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Yo no quiero ser emperador, ése no es mi oficio,
quisiera ayudar a todos de ser posible:
judíos… gentiles… negros… blancos…
queremos vivir para la felicidad del otro, no para su desgracia.
No queremos despreciarnos el uno al otro,
pero hemos perdido el rumbo.
La codicia ha envenenado el alma del hombre
la maquinaria que nos da la abundancia nos ha dejado con falta.
Pensamos mucho y sentimos muy poco.
Más que maquinaria necesitamos humanidad,
más que inteligencia necesitamos amabilidad y gentileza.
Sin estas cualidades la vida será violenta.
Aun ahora, mi voz llega a millones a través del mundo,
millones de desdichados hombres, mujeres y niños,
víctimas de un sistema que lleva al hombre a torturar.
Para aquellos que pueden oírme les digo:
¡No desesperen!
La desgracia que nos ocurre es tan sólo la muerte de la codicia.
El odio del hombre pasará y los dictadores morirán,
y el poder que le arrebataron al pueblo volverá al pueblo.
Y en tanto los hombres den la vida por ella, la libertad no perecerá.
¡Soldados!, no se sometan a las bestias,
hombres que los desprecian y esclavizan,
que en nada valoran sus vidas, que los martirizan, que los tratan como ganado,
inútil carne de cañón,
no se sometan a estos engendros,
¡hombres de máquina con cerebros y corazones de máquina!
ustedes son hombres,
tienen amor por la humanidad,
sólo los crueles odian.
Soldados ¡no luchen por la esclavitud! ¡luchen por la libertad!
Ustedes, el pueblo, tienen el poder,
el poder para crear máquinas, el poder de crear felicidad,
ustedes el pueblo, tienen el poder de hacer de ésta, una vida libre y hermosa,
de hacer de esta vida, una maravillosa aventura.
Luchemos por un mundo nuevo,
un mundo decente,
que le de al hombre la oportunidad de trabajar,
que de a los jóvenes un futuro y a todas las edades seguridad.
Fue por estas promesas que las bestias llegaron al poder,
pero mienten, no tienen la intención de cumplirlas
¡Nunca lo harán!
¡Los dictadores se liberan, pero esclavizan al pueblo!
¡Luchemos para liberar al mundo!
Para acabar con las barreras nacionales,
para acabar con la codicia, el odio y la intolerancia.
Peleemos por un mundo en que reine la razón,
un mundo en que la ciencia y el progreso
lleve a la felicidad de todos los hombres.