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Siempre me han dicho que es buena idea comenzar un discurso con una broma.
Bueno, no te hagas ilusiones, no estoy aquí para contar chistes.
Estoy aquí para pelear.
Estoy aquí para pelear contra el segundo puesto.
Tengo la misma paciencia con el segundo puesto que con las moscas en mi sopa.
Puede que a ti te gusten las moscas en tu sopa, puede que te guste quedar en segundo lugar,
puede que te guste aquello de "diste lo mejor de ti, mejor suerte la próxima vez" que te han metido en la cabeza.
Déjame contártelo de otra manera.
Si piensas que quedar en segundo lugar no es tan malo
¿por qué no le preguntas a Napoleón como se sintió siendo el segundo en la Batalla de Waterloo?
No muy bien, no muy bien…
Y puedes ahorrarte la mierda de “lo importante no es si ganas o pierdes o como juegas el partido…”.
Te garantizo que quien quiera que dijo eso, perdió la partida.
¿Moraleja de la historia?
Llega el primero.
¿Todavía quieres oír una chiste?
Aquí tienes uno
Knock knock – ¿quién es?
El tipo que terminó segundo
¿El tipo que terminó segundo… quién? Exacto.