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¡Hola GV! ¿Todo bien?
Hoy estoy recibiendo a Marcelo Óstia. Él es elfundador de las “Camisetas da Hora”,
es propietario de una red de más de 360 micro-franquicias, todas ellas en su mayoría localizadas en Brasil
también tiene dos micro-franquicias en ***ón y Argentina.
Empezó de cero y tiene una linda y exitosa historia para contarnos aquí,
en Generación de Valor. ¿Todo bien, Marcelo?
- Todo bien Flávio, gracias. - ¿Tranquilo?
- Muy bien. - Gracias por haber venido,Marcelo.
¿Cómo empezó tu historia?, Cuéntanos.
Bien. Me empezaron a interesar las camisetas a los siete años,
cuando me regalaron una de Batman.
Lo que tenía de diferente, era que tenía mi nombre estampado en toda la camiseta y crecí viéndolo,
durante un tiempo me imaginé que había sido Batman quien había puesto mi nombre en la camiseta.
Cuando cumplí 11, fui a trabajar a una empresa multinacional
y a los 20 años me fui de esa empresa.
Surgió la oportunidad de montar mi propio negocio.
Ahí, empecé a trabajar con fotocopias en casa,
luego surgió una empresa en la ciudad de Itú
que hacía camisetas, pero no sabían hacerles el arte.
Hacerle el arte es crearle la estampa, yo tampoco sabía,
pero fui a aprender para poder atender a ese cliente.
Después de un tiempo, esa empresa quebró y vi la oportunidad
de vender camisetas en mi municipio. Empecé a vender camisetas...
- ¿Cuántos años tenías en ese entonces? - Tenía 19 años.
Bien, empecé haciéndoles camisetas a los estudiantes.
La empresa fue creciendo, creciendo, pero lamentablemente, la empresa quebró
porque confié en un proveedor.
Le anticipé un pago
y él se las tomó.
Entonces, por esa causa, empecé a buscar a esa empresa que
había desaparecido con mi dinero y vine a parar a San Pablo.
Bien, entonces tuviste tu primera decepción,
al montar tu negocio saliste mal parado y quedaste colgado.
Exactamente. Salí mal parado y quedé colgado.
Entonces vine a San Pablo a buscar a la empresa, al proveedor que desapareció
con nuestro dinero y me encontré con la calle Brescia, donde se vendían solamente camisetas lisas.
Todo el Brasil iba a la calle Brescia a comprar camisetas,
pero no había nadie que las personalizara.
Luego, surgió la idea de ofrecerle mis servicios a una de esas empresas.
Inmediatamente, una de ellas los aceptó y vinimos a San Pablo
mi amigo y yo, con las manos vacías, con apenas 50 reales,
en aquél entonces él era mi socio.
Llegamos a la empresa, le ofrecimos nuestro trabajo, lo aceptó.
Cuando nos instalamos en la empresa les pregunté:
¿cómo funciona? ¿Y el almuerzo? ¿Dónde voy a vivir?
Me respondieron: "bueno Marcelo… no te conocemos, no sabemos quién eres, estamos dándote...
la oportunidad de que nos muestres tu trabajo, o sea
que muéstralo, y de la puerta para afuera te las arreglas tú." Y me las tuve que arreglar.
La única salida que tuvimos fue alquilar un lugar en un estacionamiento
que quedaba frente a la empresa, porque un apartamento costaba mucho
y sólo teníamos 50 reales.
Y alquilamos el estacionamiento.
¿Cómo fue? ¿Cómo vivieron en un estacionamiento? Explícamelo.
La primera semana tuve que dormir en el piso con una manta,
mi almohada era una camiseta que llenaba de camisetas usadas,
sucias, para dormir.
Me quedaba vagando por el Brás, hasta las 11:00 horas de la noche
porque el ruido era muy intenso.
Todo el mundo, los curiosos, todos los días nos preguntaban
por qué estábamos allí.
Y cuando empecé a tener algún dinero
volvía a Itú y...
cuando volvía a San Pablo, porque pasaba los fines de semana en Itú,
cuando volvía, me acuerdo que lloraba mucho, igual a un niño cuando tiene que
ir por primera vez a la escuela y no quiere entrar,
yo no quería volver a San Pablo. Porque era triste. - ¿Y qué era lo que te hacía volver?
Era mi sueño.
Me gustaba trabajar con camisetas y estaba intentando realizarlo
y quería ser el mejor estampador de camisetas del mundo.
En ese momento era eso lo que tenía.
O volvía a San Pablo, trabajaba y ganaba mi dinero
y cumplía esa rutina, o volvía a Itú a trabajar para otro.
En la mitad de ese proceso, ¿alguien te dijo que
abandonaras esa idea, que buscaras un empleo estable
como una persona normal, por ejemplo?
Sí. Fue lo que más escuché.
Me llamaron de loco tantas veces que ni las conté, hasta los familiares.
"¡Sal de esa vida, eres loco, ve a trabajar!..."
- ¿Les contabas que dormías en un estacionamiento? - Sí, les contaba.
¿Durante cuánto tiempo te quedaste en el estacionamiento?
Durante tres meses.
Tres meses...
Tres meses. Después...
Era difícil alimentarse, porque no tenían recursos para ello...
No los teníamos, no teníamos dónde bañarnos,
nos bañábamos en un tanque, era el famoso baño de checo, ¡helado!
¿No lavabas tu ropa?
No la lavaba, no tenía dónde lavarla.
Me la llevaba, cuando empecé a volver a Itú, me la llevaba.
La llevabas a tu casa. O sea, que viviste situaciones extremas.
Extremas.
Extremas, porque tuviste que luchar por un sueño en el cual creías.
Tu sueño era el de ser elmayor estampador de camisetas del mundo.
Exactamente.
Querías destacarte en esa área, tenías una visión,
presentías que ahí existía una oportunidad gracias a la experiencia que tuviste
en tu infancia y luchaste por tu sueño,
pagando un precio por ello.
¿Cuándo fue que empezaste, durante esa trayectoria, a ganar, a cosechar
los primeros frutos? ¿Fue después de los tres meses? ¿Cómo fue?
Fue cuando vi que la idea funcionaba en San Pablo,
volví por incompatibilidad de ideas.
Perdón, dices que la idea funcionó porque empezaste a vender
las camisetas, las ventas de las camisetas empezaron a aumentar.
En San Pablo funcionaba.
Pero, por causa de incompatibilidades con el dueño de la empresa a la que yo le
vendía estampas, me fui y volví a Itú.
Cuando llegué a Itú, Andréia estaba embarazada, me agarró de sorpresa, estaba embarazada.
Y cuando uno descubre que va a ser padre, uno quiere dar lo mejor,
ser el hombre de la casa.
Fue cuando surgió la idea de abrir una tienda en Itú, abrir una tienda
para hacerles camisetas a los estudiantes.
Lo que me obligó a dirigirme a internet fue que el alquiler de un local físico costaba 450 reales fijos...
y la tienda virtual costaba 300 reales.
Y opté por la tienda virtual, me dije: si el Mercado Libre
es un buen negocio, voy a montar mi propia marca y voy a tener éxito.
Bien, ahora vendes ocho mil camisetas por mes, online.
Todas online.
O sea, vislumbraste el mercado online, vislumbraste esa oportunidad
y apostaste tus fichas, ¿sí?
¿Cuáles son tus metas para este año, tanto de las franquicias, porque
porque tienes 360 micro-franquicias, luego quiero
que me expliques qué es una micro-franquicia,
como para el resto en este año?
Hasta el día 31 de diciembre, cuando “Camisetas da Hora” cumplirá siete años,
tengo que tener mil micro-franquicias.
También pretendo montar un taller de confección.
Después de montar el taller, pretendo continuar con más micro-franquicias.
¿Con respecto a las ventas, cuál es tu meta para este año?
Hasta la Copa, creo que voy a llegar a vender 20 mil camisetas/mes.
Veinte mil camisetas por mes.
¿Cuánto representa en facturación anual?
Aproximadamente unos tres millones.
3 millones por año. Bueno, esta historia habla por sí propia.
Prescinde de cualquier comentario,
porque lo que uno más escucha por ahí, es que la falta de capital
es lo que le impide a la gente invertir,
le impide construir un sueño, como ustedes
pudieron observar, Marcelo nunca tuviste
un apoyo monetario internacional...
Todavía no.
¿El de algún banco?
Todavía no.
O sea que empezaste con tu propio esfuerzo.
Si.
Es posible empezar pequeño e ir creciendo lentamente y hacer proyectos, ¿no es verdad?
Es posible empezar pequeño y pensar en grande.
... pensando grande. ¿Qué consejo les darías
a los que desean empezar un negocio?
Bien, creo que hoy vine con la camiseta justa.
El “no” es muy fácil, todos los días escuchamos un no.
El “si” es difícil, el si da trabajo, el trabajo da trabajo.
El “si” nos da miedo, el sí podemos cambiar el mundo,
el sí soy loco, otro loco más. Es creer más.
Uno tiene que primero crear algo que a uno le guste hacer, en mi caso,
me encanta hacer camisetas, vender camisetas. Si hoy día ganara un salario mínimo
vendiendo camisetas, o ganara un millón por año vendiendo camisetas,
sigo siendo el mismo Marcelo, ¿entiendes?
Yo amo lo que hago y por causa de amar lo que hago, de lo que vendo,
logro ayudar a la gente con las micro-franquicias.
Tengo un plan que va de los600 reales, fíjate, empiezan con el doble
de lo que yo empecé, yo empecé con 300 reales, y va hasta los 12 mil reales.
Hoy tengo gente jubilada, tengo gente que
sufría depresión, tengo abogados también,
dentistas, que son micro-franquiciados, cada uno con su objetivo,
cada uno tiene su meta de venta, cada uno vende por un segmento.
Creo que es eso.
Bien, si hay alguien interesado en comprar una camiseta de “Camisetas da Hora”,
pude ingresar aquí a este sitio web.
En ese sito, la gente puede informarse de cómo
puede ser un micro-franquiciado, ¿verdad?
Exactamente.
Vean, pueden conocer el modelo de negocio creado
por este chico que vivió en un estacionamiento en el centro de San Pablo.
Si Marcelo pudo, nosotros estamos convencidos, Marcelo,
que si una persona puede, cualquiera puede.
La anécdota de Marcelo, que les trajimos
tiene un único objetivo: darles coraje, incentivarlos a creer en sus proyectos,
creer en sus sueños. Porque Marcelo fue un guerrero que creyó en su sueño
y no renunció a él,incluso habiendo tenido tantas decepciones, no renunció.
Bien, felicitaciones y muchas gracias por tu historia inspiradora,
creo que tú también quedaste
muy inspirado y crees todavía
más, un poco más, en tu potencial, ¿ok?
Si alguien todavía no conoce a Generación de Valor,
ingrese a nuestra página en Facebook,
Marcelo está allí, yo también estoy para que podamos interactuar
y transmitirles un poco del conocimiento de quienes han tenido éxito,
a la gente lo está queriendo tener.
Eso es todo, gente. ¡Hasta la próxima!�