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Buenas tardes, me llamo Michelle Rhee,
Soy la ex rectora de las escuelas de Washington DC,
también soy actualmente la Directora de una organización llamada Students First.
La idea general detrás de Students First es muy simple
y es que:
Si miran los últimos veinte a treinta años en este país,
las decisiones que hemos tomado sobre educación,
verán que han sido dirigidas por grupos interesados.
Tenemos entonces productores de libros de texto,
sindicatos de maestros,
compañías de inspecciones.
Tenemos todas estas organizaciones que cuentan con enormes recursos
y por tanto con enorme influencia sobre cómo se toman las decisiones.
Y así es como funciona el mundo.
El hecho de que existan estas organizaciones no es en realidad el problema,
el problema que enfrentamos es que no hay un grupo nacional organizado interesado
con la misma influencia que, digamos, el sindicato de maestros
que abogue por la educación de los niños.
Entonces cuando se saca a los niños de la ecuación
y nadie está defendiendo lo que es bueno y justo para ellos
se tienen todos estos otros intereses especiales
que conforman un panorama que está muy sesgado hacia los adultos
y muy alejado de los niños.
Así que lo que Students First intenta hacer es,
equilibrar la ecuación
y asegurarse que tengamos millones de miembros por todo el país
que aboguen por lo que los niños merecen.
A menudo me preguntan,
ya que fui superintendente de un distrito escolar
y ahora dirijo esta organización, la gente siempre me pregunta,
"¿qué esta mal hoy en día en la educación en Estados Unidos?"
"¿Por qué lo estamos haciendo tan mal?"
Con frecuencia la gente dice:
"Dinos cuál es el problema más grande con la educación".
Y siempre rehuso a responder esa pregunta.
Rehuso a responder porque en realidad lo que está mal con el sistema es bastante complicado
y cuando se trata de reducirlo a una sola cosa
es como dar a entender que si se resuelve una cosa,
se van a resolver todos los problemas,
cuando de hecho esto no es cierto.
Pero a la gente no le gusta un no como respuesta,
y somo suele suceder, la prensa, los medios, son muy persistentes
y continúan diciéndome, "¡vamos, dinos cuál es!"
Es el sindicato de maestros ¿no?
O son los padres o ¿no tenemos el dinero suficiente?
Vamos, dinos cuál es".
Probablemente han escuchado mucho de esto también,
asisten a fiestas
ustedes y sus amigos se quejan del estado de la educación pública en nuestro país,
y entonces inevitablemente concluyen que
lo que se requiere es invertir más en nuestras escuelas.
La pregunta es: ¿es eso cierto?
Voy a mostrales algunos datos,
la primera filmina, cuando se pregunta a los estadounidenses cuánto dinero
creen que se gasta en educación pública hoy en día en los Estados Unidos.
¿Qué dicen?
Piensan que gastamos cerca de cuatro mil dólares al año por niño.
La realidad es que gastamos mucho más que eso,
de hecho cerca de diez mil dólares al año.
Existe entonces una gran discordancia
y no es la única,
porque cuando a esa misma gente se le pregunta
con mucha seguridad les dirán
que creen que si gastáramos más dinero en educación
obtendríamos mejores resultados.
Entonces echen una mirada a esto:
la línea roja muestra el crecimiento de gasto en educación
en las últimas décadas en este país
y la línea azul muestra los niveles de logro académico
de nuestros niños tanto en lectura como en matemáticas
y como pueden ver
hemos aumentado lo que gastamos
y aun así el progreso académico de nuestros niños
ha permanecido bastante estancado.
Esto crea un dinámica increíblemente difícil
en estos tiempos económicos
en que la gente está todavía intentando averiguar qué reducir en sus presupuestos, etc.
Porque si, por ejemplo, en las últimas décadas
hubiéramos triplicado los gastos
y los niveles de logro se hubieran también triplicado,
entonces podrían decir: "Bueno, si recortas el presupuesto en diez por ciento
esa es la pérdida que veremos".
Pero en realidad no podemos mostrales eso para nada,
de hecho, en el último par de años
varios estados han recortado sus presupuestos educativos
y han visto crecer sus niveles de logro académico
entonces ahora tenemos este díficil dilema
sobre, bueno, cuál es la relación
entre gasto y progreso.
¿Por qué existe esta discordancia?
¿Cuál es el problema?
¿A dónde se va todo este dinero?
Si hemos aumentado tanto el monto de dinero que gastamos
y no hemos visto resultados ¿qué está pasando?
Les voy a contar una breve historia de cuando fui rectora en Washington DC.
En 2007 me hice cargo de las escuelas públicas de Washington DC,
en aquel entonces era ampliamente conocido como el distrito escolar de más bajo rendimiento
y el más disfuncional en toda la nación.
Simplemente, un breve dato para que lo comprendan:
de todos los 8° grados que tomaban clases en DC
en 2007 solo el 8% de ellos tenían el nivel del grado en matemáticas,
8%, lo que significa que el 92% de nuestros niños
no tenían las habilidades ni el conocimiento necesarios
para ser miembros productivos de la sociedad.
Así que no fue sorpresa que el nuevo y joven alcalde
que acababa de ser electo, de nombre Adrian Fenty,
decidiera que su prioridad principal
fuese arreglar las escuelas.
Porque su teoría era: no puedes tener una gran ciudad
sin un sistema escolar público grandioso.
Así que decidió introducir una legislación
que le permitiera hacerse cargo
del control mayoritario de las escuelas.
Logró que la legislación fuera aprobada
y en junio de 2007, como su primer acto de control de las escuelas,
me nombró primera rectora de las escuelas de la ciudad.
Yo era una coreana de 37 años de Toledo, Ohio,
que nunca había dirigido una escuela y mucho menos un distrito escolar.
Entonces la gente lo miraba y decía,
"Este tipo está loco,
¿por qué cree que ella es la persona
que puede arreglar el distrito escolar más disfuncional del país?"
Así por un tiempo, la idea que pulubaba en la mente de todos era,
¿en qué diablos estaba pensando Adrian Fenty?
Y eso era mucho de lo que estaba pensando yo
mientras estaba sentada en mi oficina
en los primeros días de mi puesto,
pensando ¿por dónde se empieza cuando se tiene que arreglar
algo donde cada cosa en esencia está mal?
Fui lo suficientemente afortunada de contar con mucha gente que quería venir a ayudar
y un buen número de estas personas habían visto en efecto
lo que estaba pasando en el distrito escolar durante varias décadas
y tenían muchas ideas sobre lo que necesitaba cambiarse.
Una y otra vez en mis conversaciones con ellos,
lo que me decían era, "Michelle, tienes que encontrar
a dónde se está yendo todo ese dinero".
Porque estabamos gastando casi más dinero en Washington DC
por niño, que en cualquier otra jurisdicción urbana del país,
y sin embargo los resultados era absolutamente pésimos.
Cuando visitamos las escuelas,
vimos edificios escolares dilapidados,
vimos maestros que tenían que comprar suministros con su propio dinero,
no parecía de los distritos escolares más ricos de la nación.
Así que tenía sentido para nosotros que intentaramos averiguar dónde se había gastado el dinero.
Envíe a un equipo,
les dije, que miraran cada hoja de cálculo,
cada documento de excel que pudieran
que me dijeran en dónde se estaba gastando el dinero.
Un par de semanas después, mi asistente especial regresó
y me dijo: "Bien, hice exactamente lo que me dijiste,
observé todas las partidas más grandes de los presupuestos
e intenté averiguar lo que está pasando".
Dijo, "Encontré dos cosas muy interesantes".
En términos de educación, interesante quiere decir chocante (risas)
La primera cosa que dijo es,
"Número uno: estamos gastando cerca de 90 millones de dólares al año
para el transporte de unos miles de niños de educación especial ".
Entonces hice unos cálculos rápidos,
porque eso me sonaba un poco absurdo
y resultaba que eran cerca de 18 mil dólares
al año por niño en transporte.
Bueno, dije, yo no sé nada sobre la operación de rutas de autobuses,
pero estoy segura que puedo hacerlo por mucho menos de 18 mil dólares al año.
Con 18 mil dólares al año, pueden comprar un auto Saturno a un niño en el primer año
y un chofer personal para el Saturno en cada año después de eso.
Entonces tengo la seguridad de que podemos ser más efectivos
y las buenas noticias son que vamos a tener ahorros
y los invertiremos en las aulas
donde tendrán más impacto en los niños.
Y él dijo, "De hecho, no tan rápido".
Verás, el problema es que el distrito ha hecho tan mal trabajo
al transportar a los niños de necesidades especiales a sus escuelas en el pasado,
que ahora hay un mandato judicial, un decreto
que dice que un maestro especial nombrado por la corte
es el responsable del transporte de los niños a las escuelas todos los días,
y tiene permiso de gastar todo el dinero que quiera;
todo lo que podemos hacer al final del año es pagar la cuenta.
No tenemos ninguna capacidad para controlar el costo.
A lo que contesté, ¡esto es lo más absurdo que he oído!
Eso es porque no has escuchado la segunda parte, me dijo (risas).
El dijo: "Me puse a averiguar a dónde iban todos estos niños.
Washington DC solo tiene unos cuantos km cuadrados a lo ancho y largo,
podrían dar vueltas por la ciudad todo el día
y aún en ese caso no te gastas 18 mil dólares en combustible,
¿entonces adónde se va el dinero?"
Resulta que no sólo estabamos haciendo un mal trabajo
al transportar a estos niños de educación especial,
sino que también los estabamos educando mal.
Y este tipo de cultura revierte en que
los padres demandan al distrito escolar
porque sus niños no recibían ni el servicio ni los recursos que requerían.
Inevitablemente perderíamos la demanda,
porque, de hecho, estabamos haciando un trabajo deleznable
y entonces, la corte "recetaría un remedio"
que a menudo era enviarlos a una escuela privada
cuyas matrículas tendríamos que pagar.
Y no solo era eso, cada chico tenía un remedio diferente.
Había situaciones en que había un complejo residencial
donde vivían diez niños con necesidades especiales
y a cada uno de esos diez niños eran asignados a escuelas diferentes
en lugares remotos de Virginia y Maryland.
Entonces había diez autobuses diferentes por la mañana
con diez choferes diferentes
y diez diferentes cuidadoras que iban en el autobús para asegurarse que los niños están bien,
todos a direcciones diferentes de lugares remotos.
Esa era una de las razones
por las que estabamos gastando todo este dinero sin ver resultados.
Ahora bien, esto no es exclusivo de Washington DC.
Si miran la filmina siguiente verán
que desde los 70s hemos tenido más de 26 estados
que por mandato judicial, acerca de la financiación educativa,
han dado lugar a drásticos aumentos de financiación,
para financiar la educación.
Y todo el objetivo de esto era tratar de
equilibrar cosas y hacer que los niveles de logro escolar
de esta minoría de niños... fuese más igualitario con los otros niños.
¿Lo hemos logrado?
No es la respuesta inmediata.
Si ven el nivel de logro de estas minorías en estos 26 estados,
en realidad no ha ido a ningún lado,
de hecho, una revisión de tres estados en particular
muestra que los niveles de logro de estos niños en estos tres estados,
donde ha habido estos aumentos de financiación, en realidad ni siquiera alcanzan los promedios nacionales.
No se trata sólo de las cortes,
se trata de los muchos grupos diferentes de intereses especiales.
Tienen a los gobiernos estatales, el gobierno federal,
la junta escolar, todo mundo quiere poner reservas de contrato.
Dicen: "queremos que algo de este dinero vaya al desarrollo del currículo,
queremos que algo de este dinero vaya al programa comunitario,
queremos que algo de este dinero vaya a los libros de texto,
y ordenan estas reservas de contrato y lo que resulta
es que de los 10 mil dólares que estamos gastando por niño,
en realidad solo cerca de la mitad va al salón de clases
donde creemos que tendrá el mayor impacto,
el resto se va hacia otras cosas.
Esta filmina en realidad juega más con las percepciones de la gente
sobre cuánto dinero se está gastando,
porque eso es lo que ellos ven en el salón de clase.
Vayamos entonces a lo que se necesita que pase,
lo cual es bastante simple.
Necesitamos dejar de gastar dinero en cosas que no funcionan
y empezar a poner el dinero en las cosas que sí.
Más específicamente, lo que esto significa en un distrito escolar
es que deberíamos establecer metas específicas
acerca de lo que esperamos lograr en un salón de clases o escuela,
tenemos que darle libertad a la gente
y autonomía para tomar las decisiones
sobre cómo van a gastar esos dólares para conseguir el objetivo.
Luego tenemos que medir si cumplieron con los objetivos o no
y tenemos que contar con cierta responsabilidad;
si cumplieron con la meta o la excedieron
entonces observaremos lo que hicieron
y vamos a compartir esas buenas prácticas con los demás.
Y si no consiguieron el objetivo
no vamos a dejarles que sigan gastando el dinero de la misma forma.
Pero esa no es la forma como hacemos las cosas.
Así que, para cambiar el sistema,
no solo se requiere un cambio de las cortes y el gobierno federal,
sino también se requiere un cambio cultural.
Y déjenme decirles por qué. como madre de dos niñas,
tengo esta percepción de lo que debieran ser las escuelas para mis dos hijas.
Cuando mi hija acudió al jardín de infancia,
pensé, quiero una mujer con aire de abuela
que haya tenido una larga carrera en la enseñanza,
que tome a mi hija en su regazo y le lea un libro
y si ella está en el salón con solo otros 15 o 16 niños,
eso será lo mejor para mi niña.
Lo que no quiero es que se siente frente a,
ya saben, una computadora, frente a la pantalla
porque eso parece frío y rígido y algo por el estilo ¿no?
Esto es lo que creemos,
a lo que nos asimos... nuestras creencias.
La realidad es que la investigación muestra
que el tamaño de la clase no importa.
Un tamaño de clase más chico o grande,
no tiene mucho impacto en los niveles de logro de un estudiante,
y los datos más recientes provenientes de algunos de estos nuevos programas
que utilizan mucho la tecnología en el salón de clase
muestran muy buenos resultados en los niños
porque se pueden diferenciar las necesidades individuales de cada niño.
Al final del día, lo que tenemos que hacer
es asegurarnos de que no seguimos
gastando más dinero sin arreglar el sistema
con la esperanza de que vamos a obtener un resultado diferente.
Lo que necesitamos hacer es algo muy muy diferente,
tenemos que revitalizar el sistema
invirtiendo en lo que funciona e innovando.
El balance final es que la próxima vez que vayan a una fiesta
en la que oigan a su amigo Ted decir
vamos a gastar más dinero en educación para arreglarla,
deberían decirle, "¿en serio debemos Ted?"
Porque en realidad lo que debemos hacer es
asegurarnos de que
no estamos ordenando de más ni prescribiendo de más
dónde gastar el dinero.
De que estamos innovando sobre nuevas estrategias que puedan ayudar a los niños a aprender
y que al final del día, debemos canalizar nuestros recursos
hacia donde sabemos que es útil para los niños.
Eso seguro los hará la cabeza del partido.
Gracias.