Tip:
Highlight text to annotate it
X
— ¡Hola! ¡Hola! ¡Hooooolaaaa! ¿Cómo andás? Che, me encanta tu palabra... — ¿Sí?
— ¿No te parece que, de repente, estás como imponiendo que te escuchen?
Porque es sábado, y estamos merendando.
Y hay como espacios que la gente elige ahí, como un local bailable.
O sea: yo no pongo música electrónica en el auto, y obligo a que todos escuchen mi música.
— Me parece atendible lo que decís.
Tené en cuenta que no estamos en un local bailable. Es la vía pública...
— No, por eso, ¡es la vía pública! ¡Pero te invade!
— Cuando estaban los chicos del Frente Renovador... — ¿Viste que en el autobus...
yo no puedo escuchar música en la calle, porque molesta mi música?
— Vos: ¿militás en política? — No: yo soy un hombre común.
Yo, si escucho música... Sino me dicen: "Che, ponete auriculares."
— No estamos en un bus: estamos en la vía pública...
— No, yo te pregunto... ¡Me voy! Porque si... ¡Ya esta!
Yo te cuento, porque me parece que estás invadiendo la privacidad de la gente.
— No es la privacidad: estamos en la vía pública.
Si yo me meto en la casa de la gente, sí: te doy toda la razón.
— Si yo salto acá, cerca tuyo, ¿te molesta? (salta como defensor de basket.) (riéndome.) — No: te esquivo.
— Si hago así, todo el día, acá, al lado tuyo, ¿te va a molestar?
— Si tuviera suficiente agilidad, te podría esquivar...
— ¿No te vas a cambiar de acera, por ejemplo?
Porque es vía pública, pero estoy como en tu espacio...
— Es un razonamiento que apela al sentido común;
desde las leyes, digamos, yo estoy en la vía pública.
— No: yo te digo, ¡a mí me hincha las — —!
Si a vos no te molesta, y pensás que a los demás no les hincha las — —, está todo bien.
— Además eso: a vos, por ahí te molesta lo que yo digo: el contenido, y no tanto la forma. — ¡No, no sé qué dijiste!
— No, me encanta que seas... ¡Me parece que me invadís!
— Por ejemplo, si están los del [partido político] Frente Renovador, vos ¿les dirías lo mismo? — ¡Invaden! ¡Sí! ¡Invaden!
— ¿Les decís lo mismo que me decís a mí, mientras estoy predicando el evangelio? — Pero yo no te... ¡invadís! Me parece que acá, a cinco cuadras...
— Cuando pasan los del Circo Rodas, vos ¿los frenás, y les decís:
"Por favor, no me pasen con la música a todo lo que da, publicitando lo del Circo Rodas?" — Sí.
- ¿¿¿Lo hacés??? — Lololos —, y me molestan mucho las —.
— ¿Los paraste alguna vez? — Sí, de verdad te digo.
— ¿Sinceramente? — Sí.
— Bueno, ¡fenómeno!: te felicito por tu coherencia en el error... — De verdad, son como lugares que no, que no...
— Porque yo no frené a nadie, hasta ahora, por predicar un mensaje,
ni publicitario, ni de esa clase. Escuchame...
— ¡Está el café Bliss, ahí! Acá hay gente caminando, paseando... — Está bien...
— No sé: acá hay una iglesia, a seis cuadras... — Bueno, es la mía.
— Creo que para allá, hay más... Como que la gente, si quiere ir a una iglesia, puede ir.
— Yo... Mirá: te trazo un paralelo, para que vos entiendas que tu sentido común es... — La promoción entendible es entregar un panfleto.
Pero ya estar invadiendo, a esta hora, mientras mucha gente... Es sábado. — No son las diez de la noche.
— Bueno, por eso, pero es la hora en que la gente se está relajando;
después, a las diez, duerme.
— Todos argumentos que usás vos son muy buenos sui generis, buenos para vos, dentro de tu mundo conceptual.
Pero yo digo: ¿tengo derecho a hacerlo? — Sí, seguro.
— ¡Está bien! Bueno, el derecho legal, gracias a Dios todavía lo hay.
En México no, por ejemplo: ahí prohíben que las iglesias hagan una campaña evangelística,
salvo que la hagas en un terreno privado.
En Argentina todavía tengo ese permiso. Y me parece... — Sí, está bárbaro. A mí me parece que invaden.
— Y me parece, digamos, que estoy "publicitando un producto" que a mí no me beneficia en lo económico;
pero que es mucho más importante que un beneficio económico que me pueda dar, a mí o a cualquiera.
Si yo te digo que te estoy regalando el premio... el Gordo de Navidad, por ejemplo,
vos podés aceptar ir a recoger ese premio, o no.
Yo tengo el deber, digamos, de decirte a vos que eso está a tu disposición.
Ese es nuestro fin como predicadores de Dios.
Por ahí a algunos no les gusta el hecho... les parece invasivo, agresivo...
Sí, digamos: desde cierto punto de vista sí es invasivo, porque de un sonido no te podés defender.
"La música es un arte inoportuno", decía Kant;
él tenía unos vecinos que hacían música todos los fines de semana.
Pero la cuestión es: Yo tengo el deber de hacer esto; por ahora tengo el permiso.
Entonces, qué sé yo... Si a alguno le parece que hablo fuerte, de última bajo un poquito el volumen.
Pero, ¿dejar de salir?
Por ahora, mientras pueda, y mientras me acompañen estos valientes, lo vamos a seguir haciendo. — Yo, igual me voy... Sí, está...
— ¡Tampoco te puedo pedir disculpas, porque no considero que esté mal en lo más mínimo lo que hago!
Si yo, por ejemplo, produjera algún daño,
por ejemplo si hablo por encima del nivel de volumen de ruido que se permite
—eso está todo estudiado—.
Allá en la Iglesia tenemos un chico que trabaja en Seguridad e Higiene-:
los tipos te dicen cuándo es el umbral de sonido tolerable para el oído humano.
Digamos: si las personas se hablan y se escuchan a más de un metro de distancia,
quiere decir que no cruzaste los 100 decibeles.
Lo mismo que cuando pasan las motos pistoleteando... — Sí, que tiran tiros...
— ¡Pero eso no es ni siquiera un mensaje! Es meramente un deseo de... llamar la atención, etc.
Bueno, qué sé yo...
Te invito a que consideres la diferencia entre el circo Rodas, el Frente Renovador,
¡Castagneto [excandidato a concejal], que ahora está publicitando en las calles
que quiere ser presidente del club Gimnasia!... — No, esa no la sabía...
— y nosotros. Que no lo hacemos con fines de lucro, no tenemos ningún fin particular.
Yo no soy pastor, no soy líder de jóvenes ni nada: soy un particular de la iglesia.
Y salgo a ofrecer un mensaje que es la salvación eterna.
¿Te parece que yo puedo, digamos, medir, mensurar eso, poner en un platillo,
de un lado la posible molestia que pueda ocasionar desde lo acústico,
y la salvación o la posible perdición de las personas que no me escuchen, en la misma balanza?
No, no puedo pensar así, ni ponerlo en la misma balanza.
Te invito a que consideres desde mi punto de vista.
Yo entiendo que vos, desde el sentido común, al margen de la ley y del chamuyo, digamos, "legal",
lo nuestro es muy audaz... — No, esta bárbaro... (Me da la mano.)
— Es muy loco, porque aunque quiera pedirte disculpas, no puedo [riéndome]...
porque me parece que no estaba transgrediendo ningún código.
— Eso estaba genial... Nada más que me parece eso.
— Bueno: te agradezco la aprobación a nuestro "idealismo", digamos. — invadís la... invadís la privacidad
Y en cuanto a lo otro, trataré de bajar el volumen, qué sé yo.
— Suerte con eso. — Gracias.