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Me llamo R.E Barnes, pertenezco al Bahamas Human Rights Network, que se encuentra en
Nassau. También soy miembro de Amnesty International y llevo 25 años trabajando sobre la pena
de muerte, que sigue vigente en las Bahamas. Es uno de los países retencionistas de la
región del Caribe (a la que pertenecemos aunque técnicamente estemos en el Atlántico).
Tratamos de concienciar y explicar por qué la pena de muerte no funciona, es una verdadera
lucha. Aunque a veces recibamos algún apoyo, solemos enfrentarnos a muchos obstáculos,
sobre todo porque la población considera que es una solución fácil frente al crimen.
- Vemos a las Bahamas como un país conectado con el mundo - con el turismo, los servicios
financieros - una imagen alejada de la de los típicos países retencionistas que pueden
estar más aislados y tener valores tradicionales y de otra época. ¿Por qué sigue vigente
la pena de muerte aquí? Pertenecemos al Commonwealth y hemos heredado
muchas normas y formas de gobernar de Reino-Unido (Grand Bretaña por aquel entonces), lo cual
ha influido en nuestro enfoque. No hace tanto tiempo que RU abolió la pena de muerte. Vamos
retrasados, pero como otros muchos países. En concreto, en la región del Caribe, hay
una gran reticencia a deshacerse de esta forma tradicional de castigo. La ejecución sería
por ahorcamiento. Afortunadamente, hace tiempo que no se ha producido ninguno, esencialmente
por nuestra conexión con el Commonwealth. Nuestra Corte Suprema es el Privy Council
que se encuentra en RU. Ha dictado dos sentencias importantes que han modificado la forma en
que se deciden las ejecuciones en los países de Commonwealth, y en concreto en las Bahamas.
En el caso Pratt & Morgan, dictaminó que nadie puede permanecer más de cinco años
en el corredor de la muerte sin ser ejecutado, sino es un castigo cruel e inhabitual. Esta
decisión interrumpió prácticamente todas las ejecuciones debido a la lentitud del proceso
judicial. La segunda, es que nuestras antiguas leyes afirmaban que la pena de muerte era
obligatoria para todos los crímenes capitales. El Privy Council decidió que se tenía que
interpretar la ley de otra manera, por lo que en los últimos años se observa un ablandamiento
y los tribunales se muestran más clementes a la hora de condenar a una persona a muerte.
Hoy queda un condenado a muerte, y la pena de muerte no ha sido abolida. Por lo tanto, trabajamos
para conseguir una abolición total. - ¿Qué quisiera que hagan las demás regiones?
¿Qué reacción espera de ellas en este día mundial para ayudarles a avanzar hacia la
abolición? La presión internacional es constructiva
si se lleva a cabo correctamente. Nadie quiere que se le diga lo que tiene que hacer, pero
existen soluciones constructivas, propuestas de otras regiones, o el propio impulso general
del mundo hacia la abolición de la pena de muerte como solución, que alientan a las
Bahamas y a los demás países a seguir por el mismo camino. Por ejemplo, cartas al Primer
Ministro para decirle "Quisiéramos que su país deje de considerar la pena de muerte
como una solución", podrían ayudar a las Bahamas a avanzar en ese sentido. A veces,
pequeños empujes sutiles pueden ser útiles.