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En el primer siglo, por el año 30, empezó un movimiento
hecho por un grupo de judíos que insistían en que su rabino,
un hombre llamado Jesús,
de la región de Galilea en lsrael, había resucitado
después de haber sido crucificado por el lmperio Romano.
Decían que después de Su resurrección, lo habían visto
y habian conversado con Él y habian comido con Él
Y dijeron que Él había ascendido al cielo,
y que algún día regresaría.
En ese entonces, el mundo era gobernado por el lmperio Romano.
Esa superpotencia mundial gigantesca, militar.
De lnglaterra a la lndia,
el lmperio Romano gobernaba al mundo.
Y uno de los dioses más populares del imperio romano era el dios Mitra.
Los seguidores de Mitra creían que Mitra había nacido de una virgen,
que era un mediador entre Dios y los humanos,
y que Mitra había ascendido al cielo.
Otra religión popular de entonces se centraba en el dios Atis.
Los seguidores de Atis creían que Atis había nacido de una virgen.
Y cada primavera se reunían para celebrar la resurrección de Atis.
Lo que nos regresa al lmperio Romano,
que era gobernado por una sucesión de emperadores llamados ''césares.''
Cuando murió el primero, Julio César,
apareció un cometa en el cielo y la gente dijo:
''Claro, es Julio César, el hijo de Dios,
ascendiendo a la mano derecha de los dioses en el cielo.''
Poco después, el hijo adoptivo de Julio César,
César Augusto, llegó al poder.
Y César Augusto creía que era el hijo de Dios
enviado por los dioses a la Tierra
para hacer un reino universal de paz y prosperidad.
Uno de sus lemas populares de propaganda era:
''No hay otro nombre bajo el cielo
con el que la gente pueda ser salvada que el de César.''
César inauguró una celebración de 12 días por su cumpleaños
llamado el Advenimiento de César.
Otra frase popular de la época
que la gente usaba para saludarse en la calle era decir:
''César es el Señor.''
Entonces en el primer siglo,
decir que tu Dios había resucitado y ascendido al cielo
no era algo único.
La afirmación de esos primeros cristianos no era nada nuevo.
Todos los dioses habían resucitado.
¿Qué hace tan especial al suyo?
Esos primeros cristianos creían que la resurrección de Jesús
tenía implicaciones para todo el universo.
Su tradición les había enseñado
que el mundo está destruido y necesita reparación urgente.
Y que en el futuro, Dios iba a componerlo.
Para ellos, esta futura restauración
no tenía que ver con dejar este mundo.
Se trataba de la restauración,
la renovación, y la reivindicación de este mundo.
Vieron en la resurrección de Jesús
el inicio de este movimiento mundial para componerlo.
Desde luego, esto creó un conflicto directo con el lmperio Romano.
Porque recuerden, los césares tenían la creencia
que César era quien hacía un mundo nuevo y mejor con su poder,
con sus ejércitos, y con su riqueza.
Y cuando César quiso enviar un mensaje para que todos supieran
de su reciente conquista militar, o de recientes logros,
enviaba una declaración real
diciendo a las masas sus logros recientes.
En griego, la palabra para describir esas declaraciones era ''euangellon.''
Un ''euangellon'' era como un evangelio o una buena noticia.
En español, ''euangellon'' significa ''evangélico.''
Estos primeros cristianos creían firmemente que el mundo
no mejoraba con el poder militar y la coacción política.
El evangelio que ellos vivían no tenía que ver con usar la fuerza política
para obligar a la gente a vivir según sus leyes.
Para ellos, ese evangelio significaba servir al mundo,
especialmente a los que estaban en la parte más baja del lmperio.
Para ellos, se trataba de servir, no de gobernar.
Así que tomaron el término de propaganda del lmperio, ''evangelio,''
y lo usaron para describir este nuevo mundo
que Jesús y sus seguidores hacían debajo de las narices del lmperio.
Porque su manera de vivir, la manera de Jesús,
era totalmente opuesta a la de Roma.
Entonces cuando leemos de cómo vivían,
vemos que compartían sus posesiones,
alimentaban a los hambrientos,
y se ayudaban mutuamente con sus cargas.
Es porque para ellos, el Evangelio era un modo de vida.
Un nuevo mundo en medio de este.
César tenía una palabra en especial para describir una ciudad,
aldea, o provincia que le adoraba a él, a César, como hijo de Dios,
que reconocía a César como Señor.
César conquistaría con sus ejércitos una nueva tierra
y exigiría que toda la gente dijera: ''César es el Señor.''
Si no lo hacían, eran crucificados para demostrar lo que pasaba
si se rehusaba someterse al poder del lmperio.
Pero si un grupo de personas lo hacía, una ciudad o aldea o región
reconocía y adoraba a César como el hijo de Dios,
si aceptaba a César como su salvador,
su zona se convertía en un centro de adoración del césar.
En griego, esos centros de adoración se llamaban ''ekkleslas.''
La palabra ''ekklesla'' se traduce como ''iglesia.''
Entonces esos primeros cristianos
tomaron este término de propaganda del lmperio, ''ekklesla,''
y lo usaron para describir sus reuniones.
Donde confesaban que ''Jesús era el Señor.''
Obviamente, la forma en que vivían y sus creencias los llevó....
Ocasionó todo tipo de preguntas para los que los rodeaban.
¿En quién crees?
¿En César, quien cree que se está haciendo un mundo nuevo y mejor
a través de su ejército cruel y poder político,
obligando a la gente a hacer lo que él dice?
¿O Jesús, quien te invita a hacer un mundo nuevo y mejor
con actos amorosos de compasión y generosidad?
¿César, quien mató a Jesús en la estaca de ejecución,
o Dios, quien resucitó a Jesús de entre los muertos?
¿Cuál modo creen ser mejor?
¿Quién creen que es el Señor?
¿Jesús o César?
¿Cuál reino les parece más convincente?
Para ellos, el Evangelio era una invitación
para un nuevo modo de vida.
Y vivieron de ese modo
porque tenían un entendimiento profundamente místico
de lo que hacían con sus vidas.
Se llamaban a sí mismos el Cuerpo de Cristo.
Y creían que en sus comunidades,
en esas comunidades de amor, compasión, generosidad, paz....
Creían que Jesús estaba presente
de manera más profunda que las palabras.
lnvitaban a gente a unirse, a comer con ellos,
a celebrar con ellos, a sufrir con ellos.
Y les preguntaban....
Después de ver comer al hambriento,
de ser amado el solitario, y honrado el pobre,
preguntaban a la gente: ''¿Está Jesús aquí?''
O más específicamente: ''¿Quién crees que es el Señor?
¿Quién hace un mundo mejor? ¿César o Jesús?''
Creían que la iglesia era una demostración palpable
de un nuevo mundo que Dios hacía, aquí, ahora.
Porque algunas personas son implacables con la realidad, ¿no?
No necesitan afirmar que ellos tienen razón
y que todos los demás están equivocados
porque algo tan poderoso les ocurre por dentro,
tan tangible, que no puedes evitar hacerles preguntas.
Mueres por saber por qué son como son.
Quieres que te expliquen la razón de su esperanza interior.
Porque cuando estás con gente así,
presientes que en alguna forma, has estado con Jesús.
Y esa es la iglesia.
Este grupo de personas, quienes por su compasión, su generosidad,
la gracia que entregan a otros,
te encuentras creyendo, estando cerca de ellos,
que Dios no se ha dado por vencido, que no ha abandonado el mundo.
Eso es el Evangelio. Eso es.
El Evangelio es la buena noticia
de que Dios no ha perdido las esperanzas por el mundo,
que la tumba está vacía
y que un gran rescate de resurrección está en camino
y que tú y yo podemos ser parte de él.
Entonces, sí, esto tiene una dimensión personal profunda.
Jesús me está salvando a mí.
Me está salvando de mis pecados, de mis errores, de mi orgullo,
de mi indiferencia al sufrimiento del mundo que me rodea,
de mi cinismo y desesperación.
El mundo fracturado que me rodea es igual que mi propia alma.
Entonces me está rescatando momento a momento, día tras día,
porque Dios quiere componerlo.
A ti, a mí, a todo el mundo.
Y empieza dentro de nosotros, a través de nuestro conocimiento
de que necesitamos ayuda, de que necesitamos salvación,
que necesitamos ser rescatados.
Y empieza a mostrarnos, paso por paso,
cómo es poner carne y sangre a este Evangelio.
Porque a todos nos hace falta, y eso es lo más hermoso.
Personas imperfectas, vulnerables como tú y como yo,
somos invitados a ser las manos y los pies de un Jesús
que nos ama exactamente como somos,
y a la vez nos ama tanto que no permite que nos quedemos así.
Creo.
Creo porque veo.
Veo la resurrección a mi alrededor.
Si la gente sólo tuviera tu vida y le hicieran la pregunta:
''¿Ha resucitado Jesús de entre los muertos?''
¿Qué contestarían? ¿Resucitó?
Que tú seas un ''sí'' a la pregunta:
''¿Ha resucitado Jesús de entre los muertos?''
Y que algún día puedas ver, puedas entender,
que tú eres la buena noticia.
Tú eres el Evangelio. �