurezas del metal suben hacia la superficie,
y ellos remueven la costra de la superficie, y lo que queda es el metal puro, el simple metal.
Y a esto, Jesús nos está llamando: que las impurezas de su corazón sean traídas a la superficie,
y por el arrepentimiento, por la Palabra de Dios y por el poder del Espíritu de Dios,
ellas sean removidas de la superficie, y que lo que quede esté sin contaminación, libre de escoria,
sin adulteración, un corazón puro.
Pureza de pensamiento, pureza de motivos, pureza de afectos.
Salomón escribió en Proverbios 17, versículo 3: 'El crisol prueba la plata y el horno el oro, pero los corazones los prueba el Señor'.
El Señor prueba los corazones.
Lo que El está buscando es un corazón singular, sin ninguna otra atracción paralela, sin ningún otro amor paralelo.
Un corazón singular. Jesús dice en Lucas capítulo 14, versículo 26:
'A no ser que aborrezcan a su padre, a su madre, hermano y hermana, y aún, a su propia vida, no pueden ser mis discípulos'.
El amor que debemos tener por Cristo, en nuestros corazones, debe ser inmensamente mayor que cualquier otro afecto que tengamos,
que comparativamente debe ser como el odio.
La pureza de corazón es retratada así en toda la Biblia.
En Levítico, cap. 11, vers. 44: 'Yo soy el Señor vuestro Dios; por tanto, santificaos y sed santos, pues Yo soy Santo'.
Dios es infinitamente, absolutamente y eternamente santo y puro, y El exige de nosotros que seamos un pueblo santo y peculiar,
y que estemos separador por la santidad.
La palabra 'santo' (kadosh), en su significado primario hebreo, quiere decir: trascendente, está apartado, separado.
Dios está apartado y separado en El mismo. El es diferente a su creación.
El está en un plano totalmente diferente del que nosotros estamos.
El es un Dios Santo.
Y, secundariamente, El es sin pecado, sin culpa y todos Sus caminos son perfectos.
Todos sus juicios son puros. El nos hace ser santos y puros, con el fin de que estemos separados de este mundo
y de este maligno sistema terrenal.
Todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la vanagloria del orgullo de la vida, pasarán.
Y debemos despedirnos del pecado. Debemos empeñarnos por la santidad, como escuchamos ayer en la noche.
Con toda la energía con que Dios nos ha capacitado sobrenaturalmente en poder.
El salmista David dice en el Salmo, cap. 24, vers 3: '¿Quién subirá al monte del Señor?
¿Quién permanecerá en su lugar santo?'
¿Quién tendrá una audiencia con el Rey?, ¿quién entrará a la presencia del Santo, Santo, Santo Dios?
'Aquel que es limpio de manos y puro de corazón'.
Manos limpias son el resultado de un corazón puro.
Si queremos tener compañerismo con Dios, debemos ser puros y limpios.
Romanos 12, vers. 1: 'Les ruego hermanos, por la misericordia de Dios, a que os ofrezcáis a vosotros mismos como un sacrificio vivo y santo'
Si todo lo que ud. es, es simplemente entregado a Dios, eso no es suficiente. Ud. debe ser un sacrificio santo.
No entregue un sacrificio impuro a Dios. Dios desea que seamos puros y santos de corazón.
1 Timoteo 1, vers. 5: 'El fin de este mandato es el amor que procede de un corazón limpio'.
Aquello que fluye de un corazón puro es: el amor a Dios, el amor por los otros, el amor por la verdad y el amor por el Reino.
El amor por el Hijo de Dios.
2 Timoteo 2, vers. 22: 'Huye de las pasiones juveniles'
No juegues con eso, no te hagas el gracioso con eso.
No veas hasta dónde puedes llegar con eso, sin quemarte.
'Huye' , corre lejos de las pasiones juveniles.
Persiga la justicia, la fe, el amor y la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro.
Toda la vida está fluyendo de su corazón.
Certifique que él esté puro.
Los fariseos nunca comprendieron esto. Mire en Mateo 5, vers. 21.
En esencia, todo lo que los fariseos querían hacer, era maquillar lo de afuera del Titanic.
Dar una apariencia mejor, arrumbar los muebles en cubierta.
Si estuviese en el Titanic, cuando todas las vidas estaban naufragando y hundiéndose,
pero ellos estaban preocupados con lo externo.
Y Jesús, el gran expositor, proporciona la verdadera interpretación de la Ley de Moisés.
El no vino a cancelar la Ley de Moisés, sino El vino a reforzar, aún más, el patrón de santidad,
y colocó esto delante de los que Lo seguían.
En el versículo 21, Jesús dice: 'Habéis oído que se dijo a los antepasados: no matarás;
y aquel que mate será reo ante el tribunal'.
Vea que los fariseos encontraban que sólo porque no había estrangulado a alguien con mis propias manos,
yo soy puro delante de la Ley. Sólo porque no he matado a nadie soy puro delante de Dios.
Jesús, en el vers. 22, dice: 'Pues yo os digo:', El no está cambiando nada. El está simplemente explicando, apropiadamente, la interpretación de la Ley mosaica:
'Pero yo os digo: todo aquel que se encolerice con su hermano, será reo ante el tribunal'.
El está diciendo, ud. es un asesino en su corazón, si está injustamente con rabia contra su hermano.
¿Ud. tiene esos sentimientos en relación a alguien?
Jesús dice que eso es homicidio, en el corazón.
Mire el vers. 27, en el mismo capítulo: 'Habéis oído que se dijo: no cometerás adulterio'.
Por supuesto, esto está en los 10 mandamientos, en Exodo 20 y Deuteronomio 4.
'Pero Yo os digo: todo aquel que mira a una mujer deséandola, ya cometió adulterio en su corazón'.
El asunto es el corazón. Mucho antes de que se vuelva acción u obra en el exterior,
eso fue concebido u originado en el corazón.
Más tarde, Jesús confronta a los fariseos respecto a su negligencia absoluta respecto a sus corazones.
El dice en Mateo 23, vers. 27: '¡Ay! de vosotros los escribas y fariseos'
que es exactamente lo opuesto de decir: 'Bienaventurados los puros de corazón'.
'¡Ay!' significa condenación, juicio.
Como el hombre sobre el caballo diciendo: 'uuoouu'.
El dice: '¡Ay!', arruinados son uds. escribas y fariseos hipócritas.
¿Sabe lo que es un hipócrita?
En el primer siglo, era alguien que usaba una máscara, un artista sobre el escenario,
que recibía el libreto y representaba un papel que no le correspondía en la realidad, de quien realmente era en persona.
El se subía al escenario, decía sus palabras, representaba el papel y cuando la obra terminaba,
descendía del escenario, se quitaba la máscara y entonces vivía aquello que realmente era.
Eso es lo que es un hipócrita. Era una persona en el templo y, era una persona totalmente diferente en su vida diaria.
Alguien que usa una máscara y se esconde bajo el fino velo de la religiosidad.
Y en su vida, niega el libreto que él representa.
'¡Ay! de vosotros escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados,
que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia'.
¡Qué descripción!
El prosigue diciendo: Uds. limpian el exterior de la copa, pero no limpian el interior de la copa.
Uds. limpian lo de afuera, cambiando todo su comportamiento, pero uds. no limpian lo que está en el interior de sus almas.
Es muy duro.
Supongamos que fuese a almorzar a su casa y ud. trajese un vaso y lo pone frente a mi,
y él estuviese brillante por fuera, con las luces y candelabro, arriba de la mesa, haciendo que brille el vaso.
Y yo lo levanto hacia mi boca, para beber, y miro adentro del vaso y veo un trozo de carne dentro de él,
o veo una marca de lápiz labial, o un cabello *** flotando alrededor, en el interior.
Es eso lo que Jesús está diciendo: '¡Esa es su vida!'.
Ud. limpia tan bien lo de afuera, que cuando va al templo, transpira religiosidad frente a los demás.
Pero bien adentro, en el fondo del corazón, ud. está impuro y sucio.
3º: el problema del corazón. ¿Cuál es el problema del corazón?
Se había hablado, ciertamente, que el problema del hombre, es el problema del corazón del hombre.
Cuando Jesús llama aquí a tener un corazón puro, esto implica lógicamente, que nuestros corazones no son naturalmente puros.
En efecto, ninguno ha nacido con un corazón puro.
La primera Bienaventuranza, es un ejemplo claro de esto: 'Bienaventurados los pobres de espíritu'.
Y todo corazón humano sufre de pobreza de santidad, que en realidad, está velada por la corrupción del pecado.
Jeremías dice: 'Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y desesperadamente perverso. ¿Quién lo conocerá?'
Salomón escribió: 'El corazón de los hijos de los hombres está completamente dispuesto a practicar el mal'.
Salomón continúa diciendo: 'Los corazones de los hijos de los hombres están llenos de mal y desvario'.
¿Sabe qué quiere decir esto? El pecado va a ser de ud. un estúpido.
¿Por qué un hombre cambia a su esposa por su secretaria? Porque el pecado lo vuelve estúpido.
El toma decisiones irracionales e ilógicas, en su vida, por causa de la impureza de su alma.
Isaías dice: 'Toda cabeza está doliente y todo corazón enfermo. De la planta de los pies a la cabeza no hay en él cosa sana'.
Esta es la doctrina de la depravación absoluta, que no quiere decir que todas las personas sean totalmente depravadas,
de lo que podrían llegar a ser.
sino que significa que todas las partes del hombre: su mente, sus afectos y su voluntad,
están arruinadas y corrompidas por el pecado.
Es como una gota de tinta que cae en un vaso con agua y se expande dentro de él.
hasta que todo su contenido esté permeado con la tinta.
Eso es lo que acontece con los corazones de todos los hombres y mujeres.
Y Jesús dice: 'Es en el interior del corazón de donde proceden los malos pensamientos, fornicación, hurtos, homicidios,
adulterio, avaricia, malicia, dolo, lascivia, envidia, calumnia'.
Lo que Jesús está diciendo es que todo esto, ya está en el corazón.
No es del medio ambiente, ni el diablo, ni otras personas que hayan hecho eso conmigo.
No, todo esto ya estaba dentro suyo, en el corazón.
Es como atravesar una sala con un vaso de leche y, ud. se tropieza, y todo lo que había en el vaso se derramó;
y lo que está saliendo de nuestro corazón, es lo que ya estaba en nuestro corazón.
Este es el problema del corazón. Este es el problema de todo incrédulo; y continúa siendo el problema de todo creyente.
Este es el problema en la familia, este es el problema en la sociedad, este es el problema en los colegios,
este es el problema en la nación, este es el problema con este mundo.
Todos los problemas del mundo pueden, en último análisis, ser rastreados, en su causa, debido a la falta de pureza de corazón.
4º: la purificación del corazón.
Si mi corazón está impuro, si su corazón está impuro, Y Jesús prioriza un corazón puro,
entonces, ¿cómo mi corazón puede ser purificado?
Déjeme decirle claramente, ningún ritual religioso, jamás purificará su corazón.
Ninguna ceremonia religiosa, jamás purificará su corazón.
Ninguna reforma exterior, jamás hará puro su corazón.
Pureza es un trabajo interior, a través del poder del Espíritu Santo.
Solamente Dios puede conceder un corazón puro.
Eso comienza primeramente con la salvación.
Eso comienza primeramente con la regeneración.
Cuando Dios nos concede un nuevo corazón. Si ud. ya nació de nuevo, ya recibió un corazón nuevo.
Y su viejo corazón era un corazón malo.
Ezequiel 36, vers. 25, Dios dice: 'Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados'.
Es una imagen del lavado regenerador del cual Tito 3, 5 habla.
'Los purificaré de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos, y Yo les daré un corazón nuevo
e infundiré en vosotros un espíritu nuevo, removeré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne'.
Un corazón de piedra es aquel que es frío, endurecido, indiferente y no responde a Dios.
Es simplemente un corazón frío y duro.
Dios dice: Yo removeré ese corazón de uds. y les daré un corazón de carne.
Un corazón que esté vivo para Dios, un corazón que esté puesto en Dios, un corazón que responde a las cosas de Dios.
Este es el sentido del nuevo nacimiento. No es de volver al vientre y recibir una nueva vida.
Cuando Whitefield fue salvo, él simplemente leyó el libro: 'La vida de Dios y el alma del hombre'.
Eso es lo que es el nuevo nacimiento: es la vida de Dios en el alma del hombre.
Dios dice: 'infundiré mi Espíritu dentro de vosotros y haré que os conduzcáis en mis estatutos y observéis y practiquéis mis normas'.
Esto es la purificación del corazón, en el momento del nuevo nacimiento, en el momento de la regeneración.
Si ud. está aquí hoy, y está fuera del Reino, ud. necesita de un nuevo corazón.
Y sólo Dios puede darle un nuevo corazón, y no importan todas las externalidades, lo que importa es su corazón delante de Dios.
Y lo que es nacido de la carne, es carne. Y lo que es nacido del Espíritu, es Espíritu.
No se admire si le digo a ud. que: NECESITA NACER DE NUEVO.
Y una vez que nacemos de nuevo, debemos continuar purificando nuestros corazones
Acuérdese de Proverbios 4, vers. 23: 'Por encima de todo, vigila tu corazón porque de él brota la vida'.
Presumo que la mayoría de los que están aquí, en este salón, son creyentes.
¿Cómo es que un creyente, ud., puede preservar el corazón puro?
Les quiero dar 5 puntos sobre cómo mantener el corazón puro.
Necesita escribir esto en la parte de atrás de su Biblia. Necesita aprenderse estas 5 cosas.
Nº 1: Lávese en la Palabra'
¡Qué poder santificador existe en la Palabra de Dios!'.
Una vez más, Salmo 119, vers. 9: '¿Cómo purificará el joven su conducta? Observando tu Palabra'.
Vers. 11: 'En el corazón guardo tus palabras, para no pecar contra Tí'.
Es la Palabra de Dios en el corazón, el que le santifica y le purifica, el corazón, donde ella es recibida con fe.
Jesús oró en Juan cap. 17, vers. 17: 'Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad'.
Es la Palabra de Dios la que nos separa de la impiedad y nos guarda de la impureza
Efesios, 5, vers. 26: 'Para que Cristo la santifique', refiriéndose a la iglesia, a los creyentes,
'purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra'.
Cuando estamos luchando contra el pecado, cuando somos inundados por las tentaciones de este mundo,
les quiero recordar a todos, ¿cómo fue que Jesús resistió la tentación cuando El estaba en el desierto?
El dijo: Escrito está, escrito está, escrito está.
Y el empuñó la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios y repelió las investidas del diablo, por medio de las tentaciones.
Esta es la misma arma superior que fue colocada en sus manos.
'Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo'.
Lávese en la Palabra.
Fue bien dicho: o el pecado te va a apartar de la Palabra, o la Palabra te va a apartar del pecado.
Los 2 se excluyen mútuamente.
Cuando la Palabra entra, el pecado sale; y cuando el pecado entra de nuevo, el apetito por la Palabra se va.
Nº 2: Lávese en la sangre.
Es poderosa la sangre de Jesucristo para nuestra purificación de todo pecado.
Ezequiel 13, vers. 1, habla de una fuente abierta, para el pecado y la inmundicia,
es una fuente llena de sangre procedente de las venas; y los pecadores que se surgen en aquellas aguas
quedan libres de las manchas de su culpa.
Y, ahora que estamos en el Reino, debemos, días tras día, continuar confesando nuestros pecados
y seremos lavados, seremos purificados por la sangre del Señor Jesucristo.
¿Qué es lo que me puedo convertir nuevamente en santo?
Nada, sino la sangre de Jesús.
1 Juan 1, vers. 9: 'Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia'.
Lávese en la sangre.
Nº 3: Sométase al Espíritu.
El Espíritu Santo de Dios es el Espíritu Santo. El es el agente de santificación.
Es el ministerio del Espíritu Santo, en la vida del creyente, para conformarnos a la imagen de Jesucristo,
el cual es la imagen de la santidad.
El Espíritu Santo en Romanos 1, vers. 4, es llamado 'el Espíritu de santidad'.
El vino para convencer de pecado, El vino para conceder arrepentimiento, El vino para apartar el corazón del pecado.
El vino para conceder poder para resistir a la tentación, El vino para purificar el corazón del pecado.
El Espíritu Santo purifica el corazón como el relámpago purifica el aire.
Nº 4: Ore pidiendo pureza.
No podemos purificarnos nosotros mismos. Definitivamente, sólo Dios puede hacer eso en nosotros.
Job 14, vers. 4: '¿Quién puede hacer puro lo impuro? ¡Nadie!'.
Note la exclamación; ningún hombre o mujer, o pastor o ministro, o papá o amigo. Nadie puede purificarle, a no ser Dios.
Debemos orar a Dios, debemos confesar nuestro pecados, debemos pedir Su gracia.
No apenas para purificarnos, sino para preservarnos en la vereda apartada de la pureza.
Como David oró en el Salmo 51, vers. 12: 'Crea en mí un corazón puro'.
El oró como un creyente: 'Crea en mí un corazón puro'; porque mi corazón se volvió impuro.
Salmo 51, vers. 9: 'Rocíame con hisopo hasta quedar limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve'.
En un momento, en un cerrar de ojos, la gracia de Dios, le puede lavar el pecado y restaurar la pureza al corazón.
Alguien puede llegar a un culto, como éste, con culpa y pecado, y maldad,
y puede bajar su cabeza delante de Dios, y decir: Dios, lávame y seré limpio. Lávame en la sangre del Señor Jesucristo.
Y salir de aquí, purificado por la sangre del Cordero.
Finalmente, Nº 5: Corra con los justos.
Si ud. quiere ser puro, entonces camine con aquellos que son puros.
Semejanza produce semejanza, pureza respira pureza.
Proverbios 13, vers. 20: 'Anda con sabios y te harás sabio; quien se junta con necios se perjudica'.
Nosotros podemos decir aquí: aquellos que andan con los que son puros, serán puros;
pero el que se acompaña de los necios, sufrirá la impureza.
Esto no quiere decir que nosotros no debemos testimoniar a aquellos que están en el mundo.
Esto no quiere decir, que no debemos alcanzar a los cobradores de impuestos y las prostitutas.
Nosotros hacemos eso. Nosotros estamos en este mundo para dar testimonio de Cristo.
Pero, lo que les digo, es que nuestros amigos más íntimos deben ser aquellos que están buscando la santidad,
porque ellos tendrán un efecto enorme en nuestras vidas.
Ud. necesita descubrir quién es el mayor cristiano en este salón y decir: 'quiero ser su amigo'.
1 Corintios 15, vers. 33: 'Nos os engañéis'; ¿oyó eso?: 'No os engañéis. Las malas compañías corrompen las buenas costumbres'.
Un poquito de levadura fermenta toda la masa.
Dígame quiénes son sus amigos y le diré quien eres; exactamente quien es, o en quien se va a convertir.
Corra con los justos.
Esto es la purificación del corazón, y cuán desesperadamente necesitamos de esto.
Lávese en la Palabra, limpiece en la sangre, sométase al Espíritu, ore pidiendo pureza, corra con los justos.
'Bienaventurados los puros de corazón'.
Finalmente, el privilegio. ¿Cuál es el privilegio de aquel que es puro de corazón?
¿Cuál es el fruto, del cual, la raíz es la pureza del corazón? ¿Cuál es el resultado inevitable?
¿A qué lleva esto? ¿Qué es lo que esto produce? ¿Qué es lo que esto proporciona?
¿A dónde me llevará? ¿Qué experimentaré? ¿Qué es lo que veré? ¿Qué es lo que conoceré cuando tenga puro el corazón?
'Pues ellos'. Déjeme detenerme aquí, 'ellos'; quiere decir 'ellos' y solamente 'ellos'.
'Ellos' y apenas 'ellos'; 'ellos' y nadie más.
Jesús está reivindicando un monopolio aquí, para aquellos que son puros de corazón: 'pues ellos verán a Dios'.
No existe ninguna visión más gloriosa, para ud., que contemplar y poder ver a Dios.
¿Qué significa esto: ver a Dios?
Les voy a dar 5 subtítulos más, pero esta vez anótelos al inicio de su Biblia.
¿Qué significa ver a Dios?
Jesús concluyó con la más positiva declaración, un privilegio que jamás ha sido concedido a cualquier criatura creada a Su imagen,
y todo esto es sólo gracia y resultado de un favor inmerecido de Dios;
es resultado del nuevo nacimiento y de haber sido lavados en la sangre del Cordero;
es el resultado de haber recibido un corazón de carne, y de haber sido lavado por la Palabra y correr con los justos;
y orar pidiendo pureza y todas las demás cosas.
Nosotros somos privilegiados por Su gracia, para poder ver a Dios.
¿Qué significa esto?
Nº 1: Esto significa que vemos a Dios en la creación.
Nosotros vemos lo que el impuro de corazón no ve.
El mundo, a nuestro alrededor, con ojos incrédulos y con corazones impuros,
todo lo que ellos ven es: una plaza, un árbol, una piedra.
Pero, nosotros vemos las huellas digitales de Dios en la creación.
Salmo 19, vers. 1: 'Los cielos declarán la gloria de Dios'.
Miramos hacia lo alto, a los ejércitos de los cielos en lo alto, y vemos la gloria de Dios.
La gloria de Dios; nosotros vemos más que los impuros de corazón.
Romanos 1, vers. 20, dice que: 'Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo,
se deja ver en la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que claramente se reconoce'.
¿Ud. no ve a Dios en la creación?
Cuando vemos las montañas, estamos viendo la majestad aterradora del Dios Topoderoso,
cuando vemos el océano, estamos viendo la vasta inmensidad del Creador,
cuando oímos el trueno, estamos oyendo la violenta furia del Dios Todopoderoso,
cuando vemos y sentimos el viento de un huracán, estamos sintiendo la terrible presencia de Dios.
Ud. habla de los terremotos que han sucedido. Venga a ver conmigo, a mi casa, y experimente un verdadero huaracán nivel 5
Venga a mi casa, conmigo, y experimente un verdadero huracán nivel 5
y aguante por 5 segundos.
Apenas está sacudiendo su silla y de ahí salga corriendo hacia afuera: 'Oh, el fin del mundo llegó'.
Trate de vivir en el camino de un huracán.
Un viento de 240 millas/hora que va a derrumbar todas las casas del barrio, y arranca los árboles,
y hace que el océano entre millas tierra adentro
Cuando estoy viendo esos huracanes, en mi casa, hay un sentir del terrible poder y majestad del Dios Todopoderoso.
Nosotros, los puros de corazón, vemos a Dios en todas las cosas.
Vemos al Creador, que los corazones impuros, no pueden ver.
Ellos ven a la 'madre tierra', ellos ven a la 'madre naturaleza'.
Nosotros vemos al Dios Todopoderoso.
Nº 2: Nosotros vemos a Dios en la providencia.
Nosotros vemos, usando la terminología de R.C. Sproul, 'la mano invisible de Dios'.
Cuando somos proveídos, vemos la mano invisible de Dios, ordenando las circunstancias y dirigiendo los acontecimientos
El corazón impuro nunca ve la mano invisible de Dios.
El corazón impuro, apenas ve la 'buena suerte', 'la mala suerte', 'posibilidades', 'fortuna', 'ocasiones',
'accidentes', 'destino', 'mal karma', 'suerte ocasional'.
Todo eso, son mentiras paganas y demoniacas.
No existe 'la suerte', no existe algo como 'el destino inevitable', no existe 'el karma', no existen las 'ocasiones'.
No existen moléculas vagabundas en el universo.
Todas ellas existen para obedecer al Dios Todopoderoso.
Por causa de esto, vemos las circunstancias, cuando vemos los acontecimientos y sucesos de la humanidad, a nuestro alrededor,
vemos lo que el corazón impuro no ve.
Vemos los designios divinos, vemos el tiempo divino, vemos la intervención divina,
vemos el propósito divino, vemos la mano invisible de Dios.
'El corazón del rey está en las manos del Señor'.
'El corazón del rey es un río en las manos del Señor, El lo dirige a donde quiere'.
¿Ud. ve esa mano invisible alcanzando a los primer ministros, los dictadores y presidentes, y redireccionando sus corazones?
¿Consigue ver eso?
'El hombre hace muchos proyectos, pero sólo se cumple el plan del Señor'.
¿Ud. no ve que Dios está ordenando hasta los acontecimientos más insignificantes de este mundo?
Ni un pajarito cae a tierra sin que el Señor lo vea.
Y sabemos que Dios determina todas las cosas, como dice la Palabra:
'Para nuestro bien, para aquellos que le aman y son llamados según Su propósito'.
Nosotros vemos a Dios en la providencia.
Y cuanto más instruido esté en la Palabra del Señor, mientras más vida prácticamente en la Palabra, ud. verá a Dios en todas las cosas.
Nº 3: Vemos a Dios en las Escrituras.
Cuando el corazón impuro abre la Biblia, el corazón impuro ve incoherencias, errores, equivocaciones.
Un dios con 'd' minúscula, creado por alguien.
Cuando un corazón impuro ve la Biblia, ve apenas una mera caricatura de Dios,
él nunca ve al verdadero Dios: él ve a un Dios que no castiga el pecado, él no ve a un Dios que sea capaz de ver el futuro,
él ve a un Dios que no va a separar, al final de los siglos, la paja y el trigo.
Aquel que tiene un corazón impuro, no tiene pequeños problemas, él tiene problemas morales.
Pero, aquel que tiene un corazón puro ve a Dios en todo lugar de las Escrituras.
Aquel que tiene un corazón puro, abre la Biblia desde el inicio, y ve que Dios creó los cielos y la tierra.
Y que Dios habló y todo vino a la existencia de la nada, en 6 días consecutivos.
Aquel que tiene el corazón puro, ve que Dios destruyó el mundo con el diluvio en los días de Noé.
Y que este Dios, diseñó un ejército de fieros; este Dios ordenó que destruyeran las murallas de Jericó.
Este Dios protegió a Daniel en la fosa de los leones; este Dios respondió con fuego en los días de Elías delante de los profetas de Baal.
Tener un corazón puro, permite contemplar la trascendencia de la majestad y la gloria de Dios que es revelada en las páginas de las Escrituras.
Y ud. contempla a Dios por quien es El, y nosotros somos transformados a su imagen, de gloria en gloria.
Nº 4: Vemos a Dios en Cristo.
Vemos más que un carpintero, vemos más que un maestro venido de Dios,
vemos al mismo Dios viniendo a enseñarnos.
Juan 14, vers. 9-10: 'Señor, muéstranos al Padre y nos basta'
¿Me has visto a Mí y no has visto al Padre? 'El que me ve a Mí, ha visto al Padre'
Cuando miramos con un corazón puro la Biblia es cuando vemos la deidad del Deñor Jesucristo.
Y, finalmente, un día, veremos a Dios cara a cara.
Los teólogos se refieren a esto como la 'visión beatífica'.
la mayor y más gloriosa visión que los ojos humanos jamás contemplarán,
será cuando veamos la gloria de Dios y la grandeza de nuestro Salvador.
Apocalipsis 22, vers. 4: 'y ellos verán Su Rostro'.
esa es la mayor bendición, para cualquiera de nosotros, en este salón.
En los días antiguos, solamente algunos privilegiados tenían acceso al palacio de los reyes,
las personas comunes quedaban fuera.
Aquellas personas oscuras quedaban fuera.
Sólo aquellos que eran parte de la corte del rey, podían entrar a los aposentos interiores,
en la sala del trono y levantar sus ojos, y contemplar al rey sobre su trono.
Un acceso privilegiado, para algunos, que se podían aproximar al trono y contemplar la majestad, el esplendor y la gloria del rey en su poder sobre el trono.
Y lo que Jesús está diciendo, es que para todos los que son puros de espíritu,
todos los que se lamentan por sus pecados, todos los que son mansos y tienen hambre y sed de justicia,
todos los que son puros de corazón,
un día serán llevados a la propia sala del Trono de Dios a contemplar al Rey de reyes y Señor de señores, levantado y exaltado.
Con sus huestes repletando el templo, coronado con muchas coronas.
Gobernando, reinando y otorgando misericordia y gracia sobre su pueblo.
Mi amigo, cuando llegue a la ciudad celestial, ud. no será cautivado por las calles de oro o los portones de piedras preciosas,
Ud. no va a contar el número de personas.
Ud. será tan cautivado por el esplendor de nuestro Dios soberano y gratuito.
Cuando Lo contemple, ud. no verá a nadie más, por todo el tiempo que sea.
Será una gran reunión en el cielo, yo y ud. y muchos amados allá.
Pero, cuando entremos en la sala del Trono, no estaremos viendo a los recepcionistas, no veremos la alfombra, no veremos cómo está el lugar;
será el Rostro del Rey el que cautivará nuestros corazones, y estaremos satisfechos en El.
Lo vamos a apreciar y El será el placer de nuestros corazones a lo largo de toda la eternidad por venir.
Pero, ud. jamás Lo verá con un corazón impuro, nunca Lo verá con un corazón de piedra, nunca Lo verá con sus manos sucias.
La única manera de verlo, será con una corazón nuevo.
¿Ud. necesita de un corazón renovado hoy?
Ruegue a Dios para tener un corazón nuevo. Ruegue a Dios que le haga nacer de nuevo.
Ruegue a Dios para que le quite el corazón de piedra y le dé un corazón de carne,
y será con su nuevo corazón de carne que ud. se arrepentirá de sus pecados y creerá en el Señor Jesucristo.
Lo que es nacido de la carne, es carne. Lo que es nacido del Espíritu, es Espíritu.
No se admire por lo que le voy a decir: USTED NECESITA NACER DE NUEVO.
Oremos.