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Entrevista con el Dr. Wayne Dyer Maui, Hawái
¡Hola, mis jugosos co-credores! Soy Lilou, en la hermosa y mágica isla de Maui
en Hawaii, sentada junto a Wayne Dyer. ¡Qué emoción!
¡Qué gusto verte!
Esto es maravilloso. Me encanta el "mua". Tienes el "mua" mágico.
-Lo oí muchas veces. -¡Sí! Besos Jugosos.
Qué emocionante. Esta mañana entrevisté a tu hija Serena. Es muy inspirador.
Gurú de una familia espiritual. Tuvo la bendición de aprender de muy pequeña
esos principios con los que deberían criarnos a todos.
Después todos los libros que has escrito, los problemas que has tenido,
las personas que has conocido, ¿qué es lo más importante, cuáles son los valores
que deberíamos saber mientras crecemos?
Acabo de terminar de escribir un libro hace dos días llamado "Deseos cumplidos".
Es una representación de dónde estoy en este momento de mi vida.
Hace unos años me diagnosticaron leucemia.
Y realmente me creí el diagnóstico.
Llegué a entender que todas las enfermedades del cuerpo son precedidas
en nuestro cuerpo energético. Que muchas veces lo que llamamos
"enfermedad" es sencillamente la forma de sanarse que tiene el cuerpo.
Por ejemplo, si me cortara el brazo, inmediatamente los glóbulos blancos
se apresurarían a llegar aquí, pronto se formaría una costra, se pondría todo rojo
y se vería horrible. Y si llegaras de repente y vieras mi brazo, dirías:
"¡Qué horror! ¡Debemos cortarlo!" Cuando de hecho, es la forma de sanarse que tiene
el cuerpo: creando una costra, generar todo lo rojo y demás: todo es parte
del proceso de sanación. Y empecé a ver a la leucemia de la misma manera.
Es la forma del cuerpo de responder quizá a traumas psicológicos
de relaciones fallidas del pasado o lo que fuere, y que el cuerpo siempre sabe
lo que hace. El cuerpo es perfecto.
Así que respecto a los valores que preguntas, lo que descubrí en el último
año mientras escribía es que quienes somos no está en estos cuerpos, en absoluto.
Ya lo había dicho, pero cuando realmente te enfrentas a ello, empiezas a entender
que hay algo mucho más grandioso en quiénes somos que esta forma física.
Por ejemplo, estoy aquí sentado contigo, una hermosa mujer; tengo 71 años y tú tienes
la edad que tienes, y si te preguntara si eres tu cuerpo, dirías que sí, que es
quien eres, que es tu cuerpo. ¿En cuántos cuerpos has estado, solo desde
que encarnaste en esta vida? El que tenías cuando eras de este tamaño, cuando
pesabas 10 kilos, tuviste el cuerpo de una niña, el de una adolescente,
el de una veinteañera. Y si te preguntara si son reales, dirías que por supuesto.
Y yo te diría: "Ve a buscar el cuerpo de tus 20 años, yo iré a buscar el mío,
los traeremos a esta sala para diagnosticarlos y hablar sobre ellos".
Entonces dirías que no puedes, porque ya se ha ido. Unos de mis maestros,
Muktananda, un gran santo espiritual de la India, cuando le preguntaron
qué era real, dijo: "Lo real es lo que nunca cambia". Así que cuando piensas
en tu cuerpo como real, si piensas en algo que nunca cambia, evidentemente no es
tu cuerpo, no es nada de este plano físico. Todo lo que vemos aquí, incluido
el océano, los árboles, la sala, el sillón, todo está cambiando, y al final, todo regresa
a su fuente invisible. Y lo mismo es cierto del cuerpo en el que estamos ahora,
no es quienes somos. Quienes somos es esa presencia invisible que ocupa todos
estos cuerpos nuevos. Entre el momento en que te sentaste aquí para hablar conmigo
y el momento en que terminemos, estarás en un cuerpo diferente al que estabas
cuando comenzamos. Nuestros cuerpos cambian así de rápido. Trillones
de células siempre en un estado fluctuante de cambio constante. Se trata
de aprender que quienes somos es algo mucho más complejo y profundo, algo
mucho más espiritual que un mero cuerpo físico. He dicho que la vida es solo
una enfermedad terminal de transmisión ***.
Es la naturaleza de todo lo que aparece.
Lo que descubrí y aprendí con el diagnóstico de leucemia es que hay
algo en mí que desafía un nombre, pero le he dado un nombre. De hecho el nombre
no se me ocurrió a mí, se le ocurrió a Dios. Si vas a la Torá, los primeros cinco libros
del Antiguo Testamento, y buscas en el Éxodo, Moisés está caminando
en el desierto del Sinaí y de repente se topa con un arbusto que arde y arde
pero que no se consume. La leyenda dice que el arbusto empieza a hablar, y es Dios
el que habla. Le da a Moisés instrucciones y le dice: "Regresa a Israel y libera
a tu pueblo". Y él le responde -estoy resumiendo-: "¿Y quién les digo
que me envió?" Es el único lugar, la única referencia en toda la literatura espiritual,
1300 años antes del nacimiento de Cristo, 13 siglos antes, Dios le dice: "Yo soy
el que soy, y ese será mi nombre para todas las generaciones futuras". Soy el que soy.
Así que ese es nuestro nombre, es el nombre de Dios, es el nombre
de la presencia invisible que está en cada uno de nosotros. Yo soy.
La forma en que usamos el nombre "yo soy" es cómo usamos el nombre de Dios.
El Antiguo Testamento, en el Libro de Joel, dice: "Deja que los débiles digan:
'soy fuerte'". Jesús ha preguntado sobre ser Dios, y él dijo que incluso antes
que Abraham estaba "yo soy". Y casi todo lo importante que dice Jesús en el Nuevo
Testamento comienza con "Yo soy". "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
"Yo soy la resurrección". No dijo: "Yo soy la crucifixión". A menudo ponemos
el énfasis en la crucifixión y el sufrimiento. Es una de las razones por las que hay
tantos problemas en el mundo. Todos los cristianos concentrándose
en la crucifixión, el sufrimiento, las heridas, las espinas y los horrores de ser clavado
a la cruz. Recuerdo cuando dos de mis hijas iban a un colegio privado en segundo grado.
Una de ellas llegó a casa y dijo: "No aguanto ir a la capilla, porque
cada vez que miro hacia arriba, veo a un hombre muerto sobre una madera
y me molesta mucho". Debimos cambiarla de escuela por lo mucho que
le molestaba. Ellos insistían en que fuera. Yo creo que Jesús debería ser visto como
la resurrección, eso es lo que dijo, la luz, la infinita luz espiritual que yace en cada uno
de nosotros. Y descubrí eso en mí, y empecé a dejar de decir: "Soy paciente
de cáncer". Empecé a decir: "Estoy bien. Soy salud perfecta. Soy salud divina.
Soy sanación. Soy feliz". Y a usar la frase "yo soy" con mucho cuidado en mi vida.
En el Nuevo Testamento, Jesús les dice a quienes están por apedrearlo:
"¿Por qué van a apedrearme?" "Porque dices ser Dios y eres un hombre".
Y él dice: "¿Acaso no está escrito en sus leyes que dije que todos ustedes
son dioses, que Dios no es algo externo que está fuera de nosotros, que Dios es
algo que está profundamente dentro de cada uno de nosotros?" Y de eso hablo en mi
nuevo libro. El tercer capítulo se llama "Tu Ser Más Superior". Tu Ser Superior
reconoce que hay una chispa de Dios dentro de ti, un pequeño pedacito
que de vez en cuando llamas. Pero cuando comienzas a llegar a tu ser
"más superior", comienzas a reconocer que Dios no es algo fuera de ti, que todos
tus pensamientos son en realidad pensamientos de Dios. En esta sala
estamos tú, yo, mi hijo está allí sentado; hay tres personas pero una sola mente.
Todos estamos usando esa mente, y la pregunta es si estamos alineados
con Dios. A Einstein le preguntaron sobre la física cuántica y dijo: "Para mí son
meros detalles. A mí solo me interesa pensar como piensa Dios". A medida que esto
empezó a suceder, el 21 de abril de este año, de 2011, tuve
una experiencia mágica. Hay un hombre que vive en Abadiania en Brasil.
-Juan de Dios, sí. -Se llama Juan de Dios, sí. Y tengo una
amiga llamada Reyna Peskova, médica cirujana de la vista en California,
que quería que fuera allí. Ella viajó a Maui porque supo que yo tenía leucemia
y sabía que me podía sanar. Sabía que Juan de Dios podía hacer
ese tipo de sanación conmigo. Yo había aceptado ir, pero llegó abril
y debía entregar el libro, y el libro no era algo que yo escribía, él me escribía a mí.
Estaba adueñado de mí. A diario me sentaba a escribir y todo
fluía como una escritura automática, que ya había experimentado antes,
pero nada con esa intensidad. Y no tenía un esquema, este libro se manifestaba
desde el espíritu, reconociendo que no obtienes lo que quieres, obtienes lo que eres.
Transformándote en Dios y viviendo desde ese espacio, estando dispuesto
a decir "soy Dios". Como San Pablo dice en Filipinos: "Teniendo ustedes la misma
mente que Jesucristo, que siendo la forma de Dios no consideraba un robo
considerarse igual a Dios". Eso es del Nuevo Testamento. Entonces, Reyna fue
a Abadiania sola, se decepcionó de que yo no fuera, pero ella fue igual. Cuando
llegó le preguntó a Juan de Dios si estaba dispuesto a sanarme. Le mostró cuatro
fotos mías vestido de blanco, de frente, de espalda, de cada lado. Él las miró
y dijo: "Lo siento, tiene que tomar las hierbas y el agua bendita". Ella fue
a un puesto de FedEx y me envió las hierbas y el agua bendita. Todo llegó en tres días.
Empecé a tomarlos y volvieron a fotografiarme después de eso. Ella volvió a llevarle las fotos.
Era lunes o martes, y él dijo que me operarían el jueves, porque no opera él,
sino las entidades que entran en su cuerpo. Me presenté con cierto escepticismo
por que me operara alguien a miles de kilómetros de distancia
en mitad de la noche. Pero siempre tuve una mente abierta a todo y apegada a nada.
Así que participé. Me operaron a las 7 de la mañana, el 21 de abril.
Lo recuerdo porque mi madre cumplía 95 años Y ella me dijo: "Después de la cirugía..."
Tuve que ir a la cama, vestirme de blanco, beber un agua especial, tomar
unas hierbas, no comer ciertos alimentos, no hacer ciertas actividades... Hice todo
lo que me dijeron. Pero a la mañana siguiente a las 7, la operación había
terminado a las 7:30, y le dije a Reyna que iría a caminar, a nadar, y hacer
los ejercicios que solía hacer, porque ejercito todos los días. Ella me dijo: "Acaban
de operarte, no podrás hacerlo. Debes guardar reposo por 24 horas". No podía
volver a la cama 24 horas, ¡acababa de salir de la cama! Ella dijo que debía hacerlo.
Dije que sí y la ignoré. Salí a caminar, suelo caminar alrededor de una hora
y media. Hice unos 90 metros y me caí. Estaba muy débil, apenas pude llegar
al cuarto. Me metí en la cama, dos de mis hijos estaban aquí, me llevaron agua,
y me quedé en cama una semana completa para recuperarme de la operación.
Y a la semana siguiente, el 28 de abril, me quitaban las suturas. Para eso también
debía prepararme, vestirme de blanco, hacer oraciones, comer ciertos alimentos
y demás. Para ese entonces ya creía que había algo realmente divino,
que ese hombre que ha tratado a más de 20 millones de personas en los últimos
40 años en Brasil, que nunca tuvo ninguna infección... De hecho Oprah Winfrey
envió un equipo a Abadiania para averiguar sobre este hombre, porque
en cuanto dije su nombre, tú supiste de qué hablaba. Las entidades entran
a su cuerpo, él no usa ningún tipo de anestesia ni de antisépticos, rasca
los ojos de la gente, les corta el abdomen, les retira cosas, y también hace algo llamado
"cirugía invisible" a la distancia. Pero no la hace él, la hacen las entidades, quienes
quiera que sean. Algunas se identifican como ex médicos que alguna vez vivieron,
-algunos son guías espirituales... -Así que realmente te abrió,
-no fue solo en el cuerpo no físico... -No, él estaba en Brasil y yo estaba aquí
en Maui. Así que no hubo apertura. Cuando salí de la operación, mi hijo
que está allí sentado me miró y me preguntó: "¿Qué te pasa?" Tenía los ojos
como raspados, no tenía pupilas, apenas unos puntitos en las pupilas. Pero lo más
increíble es que estaba impregnado con una especie de amor, parecido
a lo que haces en tu Juicy Tour, que no ha desaparecido, de hecho he tenido
un encuentro tras otro con gente. Uno de los motivos por los que accedí a esto,
-porque ya no doy muchas entrevistas... -No tengo idea de cómo sucedió.
-Es un verdadero milagro para mí. -Le dije a mi hija que estaba haciendo
la entrevista que probablemente te gustaría entrevistarme, que te preguntara.
Fue como una extensión, pero esto es menor comparado con el tipo de cosas
que suceden, la gente que entra en mi vida... De alguna manera mi ego me fue retirado,
como bañado. Y fue reemplazado por un contenido sobrecogedor,
divino, pacífico... Y empezó a darse una sanación en mi vida.
Abandoné yoga por un año después de mi diagnóstico de leucemia porque me decía
que hacía mucho calor. Hago yoga Bikram, que es un ejercicio intenso de 90 minutos.
Acabo de volver de hacerlo, lo hago todos los días. Dormía hasta las 10 u 11.
Me estaba aletargando. Me decían que no me veía bien y demás.
Y tras la remoción de las suturas, sentí que todo en mi vida cambió. Empecé a oír
mensajes. Una mañana recibí un mensaje que decía: "Hoy no fuiste a caminar.
No fuiste a yoga. Estás sanado, puedes ir a yoga". Así que fui al estudio de yoga
al que no iba desde hacía un año, hice yoga, y vengo haciendo yoga 4 o 5 veces
por semana desde entonces, mejorando más y más. Ahora nuevamente me levanto
a las 4 de la mañana como solía hacerlo hace años, medito durante una hora
y luego salgo a hacer cosas para la gente.
Hace poco llevé a 162 personas a tres lugares espirituales. Se llama
"Experiencias milagrosas", lo filmamos todo y saldrá en unos seis meses
por Hay House. Seis DVD. Una charla en Asís, el hogar de San Francisco; en Lourdes,
donde se dio el gran milagro de Santa Bernardita en 1858; y en Medjugorje,
en Herzegovina, Bosnia.
¡De ahí la gorra!
¿Perdón?
-Por eso la gorra, ¿no? -¡Sí, la compré en Lourdes!
Cuando llegamos a Asís éramos 162. Mi hijo, dos de mis hijas viajaron conmigo.
Fuimos a Asís, un lugar que ha sido muy mágico para mí. Estuve allí tres veces.
Esa fue mi tercera visita. Escribí un libro basado en la oración de San Francisco.
San Francisco se presentó en mi vida de una forma muy relevante,
al igual que Lao Tzu, que entró en mi vida grandiosamente. Escribí todo un libro
sobre el Tao y cómo vivir el Tao Te Ching, llamado "Cambia tus pensamientos,
cambia tu vida". Ambos se presentaron en mi vida, y cuando te pasan estas cosas,
te pasará incluso cuando mires esta entrevista en unos años, verás que
es parte de un tapiz, que no es un evento aislado. Porque básicamente todo está
pasando al mismo tiempo, el futuro y el pasado son realmente ilusiones.
Todo es uno. Empiezas a entenderlo. La meditación te permite probarlo,
en los sueños te das una idea cuando puedes convertirte en otra persona, tener 7 años u 80,
que la gente muerta esté viva, etc. Estamos en el mejor momento
cuando estamos en nuestros sueños despiertos.
En Asís, hace unas pocas semanas... Di una charla en cada una de esas ciudades,
y había 162 personas en una iglesia antigua construida en el siglo X. Y al final
de la charla me pasó algo que jamás me había pasado, va a estar en la película.
Me congelé en el escenario, y empecé a sollozar descontroladamente.
Todo el público se levantó y extendió las manos, y fue como si San Francisco
hubiera entrado en mi cuerpo. Sentí su presencia muy fuertemente,
y sigo pensando en cuántas ocasiones separadas... No fui criado en el catolicismo.
Me crié en orfanatos y hogares de crianza. Nunca estaba en un lugar en particular.
Pero por algún motivo, este hombre por quien la ciudad
de San Francisco recibió su nombre, que vivió en el siglo XIII y le dedicó su vida
a la conciencia crística y a vivir desde ese lugar, se convirtió en una parte
muy importante de mi vida. Acabo de recibir una carta de una mujer que me oyó hablar
en Vernon, Columbia Británica, que dice que cuando comencé a hablar
sobre San Francisco, me vio transformarme en el escenario. Que tenía una túnica marrón
y que literalmente me convertí en San Francisco en el escenario. Y dijo
que una hora después yo estaba hablando sobre Lao Tzu y el Tao Te Ching
y sobre lo impactante que había sido eso, y lo irónico que era que esas dos personas
hubieran entrado en mi vida de tantas maneras diferentes. De hecho tuve
que sentarme y dedicarle años de mi vida a estudiar su material, a escribir y vivir
a partir de eso. En una época mi ego decía: "Eso es porque soy especial. Después
de todo, soy Wayne Dyer. Estoy causando un gran impacto en el mundo y demás".
Pero me di cuenta de que no tenía nada que ver con haber sido ellos en vidas
pasadas. No hay vidas previas, hay vidas paralelas. Todo está sucediendo al mismo
tiempo. Y cuando empiezas a tener la sensación de algo que deseas lograr,
que es lo que hice con la leucemia, no es solo un ejercicio intelectual por el que dices
"estoy bien" y vives desde esa perspectiva, sino que empiezas a sentirlo en el cuerpo.
Experimentas el sentimiento, adoptas el sentimiento de lo que sea
que deseas tener, supones que ya está cumplido. Y cuando haces eso a un nivel
muy dramático, como en el escenario en Asís, y empiezas a hablar sobre algo
que no solo sabes a nivel intelectual sino que lo sientes parte de tu vida...
-¿Lo encarnas? -Sí. Te conviertes en eso y eso
se convierte en ti. San Francisco y tú ya no están separados, Lao Tzu y tú ya no
están separados, tú y Dios ya no están separados, eres uno, eres uno con todo.
Y aparece. Aparece en fotos en orbes que aparecen en distintos lugares. Aparece.
Quienes tienen una visión espiritual clara lo ven realmente.
¿Hay un proceso para eso o es simplemente tu presencia
en ese momento que permite que eso entre? Porque siempre hay una línea delgada
entre el co-creador creando afuera, pero a la vez recibiendo. Es una delgada línea,
¿verdad? En el Yo soy, te recuerdas constantemente que estás sano.
Sí, pero después de un tiempo de hacer el ejercicio intelectual de decir las palabras
correctas "Yo soy", superas la parte intelectual. A fin de entender algo
intelectualmente, debes analizarlo, y las primeras cuatro letras de analizar son
"***". Lo desarmamos, lo entendemos, llegamos a una fórmula, lo interpretamos,
buscamos la opinión de otra gente, vamos a internet y buscamos información,
escribimos al respecto, hablamos con expertos. Y así es como
entiendes algo intelectualmente. Para entender algo espiritualmente,
solo existe una forma. Y muy poca gente sabe hacerlo. Debes experimentarlo.
Experimentar la percepción de "Yo soy Dios". Podemos escribirlo, hay muchos libros
al respecto y demás, pero cuando lo sabes, superas, vives...
No lo vives como algo que quieres ser. Dios no es capaz de decir "Yo seré".
"Estaré bien". Porque decir "estaré bien" o "seré adinerado" o "seré feliz" o "estaré
contento" o "estaré satisfecho" es decir que no lo soy. Y si eres Dios, no puedes
decir "no soy". ¿Cómo el creador de todo va decir "no soy" o "seré"? Ya lo eres.
Cuando lo experimentas y lo comprendes en las entrañas, empiezas a verlo y cada
mensaje interno que tienes, cada meditación que haces, cada experiencia
que tienes, todo con el que te encuentras, empiezas a ver: "Claro, todo es parte
de..." Hay algo más grande moviendo todas estas piezas. Así que adoptas
el sentimiento, y "sentir" es la palabra clave. Intelectualmente lo analizas
y lo entiendes, para sentirlo, ¿dónde lo sientes? Lo sientes en el cuerpo.
Lo sientes en este contenedor temporario del alma. Y una vez que empiezas a sentirlo
en el cuerpo, de verdad... Quizá quieras entrevistar a una mujer
llamada Anita Moorjani. Creció en Singapur, vive en Hong Kong.
Ella tenía un linfoma de grado cuatro en todo su cuerpo. Le dieron un día de vida.
Todos sus órganos se habían cerrado, tenía 24 tumores del tamaño de un limón
en todo el cuerpo, en el abdomen, el pecho, el estómago, las piernas,
la cabeza. Estaba plagada de cáncer. Lo tuvo durante cuatro años. Y esa noche
en el hospital de Hong Kong, en 2005 o 2006, era febrero de 2006, ella...
...murió. Tuvo lo que se llama una "experiencia cercana a la muerte", ECM.
Y en esa experiencia cercana a la muerte, le dijeron que no era su momento, salvo que
ella quisiera que lo fuese. Podía regresar a su cuerpo y si sanaba su cuerpo energético,
si sanaba la energía alrededor de ese cáncer y lo que ese cáncer
significaba para ella, si empezaba a revertir todo eso, podía liberarse
del cáncer. Cuatro días y medio después de volver de las profundidades de la muerte,
de la puerta de la muerte, se liberó del cáncer. Y hoy estará en mi programa
especial de televisión. Escribió un libro que no saldrá hasta la primavera llamado
"Muero por ser yo". Ella descubrió entonces de lo que hablo aquí. Por eso
nos conectamos tan profundamente y ahora hablamos casi todos los días.
Ella descubrió que lo único que tienes que hacer para ser un "manifestador"
y atraer a tu vida lo que quieres es atesorar tu propia magnificencia. Dijo que no es
que haces un contacto consciente con Dios ni que tienes una chispa de Dios
dentro tuyo y que además está la parte humana: debes darte cuenta de que eres
todo Dios y que Dios es todo tú. Y no llegas a eso intelectualmente,
sino sintiéndolo, sintiendo y entendiendo lo que Jesús quiso decir con "Dios es amor.
Y quien permanece en amor permanece en Dios, y Dios permanece en él".
De eso se trata esta experiencia. Y la experiencia con Juan de Dios para mí fue
el último paso, fue la remoción de mi parte de ego y el llenado de ese espacio
con lo que sea que las entidades fueran.
La noche en que las suturas fueron removidas, tenía un reloj... Estaba en el cuarto,
aquí a la vuelta, y cuando salí y miré el reloj... Era un reloj de USD 17.000
que mi hija había insistido que comprara unas dos semanas antes de eso.
Garantizan que jamás pierde un segundo en ninguna dirección o te devuelven
el dinero. Incluye una batería de repuesto de 10 días. Se parecía a este, pero era otro.
Así que salí, eran las 7 de la mañana, y descubrí que mi reloj, que garantizaba
no perder un segundo, había perdido 80 minutos. Ese día
y el siguiente volvió a perder 80 minutos. Tuve que devolverlo y recuperar el dinero
porque el campo magnético de Abadiania en Brasil es más rápido y elevado
que en cualquier otro lugar del planeta. Y fue en ese cuarto
que tuve que reemplazar el reloj.
Perdió 80 minutos, algo pasó en esos 80 minutos. En ese tiempo empecé no solo
a saber que soy Dios intelectualmente, sino a sentirlo en cada lugar al que voy. Y ya
no me identifico con este cuerpo, con mis logros, con lo que hago. Y al principio me
preguntaste sobre los valores. Es la percepción fundamental de que cuando
te conviertes en Dios, cuando realmente vives desde ese lugar y te alineas
con la fuente de tu ser y se convierte en tu forma diaria de vivir... Por eso estoy
haciendo esta entrevista contigo. Es otro ejemplo de que cada mañana
cuando despierto a las 3:30 o 4:00 de la mañana, me pregunto qué puedo hacer
para mejorarle la vida a alguien. ¿Qué puedo hacer? Lo que sea. Y tengo
muchas oportunidades de hacerlo porque soy conocido, recibo muchos e-mails,
puedo ayudar a los enfermos en el hospital, puedo donar dinero...
Hay muchas cosas que puedo hacer. Pero te daré un ejemplo antes de cerrar.
Suelo hacer una meditación que dura unos 40 minutos. Y luego recibo
instrucciones en la meditación. Y una mañana estaba meditando aquí mismo,
y me dijeron internamente, esto fue unas dos o tres semanas tras la experiencia
con Juan de Dios, y todo el tiempo encontraba gente que necesitaba algo.
En otro momento de mi vida los hubiera ignorado, y ahora los invito
a mi vida, los contengo y hago algo por ellos. Y les cambia la vida muy profundamente.
Y esa mañana me dijeron... Suelo ir al mar, giro a la izquierda
y camino por el paseo. Y ese día me dijeron que me quitara los zapatos.
Es interesante, porque es lo que Dios le dijo a Moisés en ese lugar...
Elizabeth Barrett Browning escribió un poema al respecto. DIjo:
"La tierra está repleta de las cosas del cielo, y toda zarza común arde
con el conocimiento de Dios; pero solo el que ve se quita los zapatos.
El resto solo se sienta y recoge zarzamoras".
Ese era su poema. Y Dios le había dicho a Moisés que se quitara los zapatos
porque esa era tierra sagrada, cuando dijo "Soy el que soy".
Me dijeron que me quitara los zapatos, que caminara por la playa, cosa que no
había hecho durante años porque es inclinada y tengo un problema de cadera.
Y ese día caminé por la playa y vi a un hombre profundamente dormido
en la playa. Eso es muy raro en este lugar. Parecía alguien muy pobre,
a decir verdad parecía drogadicto, tapado con una manta, de barba. Lo ignoré,
seguí caminando y llegué hasta el Hyatt Regency. Allí había un hombre sentado.
Empecé a hablar con él, me reconoció.
Y le di una copia de una película que había hecho llamada "El cambio"
que llevaba encima.
-Hermosa. -Gracias.
Él me hablaba sobre su esposa, sobre el problema que era, que él intentaba
ser amable con ella y darle su amor, pero ella seguía reaccionando con enojo.
Le hablé sobre hacer lo que yo entendía mientras aprendía al escribir este libro
sobre "Yo soy", el libro que acabo de escribir, "Deseos cumplidos", y algo que dice
sobre el discurso "yo soy" es que mientras tengas prejuicios,
condenas o críticas hacia cualquiera de las criaturas de Dios,
no podrás alcanzar una alineación divina con Dios.
Prejuicio, crítica, condena. Y le dije: "Cuando me hablas de tu esposa,
la juzgas, la criticas y la condenas porque ella no es como tú quisieras que fuera.
Hoy intenta no hacer ninguna de esas cosas con ella, solo por un día".
Y dijo: "Eso será muy..."
Dos días después volví a verlo, y su relación se había transformado completamente.
Solo por no juzgar, criticar ni condenar, que es lo que nuestros egos hacen siempre.
Así que toqué la vida de esa persona y solo eran las 5:30 de la mañana.
De regreso, veo al hombre tendido, y pienso: "Debo ayudar a este hombre. Quiero darle
USD100." Pero no llevaba dinero encima. Regresé aquí corriendo, era una caminata
de unos 10 minutos. Subí y me puse dinero en el bolsillo. Regresé y le toqué
el hombro. Estaba profundamente dormido. Se despertó sobresaltado.
Tenía unos 27 o 28 años, se llamaba Vince.
Le pareció que iba a enojarme con él, creyó que yo era policía o algo así.
Noté que había estado drogándose por como tenía los ojos.
Lo rodeé con un brazo, no olía muy limpio, y le dije:
"Me gustaría regalarte un buen desayuno y un lugar donde estar. Te daré USD100.
Haz lo que quieras con ellos...". Y dijo: "Cielos, eres la primera persona
desde que estoy en Maui que me habla como si fuera una persona decente".
Y se fue caminando. Así que ya había tocado la vida de dos personas.
Y no le di USD 100 porque soy noble o rico ni nada de eso.
Lo hice porque me sentí llamado a hacerlo.
Y no se trataba de lo que hiciera con el dinero, era una extensión de amor.
Regresé, subí y me di cuenta de que había llevado la llave equivocada.
No podía entrar porque necesitaba la llave. Bajé la escalera, y camino de buscar
otra llave, me topé con una mujer llamada Susan, cuyo hijo de 10 años fue matado
por un conductor ebrio hace dos años, se llama Will Smith, de San Antonio.
Empecé a hablar con ella, tenía que ir a dar testimonio, y me dijo:
"Acabo de ver un video de cuando terminó segundo grado que jamás había visto".
Los ojos se le llenaron de lágrimas, y me dijo que lo extrañaba horrores.
Le pedí que subiera a casa conmigo y le di lo que había escrito Anita Moorjani
sobre su experiencia cercana a la muerte, que pueden encontrar en internet
si buscan "anita moorjani", y verán cómo fue su experiencia. Son 22 páginas.
Yo tenía unas copias para regalar, te daré una antes de que te vayas, y se la di.
Le dije: "Susan, lee esto y no volverás a extrañar a Will, entenderás".
Y cuando regresé, aún eran las 6:30 o 6:45 de la mañana.
Ya había meditado una hora y tocado la vida de tres personas.
Todo haciendo algo que jamás habría hecho de no haber tenido esa infusión de amor.
Y en mi cumpleaños número 71, el 10 de mayo, dos semanas después
de haber tenido esa experiencia, que fue el 28 de abril...
Estaba en San Francisco, trabajando en una película que estoy haciendo
sobre cómo encontré y perdoné a mi padre, llamada "Mi mayor maestro",
y lo único que quería hacer en mi cumpleaños 71 era salir.
Llevé billetes de 50 y 20 dólares, un fajo. Salí, estaba en San Francisco, justo frente
al hotel Saint Francis, y cada drogadicto, cada persona que estaba revisando basura
en busca de botellas, a cada uno lo detenía, le decía algo y le daba USD50 o USD20.
Regresé después de haber entregado mucho dinero. Volví a mi cuarto de hotel
y pensé: "Este es el cumpleaños más lindo que he tenido en mi vida". Y no quería nada,
ni una torta, ni que alguien me dijera "Feliz cumpleaños". Solo quería servir.
Y eso es lo que me ha pasado desde que tuve esa experiencia...
Con Anita, con San Francisco, con Lao Tzu, con Juan de Dios.
Creo que me fueron preparando para mi ascensión.
Y no necesariamente debes dejar el cuerpo. Quizá lo haga, no sé.
Me iré cuando me llamen.
Pero en la ascensión te conviertes en la resurrección. Y en la resurrección,
en lugar de la crucifixión, te conviertes en un ser de luz que se eleva
por sobre el ego y vive desde ese lugar. Y mi objetivo es que el mundo haga eso.
¿Dirías que es un lugar de iluminación?
Un lugar de luz. Un lugar de luz elevada.
Hay imágenes de Jesús clavado a la cruz, sufriendo con espinas en la cabeza
y heridas en los dedos, las manos y los costados, y hay imágenes de Jesús
trascendiendo, yendo más allá de esta forma física, yendo más allá del ego
más allá del sufrimiento y siendo un ser de luz.
Creo que ese era el propósito que Jesús quería enseñarnos.
Eso es lo que estoy haciendo hoy.
Simplemente estando aquí, con nuestra presencia elevamos la frecuencia. Eso es
lo que los delfines me enseñaron aquí. Al estar y nadar con ellos nos dimos cuenta
de que solo hay que estar, sin hacer nada, haciendo acto de presencia.
Y todo lo que describes es accesible para todos nosotros, ¿no? Simplemente
caminando un rato conociste a toda esa gente que necesitaba tu ayuda.
Eso es algo que todos podemos hacer, más allá del dinero.
El dinero es solo la excusa para conectarnos.
Y esa es la experiencia de un solo día. Podría contarte sobre gente que traje
aquí mientras estaban mis hijos.
Una mujer con un hijo con una discapacidad severa.
Lo trajimos aquí. Un chico de 22 años llamado Samir.
Me preguntó por qué algunas personas sufren.
Le di una charla aquí sentados. Elevé el espíritu de su madre
y le quité la angustia y el dolor de manera que se retiró mucho más liviana.
Lo hago todos los días.
Hoy son las 11:30 de la mañana. Esta ya es la segunda vez hoy.
Haciendo esta entrevista contigo, contándole la historia
a quien esté al otro lado mirando, y quizá ustedes abran su mente,
que esté abierta a todo y apegada a nada. Y como dice Anita:
"Vive en la ambigüedad, vive en el misterio". Todo lo que crees viene de lo que sabes,
pero todo lo que está afuera es misterioso. Lo que sí sabes digamos que es esto.
Lo que no sabes es así, es infinito. Todas tus creencias están aquí.
Lo que crees que sabes y todo lo que descrees caben ahí,
pero cuando empiezas a vivir la ambigüedad, cuando dices "No sé, estoy abierto,
estoy dispuesto, lo permito".
Te está hablando un hombre que tenía una reputación en un terreno muy sólido
durante los últimos 40 años. He escrito 36 libros y dado charlas
en televisión pública y en todo el mundo, con mucho público.
Estoy hablando de cosas que muchos dirán que son fantasías locas.
Pero a los 71 años me di cuenta de que hay algo divino.
Hubo una mujer aquí de 20 años que tenía todo un lado de la cara paralizado.
Le enseñé a hacer los discursos y las frecuencias "yo soy".
A decir: "Soy salud, estoy libre de parálisis".
Dos semanas después, estaba en el escenario conmigo en Calgary
delante de 2500 personas. Le habían pronosticado
que le llevaría de dos a cuatro años. Se llama Nicolette.
Es algo que sigue y sigue. Todos nosotros, todos ustedes, todos son Dios.
Dios no es algo externo a ustedes. Eso es lo que la religión ha intentado enseñarles,
que ellos son quienes establecen contacto con Dios por ustedes.
Y yo digo que suelten todo eso. Establezcan contacto consciente con Dios ustedes,
porque ustedes son Dios, es el lugar más elevado dentro de ustedes.
Y lo que escucho es que lo desconocido es lo real. Lo más real.
Sí, es lo misterioso. Vivir el gran misterio.
Hay muchas cosas que no entiendo y así me gusta.
Gracias.
Gracias, Wayne. Muchas gracias por tu tiempo.
Gracias por esta hermosa conexión. Gracias por el milagro de nosotros
aquí hoy compartiendo esto con miles y millones de personas
de todo el mundo.
Les enviamos mucho amor, mucho "aloha" de Hawái.
Namasté. Dios los bendiga a todos. Ustedes son Dios, cada uno de ustedes.
Recuérdenlo. Deseos cumplidos.
Deseos cumplidos.