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Aquí volvemos con el BT-7.
El conductor tiene una forma curiosa de entrar y salir.
Hay que retirar el casco frontal.
Si había que salir con prisas, supongo que lo normal era sujetarse al 45 mm e impulsarse.
Si no tienes que conducir, este sitio es bastante cómodo.
Lo malo es que, si pongo el pie en el embrague, tengo la rodilla en la cara,
y aquí abajo hay tantos líquidos que no puedo mover las rodillas.
Otra cuestión es que el grosor del blindaje no tranquiliza nada de nada.
Dicho eso, veamos los paneles y cómo funciona esto.
Los mandos del conductor/mecánico parecen los habituales.
Embrague.
Freno, que también sirve de freno de mano, y acelerador a la derecha, con cambio de marchas.
3 de avance y 1 marcha atrás.
Para virar se usan dos palancas a izquierda y derecha, cada una para su dirección.
El primer tope suelta el embrague.
El segundo acciona el freno.
Parece muy sencillo, hasta que te das cuenta de que, si quitas las cadenas,
aplicar el freno a la transmisión final sería ineficaz.
En ese caso, habría que girar las ruedas delanteras.
Para ello... tenemos un volante.
Se coloca, se quita el cierre de seguridad, se orienta y ya puedes virar el carro.
Es muy ingenioso.
Lo que no me entusiasma es que aquí haya... un martillo.
Dicen que había que dar golpes para arrancar.
Yo no he traído esto, lo dejó el último conductor.
Volveré a poner el cierre; no quiero que las ruedas giren cuando usemos las orugas.
El panel de la izquierda tiene varios componentes.
Empezamos por abajo con el interruptor principal.
Se aprieta, y todo el sistema arranca.
Se suelta, y se apaga todo.
Con el interruptor encendido, el contacto del motor principal está aquí.
Parra arrancar, se accionan los magnetos.
Es esta manivela.
La imprescindible bocina.
Si pulsas esto, pitará, o dará un bocinazo, lo que sea.
Interruptor de las luces. También esencial.
El vehículo tenía intercomunicador.
Con esto, el conductor elegía a quién quería dirigirse.
Por aquí, este amperímetro no es el original, vemos otra característica única del BT.
Recordaréis que el Chaffee tenía dos motores, pero solo un velocímetro.
Pues aquí hay un motor y dos indicadores.
¿Y para qué, si solo había una velocidad?
Uno es para las ruedas y el otro es para las orugas,
según lo que se esté usando.
También veréis que no son los indicadores típicos.
Son esferas, por así decirlo, que muestran la velocidad.
Luego tenemos la presión del aceite y el combustible, temperatura del aceite y revoluciones.
Nada más en el panel de instrumentación.
Por último, esta gran palanca es una bomba para el combustible. Antes de accionar los magnetos,
se accionaba para aumentar la presión y luego ya se podía arrancar.
Ya está.
Eso sí, olvidaos del motor que tengo detrás.
Y también del otro panel de instrumentación.
Cuando sacaron esto de la ciénaga sobre 1999,
a -30 grados, no se preocuparon por sacarlo todo bien.
El motor no sobrevivió al hundimiento o a la tarea de recuperación.
Para poner el carro en marcha, sustituyeron el motor por uno más grande y mejor.
Este no encaja en su compartimento y sobresale por el espacio para la tripulación.
Las baterías se han movido a la parte de atrás, bajo el suelo de la torreta, donde guardaban la munición.
Por último, hubo que instalar un nuevo panel de instrumentación, que está a mi derecha.
No hay mucho más por aquí.
Compartimentos de almacenaje para la ametralladora coaxial.
Detrás estaría la munición para el 45 mm.
Y esto es todo.
Próxima parada, la torreta.
Esta parte será la última.
Aunque parece amplia, recordad que el vehículo no está completo.
Lo más notable es que no está la protección contra el retroceso,
que llegaría hasta aquí para que la tripulación no se quedase sin hombros por el impulso del cañón.
Si miro hacia delante, veréis lo lejos que llega mi hombro respecto al cañón.
Esto sería muy, muy estrecho.
Además, la torreta no tiene suelo ni cesto, solo la munición sobre la que te sitúas.
Esto debía de ser muy angosto.
La rotación, muy sencilla.
Hay un soporte de sujeción, que se debe soltar.
La rueda tiene dos velocidades, una alta para rotar rápido y otra baja para apuntar con precisión.
Para seleccionarlas, hay que desplazar la rueda.
Lo malo es que esta está rota.
También hay una sujeción para la elevación... que está en su sitio... ya no.
La elevación y depresión son sencillas.
Además, se usan para asegurar la escotilla del conductor al viajar por carretera.
Se eleva el cañón, se levanta la escotilla, se baja el cañón, se coloca la sujeción...
Ahí...
Y así se asegura la escotilla del conductor para que no se le venga encima sobre la cabeza,
lo que podría ser todo un trauma.
El cañón es de 45 mm, muy común en el Ejército Rojo a finales de los años 30.
Los gatillos se accionan con los pies.
Si no funcionasen, se podía disparar el cañón empujando esta asa.
La ametralladora coaxial está a la derecha.
Viendo la munición disponible, se diría que era el sistema de armamento principal.
El cargador tenía a mano 7 proyectiles de 45 mm,
y otros 38... 44 menos 7, ya veis cómo calculo... repartidos por el chasis.
Había muchísima munición para la ametralladora:
en la torreta, el compartimento del conductor, bajo el suelo del chasis... por todas partes; parecía el arma principal.
El cargador también se ocupaba de prepararla.
Continuamos por la visibilidad del exterior.
Hay unas rendijas minúsculas por las que se ve muy poco, pero menos es nada.
El visor panorámico del comandante está aquí y es sencillo.
Aparte, hay tres pequeños puertos para pistolas repartidos por el vehículo;
se abren girándolos, y luego caen por su peso.
En la parte trasera de la torreta estaría la radio.
Por lo demás, asientos muy sencillos y torreta sin cesto.
Cañón sencillo de apuntar y disparar.
¿Qué podría salir mal?
Creo que eso es lo último del BT, así que voy a salir.
Y terminamos con el BT-7.
Puede que sea el vehículo más peculiar que llegaréis a ver en esta sección.
El número de unidades fabricadas no está claro.
He visto cifras entre 3.000 y casi 5.500.
Desde luego, era un pilar del Ejército Rojo al principio de la guerra,
pero con solo esto de blindaje y un cañoncito de 45 mm, no iba a durar mucho.
Lo retiraron del servicio,
pero el diseño pasó por algunos modelos intermedios hasta llegar al T-34, que básicamente dio la victoria al Ejército Rojo.
Espero que el recorrido os haya parecido interesante.
Nos vemos en el próximo.