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Bueno, primero queremos agradecer a todos.
Primero queremos agradecer a todos,
a la gente que se acercó hasta acá,
a este acto, a los Ministros, al Ministerio de Educación,
al de Desarrollo Social.
La verdad es que para nosotros es un orgullo estar acá
y haber participado en Fines porque nos devolvieron
la dignidad como familia, como personas,
y ahora mismo podemos ir a la universidad y poder
sacar adelante a nuestra familia y a nuestros amigos
o conocidos convencerlos también para que participen
del Fines y que sigan adelante y la verdad que eso es un orgullo
gigante para mí, como hijo, haber cursado con ella
y que haya sido mi compañera de estudio y la verdad que eso
fue increíble.
Estuvimos elaborando una carta que creo que sintetiza
todo lo que vivimos cuando cursábamos el Fines
y todas las cosas que pasaron por nuestras vidas y eso.
Que bueno, se las voy a pasar a mí mamá para
que la pueda contar.
Buenas tardes a todos.
Para nosotros es un honor estar acá y bueno, agradecerles
a todos y en realidad nos pidieron que escribamos
contando nuestra experiencia a la Presidenta,
a la Cristina, nos pidieron que contáramos nuestra
experiencia en una carta, pero, ¿cómo volcar en una carta,
en un papel, tantas emociones?
¿Cómo explicar las ausencias que son esas que el tiempo
no puede borrar?
Parece que fuera ayer cuando comenzamos a soñar
una Argentina distinta.
Mi hijo y yo comenzamos a ir al Fines, y mientras estudiábamos
entre mate y mate nos sorprendía la madrugada.
Vivimos miles de experiencias, tan lindas como esta
y las otras, las que te dejan ese sabor amargo en el alma.
Escuchar algunas personas cuando nos faltaban el respeto,
como por ejemplo cuando nos decían que los pobres
no podíamos estudiar, si teníamos el estómago vacío
o que el voto debía ser calificado y, Dios, con qué odio
nos acusaban y aún hoy nos acusan de todos sus males.
Cuántas veces vi que mi hijo cerraba los puños con rabia
y dolor porque no comprendíamos de qué se nos acusaba.
De no calificar los votos.
Las ganas de querer contestarles: "Señores,
a nosotros nos calificó el hambre y el frío.
A nosotros nos calificaron las ausencias políticas.
A nosotros fue la vida la que nos calificó para poder votar."
Y hasta hubo algún que otro profesor que nos pidió
especialmente hoy, que no agradezcamos.
Porque estudiar es un derecho civil.
Lo que sí estamos de acuerdo con mi hijo y toda mi familia
es que tiene razón, estudiar es nuestro derecho civil,
¿pero cuántos gobiernos nos respetaron esos derechos?
Cómo no agradecer al Ministerio de Desarrollo social
y al Ministerio de Educación que nos dieron las
herramientas necesarias para estudiar.
Y pudimos conquistar esas asignaturas pendientes
con mucho sacrificio.
¿Cómo no agradecerte a vos, Cristina,
quien fuiste la que tomó la decisión política
de llevar adelante todos estos proyectos de inclusión social.
Todavía hoy recuerdo, porque nosotros nos recibimos
el año pasado cuando nos fuimos a anotar a la universidad.
Fue todo muy rápido y sencillo, yo estaba sola
y aún hoy se me hace un nudo en la garganta
cuando recuerdo ese día.
Salí de la entrada de la facultad, y cuando leí el papel
que decía que yo estaba inscripta en una universidad
pública, la de Avellaneda para ser más específicos,
a mí en lo personal se me llenaron los ojos de lágrimas
y lo primero que pensé fue: "Yo en la universidad,
¿quién lo habría dicho?"
Recordé mi tiempo de tantas ausencias políticas,
recordé el dolor, el miedo, el pensar que esos
estudios universitarios no eran para personas como nosotros,
los pobres.
"Yo en la universidad".
Fue la primera vez que lloré de felicidad.
Mi hijo y yo hoy estamos yendo a la universidad.
Nosotros dos...
Nosotros dos al igual que todos
los que se están recibiendo aquí, somos el resultado
de las políticas públicas de inclusión social
de este proyecto nacional
y debemos enaltecerlo para afirmar las veces que sea
necesario que somos alumnos de categoría y que todo tu
esfuerzo, Cristina, vale la pena.
Hace muy poquito la verdad, primero muy brevemente
quiero contar que el último insulto si se quiere
con un poquito de desdén me dijeron por Facebook
que yo era muy naif, para aquellos que no saben
lo que quiere decir, porque lo tuve que buscar por internet,
"muy naif" es el "muy simple e inocente".
Me dijeron, con tu respuesta, porque sos de la generación
donde la cultura fue estafada, es muy naif.
Me dijeron "dejá, seguí aplaudiendo a chorros".
A todas estas personas, o personajes, si se quiere,
les contesté: "Lamentablemente tenés razón,
soy de una generación estafada culturalmente,
pero en mi generación, no había tu soberbia, en mi generación
había dignidad."
Te di la oportunidad, porque le pregunté que
me diga qué era naif.
Yo no puedo mantener una conversación cuando
no sé lo que me están diciendo y tengo el mal habito
si se quiere de preguntar.
Entonces, él no me quiso explicar, me dijo:
"Dejá, seguí aplaudiendo chorros".
Y yo le dije: "Te voy a contar una cosita, si me permitís.
Fui estafada tantas veces, me mintieron tantas veces,
que hoy solamente aplaudo después que me doy cuenta
que el que me está hablando es honesto y digno de aplaudir.
Y hoy no aplaudo a chorros."
Y para que vaya sabiendo a esta generación
estafada culturalmente en lo social, gracias a estas
políticas que hoy tiene este gobierno, pude terminar
mi secundaria y hoy voy a la universidad, le dije,
muy contenta yo.
Y le dije: "¿Quién te dice tal vez, solamente tal vez
si vos lo querés y me lo permitís,
dentro de 3 o 4 años cuando me reciba y yo sea
una licenciada capaz que quieras mantener
una conversación conmigo."
Y lo último que le dije fue lo siguiente: "En mi generación
estafada había algo que lamentablemente vos no heredaste
y se llama educación y eso lo aprendí en mi casa con
mis viejos, para eso no hay que ir a una universidad."
Con eso cierro y discúlpen que les tomé tanto tiempo.
Hace muy poquito, la semana pasada,
nos hicieron un humilde reportaje que agradezco también
y me preguntaron:
Eva, ustedes que sufrieron tanto, porque en estas ausencias
políticas la vida me llevó un hijo también.
Me preguntó qué me haría feliz.
Y yo le contesté: "Hablar con Cristina.
Poder contarles cuántas cosas, sueño tal vez con esa charla
de mujer a mujer.
"¿Por qué?" Me preguntaron.
Dije que para que vea cómo nos cambió la vida,
que sepa lo que nos tocó vivir. Que conozca a mi familia.
Me dijeron: "¿Vos pensás que eso es posible?"
Y le dije a la periodista: "¿Por qué no?".
Si la vida me demostró que yo, una persona pobre,
que mis hijos, nosotros que nos criamos en una villa,
los sin techo, pudimos terminar de estudiar gracias al Fines,
gracias a las políticas que ustedes generan,
y hoy vamos a la universidad. ¿Quién me impide soñar
que algún día me puedo encontrar con la señora Presidenta
y sencillamente sacarme una foto.
Yo pienso...
Yo creo que todos nosotros seguimos un sueño
y nuestro próximo objetivo es enaltecer el Fines
para que dejen de pensar que nosotros somos alumnos
de segunda categoría.
Nos costó muchísimo sacrificio poder recibirnos,
muchísimas gracias.