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*Locutor de radio*
Ahora, un niño sale de la reunión de padres discutiendo con su madre.
Sin saber por qué estudia una asignatura que no va a usar en su vida.
Y ella le mira con indiferencia, suspira,
piensa un momento, y después miente.
Dice algo del estilo a:
“Si quieres un buen trabajo necesitas estudios, y estas asignaturas te ayudarán a conseguirlos.
En mi época no teníamos esta oportunidad”.
Pero tu época fue hace tiempo, ¿no es así, mamá?
Ella no responde, aunque lo que él dice tiene mucho sentido.
Las sociedad han cambiado desde que ella tenía 16.
Ella le ignora, le coge de la mano con dureza y le mete en el coche.
Lo que ella no sabe es que no le ha ignorado para callarle.
No le mintió porque estaban volviendo de la reunión de padres,
y una pelea en el pasillo dañaría su reputación.
No mintió porque hubiese estado una hora entera
convenciendo al profesor severo de que su hijo estudiará más en casa.
No, sólo le mentirá porque a ella nunca la educaron mejor.
Aunque nunca haya usado o aplicado el teorma de Pitágoras, falacia patética,
y aunque aún no sepa el valor de "x",
se fiará de la sociedad que le dice que su hijo,
uno de los más brillantes del colegio,
no se centra, es hiperactivo, se distrae mucho y es un caprichoso.
¡Estudiantes!
¿Cuántas ecuaciones y datos habéis memorizado antes del exámen, para luego no usarlo?
¿Cuántos 10 habéis sacado, esos que no piden cuando buscas trabajo?
¿Cuántas veces os habéis acordado de algo 5 minutos después de oir "parad de escribir"?
Para luego ver tus notas un mes después y descubrir que estás a 1 punto de ser el mejor de la clase.
¿Recordar 5 minutos antes hace estar mejor preparado para un trabajo?
En una solicitud te podría diferenciar.
Todos tenemos diferentes habilidades, procesos de pensamiento, experiencias y genes.
Entonces, ¿por qué se examina igual a una clase llena de alumnos?
Cherrelle piensa que es tonta porque no ha podido hacer unas sumas.
Si este problema no se trata de manera efectiva, se convierte en una profecía egoísta.
Encima los colegios tienen la cara de tener una política de igualdad.
¡Qué ironía!
Los exámenes son la manera que la sociedad tiene para decirte lo que vales.
No puedes dejar que te digan lo que eres, porque es la misma sociedad la que dice no al aborto,
pero luego dejan de lado a los padres adolescentes.
La misma sociedad que promociona el pelo natural,
admira una complexión normal, pero la modelo de la caja está retocada,
con pestañas postizas y extensiones de pelo.
Pastores que predican caridad con sus aviones privados.
Madres quejándose del hambre, pero que están gordas.
Padres que quieren "hijos educados",
pero siempre impresionados con lo rico que es Richard Bransson.
Gobiernos que predican paz, pero que respaldan la guerra.
Si creen tanto en la educación superior,
¿por qué suben el precio de las matrículas cada año?
La señorita Jefferson me llevó al despacho y me dijo que mis exámenes serían claves para mi éxito.
Pero luego quité a Jefferson de la ecuación,
aprendí a pensar por mi mismo y me di cuenta de que nos han enseñado a seguir al resto cuando no sabemos.
¡Qué ironía!
Probadnos con pruebas, pero las pruebas finales nunca lo son.
Nunca nos preparan para la prueba más dura, que es la supervivencia.
Lo que sugiero es fantasioso, no espero que todos lo entiendan.
Salvo los niños que saben qué se siente al no valer más que un 4 o un 10.
Y a los que su redacción no fue ni aceptable para la profesora,
porque parece que le faltan técnicas literarias básicas y no siguen el plan de la clase.
El tono era muy informal para poderlo entender, mientras cita a Hamlet, Macbeth,
y lucha con las ganas de expresar su desacuerdo con el puño cerrado
y el dedo corazón bien alto,
y preguntar si sabía que a Shakespeare se le conocía como inventor de la jerga.
O a ese niño al fondo de la clase que piensa "¿por qué estoy estudiando algo que me la suda?"
pero que con las mates se le encienden los ojos.
Esto va por mi generación, la que encuentra lo que busca en Google,
La que sigue sus sueños por twitter, La que pinta su futuro en Instagram,
y la que acepta su destino en Facebook
Esta va por mis "fracasados", los que no terminaron el instituto, parados,
dependientas, limpiadoras y cajeras con sueños más grandes,
autónomos, emprendedores, los que cambian el mundo y persiguen sueños.
El propósito de "Why I Hate School But Love Education" no era iniciar un debate mundial,
sino para hacerles saber que tanto 72 o 88; 44 o 68,
No dejaremos que el resultado de un examen decida nuestro destino.
Paz.